“Un acercamiento al psicoanálisis en la comunidad”.

Autora: Valeria De La Rosa.

Nuestros tiempos, como todos los tiempos, están marcados por importantes problemáticas sociales. Desde grandes migraciones, exclusión o pobreza; violencia, racismo y discriminación, hasta cambios provocados por el avance tecnológico o el sistema político, social y económico internacional. Lo cierto es que como seres sociales, inmersos en un contexto y momento histórico determinado, el mundo externo y lo que en él ocurre está en constante interrelación con la psique…. Tendrá siempre  repercusiones sobre la salud mental. De forma inversa, lo social, al ser resultado directo de la unión de seres humanos que lo conforman; es a su vez producto del inter-juego de la psique de los mismos. Uno y otro están en constante relación. Visto de esta manera, para abordar al individuo es necesario siempre tomar en cuenta lo ambiental, así como para estudiar cualquier fenómeno social será necesario siempre tomar en cuenta a los sujetos que lo conforman… como si uno no fuera lo suficientemente complejo, ¿qué pasa en el interjuego de dos? ¿qué ocurre cuando se trata de un grupo? ¿De un país? ¿De varios de ellos?

Aquellos de ustedes que me conocen bien, e inclusive aquellos que no me conocen tanto, sabrán que gran parte de mi interés académico y profesional se ha dirigido a la comprensión de fenómenos y procesos sociales. En dicha búsqueda de mayor comprensión, las respuestas que encontraba en las ciencias sociales no me satisfacían. El proceso iba algo así como: ¿por qué? Pero… ¿por qué?… pero, y eso ¿por qué? Y entonces, en un intento por comprender lo “general” me encontraba con que había que comprender lo “particular.” Buscando analizar la construcción de un fenómeno social, me encontraba por lo general de-construyéndolo… y ahí… a la base y en el trasfondo… estaba el individuo.

¡Eureka! ¡Qué alegría! Ahora solamente había que entender a uno para después poder tener una aportación al fenómeno social…….. ¿Mucho más sencillo no? Pues no. Resulta que este nuevo y único objeto de estudio es un tanto complejo… inclusive a veces me atrevería a decir que resulta ser contra-intuitivo. Quiere y no quiere a la vez, odia pero ama, sufre por un síntoma pero en realidad parece gozar de padecerlo… repite patrones sin darse cuenta… inclusive se siente dueño de sí mismo cuando en realidad para aquellos que le rodean parece no estar viendo nada. Y entonces llegamos a una conclusión irrefutable… no todo es consciente… parece ser que, más bien, mucho es inconsciente. Resulta que para una comprensión más profunda del ser humano el estudio se debe hacer desde lo metapsicológico… encuentro aquí la aportación más grande del psicoanálisis. Retomando lo dicho anteriormente la complejidad del problema se hace evidente…. Es este ser que es objeto y sujeto a la vez, es decir, que es influido constantemente por pulsiones y deseos inconscientes, que interpreta también de forma subjetiva puesto que cuenta con un mundo interno; el que más tarde formará parte de un grupo, una comunidad, y con ello de cualquier fenómeno social. Visto así cualquier fenómeno tiene también su lado inconsciente y por lo tanto, a mi parecer, el psicoanálisis tiene una gran aportación por hacer a su comprensión. El saber inconsciente le otorga al psicoanálisis la posibilidad de aplicar todos los conceptos metapsicológicos a las ciencias sociales, lo cual va a revelar el reverso inconsciente que existe en el corazón de toda ciencia social. Considero que este enfoque es el que permite al psicoanálisis tener un rol importante dentro de la comunidad.

