Por: Cecilia Alcocer

Últimamente he observado que están pasando muchas cosas violentas en México, y lo veo tanto en la consulta como en las marchas y las noticias, me sorprende como los niveles de violencia han logrado alcanzar la vida de todos incluidos los niños, pero también cómo desde niños comienza todo esto. Lo cual hace que se repita y perpetúe un tejido social dañado, siendo cada vez más difícil obtener una protección y una seguridad tanto de los padres como del estado.

Siempre me ha interesado mucho observar y hablar sobre los temas que ocurren en una sociedad tan peculiar como lo es la mexicana, sin embargo, considero que en esta ocasión es importante hablar sobre lo que está sucediendo en nuestro entorno, el cual nos muestra cada día una mayor patología y desestructura como sociedad que me gustaría comprender a lo largo de esta reflexión, ya que también nos impacta a todos a nivel individual.

Comenzaré por dos casos de tratamiento, intentando compartir los detalles que desde un principio llamaron mi atención y nos permiten entender varias de las causas del problema. Al igual que a lo largo de este trabajo quisiera mencionar dos terribles sucesos ocurridos recientemente a niños de la misma edad que mis pacientes, los cuales fueron de gran impacto, sobre todo en lo que tiene que ver con los niños en México.

Llegaron a consulta dos niños varones de siete años con motivos parecidos, su conducta es bastante disruptiva, uno principalmente en el ámbito escolar y el otro mayormente en casa; lo más interesantes es que algo característico que comparten ambos casos, es que muestran una indiferencia total frente a las consecuencias, al igual que me da la impresión de que estoy tratando con dos adultos más que con dos niños.

A Patricio lo refirió la escuela, porque ya habían intentado todas las estrategias para poder controlar su comportamiento y que no distrajera a sus compañeros. Al entrevistar a los papás llamaron mi atención varios aspectos, el primero que al citarlos les mencione que debían de venir únicamente ellos, tanto porque hablaríamos de datos importantes sobre la historia de Patricio, como porque no tengo ningún espacio donde él pudiera esperarnos. Al llegar a la entrevista, noto que vienen en compañía de su hermanita de 4 años, a la cual hubo que ubicarla en el consultorio contiguo que afortunadamente se encontraba desocupado, se le dieron algunos juegos, hojas y crayolas para dibujar mientras teníamos la entrevista; a todo esto, la mamá le dice que nos espere y que cuide de no pintar por fuera de las hojas.

Durante la entrevista, varios datos sobre las historia de Patricio fueron significativos para mí, por un lado me hablaban de un niño de inteligencia sobresaliente, dato confirmado por evaluaciones que le hicieron antes y por el otro mencionan que dejó el pañal por las noches hasta los seis años. Patricio suele pasarse a diario a la cama los padres desde muy chiquito y fue amamantado hasta los tres años, a lo cual la madre agrego “Es que nosotros somos unos papás muy hippies, muy flexibles”.

También mencionan que, al ser tan inteligente, sabe bien como manipular a los maestros, cuestión que le costó que lo suspendieran de la escuela anterior, siendo esto algo doloroso para Patricio. Al terminar la entrevista despido a los padres y a la hermanita, y poco después noto que la niña rayo con crayolas todo el sillón, la mesa y las paredes del consultorio contiguo en donde nos estuvo esperando, lo cual me hizo pensar que algo con las reglas no andaba bien en este caso.

Patricio comenzó a venir dos veces por semana, sin embargo nos tomó 2 meses poder iniciar el tratamiento en forma, ya que constantemente solían faltar en traerlo o bien se equivocaban de horario. Frente a esto Patricio solía molestarse conmigo, ya que sentía que algo yo no le estaba dando, cuestión que se le fue interpretando.

Sin embargo, lo que más me llamó la atención de Patricio, fue la contratransferencia que despertó en mí, inesperadamente fue de mucha ternura y también de cierta tristeza al ver como el internamente se percibía como un niño malo, vetado de poder tener cosas buenas y como esto lo acompañaría el resto de su vida, me decía “Cuando sea grande yo creo que voy a tener muchos problemas cuando trabaje, porque casi siempre me meto en problemas en la escuela”.

