blue-sportscar-1449327Autor: Diego Díaz de León
“Entre mirreyes te veas” es el título del primer capítulo del libro “Mirreynato” escrito por Ricardo Raphael, en el año 2014. Resulta un título interesante si se hace una reflexión al respecto.
“Entre mirreyes te veas”, capítulo que comienza con la siguiente oración: “Su intención no era suicidarse; solo quería ser visto y admirado”. (Raphael, 2014) Se hace referencia al caso de Jorge Alberto López Amores, hijo del procurador de justicia de Chiapas, el cual saltó del crucero MSC Divina durante el mundial de Brasil 2014. “Solo quería ser visto y admirado” (sic.), palabras que podemos encontrar en el mito de Narciso, el cual, regresando al título de este trabajo, es fundamental exponerlo, pues no me gustaría hablar de narcisismo sin presentar a Narciso. Aunque existen versiones distintas, en esencia trata de un hombre tan bello que era visto y admirado por todos; hombres, mujeres, ninfas y dioses. Tiresias, el vidente, predice que Narciso podrá vivir mientras no se conozca a sí mismo. Un día, Narciso ve su reflejo en un arroyo y se enamora de sí mismo, hasta que finalmente, muere. La narrativa de la historia y de la muerte varía de acuerdo a la versión (Greek Myths & Greek Mythology).
 
Es interesante la relación que se puede crear y es posible que diferentes reflexiones e hipótesis psicoanalíticas, sociales y de diferentes disciplinas, surjan de dicha relación; quisiera detenerme en una reflexión sobre el título del capítulo. Comencemos por partirlo. “Entre mirreyes te veas”. “Entre mirreyes” hace relación a un grupo, que al ser denominado con un nombre, incluye cualidades y características similares entre los individuos que lo componen, las cuales serán descritas más adelante. Completando con la segunda parte, “te veas”, parece referirse a la posibilidad de ser observado por otros, de adquirir y presentar cualidades que atraigan la mirada. Cuando reunimos ambas partes, parece que se hace referencia a una distinción en dicho grupo. A la búsqueda de sobresalir en el mismo, de diferenciarse de los pares, así como de todos aquellos individuos que no pertenecen a dicho grupo, resultando en una pirámide que hasta el momento tendría tres niveles: el sujeto, el grupo y la sociedad. Este trabajo tiene como objetivo realizar una reflexión, con base en la teoría psicoanalítica y en el libro de Ricardo Raphael, sobre dicha pirámide y los comportamientos y elementos dentro de ella. Es importante mencionar que el propósito de este trabajo no es hacer un análisis de dicho libro, no es hacer diagnóstico de los individuos, no es la creación de una teoría del funcionamiento social, ni es una compilación bibliográfica del tema, aunque pueden ser incluidas. El propósito es exponer mi perspectiva desde la revisión de diferentes autores, exponer reflexiones formadas desde un análisis personal sobre la presencia del narcisismo en el México actual. Por otro lado, cuando menciono narcisismo, en general, no lo planteo en términos de una estructura, lo planteo como una cualidad humana y social en la que me parece importante pensar por su presencia en la actualidad. Así mismo, debo mencionar que si se quiere comprender lo que en este texto propongo, se debe partir de la idea de que la subjetividad, sin quitarle el valor a ésta, no está a discusión en el mismo, ya que la intención no es hacer un diagnóstico o una explicación psicodinámica individual, pues si lo fuera y nos detuviéramos en cada caso, sería un trabajo interminable y por lo tanto utópico. También será incluida simbología de objetos y comportamientos comunes y constantes y, en general, las reflexiones serán realizadas en donde se puede observar fácilmente el funcionamiento que planeo describir.
 
Comenzaré por explicar qué es el mirreynato y para esto debo puntualizar que va de la mano con el surgimiento de “Los Mirreyes”, “tribu urbana que desde mediados de la década pasada comenzó a ser síntoma de la ostentación mexicana dentro y fuera del territorio nacional (…) Es el sujeto que mayor privilegio obtuvo con el cambio de época y por ello el régimen actual puede ser bautizado como Mirreynato.” (Raphael, 2014) Sin embargo, Raphael (2014) menciona que el mirrey “no es un individuo aislado de su entorno, reúne características que los mexicanos compartimos en grados distintos, pero por su posición social y las luces que atrae, lo que hacen o dejan de hacer es más notorio.” Es por esto que muchas de las afirmaciones e interpretaciones que presento estarán centradas en este grupo, pues como comenté anteriormente, son más fáciles de observar que en aquellas esferas donde estos cambios se diluyen y pasan desapercibidos.
 
