Psicoanálisis y Género

Autor: Elena Cañizo

 

Es por todos sabido, que al psicoanálisis se le ha criticado en muchas ocasiones por considerarlo falocentrista, debido a algunos postulados teóricos como el complejo de castración, la fase fálica, la envidia del pene, etc.  ¿Qué ha pasado entre el psicoanálisis y los estudios de género?

 

IvanIllich (1982) define género como la dualidad que coloca respectivamente a hombres y mujeres en cirscunstancias y condiciones que les impiden decir, hacer, querer o percibir “la misma cosa”. “Los contenidos que cada sociedad asigna a los masculino y a lo femenino, aunque hacen referencia al cuerpo, no están determinados biológicamente por el sexo, no son universales ni estáticos, y no preceden a la organización jerárquica de las sociedades.” (D. Cazés, 1994)

 

Se llaman “estudios de género” al segmento de la producción de conocimientos que se han ocupado de este ámbito de la experiencia humana: los sentidos atribuidos al hecho de ser varón o ser mujer en cada cultura. (Burin, 2000)

 

“El entrecruzamiento entre el psicoanálisis y los Estudios de Género ha posibilitado una mayor comprensión de la complejidad de la constitución de la subjetividad femenina y masculina, aportando aquél, en tanto teoría que da cuenta del campo del inconsciente, las hipótesis teóricas que permiten explicar los procesos intrapsíquicos por los cuales el infante humano deviene sujeto psíquico y adquiere su identidad sexuada.” (E. Carril,  2000)

 

Desde el psicoanálisis se analiza al género como la construcción social de las categorías de masculinidad y feminidad y de las relaciones que se establecen entre ambas, presenta al menos tres dimensiones (Tubert, 1991):

  1. Es una relación social independiente y al mismo tiempo está modelada por otras relaciones sociales.
  2. Es una categoría de pensamiento.
  3. Es uno de los aspectos centrales de la representación que cada uno tiene de sí mismo y de las nociones culturales que definen a la persona.

 

Juliet Mitchell fue una de las primeras feministas que reconoce las ideas de Freud y considera que si el psicoanálisis es falocéntrico, ello se debe a que el orden social que se refracta en el sujeto humano es un orden patriarcal. El padre es quien debe romper la díada madre – hijo. Siempre será necesario que alguien o algo represente ese tercer término; en una cultura patriarcal es el padre quien lo hace.

 

Mitchell rechaza las lecturas que hacen de Freud, un biologista que entendería la sexualidad femenina como un producto natural del funcionamiento del cuerpo, para centrarse en la articulación de la construcción del sujeto deseante con la cultura que lo constituye y alienta al mismo tiempo (Mitchell, 1976).

 

S. Tubert (1988) opina que la estructuración de lo femenino y lo masculino se funda en la pura diferencia, pero la cultura encarna esa diferencia en el cuerpo de la mujer, que se convierte en su signo.La teoría psicoanalítica reproduce, en cierto modo, ese gesto de la cultura al hacer de la sexualidad femenina el locus del enigma, que es el enigma de la diferencia entre los sexos.

 

Tanto la masculinidad como la feminidad resultan de una operación simbólica de división.La feminidad es sintomática porque ésta aparece como lo “otro” a explicar, por lo que no puede dar cuenta de la diferencia de los sexos de otro modo que mediante una lógica binaria que limita las posibilidades a presencia/ ausencia del significante fálico.Seguramente es posible concebir la diferencia sexual en otros términos; lo que no es tan seguro es que ello sea pensable en el marco de nuestra cultura (Tubert, 1991).

El psicoanálisis, como método de investigación de la subjetividad, nos permite desentrañar la especificidad de las imágenes y los símbolos singulares que dan cuenta de la posición de cada individuo como sujeto deseante. (Tubert, 1991).