Segal explicando a Klein nos dice que la creencia en la bondad de los objetos y de uno mismo se basa en la idealización, precursora de buenas relaciones objétales. La relación con un objeto bueno contiene generalmente cierto grado de idealización y esta persiste en muchas situaciones como enamorarse, apreciar la belleza, formarse ideales sociales, emociones que, aunque no sean estrictamente racionales, incrementan la riqueza y variedad de nuestras vidas. (Segal, H. 2010. pg. 35)

Patricio pareciera carecer de este tipo de relaciones objétales tanto para consigo mismo como para con los otros, cuestión que determinaba en gran medida su forma de relacionarse; por lo que al encontrar por primera vez un espacio en donde la naturaleza del encuadre le ofrecía una estructura y consistencia, al igual que la posibilidad de expresarse sin ser objeto de persecución, es decir sin ser regañado o reprobado, quizás hizo que no se mostrara trasgresor en la transferencia.

Su inteligencia comenzó a emplearla para cuestionarse muchos temas y a la vez poder conocerse a sí mismo, por lo cual empezó a gustarme mucho trabajar con él , ya tiene unas ideas y asociaciones muy interesantes al igual que entiende muy rápido cualquier intervención.

Sin embargo muestra poca riqueza y variedad en los juegos que elige, casi todas las sesiones pide jugar futbolito y pareciera que lo toma más como un pretexto para hablar mientras mueve la pelota, que verse realmente inmerso o comprometido con el juego.

Finalmente, otros dos aspectos que me sorprendieron, fue escucharlo hablar de cómo le costaba poder controlar los impulsos que sentía, al ver que la pelota pasaba a través de la portería y su portero no hacía nada por detenerla me dijo “así es como me pasa a mí, cuando siento que quiero hacerle daño a mi hermanita, no puedo detenerlo, le tiro sus juguetes por el balcón o sus dulces por el excusado”. A esto le pregunto si tuvo alguna consecuencia por ello y me responde que sí, su papá le rompió su espada favorita, lo cual fue algo doloroso para él y es siempre el tipo de consecuencia que recibe por parte de él. De parte de mamá casi nunca hay castigos, ya que la ve poco en la casa, a veces pasan dos o tres días y no la ha visto, debido a que es bailarina y trabaja más que papá.

De igual forma tiene mucho miedo que por jugar tantas y tantas horas video juegos, le surgirán tics faciales como a un niño de su escuela, así como mucho terror por personajes como la llorona a la cual pudiera invocar.

Segal, menciona que él bebé utiliza diversos mecanismos de defensa para protegerse de sentir al principio el miedo a la muerte desde dentro y a los perseguidores externos e internos, una vez que ha deflexionado el instinto de muerte. Pero todos esos mecanismos originan a su vez ansiedades propias, por ejemplo, la proyección hacia afuera de malos sentimientos y partes malas del yo genera persecución externa, la reintroyección de perseguidores origina ansiedad hipocondriaca y la proyección hacia afuera de partes buenas produce la ansiedad de quedar vacío de bondad e invadido de perseguidores, al igual que el miedo de que el objeto atacado proyecte sobre uno en retaliación. (Segal, H. 2010. pg. 35)

A mi parecer Patricio se encuentra constantemente en un funcionamiento esquizo-paranoide, favorecido tanto por las interpretaciones de su mundo interno, la dificultad para la regulación de su vida pulsional, así como por la ausencia de límites y regulación por parte de sus figuras parentales desde su infancia más temprana, quedando con una fuerte dificultad para poder relacionarse de manera satisfactoria en su entorno.

