Judaísmo y psicoanálisis

Autor: Anette Worthalter

A través del estudio acerca de la religión judía se puede precisar la existencia de una relación que vincula esta y la teoría psicoanalítica, varios ejemplos de normas y creencias judías pueden ser argumentadas y explicadas con la teoría psicoanalítica, así como también se puede percibir que parte de la instauración de está teoría se vio influenciada por raíces judías.

El origen judío de Freud tuvo gran dominio en su pensamiento, aunque no era religioso ni practicante, su pertenencia al pueblo judío estuvo íntimamente relacionada con el entendimiento del psicoanálisis. Como dice Yerushalmi (1991): “Entre la vida psíquica del individuo y del grupo no hay simplemente una analogía, sino una virtual identidad. De manera colectiva, también el grupo expresa la memoria de acontecimientos profundos experimentados en una etapa precoz de su historia y los transmite filogenéticamente a través del inconsciente.”

Marthe Robert fue una crítica y literaria francesa quien escribió un libro llamado Freud y la conciencia judía en el que apuntala el lazo entre el psicoanálisis y el judaísmo diciendo: “Que exista un estrecho vínculo entre el psicoanálisis y lo que habitualmente llamamos el espíritu judío parece ser tan evidente, que por lo general, nos limitamos a señalarlo sin esforzarnos en definir el propio espíritu judío, ni interrogarnos sobre su peculiar modo de transmisión.” (Robert, 1976). Ella señala en varias ocasiones la existencia de una notable relación entre la teoría freudiana y la filosofía judía. Para Marthe Robert la obra de Freud puede ser leída como un capítulo de larga historia del pensamiento judío escrito en la modernidad y elevado a la máxima expresión científica (Cohen, 2005). Robert afirma que el propio Freud era capaz de reconocer la influencia que tuvieron sus orígenes judíos en su desempeño “rebelde”: “Está convencido de que su condición de judío le ha ayudado poderosamente en su combate contra prevenciones de la mayoría, y que si ha podido al fin hacer triunfar su “parte de verdad”, es porque tenía en cierto modo por nacimiento el valor de la rebeldía “ (Robert, 1976).

En 1930 Freud escribió un prefacio para la traducción en hebreo de Tótem y Tabú que explicaba brevemente su posición en relación a su propia identidad judía: “Ninguno de los lectores de la versión hebrea de este libro podrá ponerse con facilidad en la situación afectiva del autor, quien ni comprende la lengua sagrada, se ha enajenado por completo de la religión paterna –como de toda otra-, no puede simpatizar con ideales nacionalistas y, sin embargo nunca ha desmentido la pertenencia a su pueblo, siente su especificidad de judío y no abriga deseos de cambiarla. Si se le preguntara: “que te queda entonces de judío, si has resignado a todas esas relaciones de comunidad con tus compatriotas”, respondería: “Todavía mucho, probablemente lo principal de mi personalidad”. Pero en el presente no podría verter eso esencial con palabras claras. Es seguro que alguna vez lo conseguirá una intelección científica” (Freud, 1980).

En este breve párrafo Freud nos deja con muchas preguntas; ¿a que se refería con que siente su especificidad de judío? ¿Cuál es esa cualidad esencial de la que habla? ¿en la actualidad alguna intelección científica lo ha logrado explicar? Me parece que estas preguntas aún no tienen respuestas completas pero lo que si queda claro es que la participación e identificación con unos valores culturales específicos a la tradición judía, son algo común y peculiar que existe entre los judíos (Giménez Segura, 1991). Como el mismo Freud (en 1926) explicó en su discurso a los miembros de la sociedad B´nai B´rith: “Lo que me ataba al judaísmo no era ni la fe ni el orgullo nacional; en efecto, siempre permanecí incrédulo y fui educado sin religión (…) Pero restaban sobradas cosas que volvían irresistible la atracción del judaísmo y de los judíos (…) la clara consciencia de la identidad íntima, de la familiaridad de poseer una misma arquitectura anímica.” (Freud, 1941). Como si se tratara de una característica en relación a una cierta estructuración interior que va más allá de la religión y la descripción verbal.

Debido a esta misma arquitectura anímica de la que habla Freud, se puede comprender el desarrollo del psicoanálisis visualizado desde otra perspectiva. Es posible que el acercamiento que tuvo Freud en su infancia con la Biblia le abrió el camino hacia un mayor cuestionamiento, ya que otro de los aspectos en el que se puede observar la presencia de lo hebraico en el psicoanálisis es en el método de interpretación que antiguamente se utilizaba en la tradición oral hebrea y después fue transcrita en el Talmud (Del Col, 1995). También existe gran similitud entre la asociación libre que se utiliza en el diván y el método de discusión rabínica.

