Por: Lizbeth Velázquez
La psicoterapia se realiza en la superposición de las dos zonas de juego: la del paciente y la del terapeuta. Si este último no sabe jugar, no está capacitado para la tarea. Winnicott, D. (1971)
Es bien sabida aquella anécdota en la que Freud observo a su nieto jugando con un carretel de hilo, el cual aventaba bajo la cuna haciéndolo desaparecer y acto seguido jalaba de él hasta hacerlo aparecer nuevamente, mientras jugaba lo escucho decir “fort” que significa “aparece” y “da” cuyo significado es “desaparece”, Freud dedujo que este juego estaba relacionado con la aparición y desaparición de la madre y que a partir de éste el niño recreaba un evento angustiante como una forma de participar activamente lo que vivía de manera pasiva y así tener la oportunidad de manipular al objeto.
El niño utiliza el juego como una forma de relacionarse y más tarde para controlar el mundo que lo rodea.
El juego se desarrolla desde los primeros meses de vida e inicia en la relación con la madre.
Winnicott (1971) menciona que el primer juego se da entre la madre y el hijo
Un juego que se da entre la intimidad y la confianza, y está lleno de magia, el cual está cargado de afectos.
Aberastury (1968) en su libro “El niño y sus juegos” recopila los diferentes juegos que llevan a cabo los niños desde sus primeros meses de vida y hasta la adolescencia, así como sus representaciones.
Cuando él bebe nace necesita adaptarse a un mundo nuevo, al cual deberá conocer y comprender. Sus capacidades perceptivas van forjando una noción de ese mundo, pero su incapacidad motriz limita su posibilidad de exploración. Muchos de sus intentos de explorar se hallaran en la base de su futura actividad de juego.
Menciona que el niño inicia su actividad lúdica aproximadamente al cuarto mes, ya que los objetos funcionan ahora como símbolos y comienza a controlar algunos de sus movimientos, puede observar fijamente un objeto y estirar su mano hasta alcanzarlo si este se encuentra cerca.
Con habilidad cada vez mayor puede apoderarse de lo que necesita, siempre que esté cerca, tocarlo, llevarlo a la boca y abandonarlo a voluntad.
Ese trozo de sabana que lleva a su boca y tras del cual se esconde representa a la madre; el sonajero que sacude, chupa y muerde, su dedo, el barrote de la cama, cada objeto cerca y lejos de él cobra vida y lo estimula a nuevas experiencias.
Winnicott (1971) habla de la importancia del juego en el desarrollo del niño, el niño utiliza al juego como una herramienta que le ayuda a diferenciar entre el mundo interno y externo, lo que le permite a su vez comenzar a relacionarse con este último.
El jugar tiene un lugar y un tiempo, no se encuentra adentro según concepción alguna de esta palabra, tampoco está afuera, es decir, no forma parte del mundo repudiado, el no-yo, […] es aquello que el individuo ha decidido reconocer, como verdaderamente exterior, fuera del alcance del dominio mágico […] para dominar lo que está a fuera es preciso hacer cosas, no solo pensar o desear, y hacer cosas lleva tiempo […] Jugar es hacer.
[…]Lo universal es el juego, y corresponde a la salud: facilita el crecimiento y por lo tanto esta última; conduce a relaciones de grupo; puede ser una forma de comunicación.
Melanie Klein (1932) menciona que al jugar el niño vence realidades dolorosas y domina miedos instintivos proyectándolos al exterior en los juguetes, mecanismo que es posible porque muy tempranamente tiene la capacidad de simbolizar.
De acuerdo con Winnicott (1971) es posible describir una secuencia de relaciones vinculadas con el proceso de desarrollo y encontrar el juego.
Winnicott (1971) refiere que el niño pasa por una serie de procesos hasta llegar al juego
- El niño y el objeto se encuentran fusionados, la visión que el primero tiene del objeto es subjetiva, y la madre se orienta a hacer real lo que el niño está dispuesto a encontrar.
- El objeto es repudiado, re-aceptado y percibido en forma objetiva. Este complejo proceso depende en gran medida de que exista una madre o figura materna dispuesta a participar y a devolver lo que ofrece.
- La etapa siguiente consiste en encontrarse solo en presencia de alguien. El niño juega entonces sobre la base del supuesto de que la persona a quien ama y que por lo tanto es digna de confianza se encuentra cerca, y que sigue estándolo cuando se le recuerda, después de haberla olvidado, se siente que dicha persona refleja lo que ocurre en el juego.
- El niño se prepara ahora para la etapa que sigue, consistente en permitir una suposición de dos zonas de juego y disfrutar de ella. Primero, la madre es quien juega con él bebe, pero cuida de jugar de acuerdo a las capacidades de este, se da cuenta que él bebe aceptara o rechazara la introducción de ideas.
El juego, es entonces, la primera herramienta que desarrolla el niño para contactarse con el mundo externo, se da en la relación con la madre, si esta logra hacer bien su trabajo permitirá al niño la experiencia de poder controlar el medio que lo rodea, primero, a través del pensamiento (omnipotencia) y más tarde a través de la simbolización.
Winnicott (1971) concluye lo siguiente en relación al juego
- El niño que juega habita en una región que no es posible abandonar con facilidad y en la que no se admiten intrusiones.
- Esa zona de juego no es una realidad psíquica interna. Se encuentra fuera del individuo, pero no es del mundo exterior.
- En ella el niño reúne objetos o fenómenos de la realidad exterior y los usa al servicio de una muestra derivada de la realidad interna o personal. Sin necesidad de alucinaciones, emite una muestra de capacidad potencial para soñar y vive con ella en un marco elegido de fragmentos de la realidad exterior.