Una afirmación presentada en el libro El Mirreynato, es la base y la semilla de este trabajo. “En uno u otro momento todos los mexicanos tenemos algo de mirreyes” (sic.) Concuerdo con lo anterior y me parece interesante plantear y hacer una referencia al título de este ensayo así como una relación entre el mismo y la afirmación anterior. Así como todos tenemos algo de mirreyes, todos tenemos algo de narcisismo. Sin esta cualidad narcisista, no sobreviviríamos, pues se perdería el interés por nosotros mismos y nuestra vida. Para fundamentar esta afirmación parto del texto Introducción al narcisismo, una de las obras de Sigmund Freud escrita en 1914, en la cual se afirma que “el narcisismo es el complemento libidinoso del egoísmo del instinto de conservación; egoísmo que atribuimos justificadamente, en cierta medida, a todo ser vivo.” (Freud, 1914)
 
Así como el narcisismo es un periodo/estado/posición del desarrollo, me gustaría introducir el término de la pulsión de muerte, ya que desde mi perspectiva, su presencia ha sido más notoria, y es fácil de observar en los ejemplos que expondré más adelante, y me parece que cumple un papel fundamental en la pirámide que planteo. La definición que se encuentra en el Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche & Jean-Bertrand (1996 ), es la siguiente:
 
“Dentro de la última teoría freudiana de las pulsiones, designan una categoría fundamental de pulsiones que se contraponen a las pulsiones de vida y que tienden a la reducción completa de las tensiones, es decir, a devolver al ser vivo al estado inorgánico. Las pulsiones de muerte se dirigen primeramente hacia el interior y tienden a la autodestrucción; secundariamente se dirigirían hacia el exterior, manifestándose entonces en forma de pulsión agresiva o destructiva.”
Tomando en cuenta esta definición, quisiera utilizar el término de la pulsión de muerte como aquel impulso que busca el regreso al estado nirvana, estado que podemos encontrar en el útero materno. ¿Por qué en el útero materno? La respuesta es simple, no hay frustraciones, no hay malestar, no pasamos hambre, somos satisfechos al instante, estamos resguardados en un espacio seguro, con la temperatura perfecta y todo funciona según lo necesitemos. La hipótesis que planteo es que ubicándonos en el capitalismo, se creó la fantasía de que entre más alto se encuentre uno en la pirámide, más cerca se encuentra uno de este estado, es por eso que la lucha por escalarla es salvaje, violenta, interminable, voraz. Me detendré en esta última. Melanie Klein (1957) explica que “la voracidad es un deseo vehemente, impetuoso e insaciable y que excede lo que el sujeto necesita y lo que el objeto es capaz y está dispuesto a dar. En el nivel inconsciente, la finalidad primordial de la voracidad es vaciar por completo, chupar hasta secar y devorar el pecho…”. Esto podría verse en una edad adulta como una interminable necesidad adquisitiva, fomentada, entre otras cosas, por la publicidad en un mundo capitalista. Pues cada objeto adquirido, te coloca en una posición especial, en una posición en donde otros no pueden estar, es por esto que los costos aumentan, pues solo unos pocos podrán tener aquello tan valioso. Un ejemplo es la salida de la edición especial del automóvil Aston Martin DB9 GT Bond Edition, de los cuales solamente hay 150 unidades en el mundo, y tiene un costo de 6 millones de pesos aproximadamente. En México, después de un proceso de selección, fueron dos personas las elegidas para poder comprarlo.(Guzmán, 2015) Como este ejemplo hay muchos otros y al mismo tiempo, siempre hay algo mejor, más caro y/o más nuevo. Por otro lado, esta necesidad no solo es adquisitiva, incluye también el reconocimiento y los halagos de otros y establecerse en una posición “superior”. Tomando en cuenta la pirámide que planteo al principio y la explicación que doy del título del primer capítulo, “Entre mirreyes te veas”, resulta fácil explicar la intensa y eterna voracidad que se genera en este nivel, pues es necesario adquirir más para estar arriba del otro y es necesario adquirir para no bajar de nivel.
 
Melanie Klein, en su escrito Posición Esquizo-paranoide (1962), explica que en una primera etapa, la primera y única relación que el bebé tiene es con el pecho de la madre. Este pecho es percibido como dos diferentes, por un lado hay un pecho que nutre, que alimenta, que genera placer (pecho bueno) y por otro hay un pecho que genera malestar, que frustra (pecho malo). El bebé proyecta todo lo malo que siente en él, sobre el pecho malo, en donde se incluye la agresión intrínseca. Sin embargo, al ponerla en el pecho, el bebé teme que éste, ahora agresivo, lo lastime y mate, y es por esto que se da la voracidad, pues al vaciarlo y al “comerlo” se vuelve parte de él mismo, lo cual eliminaría la posibilidad de este ataque que el bebé vive como inminente. Resulta interesante considerar que esta voracidad es el camino a un nivel superior en la pirámide, el cual incluye no sólo la cercanía a la plenitud, también la mirada de todos, ser el deseo de los demás, recibir suministros narcisistas constantemente.
 