Los últimos casi tres años he escuchado con interés, y la verdad gran admiración,  muchas aportaciones que los candidatos han hecho a la comprensión de un amplio espectro de temas.  Los he escuchado argumentar sobre cuestiones que van desde la técnica psicoanalítica y su aplicación en el consultorio (insight, transferencia, alianza terapéutica, reverie, holding), las metas del psicoanálisis, lo que puede ser considerado psicoanálisis o no; hasta reflexiones en torno a la maternidad, las patologías que se hacen más vistas en nuestra época, el género, los cuentos,  o la violencia en la pareja. Con el tiempo, les confieso que el gran estigma que existía en mi cabeza de aquél psicoanalista encerrado en su alta torre de marfil comenzó a derrumbarse. Ubicaba cada vez más cómo todos y cada uno de los temas que se discutían en los seminarios eran por sí mismos y, en sí, una aportación a la comunidad.  Se abrían espacios de reflexión y de diálogo… ¿cómo empieza el cambio social si no es por la visibilización del problema?  ¿No es esto en sí muy parecido al cometido de hacer “consciente lo inconsciente” que nos proponemos como analistas en el consultorio? ¿No es acaso parecido al proceso mediante el cual se hace ver lo no visto y durante el cual, como proceso en sí mismo, se promueve la “curación”?

Tuve en ese momento lo que decidí llamar un “insight” (que probablemente me discutirán si si lo es o no puesto que no es parte del proceso analítico en sí mismo ni ocurrió dentro de la situación analítica), pero que llamo insight puesto que fue como quitarme una venda de los ojos… momento que fue acompañado de una gran carga de afecto y un altísimo nivel de asombro. ¡Se podía hacer toda una analogía entre la intervención psicoanalítica y la intervención comunitaria! Entre el análisis de un paciente y el análisis de un fenómeno, entre el desarrollo de un ser humano y aquél de una institución… entre los procesos inconscientes de uno y esos mismos procesos inconscientes que constantemente están movilizando a nivel social. Sin embargo, esta analogía acabaría con discusiones acerca de si esto que yo quería proponer es psicoanálisis o no… A lo que les contestaré de una vez que no. Ahora bien, entendí que tanto como marco teórico, así como técnica y como método de investigación, el psicoanálisis tiene un tipo de escucha, una postura y una actitud, que aporta constantemente hacia lo social…  que ya lo hace, y que lo que falta es quizá nombrarlo como tal. Una vez más en mi cabeza fue: ¡Eureka! Todo está ahí… solamente hace falta nombrarlo…. Bien sabemos lo importante que esto resulta ser.  Me propuse entonces nombrar, y aterrizar, todo aquello que, durante tres años, iba descubriendo que el psicoanálisis podía aportar al tema en cuestión… un poco ambicioso como proyecto puesto que además no se trataba solamente de visibilizarlo sino, por qué no, sistematizarlo, argumentarlo, mostrar que era comprobable….. y de preferencia en 15 minutos para podérselos presentar. ¿Por qué no aplicar un siglo de conocimiento psicoanalítico a todas las áreas comunitarias de mi interés?

Más allá de lo que decir esto en un cuarto lleno de analistas implique para el análisis de mi personalidad, evidentemente este sueño mío se trata de un sueño ambicioso que quizá me tomará una vida concretar. Más aún, se trata quizá de un proyecto para la comunidad psicoanalítica como tal. Por esta misma razón hoy les comparto más bien lo que son mis reflexiones sobre el tema……el comienzo de lo que evidentemente es un trabajo, espero conjunto, mucho más largo a realizar.

Cuando me empecé a cuestionar cómo aterrizar semejante tema se me ocurrieron distintas líneas que serían importantes de abordar (lo que les presento a continuación es un intento por sistematizar lo que considero que es relevante de explicar, argumentar y más adelante profundizar, en cada apartado para consolidar una propuesta de psicoanálisis aplicado en la comunidad en lo que considero es promoción de la salud mental, prevención de la “patología” o el “síntoma” , e intervención sobre problemáticas ya presentes (tanto sociales como individuales).

