Fernanda Díaz

La historia del psicoanálisis, muestra que los eventos traumáticos y extraordinarios en la historia de la humanidad como las guerras y las crisis económicas, fueron los períodos en los que la teoría y los métodos psicoanalíticos fueron comprobados, puestos en práctica y perfeccionados con mayor éxito; el descubrimiento del fenómeno de la repetición, la teoría de la pulsión de muerte y la creación del análisis de grupo son algunos ejemplos particulares. La emergencia sanitaria actual a nivel mundial por el COVID-19 y todo lo que esta ha desencadenado es otro evento traumático y extraordinario con el que como humanidad hemos tenido que lidiar, un evento que ha sacudido al mundo entero tanto física, como económica y emocionalmente, haciendo efecto también, en la práctica psicoanalítica.

En este trabajo, pretendo reflexionar sobre las limitaciones y las nuevas perspectivas en la práctica psicoanalítica durante un período de crisis mundial como lo es la pandemia por el virus COVID-19, en términos de la contratransferencia en particular.

La contratransferencia es, comenzando por Freud, claro, la respuesta emocional del analista a los estímulos que provienen del paciente, la define como un obstáculo, una dificultad que se instala en la relación analista-paciente y que se hace necesario superar (Freud, 1910). Por eso, es que también plantea la necesidad del propio análisis como condición para ejercer la labor analítica. Si bien es cierto que Freud la define como un obstáculo, la ubica en el contexto del futuro del análisis, es decir que la comprensión de la contratransferencia aporta un gran progreso para el trabajo analítico.

Es usada como uno de los instrumentos diagnósticos más útiles para evaluar el nivel de regresión y, por tanto, el nivel de organización psíquica (Kernberg, 1965), las necesidades de evacuación y retención psíquica (Bion, 1962), ansiedades primitivas

(McCarthy, 2004), el mundo de representación interno de los pacientes afectados por un trauma (Tosone, 2012), o partes reales y no simbolizadas del escenario interno de un paciente (Rosenberg, 2006).

Es un producto dinámico de la relación analítica creada conjuntamente; esta, está enfocada directamente a todo lo que se juega a través del contexto de la subjetividad, la historia personal y las realidades actuales tanto del analizando como del analista. A partir de esta, se construyen hipótesis sobre aspectos particulares del funcionamiento psíquico del analizando: defensas, relaciones objetales, material inconsciente reprimido, racionalizaciones, vida onírica y el proceso analítico en su conjunto.

La interferencia de la contratransferencia en el análisis, se describió por primera vez en las obras de Freud. En estudios posteriores, el papel de interferencia de la contratransferencia se discutió en términos de partes neuróticas y patológicas del inconsciente del psicoanalista (Dam, 1987). Jacobs, en 1986, propuso un enfoque  útil 

para el estudio de la contratransferencia del analista, en particular su interferencia, y Hirsch, en 1998, formuló el concepto de actuación contratransferencial. En este concepto, el analista inconscientemente participa en la transferencia del paciente y luego, puede comprenderla e interpretarla. La presencia de la contratransferencia es inevitable ya que no es consciente y estará presente durante todo el proceso psicoanalítico (Tower, 1956).

Los aspectos mencionados anteriormente son generales y, quizás, más fáciles de manejar durante la práctica “normal” presencial. Es importante tener en cuenta la contratransferencia asociada con cualquier condición especial cambiante del trabajo analítico; existen numerosas reflexiones sobre la contratransferencia relacionadas con crisis a nivel global que impactan tanto al paciente como al analista, tales son los casos como la Primera Guerra Mundial (Birkett, 1992; Brunner, 1991) y la Segunda Guerra Mundial (Eyers, 2013; Segal, 1997), vivir bajo condiciones de ataques terroristas constantes (Hollander, 1992; Holub, 2019), durante y después del ataque del 11 de septiembre en Estados Unidos (Brenner, 2006; Frawley-O’Dea, 2003; Goren, 2005), después de la elección presidencial de Donald Trump (Sherman, 2018), etc.

Frawley-O’Dea en 2003, describió su propia experiencia al conocer a un paciente pocos minutos después del ataque terrorista a las torres del World Trade Center, su trabajo durante las siguientes semanas se vio afectado por sentimientos de muerte, miedo, y dolor. Notó que, al igual que los pacientes, las experiencias traumáticas de los analistas diferían según la proximidad al lugar del ataque, la pérdida de familiares o amigos y sus propias estrategias de afrontamiento adaptativas y defensivas. Además, las respuestas a este trauma reflejaban el grado en el que se habían logrado elaborar las experiencias traumáticas previas.

E. Sherman, en 2018, describió su experiencia al trabajar con pacientes después de la elección de Trump como una sensación de conmoción, miedo y desesperación. Canceló sesiones el primer día después de las elecciones, casi no escuchaba a los pacientes y se sentía abrumado en general.

En cuanto a mi experiencia personal, comencé a ver pacientes cuando la pandemia ya había empezado; por lo que empecé a trabajar vía remota. Al principio, esta manera de trabajar, teniendo que encontrar un espacio físico dentro de mi casa para ver y escuchar a mis pacientes a través de un teléfono o la computadora, fue (y sigue siendo) un reto. Me era muy difícil mantener el nivel de atención habitual durante las sesiones, recordar a todos los pacientes de la semana sin poner alarmas y recordatorios en el teléfono y tener en cuenta los detalles del formato de trabajo con cada paciente (zoom o teléfono).

