romuloremoPor: Rocío Valencia
Los niños ferales o también conocidos como niños salvajes son aquellos que han vivido fuera de la sociedad durante un largo período de su infancia. En esta categoría incluimos a todos aquellos niños que no han tenido el más mínimo contacto humano durante años, a aquellos que han sido criados con animales, a los encerrados y/o aislados de la sociedad donde solamente se les alimentaba.
El término feral proviene del latín ferālis (‘feroz, letal’), y éste de fera: ‘fiera, animal salvaje’.
En la literatura existen muchas referencias de estos niños hasta al punto en el que puede considerarse un arquetipo similar al del niño que sobrevive a un abandono para afrontar un destino heroico (Moisés o Edipo). Entre los niños criados por animales tenemos el mito de Rómulo y Remo (Rómulo 771-717 y Remo 771-753 ac.), quienes fueron amamantados por una loba “Luperca” y responsables de fundación de Roma a.C.
Incluso en el siglo XIX, se crearon los personajes de Mowgle en el libro de la selva (1894) por Rudyard Kipling, o tarzán por Edgar Rice Burroughs basados en historias de niños salvajes. Actualmente, existen registros de niños criados presuntamente por animales, sobre todo por lobos, aunque también por osos, monos o gacelas. Y aunque pocos han sido confirmados o bien estudiados, existen registros de algunos que han sido bien documentados y estudiados por su interés psicológico, antropológico, médico y lingüístico.
Los casos registrados que se tienen son:

 
Algunos autores como Carlos Linneo señalan tres características principales en estos niños:

