Por: Sandra González

El psicoanálisis ha aportado valiosos conocimientos y estudios sobre la psique. No obstante, desde sus inicios, ha sido un tema de debate, y esta controversia persiste en la actualidad.

No podemos pasar por alto el hecho de que Sigmund Freud comenzó su carrera como médico. Sin embargo, a diferencia de la mayoría, demostró un profundo interés y dedicación por el estudio de lo que no podía explicarse físicamente. Desafió a la comunidad médica de su época al proponer una teoría que nunca antes había sido pensada o, al menos, que no se había estructurado para comprender el funcionamiento de la psique. Fue objeto de desacuerdo por parte de algunos y admiración por parte de otros, quienes decidieron seguir desarrollando su teoría. No obstante, hasta el año 2023, la psicogénesis de los padecimientos mentales sigue siendo un enigma para muchos.

Es sabido que la comunidad científica, que incluye a profesionistas como médicos, psicólogos, terapeutas y neurocientíficos, ha intentado abordar este desafío desde diversas perspectivas. Esto se ha vuelto aún más relevante en un mundo donde la sociedad está cada vez más orientada hacia la obtención de información y respuestas de manera rápida y sencilla. ¿Quién no desearía que, a través de consultas en sitios web, redes sociales, libros o incluso la inteligencia artificial, fuera posible explicar el malestar, el dolor y el sufrimiento humano?, y a su vez, eliminarlos. Sin duda, esto resulta inimaginable e impensable para algunos. No obstante, para otros, ha generado un profundo interés en el estudio y desarrollo de teorías que expliquen el funcionamiento de la psique.

Dado que los primeros psicoanalistas se formaron principalmente como médicos, resulta interesante comprender la manera en que ha evolucionado la perspectiva de la medicina en relación con el funcionamiento de la mente y cómo esta disciplina ha ganado un mayor reconocimiento tanto en la comunidad científica, como en la sociedad en general.

Desde sus inicios, la medicina se ha reconocido como una ciencia y resulta esencial comprender el origen y los cambios que ha experimentado este campo de la salud, para ello, se tomará en consideración el libro El nacimiento de la clínica de Michel Foucault (1963) quien en su primer capítulo habla de la medicina del siglo XVIII y explica la visión que se tenía del cuerpo como un cuerpo sólido y visible, pero para el autor, esto no era más que una de las maneras de encontrarle un sistema geométrico y una dimensión a la enfermedad, por lo anterior se pregunta: “¿Cuándo se podrán definir las estructuras que siguen, en el volumen secreto del cuerpo, a las reacciones alérgicas? ¿Se ha hecho jamás la geometría específica de una difusión de virus, en la lámina delgada de un segmento de tejido?” (Foucault, 1963, p 16).

Dicho esto, también cabe preguntarse si existe un trazo, mapa, ecuación o fórmula que logre explicar a “ciencia cierta” o en su totalidad el origen de enfermedades terminales como el Cáncer, es decir, ¿cómo se puede explicar a un paciente cuándo y cómo se originó algún tumor?, ¿por qué se desarrolló en una zona específica del cuerpo? o ¿por qué le ocurrió a cierta edad? Estos planteamientos no han podido ser definidos con exactitud por la comunidad médica. Si se piensa en una “enfermedad mental”, por ejemplo, la depresión, también se cae en el mismo dilema. No existe fórmula matemática que pueda explicar esta condición.

Siguiendo con Foucault (1963), la mirada médica se dirige a lo que es visible en la enfermedad, a lo que se puede observar; sin embargo, estos signos y síntomas son lo que presenta el enfermo, pero no son la verdadera naturaleza de la enfermedad, es decir, el médico puede ver el signo, pero no su significado. Freud (1890), en su texto Tratamiento psíquico (tratamiento del alma) también hace una referencia a la medicina antigua mencionando que se encontraba bajo la influencia de las ciencias médicas y que dependía de la llamada “filosofía de la naturaleza”. Comenta que hizo grandes progresos en la ciencia, estudió la parte biológica del cuerpo, aprendió a comprender la física y química para explicar las funciones del mismo, en fin, descubrió los signos de una enfermedad y menciona:

Todos estos progresos y descubrimientos concernían a lo corporal del hombre; y así, a raíz de una incorrecta (pero comprensible) orientación del juicio, los médicos restringieron su interés a lo corporal y dejaron que los filósofos, a quienes despreciaban, se ocuparan de lo anímico. (Freud, 1890, p. 116)