  • Aportación del psicoanálisis al campo de las ciencias sociales

En este apartado considero relevante hacer mención del diálogo que Freud ha tenido con las distintas ciencias sociales para abordar, ya desde un lenguaje psicoanalítico, la constante interrelación entre el sujeto y su grupo. Sería importante mencionar entonces la aportación de “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna” de1908 para ejemplificar la clara relación entre la “civilización” y la subsecuente “patología” en el individuo civilizado. “Tótem y Tabú” de 1913 como una demostración del origen de la cultura y cómo,  desde un principio, está permeada por la subjetividad del hombre y viceversa. Posteriormente podríamos hacer un breve resumen de “Psicología de las masas y análisis del yo” de 1921 para ubicar más claramente el tema del individuo en el grupo así como el papel de las instituciones,  y de “El porvenir de una ilusión” de 1927 para discutir cómo la búsqueda de un “sentimiento oceánico” permeará la creación de instituciones en el hombre y su perpetua búsqueda de la felicidad y evitación del sufrimiento. Por último cerraría el apartado con “Malestar en la cultura” de 1939 para discutir acerca del papel tan importante, y a veces tan negado por la comunidad no analítica, que juega siempre la pulsión de muerte tanto en los procesos individuales como grupales. Considero que ningún tipo de intervención social será efectiva de no tomar en cuenta  esta “tendencia” a destruir y a retroceder.

Habiendo explicado lo anterior me gustaría citar al Doctor Avelino González cuando dice que: “La distinción a realizar será entre la aplicación de la teoría psicoanalítica con fines de investigación, o esclarecimiento metapsicológico de algún problema, y el uso de la técnica especial, derivada de dicha teoría con metas curativas” (1966). Tan claro y asertivo, dicho autor nos permite avanzar en nuestra tarea a partir del entendido  de que haremos uso del bagaje teórico como un marco de referencia tanto para el análisis de problemas como también para la intervención en los mismos… quizá (y digo quizá porque habrá cosas que sí apliquen) no como técnica en si misma.

2. Las series complementarias y el papel del desarrollo infantil

Para sustentar la relevancia del psicoanálisis me parecería entonces importante hablar de las “series complementarias” de Freud y la interrelación constante entre lo constitucional y lo ambiental. Visto desde aquí, podríamos empezar a pensar quizá en la labor preventiva que se puede hacer a partir del conocimiento psicoanalítico. Con una discusión teórica alrededor de dicho tema quedaría puesto en evidencia que lo que ya sabemos de la constitución del ser humano (más en términos emocionales y psíquicos) se ve fuertemente influenciado por la respuesta del medio. Se podría en este apartado hacer un puntual recorrido teórico sobre las fases del desarrollo sexual infantil según Freud, el papel de las fantasías en el desarrollo de acuerdo a Melanie Klein así como una descripción de la posición esquizo – paranoide y depresiva, la línea de desarrollo de la angustia, la línea de desarrollo del superyó, el proceso de separación – individuación de Mahler, el concepto de madre suficientemente buena y el papel del “holding” según Winnicott, el reverie de Bion, y los organizadores de Spitz. Evidentemente aquí no me dará tiempo de hacerlo, pero  tomando en cuenta que me dirijo ahora a un grupo de analistas, les pido que imaginen cómo con cada uno de estos abordajes teóricos se puede intervenir, quizá como consultores, en lo siguiente (por decir algunos ejemplos solamente): escuela para padres, capacitación de maestras y enfermeras, intervención en hospitales, intervención con migrantes, creación de políticas públicas en temas de adopción o programas curriculares escolares, asesoramiento a organizaciones no gubernamentales etc.

Hay aquí una importante ventana de oportunidad para los analistas para actuar en términos de prevención primaria promoviendo también el “yo fuerte” de nuestra población.