  1. Hirsutismo.
  2. Imposibilidad de hablar.
  3. Dificultad para caminar erguidos de forma permanente.

Además, éstos niños muestran poca sensibilidad al frío y al calor, visión nocturna y sentido del olfato muy desarrollado; imitan sonidos de animales y prefieren la compañía de éstos a la de los humanos; olfatean la comida que van a ingerir, duermen del anochecer al alba, de acuerdo con las estaciones; y parecen ser sexualmente indiferentes. Es importante señalar que éstas características dependen del momento en que fueron abandonados, del tiempo en el que estuvieron en aislamiento social, del grado de interacción con los animales y con personas durante el periodo de tiempo al margen de la sociedad.
Un caso de los más polémicos fue el de las niñas lobo Amala y Kamala, de 6 y 4 años quienes fueron supuestamente criadas por una manada de lobos cerca Midnapur (región de Calcuta, India) y fueron encontradas en 1920. Las niñas dormían juntas acurrucadas, aullaban, necesitaban estar con perros para comer bien (carne cruda sobre todo), se quitaban a mordiscos las ropas que les ponían, tenían hábitos nocturnos, una vista en la oscuridad, un olfato extraordinario y grandes dificultades para aprender a hablar y caminar erguidas.
Investigaciones más recientes han determinado que parecía que no eran hermanas y se sospecha de la veracidad de la interpretación dada por el clérigo que inicialmente divulgó la noticia de estas niñas, y se piensa que en realidad se trataba de casos reales de autismo.
La mayoría de los científicos consideran que Amala y Kamala fueron niñas autistas con defectos congénitos. El mito de haber sido criadas por lobos surge de una antigua costumbre hinduista en donde los niños con defectos congénitos eran abandonados por sus padres en el bosque para que murieran. Kamala padecía del síndrome de Rett, un trastorno del desarrollo neurológico.
Otro caso bastante conocido fue el de un adolescente alemán famoso en Europa (de 16 años aproximadamente), quién mostraba una conducta extraña y lenguaje muy limitado debido a que creció en cautiverio en completo aislamiento prácticamente desde su nacimiento. Desde su aparición se especuló sobre su posible pertenencia a una casa real, en particular a la familia gobernante en Baden y fue llamado el huérfano de Europa. La hipótesis más reciente es que podría tratarse del hijo ilegítimo de Napoleón Bonaparte con Estefanía de Beauharnais, la esposa de Carlos II de Baden, un análisis genético aunque no del 100% lo sustenta, aunado a que era sabido que el matrimonio no era muy feliz y podría haberse producido un encuentro entre Estefanía y su ídolo Napoleón antes de la guerra contra Rusia. Además de que existen varias similitudes físicas entre Kaspar y Napoleón II. Y había que tener en cuenta que un hijo extramatrimonial hubiese sido poco deseado tanto por parte de Napoleón como por la dinastía de Baden.
Marcos Rodríguez Pantoja, quién vivió sólo con una manada de lobos desde los siete años hasta los diecinueve años en una zona apartada de Sierra Morena, España. Marcos emigró junto con sus padres a Madrid, donde falleció su madre, su padre se casó nuevamente. En los años cincuenta se instalan en Sierra Morena, donde se dedican a la fabricación de carbón, cuatro años más tarde, cuando Marcos tenía siete años y tras una vida de malos tratos, su padre lo vendió a un cabrero. Desde entonces vivía en una cueva pero al morir éste el niño se quedó sólo.
Fue encontrado doce años después en 1965 por la Guardia Civil, vivía en completo aislamiento de los seres humanos con la sola compañía de los lobos. Posteriormente un sacerdote le enseñó a pronunciar el idioma y fue internado en un hospital en Madrid, en donde se realizó una lenta readaptación a las costumbres humanas (comida, vestido, lenguaje, etc.). Marcos hizo su servicio militar y se dedicó a trabajar como pastor y en la hostelería. Sufrió numerosos timos y engaños, al desconocer el funcionamiento de la sociedad y el significado del dinero. En su edad adulta manifestaba preferencia por la vida en el campo, los animales y desarrolló cierta animadversión por el ruido y consideraba que la vida entre humanos es peor que la vida con los animales. Actualmente reside un pueblo en Galicia. Marcos sobrevivió gracias a las destrezas adquiridas en la etapa previa a su abandono, así como a su extraordinaria inteligencia natural.
[]El caso de Víctor de Aveyron es uno de los mejor documentados y estudiados, Víctor fue encontrado en los bosques por tres cazadores en 1799 en Francia (cerca de los Pirineos). Víctor estaba completamente desnudo, lo dejaron al cuidado de una viuda, encerrado en una cabaña cercana, al cabo de una semana escapó hacia las montañas soportando el brutal invierno. El joven aparentaba unos once o doce años y ya había sido visto antes por la zona recogiendo bellotas o buscando tubérculos con los que alimentarse. Por las noches se ocultaba, pero durante el día se acercaba a veces a algún pueblo de los alrededores, donde volvió a ser capturado. Allí se le atendió y se le vigiló durante varios meses, durante todo este tiempo se mostró salvaje y esquivo, impaciente e inquieto, siempre atento a la posibilidad de escapar nuevamente.
En 1800 se trasladó a París, se llegó a la conclusión que “el salvaje de Aveyron ” no era más que un deficiente mental incurable. Pero Jean Marc Gaspard Itard deseaba investigar la naturaleza del ser humano y si en verdad el hombre es social por naturaleza, por lo que elaboró un tratamiento psicológico y de readaptación para reintegrar a Víctor a la vida social, por lo que quedó bajo su custodia.
Víctor era “un niño sucio, con movimientos espasmódicos e incluso convulsiones; se balanceaba incesantemente; mordía y arañaba a quienes se le acercaban; no mostraba ningún afecto a quienes lo cuidaban y se mostraba indiferente a todo.” Algo bastante diferente, al “buen salvaje” al que hace alusión Kant y Rosseau.