El segundo caso se trata de Braulio, un niño de también siete años, hijo de una madre que lo tuvo a los veinte años, ya que quedó embarazada tres meses después de conocer a su padre, el cual actualmente trabaja como escolta para una persona que requiere seguridad. Los datos que en esta entrevista llamaron mi atención, fue el escuchar que Braulio jamás ha jugado y tampoco le gustan los juguetes, toda su atención está centrada en el papel picado, las vírgenes y las festividades mexicanas, al grado de convertirse en una obsesión que los padres ya no han sabido como encaminar, al igual que esto provoca que su rendimiento académico sea nulo. Me dicen que Braulio es un gran líder, sabe convencer y manipular a muchos niños de realizar conductas peligrosas o negativas, incluida su hermanita de cuatro años, lo han sorprendido jugando con fuego, cutters y demás artículos peligrosos sin mostrar ningún miedo al respecto y las mentiras también suelen ser una constante. Al igual que Patricio, las consecuencias que han intentado con él como hacer el trabajo que no hace en la escuela toda la tarde en casa, quitarle actividades los fines de semana, impedirle invitar amigos y sobre todo castigarle su piano y su guitarra que es de lo que más disfruta, tampoco han tenido efecto en su comportamiento. Lo que sí le da mucho miedo son los ojos de los muñecos, por lo que todas las noches suele voltearlos para no verles la cara y no asustarse.

Al preguntarles a los padres qué es lo que más les preocupa sobre su hijo, el padre me responde que el futuro de Braulio, ya que viviendo en un país como este y con las conductas que está presentando desde niño, muy probablemente terminará involucrado en alguna cuestión delictiva o en el narco. Cuestión que me resultó algo contradictoria, ya que le preocupa que su hijo termine inmerso en trabajos que lo pongan en riesgo, pero él a su vez, arriesga todos los días la vida por alguien más como escolta.

Al conocer a Braulio me quedé completamente pasmada, sentí que estaba tratando con un adulto que venía a darme órdenes y a explicarme cómo hacer en palabras de Braulio “artesanía profesional”, me da una lista de todo lo que debo de comprar, hilo que resista, hojas de colores con características especiales, variedades de pegamento etc. El único dato que me recuerda su aspecto infantil es que siempre trae un Mickey de peluche, su objeto transicional desde que era bebé.

Así mismo me pide que le preste mi celular, porque quiere ver fotos de mi vida y de los viajes que he hecho; también suele agarrar mi bolsa, asomarse y tomar cosas, sobre todo si es comida. Pero lo que más me sorprende es la manera en la que intenta controlarme diciéndome “Cállate, yo te voy a decir cuando puedes hablar”, a lo que le interpreto que intenta controlar a los adultos y me responde que es para tenerme paciencia.

Todas sus sesiones creamos y trazamos vírgenes que buscamos en internet para que quedaran como él las quería, pronto convirtió el consultorio en una iglesia, en una calle y en una procesión que festejaba a la virgen, llenándolo de imágenes de ésta y de miles banderines que unían los dos extremos del espacio. Mientras realizamos esto me dice que “estuvo viendo la rosa de Guadalupe y que el ya decidió que el de grande va a matar a la gente, a los malos, para darles su merecido; al igual que odia a los cristianos y a la gente que no cree en los santos como él.

Al tener que recoger para irse, me dice que no, que él se va a quedar aquí toda la tarde porque “me quiere mucho”, vuelvo a interpretarle y entonces me pide poder dejar pegadas sus decoraciones para que todos los niños las vean, le digo que en ese caso se quedan desprotegidas y accede a guardarlas en su cajón, incluso decide dejar a Mickey. Al salir y ver que iba a entrar otro niño, regresa corriendo y se lleva a Mickey, mostrándome su desconfianza y su dificultad para la separación.

Segal explicando a Klein menciona que en la posición depresiva “el bebé reconoce sus propios impulsos, tanto buenos como malos y los cree omnipotentes, en circunstancias favorables la reaparición de la madre tras su ausencia, atención y cuidados reducen gradualmente la creencia del bebé tanto en la omnipotencia de sus impulsos destructivos como de su amor, tras el fracaso

de su reparación mágica. Esto a su vez le permite descubrir gradualmente tanto los límites de su odio como de su amor, teniendo cada vez más recursos para influir sobre la realidad externa”. (Segal, H. 2010. Pg. 77)

“Él bebé adquiere la capacidad de amar y respetar a las personas como seres separados, diferenciados; puede ahora reconocer como propios sus impulsos, responsabilizarse por ellos y tolerar la culpa. La capacidad recién adquirida de sentir preocupación por sus objetos lo estimula a aprender gradualmente a controlar sus impulsos” (Segal, H. 2010. Pg. 77).