Esta primera visión se encuentra basada en el ascenso en la pirámide, pero si la vemos de arriba hacia abajo se plantea otro panorama. Hablo de aquellos nacidos en el nivel superior, en donde la competencia se da solamente con sus pares. Podríamos pensar que en este nivel, las frustraciones son mínimas, tomando en cuenta el país en el que vivimos, donde los límites pueden desaparecer y los castigos se pueden evitar con un costo o simplemente no llegan. No sería raro ver un funcionamiento más regresivo en este nivel, en el que la tolerancia a la frustración es mínima pues nunca ha habido tal y en donde la percepción del mundo externo se encuentra escindida pues lo malo parece estar en los niveles inferiores o ni siquiera existir. Si nos sumergimos en este nivel podemos ser testigos de diferentes cosas. En una plática con un individuo perteneciente a la élite del país me comentaba lo siguiente: “Mi padre nunca estuvo, siempre fue ausente. Es más, ni siquiera puedo decir que lo conocí. Pero todo eso lo compensó con cosas. A los dieciséis años yo tenía un carro de quinientos mil pesos, a los diecisiete uno de setecientos y así fue y ha sido toda mi vida. Tenía los relojes más caros, los cinturones, las botellas, todo. Y fíjate, nunca estuvo, pero con eso compensó todo.” Es curioso ver cómo detrás de esta máscara de plenitud se encuentra una falta importante, la falta de un padre, en otros casos será la madre, o en otros serán los dos. En este punto considero importante presentar la descripción que Raphael (2014) hace del mirrey:
 
“Los elementos que definen simbólicamente al mirrey son: champaña; camisa desfajada y desabotonada; dinero en todas sus representaciones; pañuelo que asoma de la bolsa superior izquierda de un saco; el cinturón con la enorme hebilla; la cámara de bronceado; la mujer como decoración del mirrey, igual a cualquier otro accesorio; aquel grupo que lo sigue, al que se le paga la cuenta a cambio de celebrar las bromas del personaje; un círculo de choferes, guaruras y sirvientes. En el fondo los jets privados, coches, yates, suites, mansiones.” Aquí yo agregaría la versión femenina. Los clósets gigantes, llenos de vestidos, zapatos; las bolsas de costos altísimos, los collares y joyas.
 
Si consideramos que las relaciones de objeto en la etapa narcisista son parciales y que la personalidad narcisista tiene como una de sus características percibir a los demás como objetos, mantenerlos mientras tengan un uso y desecharlos cuando lo pierdan, no resulta sorprendente que el individuo se adorne con todo lo que fue descrito anteriormente para atraer aquellas miradas. Tal es el caso de la página mirrreybook, en la que competían para aparecer en ella. Parece que ante la falta de la mirada de los padres, la compensación es proporcional y se da a partir de la mirada de todos los demás, pero es un esfuerzo diario por no perderla y debe ser de todos. Aquí introduciré el análisis que Raphael (2014) hace del nombre mirrey: “Mi chica, mi carro, mi foto, mi ropa, mi dinero. Yo, mi, me, conmigo. Mi-rey: El rey que soy yo y es mío. Figura absoluta del universo propio, alrededor del cual gira todo lo que me permita alimentar mi narcisismo.” Introduje este análisis porque parece fundamental para complementar mi argumento anterior, en donde parece que no hay un universo fuera del propio y las personas y objetos solamente tienen la esencia de adornar al individuo y las necesidades son satisfechas al instante, lo que muestra una presencia importante de la pulsión de muerte y la búsqueda por el retorno al estado inicial a través de excesos y conductas sin dar importancia a las consecuencias. Esto me lleva a formular el siguiente razonamiento: el perder la mirada de aquellos que me alimentan será porque voltearon a ver a otro, será porque están alimentando a otro y yo quedaré desnutrido y vacío. Mi universo quedará destruido pues no es mío y no solo estoy yo, me alejaré cada vez más de aquel estado que tanto deseo.
 