A partir de los cuidados brindados mejoró su estado físico y su sociabilidad, pero los progresos fueron muy escasos. Por esta época se presentó su pubertad, lo que creó problemas adicionales a su educador. Las esperanzas de Itard de enseñarle a hablar y a comportarse de manera civilizada resultaron frustradas, y en el segundo informe Itard se daba por vencido. Algunos informes de 1815 no reportaban ninguna mejora, prevalecía el estado de inquietud y sufrimiento, Víctor de Aveyron murió en 1828.
John Ssabunya, el niño mono se crió en la selva junto una manada de monos verdes, nació a mediados de la década de los 80’s, en la época de la guerra civil ugandesa (1981 a 1986). John se crió en un pueblo cerca de Bombo.
Se desconocen datos factuales y explícitos sobre su familia, pero se cree que su padre, quien era de carácter violento y agresivo, había participado en el conflicto armado de los rebeldes. Cuando John tenía aproximadamente 3 años, su padre asesinó a su madre brutalmente frente a el, y según una versión mayoritaria, el niño huyó a la selva asustado y temiendo por su vida. No obstante, hay otra versión que dice que su padre lo abandonó porque no quería hacerse cargo de él.
Al encontrarse sólo en la selva, una colonia de monos africanos se encontró con el niño y lo acogieron como parte de su grupo. John cuenta que los monos se acercaron a él y le ofrecieron comida: plátanos, yucas y patatas dulces. John siguió a los monos y con el tiempo comenzó a copiar sus gestos, sonidos y manerismos, además de que aprendió a trepar en los árboles hábilmente y cuenta que “jugaban todo el tiempo”. Dormía en hojas de plátano, y según informa, no bebía nada,[] se infiere que se hidrataba sólo con el agua de los alimentos que ingería. Su dieta alimenticia estuvo basada en fruta, nueces, frutos secos, maíz, bayas, etc., se estima que vivió en la selva alrededor de tres años.
En 1991, una joven vio al niño desnudo con un grupo de monos recogiendo frutos, al tratar de capturarlo los monos lanzaban piedras y palos tratando de evitar que se lo llevaran. John se escondió en un árbol, pero finalmente fue “capturado”. Al principio su organismo no toleró el cambio de alimentación por lo que se enfermó y tuvo diarrea por varios días. El cuerpo de John Ssebunya estaba lleno de llagas, costras y heridas, y además tenía un cierto grado de hipertricosis, que posteriormente desapareció. Además de eso, a John también le faltaba un dedo del pie y no podía comunicarse de forma efectiva con los humanos.
El director de un orfanato cristiano africano de caridad en Madaka (Kampala) lo adoptó, ahí comenzó su rehabilitación de 8 años gracias a la cual aprendió a caminar, a hablar, y a incorporar hábitos humanos desde los más simples, como comer alimentos en un plato hasta dormir en una cama. Su voz resultó ser muy fina y bella para cantar, por lo que se unió al coro de niños del orfanato y aprendió a tocar la guitarra; incluso dió conciertos en Inglaterra y comenzó sus estudios de primaria, aprendió ugandés e inglés con ciertas dificultades lingüísticas. Años después al encontrarse con un grupo de monos verdes se dieron cuenta que el niño aún era capaz de comunicarse con ellos.
Además de sus cualidades para cantar, John tiene un amor especial por correr y cualidades de atleta, unido a un gusto especial por el fútbol. Represento al equipo de su país en la ceremonia de apertura de los Special Olympics y ganó medallas.
John siguió viviendo con sus padres adoptivos, continuó participando en los Special Olympics, y siendo corista de Perla de África.[] Después de haber ganado dinero al regresar de las competencias en el extranjero, John pudo comprar una pequeña casa en la aldea de Bombo, donde vive actualmente, desea casarse y tener hijos.
Otro caso muy bien documentado es el de Gennie, una niña hallada en 1970 en Los Ángeles California, después de sufrir una infancia de encierro y abuso. Oxana Malaya (Gennie) nació en Ucrania, en 1983. Cuando ella nace su familia habitaba en una zona empobrecida por la que acampaban perros salvajes, sus padres eran alcohólicos, el padre trabajaba y la madre no tenía capacidad para cuidar ni querer a su hija. Vivió en una casa de perro tras de su casa, donde fue cuidada por estos animales, de los que aprendió su comportamiento y maneras. Gruñía, ladraba o se encuclillaba como un perro salvaje, olisqueaba la comida antes de ingerirla y se descubrió que tenía agudizados los sentidos del oído, el olfato y la vista.
Un vecino descubrió la situación de la niña después de 5 años de aislamiento y de convivir con perros y dio aviso a las autoridades. Oxana estuvo privada de estimulación intelectual y social por años por lo que le resultó muy difícil volver a adquirir habilidades sociales y emocionales humanas. Mostraba un comportamiento aislado, no podía socializar y era agresiva con otros niños, fue llevada a otra institución donde empezó a comportarse como un perro, ladraba igual y mordía. Adquirió gran número de hábitos caninos y tuvo dificultades para manejar el lenguaje. Desde los trece años vive en la clínica Baraboy en Odesa, donde trabaja de granjera, ordeñando las vacas, fue rehabilitada y aprendió a hablar y caminar, llegó a producir frases como “Padre pega brazo. Madera grande. Gennie llora, Gennie feliz”. Oxana []tiene la mentalidad de un niño de 6 años, le gusta correr, jugar, saltar, aullar y ladrar. Algunos especialistas señalan que el desarrollo del niño tanto psíquica como neurológicamente es determinante hasta los 7 años de edad por lo que es imposible revertir estos efectos después.
Finalmente Rochom P’ngieng, una mujer camboyana que fue atrapada en el 2007 por unos leñadores cuando trataba de robarles comida, la joven supuestamente desapareció en la jungla cuando tenía unos seis años y permaneció en la selva por 18 años.
 
