Madres que matan a sus hijos

Autor: Patricia Elías Atala

 

Introducción

 

Existe la idea colectiva que todas la mujeres por instinto poseen la capacidad de ser buenas madres. La cultura en general introyecta el objeto materno completamente libidinal, es por ello que la sociedad en general se sorprende cuando una madre mata a sus hijos. Dentro del introyecto de la madre pareciera no haber cabida para el impulso destructivo, cuando la realidad es que ambas fuerzas son necesarias en el desarrollo de un ser humano sano, mediante la libido se ama, mediante la destrucción se frustra. En el mejor de los escenarios las madres son la mezcla de ambos introyectos (libidinal y destructivo) y un desequilibrio puede ser terrible para el desarrollo del ser humano, una madre completamente libidinal, no frustra y crea seres humanos dependientes, débiles, por el otro lado madres completamente destructiva llevan a sus hijos a la muerte física o psicológica.

Como sociedad estamos casados con el introyecto de la madre completamente buena y rechazamos aquellas solicitudes de ayuda de madres angustiadas por el deseo de muerte de sus hijos; fallamos ya que no creemos que una mujer sea capaz de llevar a cabo un acto tan agresivo y la realidad nos dice que el filicidio es más común de lo que nos gustaría imaginar.

Es importante aclarar que  el deseo de destrucción de los hijos no es exclusivo de las mujeres filicidas, también las madres suficientemente buenas experimentan el deseo de muerte y/o abandono de sus hijos, es común escuchar comentarios tales como, “lo quiero matar”, “ya no puedo con él lo voy a regalar”, esto ejemplifica como toda mujer posee el impulso agresivo, sin embargo, la diferencia con la madre filicida reside en  que la madre suficientemente buena no literaliza el impulso agresivo, no lleva a cabo la destrucción total, solo la fantasea y el amor por su hijo es más fuerte que su deseo de destrucción, se podría decir que gana el amor ante la destrucción. La madre filicida actúa ese impulso agresivo ya que no es capaz de elaborar, su fantasía se materializa, se podría decir que gana la destrucción ante el amor.

Desgraciadamente en nuestro país no existen datos estandarizados acerca del fenómeno, por lo que recurrí a bibliografía y estadística de Estados Unidos de Norte América. Es importante aclarar que la información recaudada coincide con comunicaciones verbales brindadas por personal experto del ámbito de la psicología criminalística de nuestro país.

 

Desarrollo

A sorpresa de todos el filicidio es un fenómeno que ha ido incrementando, de acuerdo con cifras del departamento de justicia de los Estados Unidos entre 1976 y 1994, 13,774 niños menores de 10 años murieron, un promedio de 765 filicidios, que corresponde a un niño cada 12 horas, homicidios realizados en su mayoría por los progenitores. En relación al número de homicidios a menores existen dos variables que influyen en el exactitud de la estadística, la primera es que muchos homicidios no son notificados y la segunda que algunos homicidios son confundidos con accidentes, por lo que se concluye que el número de filicidios es mayor al establecido (McKee, 2006).

Este incremento tiene su génesis en historias de mujeres con un pasado lleno de traumas y carencias. En forma generalizada fueron mujeres que no vivieron un apego seguro, al contrario, experimentaron en su infancia un estado ansiedad y zozobra por la falta de accesibilidad inmediata y respuesta de su principales figuras de afecto. La mayoría, provienen de hogares de padres divorciados,  fueron víctimas de abuso físico, sexual y negligencia (McKee, 2006).

 

Estas mujeres filicidas en el momento del homicidio se encontraban en su segunda década de vida, la gran mayoría tuvieron una educación limitada por falta de oportunidad o por un coeficiente intelectual bajo. Otro dato importantísimo es que aun cuando la mayoría se encuentran en una relación de pareja carecen de un apoyo significativo de su entorno, ya sea de su pareja, de su familia o de sus amigos. A todos estos datos se suma la situación de pobreza en la que viven la madres filicidas y como bien sabemos la pobreza es un importante estresor en la vida de las personas, ya que existen fallas en satisfacer necesidades básicas (seguridad, alimentación, educación) y es un detonante de la enfermedad psíquica (McKee, 2006).

 

Ya con una idea generalizada de la madre filicida toca describir las características de la víctima. Un dato sumamente interesante es quemadres que dan a luz en ambientes no médicos, solas, tienen mayor riesgo de cometer neonaticidio (sofocación, golpes, abandono). Se puede afirmar que la mayoría de los casos de neonaticidio e infanticidio solo incluyen una sola víctima, sin embargo, existe la excepción donde una madre mata a todos hijos. En referencia a la edad la mayoría de los niños asesinados están por debajo de los seis años de edad, esta claro que entre más pequeños menor amenaza resultan para la madre, lo que lleva a concluir que entre más pequeños mayor probabilidad tienen de ser asesinados (McKee, 2006).

 

El género de mayor incidencia es el femenino, dato que no sorprende ya que coincide con el maltrato de la mujer tan extendido en nuestro país y en el mundo. Ambas géneros son asesinados de diferente manera dependiendo de la edad y características de la madre. En la mayoría de los neonaticidios los niños son sofocados, ahogados, estrangulados o expuestos. De un mes a cinco años la mayoría mueren por golpes y los mayores de cinco años mueren como víctimas de armas de fuego o punzocortante, claramente se ejemplifica que conforme avanza la edad de las víctimas, mayor violencia es utilizada (McKee, 2006).

 

Clasificación de madres filicidas

Muchas personas se han dedicado a estudiar este fenómeno y han realizado una serie de clasificaciones que ayudan a realizar un diagnóstico de la madre filicida. A continuación la clasificación de McKee (2006), investigador que estudia a sus antecesores y plantea una visión muy completa y estructurada.