Lo cual me lleva a pensar que Braulio no ha logrado adquirir un funcionamiento depresivo en donde aún no hay una preocupación por los objetos, sobre todo cuando me controla y me pide agresivamente que me calle, al igual que muestra mucha omnipotencia tanto en su amor cuando dice que se quedara toda la tarde en el consultorio porque me quiere mucho o en su odio donde matará a malos y cristianos.

Segal refiere que en el carácter del Super yo durante la posición esquizo-paranoide se introyectan objetos ideales y persecutorios y el objeto persecutorio va a ser vivenciado como autor de castigos crueles y retaliatorios. Es solo durante la posición depresiva que el Super yo estará integrado y será vivenciado como un objeto total amado con ambivalencia. (Segal, H. 2010. Pg. 78)

Tanto Patricio como Braulio parecieran mostrar un funcionamiento más esquizo-paranoide, tanto por la calidad de sus relaciones objétales, los mecanismos de proyección, introyección, negación y escisión que utilizan, como el carácter de su Super yo persecutorio. De igual forma intuyo que este actuar como adultos es una respuesta frente a la deficiencia de autoridad o presencia de sus figuras parentales.

No pretendo generalizar y decir que así son todos los niños que llegan al consultorio, sin embargo, esto me lleva a pensar cuantos casos no existirán en México como estos, en donde este modo de funcionar individual a su vez encuentra resonancia en un contexto social igualmente carente de límites, consecuencias y regulaciones; y donde finalmente el poder y el control queda totalmente valuado o idealizado. Esto fomenta la impunidad y la corrupción de todas las instituciones incluida la familia, creando un círculo vicioso interminable, donde las consecuencias alcanzan niveles exorbitantes como la muerte en la infancia, todos los días en México mueren alrededor de tres a cuatro niños a causa de la violencia. (Save the Children, s.f)

Santiago Ramírez al hablar de la organización familiar mexicana en su libro Infancia es destino, nos dice que hemos vivido en una cultura en la que lo fundamental ha sido la relación con la madre y donde le padre se encuentra normalmente ausente y por lo mismo es anhelado. En las áreas rurales y en las urbanas de la clase media y baja, se establecen las familias que él llama uterinas, en las que la relación madre hijo es particularmente intensa. (Ramírez, S. 1988)

Esto aunado a una particular atmósfera sociocultural en donde a la mujer se le veda la sexualidad y se le premia la procreación, mujeres que además habitualmente han sido abandonadas (muchas de estas en el embarazo) por un compañero que cuando estuvo presente fue violento, alcohólico y ausente. Estas mujeres se van a refugiar en una maternidad exuberante al no encontrar en el hombre la espina dorsal que las sustente y brindarán al niño el exceso de cargas no satisfechas. (Ramírez, S. 1988)

Por lo que problema cultural engloba un exceso de madre, una ausencia de padre y una limitación sistemática del área genital entre los progenitores que proyecte su sombra en la cordialidad de la familia. El hombre mexicano carente de un padre que le brinde la estructura va, a buscar en aspectos externos, todo aquello que no ha incorporado en su interioridad. (Ramírez, S. 1988)

Todo esto me lleva a pensar que somos una sociedad carente de ley del padre, en donde es fácil trasgredir, ya que no se han internalizado estas reglas desde un inicio y la forma de reaccionar se vuelve mayormente persecutoria o retaliatoria. En interesante observar como el reciente gobierno ha dirigido un discurso a la población, prometiendo una ilusoria erradicación de la corrupción y a su vez una mágica solución para las clases más desfavorecidas.