La mujer tiene en la actualidad 27 años de edad, no puede hablar ningún idioma inteligible, aún se muestra aterrorizada por la presencia de otros humanos. Cuando un policía local, se enteró del hallazgo reconoció a su supuesta hija que había desaparecido desde hacía décadas a los seis años (pudieron identificarla gracias a una cicatriz en la espalda). La mujer todavía se resiste a ponerse vestidos y a emplear utensilios, es imposible comunicarse con ella. Se limita a tocarse el estómago indicando que quiere comer cuando tiene hambre.
Desafortunadamente en estos casos otros seres humanos son los responsables directos del aislamiento de los niños. Una deficiencia intelectual severa de los padres o su inhabilidad física pueden hacer que no se ocupen de sus hijos, aunque a veces los padres o tutores de estos niños no parecen tener ningún tipo de retraso.
La incapacidad de hablar de estos niños, aunque algunos de ellos han logrado hacerlo de forma muy primitiva, nos lleva a pensar sobre la existencia de un “periodo crítico” en del desarrollo del lenguaje. Es bien sabido que el ser humano nace con la capacidad para distinguir un gran número de sonidos específicos para el habla, de los cuales sólo se desarrollaran aquellos que son percibidos en el periodo preadolescente, de la misma manera el no haber sido expuesto a ciertas consonantes antes de los seis años se reduce enormemente la posibilidad de adquirirlas.
El “período crítico” del lenguaje es fundamental para el desarrollo de las diferentes capacidades cognitivas, ya que implica la formación previa de circuitos neuronales que permitan su desarrollo mediante la estimulación previa. Por lo que los niños ferales que fueron aislados y no recibieron la suficiente estimulación previa antes de los 6 años, no podrán adquirir el lenguaje articulado. Lo cual nos lleva a otra interrogante ¿Que pasa con los niños que aparentemente recibieron dicha estimulación hasta los 6 años como el caso de la mujer Camboyana y que después parecería que se perdía la plasticidad cerebral para recuperarlo?
Cabe destacar que en la plasticidad cerebral intervienen otros factores de manera determinante como: la adecuada estimulación previa, el tipo de relación con los padres, factores congénitos, el tiempo del aislamiento social, entre otros. Lenneberg (lingüista) situó “el periodo crítico para el desarrollo del lenguaje” entre los dos años de edad y la pubertad, ya que antes el cerebro es demasiado inmaduro y después carece de la suficiente plasticidad para que se dé el aprendizaje.
Los niños ferales también presentan diferencias importante en su actividad cerebral, en el caso de Gennie por ejemplo se ha detectado una mayor actividad cerebral en el hemisferio derecho, encargado principalmente de la percepción espacial y visual; podía identificar caras y su lenguaje se veía inclinado hacia el aspecto visual. A causa de estas peculiaridades, se ha llegado a pensar que tal vez la especialización del hemisferio izquierdo sólo puede producirse con el desarrollo del lenguaje, de cualquier forma, aún existen preguntas sobre el origen del lenguaje y su relación con el resto de capacidades cognitivas.
Algunos estudios de niños criados en condiciones de privación ambiental extrema (Freedman, D. A, 1982) no apoyan la hipótesis de que la actividad dirigida del bebé para relacionarse con objetos esté presente desde el nacimiento. Provence y Lipton (1962 en Freedman, D.A., 1982) hicieron hincapié en la falta de conocimiento o interés de los bebés institucionalizados en los objetos externos. Freedman y Brown (1968, en Freedman, D. A 1982), estudiaron a dos jóvenes criados en aislamiento por una madre psicótica y los compararon con los niños salvajes privados por el medio ambiente, Ellos distinguieron a los niños que habían sufrido de privación significativa desde el nacimiento y los que habían sido aislados después de haber formado una especie de relaciones de objeto. Los resultados mostraron que los que habían sufrido de privación significativa carecían de la capacidad de desarrollar el interés y relacionarse con los objetos, su comportamiento estaba dirigido a la satisfacción del impulso instintivo. En cambio, los que fueron aislados por periodos largos, a menudo eran capaces de establecer algún tipo de relación objetal.
 