Es muy interesante para mí pensar en lo que sucede en estas nuevas condiciones de práctica debido a la cuarentena, dado que esta forma de trabajo es la única que he podido conocer desde que inicié la práctica psicoanalítica. A finales de abril, después de numerosas discusiones con mi supervisor, busqué una postura de observadora, tratando de encontrar algo diferente dentro de toda esta sensación de desmotivación e incomodidad. En las sesiones, descubrí que transferencialmente un paciente había comenzado a tratar de “revivir al objeto” por medio de agresión, risa, provocación,

intentos de evocar ansiedad, controlar su habla para que fuera lo suficientemente interesante lo que me estaba contando, etc. Otro, respondió disminuyendo el número de sesiones por semana con la explicación de que no necesitaba la cantidad acordada de sesiones durante la cuarentena. Otra paciente, estaba muy deprimida y molesta debido a un recorte de personal provocado por la pandemia que la hizo perder su fuente de ingresos, disminuyendo así su capacidad (principalmente financiera) para continuar con su tratamiento.

Considerando las hipótesis antes mencionadas, y el hecho de que tanto la cuarentena como la propagación del COVID-19 siguen siendo circunstancias reales y amenazantes, hoy no parece posible formular las conclusiones exactas y los efectos que esta pandemia traiga a la práctica psicoanalítica, especialmente por el tiempo que ha durado y los obstáculos nuevos con los que nos encontramos como analistas. Lo que es posible afirmar es que la situación actual, provoca regresiones, conflictos primarios y mucha angustia, incluido el miedo a la aniquilación y la angustia de abandono. En cuanto a los analistas, en mi experiencia propia y hablando especialmente de los que estamos empezando la formación, en tiempos como este, se puede ver afectado el trabajo analítico y por ende nuestra capacidad para utilizar nuestro propio inconsciente como herramienta para trabajar con los procesos inconscientes de los pacientes; ya que como vimos en las reflexiones anteriores, se comienza a dificultar la escucha, nos olvidamos de la hora o fechas de las sesiones programadas, nos cuesta trabajo encontrar el espacio tanto físico como psíquico y demás resistencias inconscientes ligadas tanto a lo que está pasando en estos tiempos como a nuestras propias experiencias de vida. Quizá ahí, en esa línea tan delgada es donde está todo el trabajo; en llevar a nuestro propio análisis estas resistencias y a la vez, en supervisar los casos que nos remueven aunque sean las fibras más delgaditas utilizando, a nuestro favor, estos fenómenos transferenciales como la herramienta que son.

Bibliografía

  • Bion, W. R. (1991). Aprendiendo de la experiencia. México: Paidós.
  • Birkett, D. (1992). Psychoanalysis and war. British Journal of Psychotherapy.
  • Brenner, I. (2006). Termination of psychoanalysis and september 11. The Psychoanalytic Quarterly.
  • Brunner, J. (1991). Psychiatry, psychoanalysis, and politics during the First World War. Journal of the History of the Behavioral Sciences.
  • Dam, H; van. (1987). Contratransferencia durante la enfermedad del analista. Journal of the American Psychoanalytic Association.
  • Elise, D. (2019). Creativity and the Erotic Dimensions of the Analytic Field . London, New York: Routledge.
  • Eyers, T. (2013). Post-Rationalism: Psychoanalysis, Epistemology, and Marxism in Post-War France. London: Bloomsbury.
  • Frawley-O’Dea, M. G. (2003). When the trauma is terrorism and the therapist is traumatized too: working as an analyst since 9/11. Psychoanalytic Perspectives.
  • Freud, S. Observaciones sobre el amor de transferencia. (1915). London: Hogarth.
  • Goren, E. (2005). Who’s Who and What to Do When catastrophe strikes: considerations for psychoanalysis in post-9/11 America. Psychoanalytic Perspectives.
  • Hirsch, I. (1998). El concepto de actuación y su convergencia en la teoría. Psychoanalytic Quarterly.
  • Hollander, N. C. (1992). Psicoanálisis y el estado de terrorismo en Argentina. The American Journal of Psychoanalysis.
  • Holub, D. (2019). Unconscious collusions and radioactive identifications: When an analyst’s personal experience of a traumatized society meets a patient’s developmental trauma. Psychoanalytic Perspectives.
  • Jacobs, T. J. (1986). Actos contratransferenciales. Journal of American Psychoanalytic Association.
  • Kernberg, O. (1965). Notas sobre la contratransferencia. Journal of the American Psychoanalytic Association.
  • McCarthy, J. B. (2004). Primitive anxiety and countertransference engagement. Psychoanalytic Psychology.
  • Segal, H. (1997). Psicoanálisis, literatura y guerra. 1972-1995 (Vol. 27). London, New York: Routledge.
  • Sherman, E. (2018). In the shadow of armageddon: working analytically after Trump’s election. Psychoanalytic Perspectives.
  • Tosone, C. (2012). Countertransference. In C. R.Figley (Ed.), Encyclopedia of Trauma: An Interdisciplinary Guide. USA: SAGE publications. (157 – 160).  doi: 10.4135/9781452218595.n54.
  • Tower, L. E. (1956). Countertransference. Journal of the American Psychoanalytic Association.