La Mediana Edad: Oportunidades y Desafíos.
Autor: Guadalupe Portal
 
El presente documento pretende definir a qué se refiere la mediana edad  desde una perspectiva evolutiva y los factores que contribuyen a la crisis, identificar algunos rasgos de la crisis normal y patológica y considerar algunos aspectos del tratamiento psicoanalítico en pacientes que cursan dicho periodo del desarrollo.
 
Al evaluar el estado emocional y conductual de un individuo, existen dos fenómenos que se dan por hecho. El primero es que los tipos de conducta y estados psicológicos definidos como normales o anormales, varían enormemente con la edad. Lo que se considera normal en una edad puede ser considerado anormal en otra. El segundo hecho es que el desarrollo psicológico no progresa de manera pareja. El desarrollo se da en etapas discontinuas, separadas por periodos de cambios rápidos o transiciones de una etapa a la siguiente. La maduración y el desarrollo vistos de esta manera son más claros en la niñez que en la adultez.
 
La etapa adulta se ha visto anteriormente como un periodo prolongado y continuo sin crisis, en la que los individuos experimentan sus propias altas y bajas como resultado de las vicisitudes de su particular condición de vida (Jaques, 1980).
 
Este autor elabora una síntesis de las etapas del desarrollo de la manera siguiente:infancia en la que donde el primer año de vida es el período crítico del desarrollo y culmina con la “crisis depresiva” en la segunda mitad del primer año;infancia temprana, periodo en el que emerge el yo consciente y organizado y el lenguaje; la crisis edípica seguida de la latencia que a su vez termina con la pubertad y la adolescencia. Tras esta etapa inicia el periodo de la adultez temprana que abarca desde la adolescencia tardía hasta la mitad de los 30`s. Al final de los 30´s  y hasta alrededor de los 50´s es le periodo de la mediana edad. Considera que posteriormente surge una nueva crisis en la adultez tardía (60-70 años).
 
El planteamiento de la existencia de etapas críticas en el desarrollo del yo es clara en el esquema propuesto por Erikson. La etapa de Identidad vs Confusión de la identidad, abarca de la niñez a la adolescencia; la etapa de Intimidad vs Soledad corresponde precisamente a la etapa de la adultez temprana; Generatividad vs Estancamiento sucede en la mediana edad y finalmente, la etapa de Integridad vs Desesperación corresponde a la adultez tardía.
 
Establecer las etapas del desarrollo permite representar las regularidades en el desarrollo y dan un marco sistemático de las mismas. Sabemos que en cada etapa hay una fase en la que se forma la estructura, seguida de otra fase transicional. En esta fase de transición el desafío es evaluar la estructura existente, explorar posibilidades y tomar decisiones que brindarán las bases a la nueva estructura.
 
Conocer el desarrollo de las etapas nos brinda la posibilidad de identificar las crisis del desarrollo, con las ansiedades, incertidumbres y estrés que forman parte de las expectativas normales y no son necesariamente un signo de una seria inestabilidad o un estado psicológico anormal.
 
La crisis de la mediana edad se puede comparar con la crisis de la pubertad en el sentido de que ambas crisis son universales y por lo tanto constituyen periodos transitorios y normales en la vida el ser humano. Asimismo, es un hecho que estos periodos críticos puede tener resultados diferentes en distintas personas debido a las variaciones en la estructura de la personalidad individual y el balance psíquico al comienzo del periodo de crisis. La suma de las experiencias tempranas del hombre, la neurosis y las heridas narcisistas se manifiestan y determina cómo la persona va a reaccionar ante su propio envejecimiento.
 