En el caso de Víctor no se pudo establecer una relación objetal, siguió siendo egoísta, intolerante, incapaz de empatizar, no presentaba capacidad de demora o de tolerancia a la frustración; sus demostraciones de tristeza solo eran actos de imitación. Víctor se comportaba como un salvaje, de acuerdo con la información que contamos y con la teoría de John Bolwby sobre el apego, podríamos suponer que a diferencia de otros niños ferales Víctor ni siquiera formo un vínculo o algún tipo de apego a un animal. Éste caso también sorprende por el fracaso de su impulso sexual hacia las mujeres aún en medio de su pubertad, Víctor sólo experimentaba agitación y ansiedad, posiblemente por su incapacidad para desarrollar relaciones de objeto. Víctor buscaba satisfacer sus deseos mediante caricias que lo llevaban a la desesperación; pasaba abruptamente de la tristeza a la ansiedad y de la ansiedad a la furia (lloraba, gritaba, desgarraba su ropa, arañaba y mordía), aunque después daba pruebas de arrepentimiento y besaba el brazo que acababa de morder (¿Superyo muy primitivo?). El fracaso del impulso sexual fue confirmado por estudios posteriores de Harlow y Harlow (1962, en Freedman, D. A. 1982) quienes observaron que los macacos criados con sustitutos presentaban grandes dificultades para tener relaciones sexuales.
De acuerdo con Freud (Pulsión y destinos de la pulsión, 1915), Víctor no era capaz de tener un objeto de descarga a su pulsión, es decir no podría vincular su estado de excitación con el posible objetivo de alivio de la tensión, ni pudo definir un objeto en relación con el cual se podría lograr ese objetivo, lo cual daba lugar a su comportamiento agitado.
Posinsky, S. H (1957) menciona que las variaciones del medio ambiente, la biología, la cultura y las experiencias de vida operan en contra de una uniformidad de la personalidad dentro de una cultura o entre las culturas. La cultura es, después de todo, un proceso de adaptación, Recordemos que para Lacan la inserción del sujeto en la cultura está dada por el lenguaje. Los niños ferales no tienen un lenguaje articulado y la adaptación al medio está dada en términos de sobrevivencia, imitando para pertenecer a alguna manada de lobos, perros, etc.
Los niños ferales son producto el maltrato físico y emocional, del abandono, del aislamiento social y de factores congénitos. Dichos factores se combinan y que dan como resultado diferentes patologías como el autismo infantil (Tustin, F., 1988; y Tischler, 1979) como en el caso de las niñas lobo de la India.
Los niños ferales pueden tener daño cerebral grave, síndrome de Rett, deficiencia mental, esquizofrenia o autismo. Fueron producto de un brutal aislamiento social, madres severamente deprimidas, psicóticas, adictas, etc. Klein también marca ciertas diferencias entre estos niños, señala que los niños de tipo esquizofrénico habían desarrollado relaciones, aunque éstas eran muy distorsionadas. En cambio, los niños autistas no se refieren a las personas, es decir, ni siquiera han desarrollado la primera relación básica primaria a la madre, o, si lo hicieron, se rompió de manera desastrosa. Conceptos tales como la encapsulación, la fusión imitativa, objetos autistas y formas autistas, como defensas contra el “agujero negro” de no relación, son más descriptivos de las reacciones del niño autista. Winnicott la llama “depresión psicótica” y finalmente Margaret Mahler, (1961) los describe en términos de “la pérdida y restauración del objeto de amor simbiótico’.
Winnicott (1963, en …) escribió dicha pérdida como una amputación abrupta con la madre, en donde la madre era una parte del cuerpo del niño y se regía bajo el control absoluto del niño. Estos niños tienen miedos terribles que van a caer, a desintegrarse a dejar de existir y para protegerse contra tal amenaza se encapsulan (Rosenfeld, 1986).
Finalmente, algunos autores consideran que los factores ambientales no son el determinante principal, sino el abuso físico y la no relación con la madre contribuyen de manera radical al síndrome de autismo infantil temprano y psicopatologías relacionadas, En el autismo psicogénico, se entrelazan factores intrapsíquicos y genéticos en el niño con los ambientales, también el autismo surge de daño cerebral.
 
Conclusiones
Los niños ferales son producto abandono, aislamiento social, factores congénitos y el brutal maltrato tanto físico como psicológico al cual fueron expuestos. Se puede concluir que cuanto más temprano es el aislamiento y más tardío su hallazgo, es más difícil integrar a estas personas en la sociedad. Esto aunado al trato despectivo que sufren estando en la sociedad, hacen que su educación y reinserción social, sea una labor titánica, extremadamente compleja y frustrante. Son niños que están recluidos en instituciones mentales, que suelen pasar de un hogar adoptivo a otro y frecuente mueren jóvenes.
 
 
Bibliografía

 
Imagen: Rómulo y Remo
 
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