También es importante mencionar que la enfermedad era un elemento negativo del individuo y la salud básicamente se entendía como la ausencia de enfermedad. Al hablar de este aspecto negativo, la religión, con el gran poderío del que gozaba en el siglo XVIII, no tardó en tomar ventaja para usarla como otro aspecto de control hacia la población. Lo anterior, ayuda a explicar y entender algunas de las razones por las cuales la medicina ha gozado de poder y prestigio. Foucault por su parte menciona que los sacerdotes y los médicos eran concebidos como “herederos naturales de las dos misiones más visibles de la Iglesia: la consolación de las almas y el alivio de los sufrimientos” (Foucault,1963, p. 57). Freud por su parte, explica que:

La personalidad misma del médico se rodeaba de un halo de prestigio que provenía directamente del poder divino, pues el arte de curar estuvo en sus comienzos en manos de los sacerdotes. Así, entonces como hoy, la persona del médico era una de las circunstancias principales que permitían alcanzar en el enfermo el estado anímico más favorable para su curación. (Freud, 1890, p. 123).

Esta idea persiste en la actualidad. Una persona que asiste al médico sigue manteniendo una especie de fe y esperanza en que será curada y liberada de lo que le aqueja. En términos de transferencia, el consultorio médico se convierte en un espacio en el que el paciente deposita una confianza absoluta en los médicos, como si su palabra y conocimiento fueran una verdad incuestionable. De este modo, el paciente sigue las indicaciones de su doctor al pie de la letra sin cuestionar su saber, de manera similar a cómo los fieles creyentes siguen su religión, o a cómo los niños pequeños obedecen las instrucciones de sus padres.

En capítulos posteriores de la obra de Foucault se habla sobre el surgimiento de la clínica, momento en el que el médico ya no solo se preocupaba por encontrar y visualizar una geometría específica de la enfermedad, sino que también comenzó a considerar lo que decía el paciente y a prestar más atención a la experiencia subjetiva del mismo, a su historia clínica y la interacción médico paciente, además comenzó a comunicarles los detalles de su enfermedad y tratamiento. Entendía las enfermedades no solo desde la vista, sino también desde la escucha y el habla. La mirada de la medicina se volvió:

Una mirada que escucha y una mirada que habla: la experiencia clínica representa un momento de equilibrio entre la palabra, y el espectáculo. Equilibrio precario, ya que reposa sobre un formidable postulado: que todo lo visible es enunciable y que es íntegramente visible porque es íntegramente enunciable. (Foucault, 1963, p. 93)

Para comprender lo anterior, debemos tener en cuenta las observaciones realizadas por McDougall (1989), quien señaló que “sus pacientes adultos funcionaban psíquicamente como niños pequeños que, al no poder utilizar las palabras como vehículo del pensamiento, no podían reaccionar más que psicosomáticamente a una emoción dolorosa. (p. 20)

También menciona que “las estructuras psíquicas más antiguas del niño pequeño se articulan alrededor de significantes no verbales, donde las funciones corporales y las zonas erógenas desempeñan un papel primordial.” (McDougall, 1989, p.20). La autora nos apoya en esclarecer esta idea ejemplificando lo que pasa cuando un bebé es separado de la madre durante un periodo largo de tiempo, o cuando es sometido a un nivel de frustración ante la ausencia de la misma. “El bebé reacciona con un hiperfuncionamiento gástrico o con una colitis”. (McDougall, 1989, p. 20)

Viendo los efectos que lo anterior puede tener en la vida adulta, Marty (1990) estipula que: “El rebasamiento de las posibilidades de adaptación, corresponde, en psicosomática, a la noción de traumatismo. El efecto desorganizante final sobre los aparatos mental y somático, define al traumatismo”. (p.62). Se entiende como una situación traumática ejemplos como la pérdida de un ser querido, una amistad, una función profesional, o la pérdida de un sistema de vida anterior, por poner algunos ejemplos. McDougall (1989) por su parte menciona que, en circunstancias psíquicas traumáticas, el adulto cae somáticamente enfermo, concluyendo que este es un modo arcaico de funcionamiento mental que no se sirve del lenguaje. (p. 20)

Lo anterior lo describe también como:

Una función defensiva que se remonta a una fase del desarrollo donde la distinción entre el sujeto y el objeto aún no es estable y puede crear angustia. Esta regresión explicaba, en mi opinión, el hecho de que los mensajes enviados por el cuerpo a la psique, o viceversa, se inscribieran psíquicamente, como en la primera infancia, sin representaciones de palabra. (McDougall, 1989, p. 36)

También observó que sus pacientes “de alguna manera preservaban inconscientemente esta capacidad para caer enfermos como si les permitiera una “salida”, como si necesitaran, en períodos de crisis, palpar sus límites corporales y asegurarse así un mínimo de existencia separada de cualquier otro objeto significativo”. (McDougall, 1989, p. 34)

Después de mencionar algunas de las teorías relacionadas con lo psicosomático, se puede inferir que en la actualidad la noción de que la psique guarda una estrecha relación con el cuerpo humano y sus manifestaciones parece ser más clara que antes. Sin embargo, en la sociedad actual, la cura de las enfermedades físicas se percibe con mayor valor y admiración.