3. Las consecuencias del trauma y el desarrollo de patología

Si bien Freud terminó por concretar toda una teoría, sus estudios iniciales se hicieron a partir del análisis de la histeria. Gran parte de la literatura psicoanalítica aborda todo aquello que se encuentra en la etiología de las distintas patologías, y con ello, las consecuencias que pueden tener distintas vivencias traumáticas. Si bien no se podrá influir en todas, me parece aquí indispensable tomar en cuenta lo que se ha dicho acerca de la importancia de la elaboración. Eiguer afirma que todo acontecimiento que no puede ser representado o pensado permanece vivo, se impone al sujeto y a sus sucesores… las tentativas de olvido, de borrar, de negar lo traumático o doloroso dejan trazas de lo negativo no representado que será transmitido e impuesto a los herederos afectando inclusive a generaciones siguientes (Rey, 2013). Aquí tenemos tela de dónde cortar.. lo más relevante me parecería enunciar claramente qué hacer frente al trauma.. y promover los espacios para que se lleve a cabo (a nivel inclusive política pública si pensamos por ejemplo en la situación migrante). Podemos ubicar aquí por ejemplo la movilización por parte de la Sociedad Psicoanalítica de México durante el sismo del año pasado. Se buscaron entonces espacios para la descarga y la elaboración por parte de los miembros de la comunidad, esperando de esta manera evitar síntomas a largo plazo. Por otro lado se trata también de tomar en cuenta el papel de la memoria colectiva al momento de cualquier intervención… de la historia misma de cualquier grupo, comunidad o país. Cecilia Moise (1998) diría: “si proporcionamos un diálogo entre pasado y presente, es para producir una nueva versión que haga brotar nuevas ilusiones al porvenir. No se trata de adivinar el futuro sino de comprender el pasado, cuánto impacta en el presente y cuánto, tal vez, invada el futuro.”

4. Aplicación de conceptos: una escucha distinta

Abordando ahora temas quizá más complejos, o más bien menos evidentes de asir,  considero relevante hacer un abordaje puntual acerca de cómo distintos conceptos que vienen del psicoanálisis, otorgan al analista una actitud, una postura, y la posibilidad de un análisis de un fenómeno social o un grupo distinto al de cualquier otra disciplina. Considero que es en este punto en donde se abre todo un campo creativo para nuevas intervenciones. Dado que no cuento aquí con el tiempo ni el espacio para hacerlo les propondré tan sólo algunos ejemplos. Empezado por el concepto de conflicto intrapsíquico, sabemos que la “felicidad total” es más bien utópica. Siempre el yo de los individuos estará intentando mediar entre las pulsiones del ello y las del superyó. Sabemos también por ejemplo que existen pulsiones agresivas y sexuales que buscan ser descargadas… si nos enfrentamos con un programa para adolescentes por ejemplo, de nada sirve negar lo pulsional sino que se trata más bien de buscar vías adecuadas de descarga. Conocemos la importancia de contar con modelos de identificación positivos, de cuánto mueve el “hambre de objeto” o la necesidad de pertenencia, de la presencia de la compulsión a la repetición y la ganancia secundaria del síntoma, de la necesidad inconsciente de castigo, el masoquismo, la transferencia, los mecanismos de defensa y las resistencias. Si bien parece que estoy enumerando conceptos al azar, les pido que consideren cómo la aplicación de cualquiera de estos conceptos al momento de planear o hacer una intervención comunitaria o bien un análisis de un fenómeno social, le otorga mayor profundidad al mismo… con ello también mayor fuerza y efectividad si se fuera a poner en práctica.

5. Abordaje metapsicológico y técnica psicoanalítica

Otra de las cuestionas que considero relevantes y que distinguen al psicoanálisis viene a partir del abordaje metapsicológico del paciente. Este considero que puede ser extrapolado al fenómeno social, si bien no para hacer un análisis psicodinámico, si para pensarse desde lo genético, las fuerzas inconscientes que operan, los montos de energía involucrados, la dinámica del conflicto y lo adaptativo con lo que se cuenta para proponer una intervención. En cuanto a la técnica, me parece que para que cualquier proyecto sea sostenible en el tiempo debe de promover la responsabilización del individuo. Aquí podemos aplicar conceptos como el encuadre, tomar en cuenta los fenómenos de transferencia, plantear las preguntas y no dar las respuestas. El psicoanálisis no se propone imponer el propio deseo… no tiene preestablecida la meta, permite que el sujeto encuentre su propio deseo y creo que esto se puede extrapolar a la comunidad para hacerlo efectivo (Moise, 1998).