De esta manera el gobierno se convierte en un padre idealizado, omnipotente, que escinde y así posee todo lo bueno y a su vez proyecta lo malo en la corrupción o en algún sector, eliminando así las consecuencias punitivas o en todo caso retaliatorias. El sorprendente resultado, ha sido el surgimiento de una fuerte ola de violencia, la cual ya existía, pero ahora está alcanzando índices de guerra.

Dos situaciones acontecidas recientemente fueron para mí de gran impacto, sobre todo en lo que le está sucediendo a los niños en nuestro país.

El primero ocurrió en enero de este año, en la comunidad de Chilapa, Guerrero, donde niños entre seis y quince años, la mayoría huérfanos por la violencia que golpea esa zona, marcharon en armas tras haber recibido adiestramiento para el uso de estas, por parte de la policía comunitaria o bien las autodefensas. (Heraldo de México, enero 2020)

Todo esto ocurrió tras el asesinato de los diez músicos que venían de tocar en un evento; los huérfanos, hijos de los integrantes de la banda musical, decidieron empuñar las armas y defender a su familia, desatando esta ola de niños armados, que hasta ahora suman 66 desde 2019. (Heraldo de México, enero 2020)

El coordinador de dicha policía comunitaria explico que tomaron esta medida porque ni el ejército, ni la guardia nacional y tampoco la policía estatal han podido detener los ataques de la banda delincuencial. (Heraldo de México, enero 2020)

Esta zona es considerada como una de las más peligrosas del país, esto debido a los múltiples conflictos registrados desde 2008 entre dos grupos del crimen organizado: Los Rojos y Los Ardillos, los cuales mantienen el control delictivo de por lo menos veinte municipios y están protegidos por un diputado local, también presidente del congreso. (Heraldo de México, enero 2020).

Ana Freud, al hablar sobre el mecanismo de identificación con el agresor, nos dice que “El niño introyecta alguna característica de la persona u objeto que le produce angustia, elaborando de esta manera una experiencia angustiosa recientemente ocurrida. El mecanismo de identificación o introyección se vincula también con un segundo e importante mecanismo, el de ejecutar el papel de agresor, asumiendo sus atributos o imitando sus agresiones, por lo que el niño simultáneamente se transforma de persona amenazada en la que amenaza”. (Freud, A.1974 Pg. 53)

Así mismo menciona que “La significación de este cambio de la pasividad en actividades con el fin de elaborar experiencias desagradables o traumáticas en la vida infantil, por lo que es seguro que este suceso aterrorizante se convertirá enseguida en contenido de un juego”. (Freud, A.1974 Pg. 53)

Pareciera ser este el mecanismo empleado por los niños de Chilapa al acceder en tomar las armas y adiestrarse en su uso, pero que sucede cuando el cambio de la pasividad a la actividad no se trata únicamente de un juego, sino de las acciones tomadas por los únicos adultos, en este caso la policía comunitaria, que pueden ofrecerles esa débil protección. Las autodefensas a su vez utilizan a los niños para poder llamar la atención del gobierno ante su desesperación y falta de protección, gestando en estos niños una altísima predisposición a la violencia como mecanismo para sobrevivir y una gran facilidad de llegar a pertenecer a grupos delictivos en un futuro, creando el circulo interminable que quizás explica porque esa zona y todo el país es cada vez más violento.

El segundo caso es el que ocurrió en febrero de este año, con la muerte de Fátima Cecilia, una niña de tan solo siete años, el cual conmovió a toda la población mexicana e incluso levantó fuertes protestas, especialmente por el lado femenino, ya que también abarca un feminicidio, otro de los fuertes problemas que actualmente golpea a México.

Fátima desapareció cuando esperaba a su madre al salir de clases, la cual se retrasó algunos minutos en recogerla, en lugar de eso, fue entregada indebidamente a una mujer, que no estaba autorizada para llevársela. Cuatro días después, encontraron su cuerpo sin vida, con huellas de violación y tortura dentro de un costal envuelto con una bolsa de plástico, a menos de cinco kilómetros de su escuela. (BBC noticias, febrero 2020).