 

La primera clasificación hace referencia a la madre desvinculada, aquí el vínculo con el hijo no se desarrolla ya que no es deseado, por ejemplo, una mujer que fue violada, quedó embarazada; una madre vinculada con sus hijos (cinco) pero incapaz de vincularse con su sexto hijo debido al agotamiento físico y psíquico; una madre que el hijo representa su pérdida de libertad. Son diferentes los motivos por los cuales una madre no se vinculó pero es determinante para que se de una relación sana entre madre e hijo, la carencia de vínculo sano es la causante de la mayoría de las psicopatologías.

 

La segunda clasificación hace referencia a la madre abusiva y/o negligente, el abuso se explica como la exageración en la disciplina, expresado mediante el abuso físico y psicológico. La negligencia se explica como la incapacidad de cuidador de manera correcta, los cuidados son inadecuados e insuficientes. Por ejemplo una madre que abusa físicamente de su hijo de manera recurrente, una madre que reacciona de esporádicamente de manera agresiva, sin embargo, sus estallidos tan intensos que lleva a la muerte; una madre que no posee las herramientas intelectuales necesarias para ser una buena cuidadora.

 

La tercera clasificación es la madre psicótica.La enfermedad mental influye de manera negativa la percepción de la madre y la relación con sus hijos. Son madres que aun cuando hayan creado un vínculo, sus delirios y alucinaciones las llevan a cometer filicidio, por ejemplo creen que Dios les ordena que realicen el acto para librar a sus hijos del mal o ante su deseo suicida se llevan a sus hijos con la fantasía que es mejor que se vayan con ella a que se queden huérfanos de madre.

 

La cuarta clasificación es la madre retaliadora, que aquellaque desea castigar a otros a través de la destrucción de sus propios hijos. En este tipo de casos la madre que comete filicidio esta en conflicto por lo menos con un adulto que cree que le quiere quitar a su hijo, por ejemplo una madre que pelea la custodia de su hija con el padre, la mata con el propósito de castigar a la ex pareja.

 

La quinta clasificación es la madre antisocialdonde la relación con sus hijos esta caracterizada por la explotación y autoindulgencia. Ante circunstancias de vida son capaces de terminar con la vida de sus hijos, por ejemplo ante la promesa de cobrar un seguro de vida, ante la adicción o como una necesidad de narcisista, bien caracterizado por el síndrome Müchausen.

Conclusión.

Se podría decir que para las madres filicidas la muerte es una escapatoria de una situación vital intolerable, es una fuga de la realidad, ya sea, por mala salud, desgracia, y tal vez pobreza emocional y/o económica, es un escapismos de una situación que no se puede elaborar, es un acto definitivo. Para la madre filicida su realidad resulta insoportable, la madres dan muerte a sus hijos y en ocasiones a sí mismas, como un medio de solucionar una situación que resulta intolerable, la muerte parece ser su única escapatoria y es una promesa de una existencia mejor para los hijos asesinados o para los que se quedan, es una manera de reparar para sí mismas, para los hijos o para aquellas personas que dejan atrás (Menninger, 1938).

En las madres filicidas la hostilidad es demasiado grande para ser superada, el instinto de vida no es suficientemente fuerte para neutralizar sus tendencias destructivas, no existe una alteración en su propósito homicida. Una fusión más completa de los impulsos contractivos y destructivos da por resultado aquellas vinculaciones positivas a objetos y sujetos en el medio ambiente, lo cual. La madre filicida no tiene una fusión de los impulsos el agresivo domina sobre el libidinal, no discrimina entre los objetos que deben de ser amados y aquellos que deben de ser destruidos, esto  debido a una falla inminente en el apego, su deseo de reparación se basa en la destrucción, no lograr hacer una reparación  del objeto a través de la energía libidinal lo que rectifica la erotización del impulso agresivo (Menninger, 1938).

La madre filicida no es capaz de elaborar toda la agresión interna, no es capaz de retenerla, es proyectada y desplaza al objeto equivocado, al objeto que debió de haber sido amado. La madre filicida no lograr libidinizar el objeto de vida, o por alguna razón retira su energía libidinal del mismo, rompe con el vínculo  o apego, y se le desplaza un valor equivoco, un valor que no le corresponde,  es incapaz de investir o reinvestir al objeto con energía libidinal, este se convierte en algo que debe de ser destruido como un acto representativo de su propio dolor y sufrimiento. El deseo de la mujer de destruir sus imagos paternos cargados de sufrimiento es desplazado a la destrucción de sus hijos, mata a la imago paternales de manera simbólica (Segal, 2009) .

En el caso de las madre filicidas el objeto atacado no es más poderoso que el atacante no se mina la fuerza del impulso agresivo por la intimidación del miedo a la intención hostil en la otra persona, un miedo que amplifica el peligro del oponente más allá de la realidad. De forma generalizada la agresión no es inhibida por el miedo. La madre homicida cree que la omisión del filicidio tendría consecuencias peores que no llevarlo acabo, no cuentan con un súper yo estructurado ya que creen la muerte sobre la vida (Menninger, 1938).

 

Bibliografía

  • McKee, Geoffrey (2006). Why Mother Kill, a Forensic Psychologist´s Casebook. United Status of America: Oxford University Press.
  • Mitchell, Sthephen& Black, Margaret (1995). Freud and Beyond. United Status of America: Basic Books.
  • Paris, Ginette (2007). La vida Interior. México: Taurus.
  • Segal, Hanna (2009). Introducción a la obra de Melanie Klein. México: Paidós.

 

IMAGEN: sxc / zitherica