Esta diferencia incluso se percibe en las decisiones que toman los gobiernos respecto a la inversión en salud mental. Tomando el ejemplo de nuestro país y considerando los datos de la Secretaría de Salud:

El factor financiero, es una barrera para la implementación de los estándares recomendados ya que solamente el 2% del presupuesto de salud se destina a atender la salud mental y de ese porcentaje, el 80% se va en gastos operativos de los hospitales psiquiátricos, por lo que no hay suficiencia para otras acciones como: la prevención y la promoción del autocuidado, la actuación en la comunidad, la capacitación del personal en salud mental y adicciones, la investigación y, principalmente a acciones para disminuir el estigma, la discriminación y el deterioro de las personas con problemas de salud mental. (Programa de Acción Específico de Salud Mental y Adicciones, 2022, p. 12)

Lo anterior explica la razón por la cual en México existe una falta de conciencia real sobre el significado de la salud mental. La asistencia a una terapia psicológica puede ser vista por algunos como algo innecesario.

Esta problemática también se refleja en el sistema educativo del país. La falta de conciencia sobre lo que realmente implica el tratamiento de la salud mental ha llevado a que la práctica de esta profesión no esté adecuadamente regulada. Además, la difusión de cursos de diversos temas y otros intentos de ofrecer explicaciones sobre aspectos de la psicología, han llevado a que muchas personas se dediquen a temas de salud mental sin la formación y el entrenamiento necesarios. Como resultado, nos encontramos en un contexto en el que la profesión relacionada con la salud mental tiene una mirada distinta a la de las profesiones que se dedican a la cura de enfermedades físicas.

Después de discutir la perspectiva de la salud mental en México, resulta interesante cuestionarse si en naciones con otro contexto social, político y cultural, la percepción es diferente. Tomemos como ejemplo a Estados Unidos.

Al examinar el presupuesto destinado a la salud mental en este país, se observa una notable diferencia en comparación con México. Los datos muestran una asignación específica de recursos para diversas áreas relacionadas con la salud mental. Para dar algunos ejemplos, en el año 2024, el gobierno invertirá en:

 

  • Prevención, diagnóstico y tratamiento de salud mental y uso de sustancias.
  • Capacitación para profesionales de la salud mental.
  • Institutos nacionales de salud, investigación y tratamiento.
  • Líneas telefónicas de ayuda para salud mental materna.
  • Detección y tratamiento de depresión materna.
  • Autismo y otros trastornos del desarrollo.
  • Salud mental en niños y adolescentes.
  • Salud mental para comunidades rurales.
  • Apoyo a la salud mental de los trabajadores en todos los sectores de la salud.
  • Salud mental para nativos americanos.
  • Desarrollo en innovación de neurotecnologías.
  • Combate a la sobredosis y adicciones.
  • Centros Medicare y Medicaid, entre otros.

Al comparar estos datos con la información presentada previamente sobre México, se podría inferir que Estados Unidos realiza una inversión considerablemente mayor en salud mental. Sin embargo, surge la pregunta de si la perspectiva médica hacia la salud mental y el psicoanálisis difiere entre ambos países. ¿Será que los médicos en Estados Unidos tienen una mayor consideración por los aspectos emocionales y la salud mental de sus pacientes?

Para abordar esta pregunta, se realizaron encuestas con médicos que ejercen su profesión en ambos países a través de un formulario que se compartió por redes sociales. El instrumento tiene como objetivo comprender su perspectiva y opinión acerca de la salud mental y las teorías psicológicas existentes, en particular la teoría psicoanalítica y su práctica. Además, busca evaluar la relación entre la salud mental y las condiciones físicas que enfrentan sus pacientes. Dicho instrumento fue contestado por 50 médicos que ejercen su profesión en México y 27 en Estados Unidos.

Si bien, la muestra puede no ser representativa desde una perspectiva estadística, el objetivo principal es fomentar la reflexión sobre cómo podemos difundir el conocimiento del psicoanálisis entre la comunidad médica y buscar formas de mejorar la percepción y la atención hacia la salud mental.