Las investigaciones han puesto en evidencia la cadena de negligencias y las fallas tanto de las autoridades como de los padres de la niña. Estas comienzan desde la escuela y la primera denuncia en donde se le dijo a la familia de Fátima que debían pasar 72 horas para poder investigar el caso, pero también involucra a los ministerios públicos y la fiscalía general, donde la información no fue compartida en las principales redes sociales de las instituciones de Ciudad de México y finalmente en cómo se afrontó el caso. (BBC noticias, febrero 2020).

A esto se suman también las denuncias de maltrato a Fátima que las autoridades de protección infantil conocieron desde hace varios años. Trabajadoras sociales realizaron una intervención con la niña y la madre en febrero de 2016, según un comunicado del DIF CDMX, y se dio por cerrado el caso. En 2017 la tía de la menor volvió a reportar que existía descuido y negligencia por parte de la madre y el padrastro, solicitando orientación para la guarda y custodia de sus sobrinos. (BBC noticias, febrero 2020).

La madre de Fátima reconoció después de lo ocurrido que conocía a la sospechosa e incluso la albergó en su casa unos días a finales del año pasado. Dijo al diario Milenio que “Al parecer la señora que se llevó a su hija, estaba huyendo de su marido, porque la había querido golpear y quemar, entonces yo le dije, bueno, ok, no te preocupes, vente a mi casa'”, no se ve que sea psicópata ni que tenga la sangre tan fría ni el corazón inhumano. Ella no actúa así, probablemente su marido sea el asesino, porque a ella no la creo capaz, pero pues ella también fue su cómplice”. (BBC noticias, febrero 2020).

Ambos casos reflejan como la ausencia de una ley en todos los sentidos, acarrean consecuencias graves, debilitando cada vez más las instituciones y dejando en desprotección a los más vulnerables que son los niños, seguidos por las mujeres. Niños que en un futuro actuaran como han aprendido, identificándose con la violencia.

La directora de Incidencia Política de la asociación Save the Children lo dice claramente “El Estado mexicano ha fallado, pues hoy en día no se tiene un sistema realmente fuerte que logre proteger y restituir los derechos cuando estos han sido violentados. Se invierte muy poco en la protección de niños, no hay una priorización por atender el derecho a la protección y las políticas públicas que evidentemente no han funcionado, no han respondido a las causas que se encuentran a la raíz del problema de la violencia que tiene que ver con: la cultura patriarcal, el sentido de apropiación de las niñas y niños y desde luego el tema de las desigualdades y la exclusión que hace que la cohesión social se pierda”. (Save the Children, s.f).

El problema de la falta de limites tanto a nivel individual como social, ejerce una violencia directa e indirecta para el bienestar de los niños, problema que, si no se resuelve desde la infancia, apunta a perpetuar la interminable desprotección y por ende la identificación con la agresión y el control, más que de respeto y preocupación por el otro.

Sin embargo, creo que algo muy valioso, volviendo a los casos que llegaron a tratamiento, es precisamente que los padres a pesar de sus fallas los están llevando a terapia, ofreciéndoles la posibilidad, quizás aun sin saberlo, de poder relacionarse de un modo distinto con sus objetos. Al igual que considero valioso que las instituciones escolares hoy en día recurren a la terapia, como respuesta ante el comportamiento de estos niños.

Es por ello que el espacio analítico puede contribuir al menos con varios granitos de arena para erradicar el círculo de violencia y falta de límites en México. Al igual que considero importante poder colaborar con los padres de los niños dentro del consultorio en la medida de lo posible, pero también fuera, ya sea con la impartición tanto de talleres que ayuden a concientizar sobre la responsabilidad que conlleva la asunción de la paternidad y maternidad, así como talleres sobre crianza y sus importantes repercusiones para la vida futura de sus hijos a través de asociaciones o instituciones que lo permitan.

Finalmente espero que también el movimiento femenino que se está dando en México, ayude a equilibrar la organización de las familias, aumentando la presencia del padre, disminuyendo el exceso de madre y que esto permita también ofrecer modelos de identificación menos agresivos para los niños, rompiendo así el circulo violento repetitivo entre generaciones.

  

Bibliografía