 

“La Femineidad/masculinidad no es sólo un rol o una conducta prescripta, sino un principio organizador de la subjetividad entera: yo, superyó y deseo sexual. La fuente del deseo no es un cuerpo anatómico sino un cuerpo construido en el conjunto de los discursos y las prácticas intersubjetivas “.(Dio Bleichmar, 1996)

 

El yo, como representación del sujeto, está formado por una serie de representaciones y desde su origen tiene al género como uno de sus atributos. (E. Dio Bleichmar, 1996).Los ideales del yo de género (E. Dio Bleichmar, 1985) forman parte del sistema global de ideales. El ideal del yo no es estático, sino que cambia y se ve afectado por factores evolutivos y culturales.

 

Los ideales, están marcados en nuestra cultura por la división dicotómica de los géneros. Si tanto el superyó como el ideal del yo tienen orígenes y formas diferentes en varones y mujeres, es posible concluir que el género sea una estructura o un articulador al cual tanto el ideal del yo como el superyó se hallan determinados. Dio Bleichmar (1985)

 

Se puede hablar de ideales femeninos y masculinos como organizadores intrapsíquicos de la femineidad y la masculinidad.Ideales que están determinados por lo que Dio Bleichmar (1992,1997) denominó fantasmas de género de los padres y que son los contenidos conscientes e inconscientes acerca de la masculinidad/femineidad, marcados por su propia historia y que identifican al cuerpo sexuado de su hijo/a.

 

Estos fantasmas se materializan a través de las respuestas variadas que van dando los padres frente a las conductas de sus hijos, funcionales a las representaciones conscientes o inconscientes que tengan acerca de lo que se es y se espera de una niña/o.

 

Dio Bleichmar (1985) sostiene que el ideal del yo femenino incluye no sólo la oposición fálico / castrado, sino también el rol social de la mujer en nuestra cultura y la moral que legisla sobre él.

 

Ideales del yo, articuladores de la femineidad tradicional (Dio Bleichmar, 1985):

  • Ser “la mujer del un hombre”. El carácter narcisista de la elección radica en que el objeto es extremadamente valorado y su sola posesión es lo que le otorga el valor.
  • Poner la meta de su ideal en el hombre. En la elección de objeto, se delega en él la concreción de metas y deseos que supone no le son permitidos para sí misma.
  • La maternidad como meta suprema, prueba definitoria de la pertenencia al género femenino, garantía de su femineidad, que conlleva las exigencias de altruismo, abnegación y sacrificio. Compleja red de sentimientos, fantasías, comportamientos que se suponen siempre presentes y determinados exclusivamente por la biología.
  • Ideal de cuidados. Extensión de las funciones de maternaje hacia otras relaciones y vínculos .
  • Ideales centrados en la seducción, la belleza corporal y la juventud, como atributos necesarios para sentirse femenina y obtener el amor y el reconocimiento del hombre.

 

Ideal/ideales del yo masculino(Dio Bleichmar, 1985):

 

  • El estereotipo tradicional de masculinidad impone a los hombres sacrificios y la mutilación de una parte de sí. Un hombre “auténtico” debe estar absolutamente seguro de no contener ni un rasgo de femineidad.

 

  • En nuestra cultura, la masculinidad se mide en términos de éxitos, poder y de la admiración que pueda provocar. Autonomía, independencia, autosuficiencia y asertividad, son cualidades que se transmiten y fomentan en el varón desde que es pequeño, a través de múltiples canales.

 

  • Destreza y fuerza física, capacidad y cualidad de penetración, potencia, fortaleza emocional. La virilidad se ha centrado en la potencia y desempeño sexual y en la capacidad reproductora

 

El pene, metonimia del hombre, es al mismo tiempo que símbolo de la omnipotencia o de la más extrema debilidad, también su amo tirano. (Badinter,1992) La actividad sexual confirma el narcisismo de género: un hombre es un hombre cuando tiene erecciones. Cualquier dificultad con su pene, genera sentimientos de humillación y desesperación, como signos de la pérdida de la masculinidad.

 

El marido “proveedor”, garante y sostén económico de la mujer y la familia, ha sido uno de los emblemas identificatorios más fuertes de la tradición moderna. Imperativo para varones y esperado consciente o inconscientemente por las mujeres. (E. Carril, 2000)

 

Cuando hombres y mujeres cruzan la barrera a dominios  acceden a dominios reservados por la cultura al otro género, se considera que están invadiendo territorio extranjero. Pero no sólo la cultura, sino que la sanción es vivida subjetivamente por hombres y mujeres que ven amenazada de esa manera su identidad de género. (E. Carril, 2000)

 

Por ejemplo, ocuparse de la casa, de la crianza de los hijos, puede sentirse como una feminización peligrosa por parte del varón, para quien ser hombre se ha edificado fundamentalmente en oposición: no ser un bebé, no ser homosexual, no ser una mujer. (Badinter, 1992).