La crisis normal de la mediana edad.
Para llegar a un mejor entendimiento de lo que significa la mediana edad, uno debe considerar primero el periodo anterior de desarrollo. La adultez temprana (de los 20  años 35 años), proporcionan la libertad y privilegios de la madurez: se logran las metas de la adolescencia una a una. Por lo tanto la adultez temprana en el sentido libidinal, constituye un tiempo de cosecha ya que al mismo tiempo es un periodo de éxito y satisfacción narcisista. Terminar los estudios, graduarse de la universidad, obtener ingresos propios hace del adulto joven un miembro autónomo de la sociedad; el dejar el hogar paterno, encontrar una pareja y experimentar la vida sexual madura los convierte en hombres y mujeres. El matrimonio, un hogar y, tal vez un hijo, es el complemento del hombre y la mujer.  La gente generalmente están físicamente en forma y saludables. No han experimentado, por lo general, la muerte como una realidad. Pensar en términos de “si me muero…” es más natural que pensar “¿cuándo voy a morir?”. La omnipotencia del adulto joven no se ha quebrantado y su autoestima se mantiene intacta de manera poco realista. Aún cuando algunas veces el futuro produce temor, la vida continua siendo un reto y se mantiene el optimismo: toda la vida está a su disposición y pueden elegir de entre diferentes posibilidades. La mentalidad del adulto joven es ligeramente presuntuosa y megalomaniaza. Pero esta seguridad excesiva es natural en este momento del desarrollo.
 
¿Cómo inicia entonces la crisis de la mediana edad?
Un día la persona que ya no está tan joven pero aún no es viejo, hace un descubrimiento atemorizante sobre sí mismo. Hasta ahora había experimentado que gradualmente se había convertido en un adulto maduro, se da cuenta que empieza a envejecer. El preludio de esta experiencia alarmante puede constituirse por detalles como, la primera cana o pequeños signos de vejes en su cuerpo, o bien eventos muy significativos como la pérdida de un padre. Esta pérdida produce la concientización de su propia mortalidad
 
A veces se produce una crisis en la mediana edad sin que sea reconocida, debido a que los síntomas están encubiertos y las causas quedan sin examinar. Algunas de estas reacciones encubiertas son destructivas y se consideran un problema.
 
Por lo general en diversas culturas existen ciertos “rituales” que señalan tanto a  la persona como al grupo socialel inicio una crisis. En algunos países en la cultura occidental se realizan ceremonias para indicar el inicio de la adolescencia (fiestas de quince años); las bodas y los bautizos señalan que la pareja iniciará un periodo de adaptación y los cambios de conducta o reacciones que de estos desafíosgeneran tienen así una “justificación” ante la comunidad. Sin embargo, por lo general esto no sucede en el periodo de desarrollo de la mediana edad. No hay una ceremonia particular para indicar al grupo social que la persona en este periodo, puede iniciarcon una crisis.
 
Se podría considerar que la plenitud de la vida no es la juventud sino la mediana edad, pero ese no es el punto. El punto es cómo interpretan las personas el significado personal de convertirse en un hombre o una mujer de mediana edad.
 
Las personas de edad media se encuentran entre dos generaciones: por un lado, los jóvenes críticos y a veces agresivos y, por el otro, los viejos enfermos quizás padres moribundos que tratan de aferrarse a la vida. Por ello, en este periodo deben ser la fuerza para los jóvenes y para la generación mayor, y al mismo tiempo, están percibiendo su propia crisis.
 
Al igual que cualquier otra crisis, la de la mediana edad, altera el balance narcisista del hombre. Tiene que renunciar a su identidad de adulto-joven. Inevitablemente lleva a un retiro de la catexia que es dolorosa y cambios en si mismo que serán posible sólo si puede resolver el duelo. Si este duelo es exitoso se generará una nueva identidad sin la pérdida de fe en la propia vida. Se requiere dejar a un lado la ilusión de la juventud, la creencia en la inmortalidad y la habilidad para encontrar satisfacción en formas de vida posibles después de los primeros años, También requiere de mayor tolerancia hacia uno mismo y hacia los demás y la capacidad de aceptar la transición de vida. Cuando se ha superado la muerte de los padres y se ha interiorizado la idea de la propia mortalidad, también se tendrá la capacidad de afrontar la propia muerte sin llegar a un estado de desesperación, pánico i ira.
Es importante considerar que  este período constituye una crisis universal y, por tanto es un periodo normal de transición, en la que hay una crisis de identidad, de autorrealización y definición social. Uno de los cuestionamientos esenciales se traducen en la pregunta:  ¿qué quiero hacer ahora que ya hice lo que se suponía que tenía que hacer?
 