Una vez que fue explicado el narcisismo, el mirreynato, la voracidad, la relación que se crea desde una posición narcisista con y para los demás y los rasgos característicos de acuerdo a Raphael de los mirreyes, pero que he observado como rasgos verdaderos, propongo que nos introduzcamos un poco a la simbología de los mismos. Debo mencionar que parece haber la presencia constante de úteros, pechos y penes, tomándolos como aquello valioso en el cuerpo de la mujer y del hombre. Debo señalar, como al principio del texto, que excluyo las subjetividades y doy por hecho que pueden tener una cantidad infinita de significados, sin embargo, mi análisis es general y mi propuesta es la siguiente:
 
-La champaña: no cabe duda de la cualidad fálica de la botella y la presencia de la oralidad. Tomando en cuenta el contenido podemos ver el parecido con la orina, clara, espumosa, burbujeante. Se vuelve interesante en el uso. Hay ocasiones en donde la agitan (masturban) y la tiran sobre los demás, hay otras en donde se bañan en ella y hay otras en donde la toman. Comenzaré por la primera. Si analizamos desde una perspectiva escindida, el tirarla sobre “el público” podría simbolizar el dañar al otro con la orina, protegerse del perseguidor, y mostrarse superior y poderoso. Al mismo tiempo es curioso que los baños en ella se dan entre los pares, la lluvia dorada que solo se da entre aquellos que son “dignos” de ser bañados. También podemos observar el pecho/pene bueno y el malo. Esto puede aplicar con cualquier bebida alcohólica. Por un lado está lo bueno: da poder, permite a los impulsos ser satisfechos por la baja de las defensas, parece que elimina las restricciones, da una sensación de bienestar y confianza, entre otros. Por otro lado, está lo malo, genera adicción, daña los órganos internos, y si se bebe demasiado genera malestar, entre otros. Es interesante pensar que las mesas en los antros siempre están atascadas de botellas y aquel que tenga más, tiene mejor mesa. La cerveza resulta parecida.
 
-El reloj en hombres, collar y joyas en mujeres: Entre más grande el reloj, más varonil, similar a la creencia del pene. Lo que resulta interesante pensar es que en la mayoría de los casos, el primer reloj que se le da al hombre viene de parte del padre y en las mujeres las joyas y collares son las que se heredan. Podría tener muchos significados, sin duda, pero parecería la presencia eterna de los padres y la dificultad de separación.
 
– La bolsa y el clóset: en esencia son contenedores que guardan lo más valioso, (así como cajas fuertes, joyeros, etc.), parecidos al útero, con la capacidad para contener muchos hijos y con un costo y valor altísimo.
-Hebilla en los cinturones: En las pruebas proyectivas, generalmente la hebilla es relacionada con la potencia en el hombre, la unión entre la parte superior y la parte inferior y generalmente se observan hebillas gigantescas. Hoy en día muchas mujeres usan hebillas pronunciadas, y curiosamente se encuentran a la altura del útero.
Podemos encontrar muchos elementos que podrían simbolizar lo anterior, como las camas de bronceado, contenedores a los que uno ingresa y sale “mejorado”, referencias al padre con las expresiones “paps, papáwh”, etc.
 
Finalmente quisiera exponer la conclusión de la hipótesis que planteé inicialmente. Parece que todos estamos inmersos en un ambiente en el que la creación de la fantasía de la cercanía al estado nirvana depende de la capacidad adquisitiva. Observable en los saqueos a tiendas departamentales en zonas de niveles socioeconómicamente bajos en los que roban pantallas gigantes de tele, aunque la casa tenga techo de lámina. O en los niveles altos, donde no hay excesos y nada es suficiente. Los de abajo quieren llegar arriba, los de arriba no pueden bajar y buscan llegar más arriba. Los de abajo pueden tener como ideal adquirir lo mismo que los de arriba y los de arriba buscan distinguirse de los de abajo.   Sin embargo, la competencia que genera esto es interminable y nos topamos con una paradoja, pues ascender significa cercanía al estado original, pero implica una mayor voracidad, se alejan cada vez que ascienden cuando se supone que se acercan, pues cada vez se necesita más, lo cual es imposible de llenar.

Bibliografía

 

  • Laplanche, J., & Jean-Bertrand. (1996). Diccionario de Psicoanálisis. Barcelona: Paidós.
  • Freud, S. (2011). Introducción al Narcisismo. En S. Freud, Obras Completas de Sigmund Freud (L. L.-B. Torres, Trad., págs. 2017-2033). Madrid: Grupo Editorial Siglo Veintiuno.
  • Greek Myths & Greek Mythology. (s.f.). The myth of Narcissus. Recuperado el 10 de 12 de 2015, de Greek Myths & Greek Mythology: http://www.greekmyths-greekmythology.com/narcissus-myth-echo/
  • Guzmán, A. (02 de 11 de 2015). Sólo dos mexicanos serán dueños del coche de James Bond. Recuperado el 22 de 12 de 2015, de Atracción 360: http://www.atraccion360.com/dos-mexicanos-son-duenos-del-coche-de-james-bond
  • Klein, M. (1991). La posición esquizo-paranoide. En M. Klein, Obras Completas de Melanie Klein. Barcelona: Paidós.
  • Klein, M. (1993). Envidia y Gratitud. En M. Klein, Obras Completas de Melanie Klein. Barcelona: Paidós.
  • Raphael, R. (2014). La otra desigualdad. Ciudad de México: Planeta Mexicana.

 
 
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