Colaboración de Grecia Rivera en el portal De10.mx

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En la actualidad se habla mucho de las reacciones obsesivo-compulsivas que tienen diferentes personas, debido al estrés o al ritmo de vida en el que nos desempeñamos. Algunas de estas reacciones pueden formar parte de nuestra personalidad y, en otras ocasiones, cuando estas ideas o pensamientos nos paralizan y no podemos desempeñarnos adecuadamente se considera un trastorno de la personalidad.

En la reacción obsesivacompulsiva, la angustia del paciente se controla de manera automática, cuando se asocia a pensamientos y actos que se repiten en forma persistente. El paciente reconoce que los pensamientos y actos rituales que no desea tener son irracionales, pero no puede controlarlos.

La reacción obsesivacompulsiva puede expresarse en tres formas diferentes; una es la reaparición persistente de un pensamiento desagradable y a menudo inquietante; una más es la morbosa necesidad apremiante, a menudo irresistible, de llevar a cabo determinado acto repetitivo y estereotipado; y la ultima es el pensamiento que reaparece en forma obsesiva, acompañado de la compulsión de ejecutar un acto repetitivo.

Psicogenéticamente se cree que el origen de la conducta obsesivocompulsiva radica en la lucha inicial que el niño experimenta al crecer, entre sus impulsos coercitivos hacia el logro de una omnipotente seguridad en sí mismo, la necesidad de adaptarse a las exigencias de sus padres, y así conservar el amor y el respeto que le tienen.

El conflicto inicia cuando se empieza a enseñar al niño a controlar sus esfínteres.  A menudo el individuo, que en etapas posteriores se convierte en obsesivocompulsivo, crece bajo el influjo de una madre rígida y compulsiva, que de manera insistente exige que él se doblegue ante sus deseos, y amenaza con no dar su amor y con diversas formas de castigos si el niño no se comporta en una forma apropiada. Desde muy temprano, el niño empieza a considerar como un tabú sus pensamientos subyacentes de venganza hostil y piensa, por lo tanto, que dichos pensamientos merecen castigos. Tal vez aprenda, al observar a sus padres, que la conducta de desafío le proporcionan satisfacción, puesto que atrae la atención de la madre. Cuando el estado obsesivocompulsivo se inicia en la niñez o en los primeros años de la edad adulta, la evolución habitualmente es crónica, pero variable; algunas personas sufren episodios de gravedad, aunque son capaces de adaptarse socialmente.

Actualmente, podemos detectar algún trastorno de la personalidad obsesivo compulsivo por ejemplo si existe una fuerte preocupación por los detalles, el orden, organización en los horarios, llevar a cabo rutinas, perfeccionismo, que interfiere con la finalización de las tareas (p. ej., es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiado estrictas), dedicación excesiva al trabajo y a la productividad con exclusión de las actividades de ocio y las amistades, excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores, incapacidad para tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental. Es reacio a delegar tareas o trabajo en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de hacer las cosas, adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás; el dinero se considera algo que hay que acumular con vistas a catástrofes futuras, rigidez y obstinación.

Cuando se cumple con algunos de estos patrones y la persona considera que interfiere con su día a día, se recomienda pedir ayuda, con la finalidad de encontrar el síntoma y que la persona pueda funcionar más adaptativamente.