 

La primera pregunta fue si en su formación adquirieron conocimientos sobre las diferentes terapias psicológicas que existen. Los resultados son los siguientes:

 

Figura 1

Nota. Casi la mitad de los encuestados mencionaron que no adquirieron conocimientos sobre diversas formas de terapia.

 

Figura 2

 

Nota. En Estados Unidos, casi todos los encuestados adquirieron conocimientos sobre las distintas terapias psicológicas.

 

También se cuestionó respecto a su opinión entre la relación cuerpo y mente. Los resultados son:

Figura 3

 

Nota. La mayoría de los encuestados está totalmente de acuerdo y de acuerdo en la relación entre las enfermedades físicas con aspectos mentales.

 

Figura 4

 

Nota. En Estados Unidos fue mayor el porcentaje de médicos que están de acuerdo y totalmente de acuerdo, además ninguno contestó estar en desacuerdo, a diferencia de los resultados obtenidos en México.

 

Siguiendo con lo anterior y retomando que en México no hay una conciencia clara sobre lo que significa la salud mental, se cuestionó a los médicos de ambos países lo siguiente:

Figura 5

Nota. La mayoría de los encuestados están en total desacuerdo y desacuerdo; sin embargo, hay algunos que todavía piensan lo contrario.

 

Figura 6

Nota. A pesar de que casi la mitad manifestó estar en desacuerdo, llama la atención la diferencia con los resultados en México, lugar donde es mayor el porcentaje de personas en desacuerdo y en total desacuerdo con esta afirmación.

 

Teniendo en cuenta las múltiples especialidades médicas disponibles, se incluyó a la psiquiatría en este instrumento con el propósito de evaluar si esta especialidad es la única que se valora en el tratamiento de la mente por parte de los médicos.

 

Figura 7

Figura 8

Nota. Es notable que la gran mayoría está en desacuerdo con esta afirmación. En Estados Unidos hubo un mayor porcentaje de personas en desacuerdo y en total desacuerdo.

 

Uno de los objetivos de este trabajo es reconsiderar y repensar la interdisciplina que existe entre la comunidad médica y los especialistas en salud mental, para lo anterior se preguntó si los médicos recomiendan a sus pacientes asistir a una terapia psicológica. Lo que se obtuvo fue:

Figura 9

Figura 10

Después de presentar el resultado anterior, es importante considerar la omisión de una pregunta fundamental: ¿cuidan los mismos médicos su salud mental y buscan ayuda psicológica cuando la necesitan? Al reflexionar sobre el dolor físico y emocional que un paciente puede experimentar debido a una enfermedad, surge la interrogante sobre cómo lo vive el propio médico. ¿Tiene esto alguna influencia en su vida? ¿Podrán apalabrar lo que están viviendo o somatizarán lo que no pueden expresar?

Retomando el hecho de que en México la inversión en salud mental es muy baja, resulta casi imposible pensar que, al menos en los próximos años, se planee invertir en la salud de los médicos. En Estados Unidos, esta consideración apenas se está tomando en cuenta para el año 2024. Lo anterior muestra que, a pesar de que la relación entre la mente y el cuerpo fue objeto de interés desde la antigüedad para ramas como “la Filosofía, la Teología, la Psicología y la Fisiología con numerosos pensadores como Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Maquiavelo, Pascal, Spinoza, Locke, Kant, Rousseau y más” (Chiozza, 1976), hasta la fecha, sigue siendo necesario crear una mayor conciencia al respecto, independientemente de la situación económica de cada país.

 

Es pertinente cuestionar si la falta de cuidado de la salud de los médicos influye en muchas de las decisiones que toman. No se debe pasar por alto que a lo largo de nuestra historia se han registrado numerosos casos de negligencia médica que podrían estar relacionados con la salud mental de los profesionistas.

La opinión de la comunidad médica respecto a la inversión en salud mental fue la siguiente:

Figura 11

Figura 12

Nota. El resultado en Estados Unidos y México fue casi el mismo

 

Retomando la idea de que en la actualidad la inmediatez caracteriza el modo de funcionamiento de la sociedad. Se preguntó a los médicos su opinión respecto al uso de fármacos para el alivio o “cura” de las enfermedades mentales. La pregunta fue la siguiente:

 

Figura 13

Figura 14

Nota. Es notable que existe un gran porcentaje de encuestados en Estados Unidos que mostraron una postura neutral ante esta afirmación a diferencia de los encuestados en México. Además, el porcentaje de personas en total desacuerdo y desacuerdo es menor que en México.