6. El psicoanalista  y la comunidad analítica

Por último, me gustaría hacer mención del analista como tal. El entrenamiento psicoanalítico forma analistas… esto para mi significa que forma individuos con una postura, una actitud y una capacidad de escucha distinta a otras disciplinas. Se trata de sujetos, en teoría, analizados, capaces de auto observarse, de descargar pulsiones de forma asertiva, de utilizar distintos mecanismos de defensa, y de pensar antes de actuar. Forma individuos que a mi parecer, son capaces de casi de forma intuitiva pensar en el plano subjetivo… borrando así las líneas claras de lo que “si es” o “no es” y otorgando con ello una nueva visión a los fenómenos psíquicos individuales y sociales,  individuos que acostumbran cuestionar y que buscan comprender antes que “juzgar” o “dictar”. Este nivel de conciencia, y creo yo, teoría introyectada; considero que potencialmente convierten al analista en un agente de cambio… un modelo en sí mismo de identificación puesto que es en sí mismo, miembro de una comunidad (como hijo, hermano, padre, pareja, maestro, etc.)   Y que está respaldado y acompañado por la comunidad psicoanalítica en sí misma. Repetiré el ejemplo del temblor del año pasado por ser uno que todos los aquí presentes vivimos. Considero que el analista contaba además de con una red de apoyo real, una internalización de conceptos e inclusive quizás objetos, que permitieron la intervención asertiva en la comunidad durante las semanas y meses que siguieron al temblor… una capacidad distinta de dar contención con la presencia, de usar casi intuitivamente las palabras, el tono o inclusive el silencio en los momentos correspondientes, y de acercarse a sus propios espacios para elaborar.

En este punto, que todavía me falta por elaborar, considero que quizá no es “el psicoanálisis” el que sale y aporta a la comunidad, pero sin duda si lo hace el psicoanalista.

Me parece importante mencionar que no pretendo decir que entonces el psicoanálisis tiene todo que aportar a todas las disciplinas, ni mucho menos que sabe cómo intervenir en todos los ámbitos comunitarios. Lo que si considero es que en la constante interrelación entre social e individual, con el individuo a la base de todo fenómeno (ya sea en rol activo o pasivo) el psicoanalista  cuenta, como especialista, con un punto de vista y una formación que le permite una aportación profunda que, trabajando desde lo multidisciplinario, puede promover la intervención asertiva y con ello el cambio social. Esto no es nuevo, recientemente recibí un correo por parte de la IPA enumerando los distintos comités que ahora trabajan de la mano con la comunidad. Mencionan el comité de educación, salud, humanitario, de cultura, y de violencia. También la SPM aporta desde la clínica, los artículos publicados en la página, los congresos, las discusiones de temas actuales e inclusive las reflexiones en torno a películas en el cine Tonalá. Ya sea abriendo espacios de reflexión, fungiendo como consultor para instituciones, o bien haciendo intervención directa; me parece que los cambios a los que nos enfrentamos actualmente crean una serie de necesidades que exigen también de parte del psicoanálisis un movimiento hacia la comunidad.

Bibliografía

  • Freud, S. (1908). La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna. Obras Completas. Vol IX. Buenos Aires: Amorrortu
  • Freud, S. (1912). Tótem y Tabú. Obras Completas. Vol XIII. Buenos Aires: Amorrortu
  • Freud, S. (1921). Psicología de las masas y análisis del yo. Obras Completas. Vol XVIII. Buenos Aires: Amorrortu
  • Freud, S. (1927). El porvenir de una ilusión. Obras Completas. Vol XXI. Buenos Aires: Amorrortu
  • Freud, S. (1939). Malestar en la cultura. Obras Completas. Vol XXI. Buenos Aires: Amorrortu
  • González, A. (1966). Hacia una definición del proceso analítico: el papel que en él desempeña la angustia de separación. Obras de Avelino González Pionero del Psicoanálisis en México. Buenos Aires.
  • Moise, C. (1998). Prevención y Psicoanálisis: Propuesta en Salud Comunitaria. Paidós.
  • Rey, 2013. Manifestaciones vinculares y transferencia les de lo traumático ancestral: la escena transgeneracional traumática. Instituto Universitario de Ciencias de Salud. Buenos Aires. 10