“Implicaciones psicosociales a partir de los cambios tecnológicos”.

Autora: Gloria Fernández

 

Hoy en día, vivimos en un momento diferente en cuanto a la forma de comunicarnos. Gran parte de lo que moldea nuestro estilo de vida, tiene que ver con los avances tecnológicos, por ejemplo, el uso del internet, que ha pasado a ser parte de la cotidianeidad. Los temores por los cambios surgidos frente a un ritmo acelerado no se han hecho esperar, desde la gente mayor que habla con añoranza sobre un pasado en el que los niños jugaban entre ellos (y no con aparatos electrónicos), hasta las personas que imaginan escenarios apocalípticos donde los robots terminan dominando el mundo y destruyendo a la raza humana. Sin embargo, cabe decir que el impacto más actual, tiene que ver con que favorecemos la inmediatez y evitamos la frustración.

“WALL-E” (Stanton, 2008) una película de animación realizada por Disney Pixar, aborda el tema con mucha franqueza. Podemos ver una historia que comienza con el planeta tierra destruida y restos de lo que solía ser una ciudad. Lo único que queda, son siluetas construidas con cubos de basura comprimida, que buscan semejar edificios de gran altura.

A partir de los remanentes plasmados en la escenografía, uno puede imaginarse que la forma de vida humana como la conocemos hoy en día, es la que en esta película ha sido dejada atrás. Después, aparecen letreros y más letreros publicitarios, retratando el nivel de consumismo en el que actualmente vivimos. Se observan objetos viejos y destartalados que quedaron rezagados, entre ellos, un pequeño robot llamado WALL-E, cuya principal función es comprimir la basura. Acompañado únicamente por una cucaracha, WALL-E pasa sus días casi en soledad, pero todo cambia cuando aparece EVA, una robot enviada para recolectar cualquier signo de vida en la tierra. Después de conocerla, WALL-E entabla un fuerte lazo afectivo con ella, que incluso, en una escena se ve plasmado, al tallar un corazón con sus nombres como solían hacerlo los enamorados en el tronco de los árboles.

Llama la atención que en esta película muchos de nosotros terminamos por empatizar con un robot, aunque WALL-E asemeja una forma de vida que parece tener un rostro, en realidad es una máquina creada por el hombre para cumplir una función específica.

Muldworf habla de cómo: “La forma del rostro humano constituye el primer estímulo en que el niño encuentra satisfacción para su deseo de relacionarse” (Muldworf, 1977, p.26)

Por su parte, Spitz plantea el primer organizador especificado por la aparición de la sonrisa ante el rostro humano, explicando que a partir del segundo y tercer mes, el bebé sonríe cuando una cara humana surge frente sus ojos. (Marcelli y De Ajuriaguerra, 1996)

El que WALL-E parezca tener un rostro que expresa afectos como tristeza, amor y hasta miedo, es lo que nos hace identificarnos y empatizar con él. No sorprende el hecho de que las creaciones hechas por el hombre, como algunas formas de inteligencia artificial, posean características similares a las del ser humano.

De Casilda, expone que: “La idea de la creación de un hombre artificial… desde siempre ha estado unida a las mitologías y a la leyenda. Leyendas bíblicas nos hablan de que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Y la raza humana llevada por su narcisismo… ha deseado duplicarse con sus propias creaciones.” (De Casilda, 1989, p. 226)

 

Retomando la narrativa de la película, cuando EVA logra recolectar una prueba de vida en la tierra, regresa a la nave que se ha vuelto hogar de los humanos. Al no querer separarse de ella, WALL-E la sigue y se topa con un lugar en el que las personas se trasladan en una silla flotante que contiene el equipo necesario para cubrir sus necesidades y más. Semejante a un bebé que aún no puede andar en sus propios pasos, en esta película, la humanidad recibe comida, bebida y entretenimiento desde la comodidad de su silla, cualquier demanda es cumplida con tan sólo dar click a un botón. Pasan unos junto a otros sin siquiera mirarse, ya que toda interacción se hace a través de una pantalla incorporada a su campo de visión.

Esta falta de contacto y la gratificación inmediata, pueden pensarse como una analogía al narcisismo primario planteado por Freud en su obra “Introducción al narcisismo” (1914), donde refiere que el bebé, fusionado con la madre, se vive como fuente de gratificación omnipotente. (Freud, 1993)

A mi parecer, este filme puede ser interpretado desde diferentes puntos de vista, sin embargo, me gustaría dirigir el tema hacia las modificaciones que hemos hecho a partir de los avances tecnológicos respecto a nuestro estilo de vida, la forma de comunicarnos, pero sobretodo, la perpetua e inextinguible necesidad de vincularnos con el otro.

