Siempre hay una razón por la que un niño no quiere ir a la escuela, no es simple rebeldía.
Autor: Matilde Matuk
 
Artículo publicado por el site Tu Bebé y Tú
Como adultos, cuando no nos gusta hacer algo, nuestra tendencia es simplemente dejar de hacerlo, sin pensar en la razón por la cual no nos gusta, ya que simplemente lo posponemos o lo sustituimos por otra actividad. En el caso de los niños cuando no les gusta ir a la escuela, no hay opción para abandonarla, lo que genera mucha angustia en los padres y provoca que a veces se nos cierren las puertas y no sepamos qué hacer al respecto.
Siempre hay una razón por la que un niño no quiere ir a la escuela, no es simple rebeldía, aunque pareciera que así es, por lo que el trabajo de los padres es poner en palabras lo que está sucediendo y buscar una solución. Esto le enseñará a entender, a poner en palabras lo que siente y a solucionar sus problemas.
Muchas veces la razón es la frustración ante algunas materias que le son muy difíciles o, por el contrario, que  pueden ser muy fáciles, por lo que se aburre y se frustra por no poder continuar con algo que le represente un reto. También puede suceder que esté pasando por mucho estrés escolar por algún compañero que lo molesta, que no esté pudiendo relacionarse como le gustaría con sus compañeros de clase, o que la maestra no le caiga bien.
Ante cualquiera de esas causas, recuerda que los niños aprenden con el ejemplo, por lo que si sus papás están interesados en lo que le sucede y están involucrados en actividades de la escuela, será más fácil para él involucrarse y pertenecer a ella.
Por otro lado, suele suceder que los padres están muy interesados en las calificaciones y dejan a un lado la experiencia escolar y el aprendizaje de vida que conlleva, por lo que el niño vive muy estresado poniendo atención a las calificaciones, olvidándose de que la escuela también es un lugar para pasarla bien. Es aceptable que los padres se preocupen por las calificaciones, pero sin exigir la perfección académica y enfocándose en las experiencias que su hijo está viviendo y que son muy enriquecedoras.
Otra problemática muy frecuente es lograr que el niño haga su tarea, lo cual se vuelve diariamente una hazaña casi imposible, pues lo común es que prefiera hacer cosas que lo diviertan, ya que tiene asociada la tarea con algo aburrido y poco agradable. Ante esta situación, lo más recomendable es establecer una rutina diaria para el niño donde  sepa qué es lo que se espera de él y que no se modifique, a menos que haya una ocasión especial. Así él sabrá que tiene una o dos horas diarias destinadas a la tarea de las cuales no se podrá zafar, esto genera mucha contención y límites que le permiten sentirse seguro.
Además es recomendable que los padres se sienten con él a hacer la tarea, no para resolverla ellos, pero sí deben mostrar un interés en lo que su hijo aprendió ese día, esta acción forjará en el niño motivación y mejorará la comunicación entre padres e hijo. Esto no nada más será de ayuda para cumplir con la tarea sino que también ayudará a tener una mejor relación en familia.
En definitiva, la escuela no es simplemente un lugar donde se da la parte académica, sino que también es el espacio donde se busca enseñar valores y principios que los alumnos puedan poner en práctica. Si los valores familiares y los de la escuela son parecidos, al niño le será mucho más fácil compaginar las obligaciones y también los beneficios que trae llevarlas a cabo.
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