 

Para finalizar, se hicieron algunas preguntas respecto al conocimiento que tienen del psicoanálisis.

Figura 15

Nota. El resultado es casi el mismo que en la pregunta de la figura 1

Figura 16

Nota. A pesar de que casi todos los encuestados manifestaron que en su formación como médicos adquirieron conocimientos sobre diversas terapias psicológicas, la mitad de ellos no tiene conocimientos sobre el psicoanálisis.

 

Cabe aclarar que al comenzar a evaluar si los médicos tenían o no conocimientos sobre el psicoanálisis, las preguntas posteriores incluían la opción de no responder. Siguiendo con el tema de la inmediatez, se cuestionó su opinión respecto al psicoanálisis en comparación con otras corrientes terapéuticas, mostrando lo siguiente:

Figura 17

Nota. La mayoría de los encuestados prefirieron no responder o mostrarse indiferentes ante esta afirmación.

 

Figura 18

Nota. El porcentaje de encuestados que tomaron una posición neutral o que prefirieron no responder es casi el mismo en México y Estados Unidos. Es importante mencionar que en ambos países hubo encuestados que manifestaron estar total de acuerdo y de acuerdo con la afirmación.

 

Al retomar la idea de Michel Foucault acerca de la medicina en el siglo XVIII, donde se concebía al cuerpo como un sistema geométrico con dimensión, fue crucial para este trabajo considerar los avances en las Neurociencias y el creciente prestigio e interés que están adquiriendo en la actualidad. Se puede argumentar que los avances en esta área de la psicología representan el equivalente al “mapeo” y “trazo” a los que se refería Foucault, pero en este caso aplicado al estudio específico del cerebro y lo anímico. Sobre las neurociencias los médicos contestaron lo siguiente:

Figura 19

Nota. El porcentaje de encuestados que está totalmente en desacuerdo o en desacuerdo es muy bajo.

 

Figura 20

Nota. El porcentaje de encuestados que decidieron no responder junto con los que decidieron mantener una posición neutral fue mayor en comparación con los que sí decidieron responder.

Para finalizar, se preguntó sobre su opinión respecto a la vigencia del psicoanálisis

Figura 21

Figura 22

Nota. Fue mayor el porcentaje de encuestados que prefirieron no responder o mantener una posición neutral.

Cabe destacar que, en Estados Unidos, la gran mayoría comentó que no tenía los conocimientos suficientes para responder a esta pregunta.

 

En conclusión, el análisis de la evolución de la medicina y el psicoanálisis, junto con factores como la situación económica de dos países diferentes, puede proporcionarnos una mejor comprensión de la percepción actual de la salud mental en una sociedad donde la inmediatez, lo visible y lo rápido son muy valorados.

Los resultados de las encuestas indican que la mayoría de los médicos reconocen y aceptan la conexión entre el cuerpo y la mente. Sin embargo, es relevante cuestionar qué medidas están tomando para promover el cuidado de la salud mental y hasta qué punto están conscientes de la importancia de su propio bienestar.

Por último, es importante que, como profesionales de la salud mental y como analistas en formación, reflexionemos sobre la idea de que, independientemente de que cada miembro del personal de salud se especializa en áreas específicas, como cardiología, dermatología, pediatría, etcétera, no debemos cerrarnos a compartir el conocimiento del psicoanálisis, sino hacer la difusión de la teoría y defender su práctica más allá de los seminarios para despejar lo que impide “mirar” a la comunidad médica, a los gobiernos y a la sociedad en general. Como primer paso, se puede comenzar compartiendo este trabajo con los médicos que contribuyeron a responder las preguntas planteadas para su realización.

 

Bibliografía

  • (08 de Abril de 2022). Programa de Acción Específico de Salud Mental y Adicciones. Ciudad de México, México.
  • Chiozza, L. (1976). Cuerpo, afecto y lenguaje . Madrid : Alianza Editorial .
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  • Freud, S. (1886 -1899). Obras completas: publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud. Buenos Aires: Amorrortu editores.
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  • Freud, S. (1893-1895). Estudios sobre la histeria. En J. Strachey, Obras completas: Estudios sobre la histeria Estudios sobre la histeria (J. Breuer y S. Freud) (págs. 1-325). Buenos Aires: Amorrortu editores.
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  • McDougall, J. (1989). Teatros del cuerpo. Madrid: Julián Yebenés .
  • Imagen: Pexels. Maksim Goncharenok