Rasgos Patológicos de la Crisis de la Mediana Edad:
Si bien algunos autores han descrito síntomas psicopatológicos en pacientes que no han logrado resolver eficientemente la crisis de la mediana edad, tales como depresión, desesperanza, hipomanía e hipocondría, también autores como Greenleigh (1970) y Marmor (1963) describen que existe la posibilidad de un incremento en la flexibilidad y la actividad.
De acuerdo con Jaques (1980) esta crisis puede manifestarse de tres maneras: la posibilidad creativa profesional  se detiene; la creatividad se manifiesta por primera vez, o se da un cambio en la cualidad y contenido de la actividad creativa.
 
Schalin, L. (1985) propone que los patrones patológicos de esta crisis pueden dividirse en tres grupos de acuerdo con las razones de las dificultades:
a)    Alteraciones narcisistas
b)    Alteraciones neuróticas
c)    Dificultades originadas en experiencias traumáticas.
 
Alteraciones Narcisistas:
El paciente narcisista ha vivido su infancia en un estado de necesidad libidinal. En consecuencia tanto el self como sus representaciones objetales están en mayor o menor grado lesionados. Prestan mayor atención en reparar y mantener la autoestima (el balance narcisista). Los logros de la adultez temprana pierden poco a poco su valor y la reparación narcisista se detiene.Dado que estos pacientes muestran dificultad para obtener gratificación en el trabajo y las relaciones de objeto, en la crisis pueden resolver los problemas mediante acciones autodestructivas.La incapacidad de amar se vincula con la capacidad de procesar los duelos. Por tanto, tienden a negar sus logros. Asimismo, mantienen una falsa juventud.
La incapacidad de amar dificulta la capacidad para resolver duelos. El amor y la tristeza son dos lados de la misma moneda. Por ello no son capaces de llorar la pérdida de la juventud para lograr un posterior balance. Por el contrario, tiende a negar el valor de lo que ha logrado.
 
Alteraciones Neuróticas:
El paciente neurótico ha vivido con una constante culpa inconsciente por la dificultad en la resolución del Complejo de Edipo. Es decir, presenta sentimientos de fracaso y culpa relacionados con el conflicto edípico no resuelto. La crisis en estos pacientes dependerá de la naturaleza de sus relaciones con los objetos primarios.
Una parte importante de la mediana edad es que el hombre es forzado a convertirse en su propio padre y la mujer a convertirse en su propia madre. En general, el paciente neurótico no logra esto con éxito, porque el hombre necesitaría llegar a una reconciliación interna con sus introyectos de la figura paterna,  que lo dejarían de perseguirlo con sus autoacusaciones edípicas. Si existe un fuerte conflicto edípico, difícil de resolver, se genera un mayor problema para que el hijo se permita ser un padre exitoso, después de la muerte de su propio padre. Asimismo, se dificulta el éxito en la pareja si existe un odio inconsciente hacia el rival edípico.
 
Dificultades originadas en experiencias traumáticas
En esta categoría se encuentran las personas que, habiendo tenido un desarrollo infantil sano, sufrieron un trauma psíquico (libidinal o narcisista) en el inicio de la crisis. Por ello pueden manifestar dificultades para recobrar la fe y el sentido de vida. En tales casos el resultado puede ser depresión, enfermedades físicas, regresiones e incluso suicidio.
Para Jaques el conflicto central de esta crisis es la realización del hecho y la inevitabilidad de la propia muerte. Asimismo, se produce una discrepancia entre las demandas del ideal del yo y los logros de vida del ser humano y el conflicto entre la negación y la aceptación del envejecimiento. Concluye que esencialmente hay un vínculo con las heridas narcisistas.
 