Freud organiza su texto y su forma de transmitir las ideas de tal manera que parecen estar atravesados por un modo de narrar y relatar muy parecido al modo que se encuentra en algunos de los libros de la literatura judía (como el Talmud y la hagadá). En la literatura de Freud esto se puede observar en los chistes, cuentos, relatos e historias que toma para explicar sus teorías y las psicopatología de sus pacientes (Cohen, 2005). Paulina Sorgen realiza un exhaustivo trabajo de investigación en el que profundiza acerca de las semejanzas entre el método de interpretación utilizado en la tradición judía y el que utilizaba Freud. Compara las trece reglas (midot) que utilizaban los exégetas para la interpretación de la Torá y los métodos del entendimiento del inconsciente explicados por Freud. La autora afirma que La interpretación, entonces, es el instrumento esencial de la exégesis judía en su estudio de la Torá y el instrumento del psicoanálisis” (Sorgen, 2009). Mostrando con distintos ejemplos de textos Freudianos y textos rabínicos la existencia de puntos que vinculan y asemejan el uso de un método similar de interpretación.

El judío ortodoxo es conocido por tener que llevar una vida reglamentada en la que debe de practicar distintos preceptos en su cotidianidad a partir de cierta edad (en el caso de los hombres a los 13 años en su bar mitzva y en el caso de las mujeres a los 12 años en su bat mitzva). El judío tiene que cumplir con ciertas normas que son introducidas por la Torá y más adelante se convirtieron en distintas leyes específicas a las que hoy llamamos halajá (conjunto de leyes judías). Algunos ejemplos son: tener que decir una bendición específica, lavarse las manos al despertar, la kashrut (cómo comer y que alimentos son permitidos), respetar shabat (no realizar ningún tipo de trabajo el día sábado), etc…

En Tótem y Tabú (Freud, 1913) se observan algunos preceptos religiosos que se siguen respetando y llevando a cabo en la actualidad por la comunidad judía. En este escrito Freud expone que la creación de la cultura se da por medio de las prohibiciones y la represión de deseos. “Si el animal totémico es el padre, los dos principales mandamientos del totemismo, los dos preceptos-tabú que constituyen su núcleo, el de no matar al tótem y no usar sexualmente a ninguna mujer que pertenezca a él, coinciden por su contenido con los dos crímenes de Edipo, quien mató a su padre y tomó por mujer a su madre, y con los dos deseos primordiales del niño, cuya represión insuficiente o cuyo nuevo despertar constituye quizás el núcleo de todas las psiconeurosis.” (Freud, 1994) En la hipótesis propuesta por Freud podemos encontrar que las dos principales prohibiciones totémicas (no matar y la prohibición del incesto) nacen del deseo infantil, de matar al padre y poseer a la madre. Estas serían las dos principales prohibiciones centrales que conforman la Ley que rige la cultura.

En el judaísmo parte muy importante de las normas que se deben de cumplir son las prohibiciones que forman parte de las halajot. Estas prohibiciones en general son transmitidas por el padre quien es el que da el apellido y rige las costumbres y tradiciones de la casa. La madre será la encargada de transmitir el judaísmo por medio de la sangre. En Tótem y Tabú se especifica la prohibición del incesto, esta prohibición se enumera en más de una ocasión en la biblia y se puede observar explícitamente en: Génesis 2:24 “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, en Salmos 45:10 “Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído; olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre”. Y en levítico 18:6: “Ningún hombre se allegue a ninguna parienta cercana para descubrir su desnudez. Y levítico 18:7 “La desnudez de tu padre o la desnudez de tu madre no descubrirás; tu madre es; no descubrirás su desnudez”. Estos distintos versículos se encuentran dispersos por la biblia y explican no solo la prohibición del incesto si no también la importancia de que tanto la mujer y el hombre están destinados a emparejarse y a dejar la casa de sus padres para formar su propia familia para seguir el legado de la cultura que se puede observar desde las leyes totémicas.

El rechazo al incesto no se da por instinto, sino que se da por medio de la función de la represión. Assoun (2003) hace referencia al cumplimiento de las leyes de la cultura al mencionar “la correlación que existe entre el mecanismo de fijación -regresión a la infancia y el grado de cultura. Un grado que aumenta la intensidad de la represión y con ello mismo la acción a destiempo de la represión de las pulsiones” (Assoun, 2003). En esta frase deja claro que la función de reprimir es lo que determina el “grado de cultura” y es la misma cultura que exige que se lleve a cabo la represión de las pulsiones. Se podría decir que todas estas leyes y normas judías son las que en la cultura judía estarían demandando la represión.