 

Al dar cuenta que el ideal no es igual que la realidad, se produce una tensión entre el ideal y las posibilidades individuales.Badinter menciona que la imposibilidad de cumplir con la norma mítica de la fuerza, la potencia y el dominio de sí, hace que se perciban como hombres fallados. Actualmente se hacen visibles las dificultades de la masculinidad.

 

En las mujeres, la pérdida de la juventud, la belleza o la firmeza corporal son sentidos como handicaps. (E. Carril, 2000)

 

Para quienes la maternidad ha sido la actividad de mayor reafirmación narcisista, el crecimiento e independencia de los hijos y la llegada de la menopausia, las lleva a situaciones depresivas, porque se pierden tanto las actividades como los objetos del sistema narcisista. Les queda la salida de reiniciar el ciclo, ahora como abuelas, si sus hijas las dejan, y como dice M. Burin(1987) con un mayor o menor sentimiento de usurpación, invasión o relegamiento.Si otros deseos se pudieron constituir, la menopausia no será dramática, sino como el inicio de otra etapa, como una crisis productiva de reorganización. (E. Carril, 2000)

 

El duelo pone a prueba la capacidad del yo para recuperarse, y obliga a un trabajo que implica elaboración y nuevas simbolizaciones y reformulaciones del proceso identificatorio en el yo, superyó e ideal del yo. En esta reorganización el proceso será posible por la capacidad que tenga el yo de religar lo presente con aquello pasado. (E. Carril, 2000)

 

El psicoanálisis ha probado en estos últimos años ser una opción como herramienta de análisis de temas relacionadas con el género. Lejos de estar en conflicto, se aprecia como son capaces de complementarse para enriquecer el conocimiento que podemos tener acerca de la subjetividad y conformación del psiquismo.Actualmente se esta viviendo una crisis en los ideales de género, del cual hay que tener conocimiento para poder brindar herramientas en la práctica clínica.

 

Bibliografía:

  • Burin M. (2000) Género y Psicoanálisis: Subjetividades femeninas vulnerables.Revisado en “El Foro de Discusión de Psicoanálisis, Estudios Feministas y Género” el 29 de diciembre de 2012 en: http://www.psicomundo.com/foros/genero/subjetividad.htm
  • Carril E. (2000) Femenino/Masculino. La pérdida de ideales y el duelo. Ponencia presentada en el Panel sobre “Duelo en la diferencia de los sexos y las generaciones”, del 1er. Congreso de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay “Los Duelos y sus destinos- Depresiones, hoy”. Montevideo, mayo 2000. Publicado en “Los duelos y sus destinos”, Montevideo, APU, 2000. Revisado en “El Foro de Discusión de Psicoanálisis, Estudios Feministas y Género” el 29 de diciembre de 2012 en: http://www.psicomundo.com/foros/genero/fm-ideales.htm
  • Cazes D (1994) La dimensión social del género: posibilidades del vida para hombres y mujeres en el patriarcado. En Antología de la sexualidad humana, tomo i. Ed. Miguel AngelPorrua.
  • Dio Bleichmar, E. “Del sexo al género”, en Revista de la Asociación Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, nº 18, p. 135. Buenos Aires.
  • Illich I (1982) El género vernáculo. En obras reunidas. Ed.Fondo de cultura económica, México, DF. 2008.
  • Mitchell, J (1976): Psicoanálisis y feminismo, Barcelona, Anagrama.
  • Tubert S. (1999) Psicoanálisis, feminismo y posmodernismo. Revisado en “El Foro de Discusión de Psicoanálisis, Estudios Feministas y Género” el 29 de diciembre de 2012 en: http://www.psiconet.com/foros/genero/posmo.htm

 

IMAGEN: sxc / Chemtec