Me es inevitable pensar que nos hemos encontrado con soluciones que muchas veces se han vuelto parte de la problemática. Pareciera que el ser humano, buscando más interacción y cercanía, consiguió hacer todo lo contrario creando más distancia. Frente a la poca interacción que antes teníamos, se buscaron soluciones prácticas. Primero, con la llegada del correo electrónico, ya no era necesario esperar varios días para enviar una carta, ahora, el teléfono celular, sin duda se plantó como el dispositivo más usado para comunicarnos. Cabe pensar en la seguridad que se puede sentir al escondernos detrás de una llamada telefónica sin tener que mirar frente a frente a otra persona. Si vamos más lejos, puede bastar con enviar un mensaje de texto, que algunas veces parece más un monólogo que un diálogo. Para muchos es más cómodo evitar una réplica del receptor, lo que no elimina la necesidad de ser reconocido y visto por otro, pues para que haya un remitente, debe existir un destinatario.

Al hablar de esta necesidad de ser mirados, conviene pensar en la relación del bebé con la madre, cuya mirada es esencial para que el bebé constituya su propia imagen.

Por otro lado, el ver robots que hacen cosas por nosotros como limpiar, no está lejos de la realidad. Actualmente existen máquinas automatizadas que asean el piso, y las tan famosas Siri, Alexa o Google Assistant que actúan como asistentes virtuales en nuestros aparatos electrónicos, pueden responder preguntas, ejecutar solicitudes y realizar algunas tareas. Algo muy característico es que se comunican por medio del habla, recordemos que un bebé desde que está en el vientre, puede reaccionar y reconocer la voz de su madre. Con esto se explica que el escuchar sea un sentido más primitivo que la vista, así como la preferencia por qué la voz elegida en los sistemas operativos tienda a ser la de una mujer. Comprendemos también, por qué el ser humano, a pesar de haber reducido parte de su interacción con otros individuos, siempre busca emular las relaciones humanas.

Existen situaciones en las que se crea una confusión tan grande, que surge la fantasía de que este tipo de inteligencia artificial posee vida, ya sea como un pensamiento fugaz que es corregido o como un pensamiento delirante que se mantiene. Algunos individuos, incluso pueden desarrollar sentimientos por dichos mecanismos virtuales, que a pesar de acontecer como algo desadaptativo, surge a partir de la búsqueda de establecer un vínculo con el otro.

 

Implicaciones psicológicas y socioeconómicas

Por mencionar algunas de las ventajas que han surgido a raíz de los avances tecnológicos, se ubica la facilidad que tenemos ahora para realizar compras rápidas, hacer pagos a entidades que ofrecen servicios públicos y recabar información en los buscadores virtuales. La eficacia que se ha logrado con esto, ha llevado a la gente a ahorrar tiempo, dinero y traslados innecesarios.

Por otro lado, existe una genuina preocupación por la posible pérdida de muchas fuentes de trabajo, ya que muchos de estos sistemas electromecánicos han empezado a suplir varias de las funciones que solían estar destinadas a la práctica humana. Empleos relacionados con trabajos manuales son los que principalmente han ido desapareciendo a gran velocidad.

Ahora existen algunos restaurantes en los que no hay meseros, y en su lugar, se encuentra una pantalla donde el comensal puede hacer su pedido y recibir sus alimentos a través de una banda eléctrica. Algunos supermercados, han prescindido de emplear a cajeros que realicen los cobros, para pasar a un modelo de autoservicio en el que el cliente es quien escanea el código de su mercancía y deposita el dinero dentro de una máquina. Una vez más, remitiéndonos a un posible futuro donde la escasa interacción social será lo que prevalezca.

No cabe duda, que generación tras generación, seguimos atesorando el pasado al hablar de épocas mejores cuando no se hacía “esto” o “aquello”. La polaridad observada frente al método práctico en el que se realizan muchas actividades hoy en día, a comparación de cómo se realizaban pocos años atrás, lleva a replantearnos hasta donde esa practicidad deja de serlo, para volverse holgazanería y simple comodidad.

Para el psicoanálisis, estos cambios no pasan desapercibidos. Al ser una práctica enfocada al bienestar psíquico y emocional del ser humano, no podemos ignorar el aspecto social, cultural, político, económico y de la época que estamos viviendo. Hemos visto que a pesar de que los cimientos teóricos siguen prevaleciendo, la aplicación técnica se ha ido modificando con los avances de la época. Hoy en día, hay analistas que atienden a distancia utilizando herramientas tecnológicas como las videoconferencias o llamadas telefónicas. Aunque existe un fuerte debate al respecto, cada vez son más los psicoanalistas que lo han ido incorporando a su práctica.