En Moisés y la religión monoteísta, Freud explica como se da la institución del monoteísmo en el judaísmo, “considera el monoteísmo como el retorno, tras largos intervalos, del padre primordial, al que denomina la religión del padre primordial. Este es el punto de viraje, el padre primordial, el padre verdadero pasa a ser el dios-padre único del monoteísmo, cuyo retorno no es sin el intervalo como novedad (Raffaini, 2008). Anteriormente se mencionó que es el padre quien pone en manifiesto las normas que se deben de cumplir en casa por lo que la interpretación de los fenómenos humanos que forma Freud no se alejan de las normas judías, en su teoría Freud afirma que la estructura subjetiva se ancla en el referente paterno, en el que el orden lingüístico esta basado en la ley paterna y se sustenta en la palabra y en la escritura (Cohen, 2005). Esto también se puede observar en cuanto a el culto y los ritos, la decisión de a que comunidad o sinagoga (templo) se va a pertenecer generalmente es tomada o transmitida por el padre de familia. Esta decisión significa elegir un lugar en donde se reúne la comunidad judía no solo para rezar si no también para dar un sentido de pertenencia.

La forma en que se descifra el inconsciente se relaciona con la lectura de lo oculto en la numerología, el pensamiento mágico con las premoniciones, el modo simbólico y metafórico de Freud presente en su teoría se haya también en el carácter cabalístico que busca leer lo implícito en el texto (Cohen, 2005). De esta manera son muchas las formas en las que podemos observar esta vinculación; así como el pensamiento judío se puede percibir en el estilo narrativo de Freud también lo encontramos en la búsqueda de la verdad que atraviesa la parte religiosa para encontrarse más bien con lo profundo de la identidad.

El formar parte de una comunidad significa convertirse en el eslabón de una cadena, esto te permite trascender de cierta manera. Se podría decir que la importancia que le damos a formar parte de una familia podría ser visto de un modo distinto al pensar que al ser integrante de una cultura sería como pertenecer a una gran familia en la que para entender quien eres también se deberá entender de donde vienes y el legado que te han dejado anteriormente.

Cada costumbre religiosa tiene un trasfondo que puede ser explicado muy probablemente desde el psicoanálisis ya que la necesidad de familiaridad la tiene presente cualquier individuo ya sea de manera consciente o inconsciente. Es importante estudiar como cada grupo de pertenencia marca un grado de identidad en cada sujeto, por lo que el estudio de cualquier cultura y su relación con el psicoanálisis le concierne a todos los pueblos no solo al judío. El psicoanálisis como saber universal tendrá relación con diferentes raíces y orígenes, eso es lo que lo hace tan enriquecedor. Porque Freud jamás deseó que se quedara como un saber exclusivo, por el contrario para hacer un estudio que tenga como objetivo la búsqueda del inconsciente de cada sujeto deberá abarcar la mayor diversidad cultural posible. Es por eso que es tan significativo tener en cuenta como la singularidad de cada sujeto se ve tocada por su propia historia y la historia de sus generaciones pasadas. Lo que crea y transmite cada persona estará relacionado con las alianzas que tiene con su grupo de pertenencia.

Bibliografía

 

  • La biblia. Obtenido de Biblia En línea: http://www.bibliaenlinea.org/
  • Cohen, M. (2005). Identidad, subjetividad y lengua de origen. Buenos Aires: Ediciones del signo.
  • Assoun, P. L. (2003). Freud y las ciencias sociales. Barcelona: Ediciones del Serbal.
  • Del Col, J. (1995). Psicoanalisis de Freud y religión. Bahía Blanca.
  • Freud, S(1994). Obras Completas . Buenos aires: Amorrortu.
  • Freud, S. (1941). Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, S. (1980). Prólogo a la edición en hebreo. En Tótem y Tabú (pág. p.9). Buenos Aires: Amorrortu.
  • Giménez Segura, M. d. (1991). Judaísmo, psicoanálisis y sexualidad femenina. Barcelona: Anthropos.
  • Raffaini, L. E. (2008). El lugar del padre primordial en Moisés y la religión monoteísta. Algunas conclusiones. Scielo .
  • Reik, T. (1999). Psicoanálisis del humor judío.
  • Robert, M. (1976). Freud y la conciencia judía. Barcelona: Ediciones península.
  • Sorgen, P. (2009). La interpretación. Psicoanálisis y Talmud. Buenos Aires: Letra Viva.
  • Yerushalmi, Y. (1991). El Moisés de Freud. Judaísmo terminable o interminable. Buenos Aires: Nueva Visión.