Algunas de las respuestas poco sanas ante el conflicto entre negación y aceptación del envejecimiento son: reparar el cuerpo: mediante cirugías, ejercicio, cambios de “look”; encontrar un nuevo cuerpo: por medio de nuevas elecciones de objeto hetero u homosexuales; sustituir el cuerpo:  que se manifiesta por la necesidad de encontrar objetos trancisionales.
 
Psicoanálisis en la mediana edad:
Diversos autores proponen algunas concepciones acerca de la efectividad del Psicoanálisis en la mediana edad. A continuación se enumeran algunas de éstas.
 

  • Freud en (1898) señala que el psicoanálisis en el adulto avanzado pierde efectividad.
  • Abraham (1919) considera que la edad en la que se manifiesta la neurosis es más importante que la edad cronológica, por lo que la efectividad del tratamiento psicoanalítico es hasta cierto punto independiente de la edad del paciente.
  • Fenichel (1945) postula que el éxito dependerá de la capacidad de obtener gratificación narcisista y libidinal.
  • Jung (1929) plantea que la mayor dificultad en el tratmiento se da en pacientes de 40 a 50 años ya que esta etapa se caracteriza por una contracción de fuerzas… la neurosis se relaciona con una actitud de aferrarse a la juventud. Las metas terapéuticas deben modificarse.
  • Grotjahn (1955) describe que existen tres reacciones ante el envejecimiento: la integración y aceptación de la vida; el incremento en la rigidez del ego y un ajuste neurótico; una regresión neurótica y psicótica. Considera que el psicoanálisis es efectivo cuando no hay regresión psicótica. Asimismo, señala que el incremento en la introspección en esta edad facilita el insight.
  • King (1974) considera que la visión negativa de algunos psicoanalistas hacia el tratamiento con adultos de esta edad se relaciona con la confrontación con su propio envejecimiento. Propone que la técnica psicoanalítica con estos pacientes es igual a la utilizada con adultos jóvenes.

 
Por otra parte, es importante considerar las razones conscientes por las que los pacientes en esta edad acuden a consulta:

  • Sentir que sus relaciones son artificiales y sin significado
  • Sentimientos de inutilidad e insatisfacción con sus logros
  • Incremento en el sentimiento de aislamiento consigo mimo y otros

 
Conclusiones:
1)    El self en la adultez no es un producto terminado sino es un estado dinámico y fluido.
2)    El self maduro adulto depende de la capacidad de aceptar lo que es genuino en el propio ser y en el mundo externo a pesar de las heridas narcisistas
3)    Los elementos narcisistas en esta etapa se relacionan con: el envejecimiento del cuerpo, las relaciones de objeto (pareja, hijos y padres), los retos del trabajo y la creatividad
4)    Se manifiesta una regresión normal al narcisismo infantil precipitado por los desafíos de vida
5)    La integración del narcisismo infantil es parte normal del proceso de la mediana edad
6)    El proceso psicoanalítico es, al igual que con otros pacientes, efectivo en la medida en que la persona tenga la capacidad de encontrar gratificación libidinal y narcisista en su vida
7)    El manejo del propio duelo ante el envejecimiento juega un papel importante en el manejo de la contratransferencia.
 
Bibliografía

  • Greenspan, S. y Pollock, G. (ed) The course of life:  Psychoanalitic contributions toward understanding personality development, Vol. III. 1980
  • Jaques, E. (1965). Death and the Mid-Life Crisis. International Journal of Psycho-Analysis  46: 502-514
  • Nemiroff, R. A. and Colarusso, C. A. (1980). Authenticity and Narcissism in the Adult Development of the Self. Annual of Psychoanalysis  8: 111-129
  • Schalin, L. (1985). On the Normal and Pathological Middle-age Crisis-Erich Maria Remarque, a Lost Survivor. ScandinavianPsychoanalyticReview  8: 115-139

 
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