Sánchez aborda el tema diciendo: “No se trata de desconocer y no aplicar los avances tecnológicos sino todo lo contrario, poder utilizarlos con humanidad, brindándole al ser humano el tono de humanidad, que implica no solo la comprensión sino la sensibilidad expresada con la voz cálida, una sonrisa, una aceptación con todo el saber y posibilidad de la tecnología que avanza día a día. Se trata también de entender que son múltiples las experiencias que a diario viven los enfermos en relación con su enfermedad, a los profesionales que los atienden, a las técnicas que se instrumentan y aplican a los actos terapéuticos… desde la relación con su médico o institución, hasta los costos a que se ven abocados pasando en especial, por su mundo emocional, con la gama de sensopercepciones, afectos, junto a la sensibilidad, las fantasías y los pensamientos, en este transcurrir de expectativas de esperanza de vida.” (Sánchez, 2002, p. 274)

Ahora bien, respecto a las funciones en las que el ser humano ha sido suplido por los ya mencionados avances tecnológicos, hemos de hacer hincapié en que existen profesiones que exigen un ejercicio más “humano”, procurando hacer uso de esta palabra en el sentido que otorga a las personas el poder sentir afecto, empatía y comprensión hacia sus semejantes y hacia los otros seres vivos.

 

Conclusiones e implicaciones en el campo psicoanalítico

Una de las preguntas que surgen respecto a los cambios en la comunicación actual, tiene relación con las implicaciones presentes en el ejercicio práctico del psicoanálisis. El cuestionamiento se centra en poder reconocer, si existe o no, la posibilidad de hacer uso de las herramientas tecnológicas, a la vez que se logre mantener un encuadre y hacer psicoanálisis con un paciente.

Tomo como ejemplo, un trabajo escrito por El Dr. Ricardo Carlino, titulado “¿Psicoanálisis por teléfono?”, en el que habla acerca de ejercer un psicoanálisis a distancia, señalando que:

En el setting telefónico el soporte material al encuentro ya no es el consultorio del analista […] Si bien aquí la presencia no es corporal tampoco podemos pensar en términos de ausencia. Hay un otro tipo de presencia materializada en la concurrencia a un encuentro en hora, día y teléfonos acordados. Más allá de sus propios cuerpos, hay un diálogo entre dos personas con una intención mediada por los términos del contrato analítico e incluso una responsabilidad civil ante la ley.” (Carlino, 2006, p. 8)

Tomemos en cuenta que la creación de nuevas herramientas de comunicación ha surgido en parte por necesidad, esto también ha generado mayores oportunidades y un mayor alcance para aquellos que por diferentes circunstancias (tiempo, distancia, movilidad, idioma, etc) no pueden asistir a un psicoanálisis presencial.

Respecto a las necesidades que aparecen conforme la sociedad va cambiando, Carlino también comenta que: “El Psicoanálisis está haciendo uso de un recurso técnico que la cultura le ofrece –la facilidad de comunicación telefónica– y que, por otro lado, a su vez le demanda.” (Carlino, 2006, p.9)

Es decir, que es necesario plantearnos dichos cambios no sólo como un medio facilitador, sino como una realidad que se impone en la actualidad. Dado que el psicoanálisis está en conexión directa con la psicología profunda del hombre, es prudente plantearnos cuales serían las modificaciones pertinentes para implementar en la técnica psicoanalítica.

 

 

Bibliografía

  • Carlino, R (2006). “¿Psicoanálisis por teléfono?”. Fepal – XXVI Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis. “El legado de Freud a 150 años de su nacimiento” Lima, Perú – Octubre 2006
  • De Casilda, M (1989). “La ciencia ficción, un agujero negro en el cine de género”. Bilbao: Universidad del País Vasco.
  • Freud, S (1993). “Obras Completas – Tomo XIV.” Buenos Aires: Amorrortu Editores.
  • Marcelli, D. De Ajuriaguerra, J (1996). “Psicopatología del Niño”. Barcelona: Masson. 3ª edición.
  • Morris, J. Collins, L (productores) y Stanton, A. (director). (2008). “WALL-E” [cinta cinematográfica]. E.U: Pixar. Walt Disney Pictures.
  • Muldworf, B (1977). “Estudios sobre feminidad y sexualidad: precedidos de Marxismo y Psicoanálisis”. E.U: Promociones Editoriales.
  • Sánchez, G (2002). “Psicoanálisis y la Teoría De la Complejidad (Una Metáfora)” Colombia: Academia Nacional de Medicina. 1° edición.