- Al jugar, manipula fenómenos exteriores al servicio de los sueños, e inviste a algunos de ellos de significación y sentimientos oníricos.
- Hay un desarrollo que va de los fenómenos transicionales al juego, de este juego compartido, y de él a las experiencias culturales.
- El juego implica confianza, y pertenece al espacio potencial que existente entre él bebe y la figura materna, con el primero en un estado de dependencia casi absoluta y dado por sentada la función de adaptación de la figura materna.
Técnica de juego
El caso Juanito, análisis de un niño de 5 años llevado por su padre y guiado por Freud, despertó el interés de aplicar la técnica en el psicoanálisis de adultos a niños, sin embargo, rápidamente se vieron las dificultades que esto conllevaba, principalmente por la incapacidad de los niños de hacer asociaciones verbales propias del adulto.
Se sabe que Hermine Von Hug-Hellmuth comenzó a observar el juego de los niños, jugaba con ellos en su propio ambiente, sin embargo, no dejo escritos sobre su técnica o aplicación.
Sophie Morgenstern estudio los cuentos, sueños, juegos y dibujos infantiles, buscando encontrar el contenido latente oculto bajo el contenido manifiesto.
Por su parte, Anna Freud sostuvo desde un inicio que el tratamiento analítico de niños era diferente al de adultos, consideraba que el niño no poseía conciencia de enfermedad, ni deseo de curarse, ya que, por lo general, no padecía las consecuencias de sus trastornos; tampoco asistía al análisis por decisión propia como lo hiciere el adulto, y lo más importante, no hacían asociaciones verbales ni desarrollaban una neurosis de transferencia.
Anna Freud interpreto los sueños y dibujos de sus jóvenes pacientes, pensaba que el niño podía relatar fácilmente sus sueños, entre más incomprensibles fuesen más fuerte era la resistencia, consideraba el juego como una técnica auxiliar poco eficaz.
Al contrario, la técnica de Melanie Klein se basó en el uso del juego, afirmaba que si el niño jugaba lo suficiente y a su debido tiempo lograba adaptarse progresivamente a la realidad, además, cada etapa venia acompañada de diferentes juegos que le permitían comprender y facilitar la comunicación con el mundo externo.
Actualmente el análisis de niños se centra principalmente en el juego, ya que es, a través de este, que el niño intenta explicarnos aquello que le pasa, sus miedos, angustias, fantasías, deseos, sentimientos y emociones.
El niño encuentra en el juego una forma de explicar el mundo, no solo para los demás, si no para el mismo.
A si mismo, el juego le permite al niño crear representaciones de hechos importantes y experiencias satisfactorias, generando en él un sentimiento de placer, creando gratas experiencias sensoriales, sin embargo, cuando esta excitación aumenta pone al niño en una situación de peligro.
Al respecto Winnicott menciona
Cuando presenciamos un juego tenemos tendencia a preguntarnos cuál es la excitación física relacionada con el tipo de juego que vemos […] la excitación física o el compromiso instintivo resultan evidentes cuando un chico juega, el juego se detiene, o por lo menos queda arruinado.
Entre más madurez alcanza el niño, mas hace uso de su cuerpo a la hora de jugar, recordemos que durante los primeros meses de vida la manipulación de los objetos es principalmente a través de la boca y poco a poco va desarrollando la habilidad motora para controlar el resto de su cuerpo, lo que a su vez le permite manipular los objetos que se encuentran a su alrededor, el juego provoca en el niño ciertos grados de excitación corporal, principalmente en las zonas erógenas, cuando esta excitación se hace incontrolable amenaza el juego.
Winnicott comenta que los instintos son el principal peligro, tanto para el juego como para el yo.
Existe determinada medida de ansiedad que resulta insoportable y que destruye el juego.
El elemento placentero del juego contiene la inferencia de que el despertar de los instintos no es excesivo; el que va más allá de cierto punto lleva a la culminación […] una culminación frustrada y un sentimiento de confusión mental e incomodidad física que solo el tiempo puede curar. […] y una culminación alternativa (como en la provocación de la reacción de los padres o de la sociedad, de su ira, etc.
El juego es intrínsecamente excitante y precario. Esta característica no deriva del despertar de los instintos, si no de la precariedad de la acción recíproca, en la mente del niño, entre lo que es subjetivo, (casi alucinación) y lo que se percibe de manera objetiva (realidad verdadera o compartida)
El juego, llega a un punto de saturación en su capacidad para contener experiencias, la conducta del ambiente es parte del desarrollo emocional del individuo, si este se vuelve demasiado amenazante para el niño, el juego no será suficiente para contener la frustración provocada por el mundo externo.
El juego representa para el niño la oportunidad de controlar y manipular un ambiente al que apenas está conociendo y se está haciendo participe de él, los elementos que tiene a su alrededor le harán más fácil o más difícil este proceso.
El papel del terapeuta en el psicoanálisis de niños
Rangel, M. (2009) menciona en su libro Psicoterapia infantil, que el terapeuta que desee dedicarse al trabajo con niños deberá tener vastos conocimientos acerca de la niñez y su desarrollo, pone especial énfasis al entendimiento de las propias habilidades, de las limitaciones, reacciones sentimientos y personalidad.
No basta con conocer sobre la niñez, debemos desarrollar las destrezas necesarias para favorecer el trabajo analítico, la capacidad de ser empático, la habilidad de jugar, hacer uso de la fantasía y la imaginación y al mismo tiempo que nos comportarnos como niños no perder la objetividad científica que amerita nuestra labor diaria.
Deberemos desarrollar la habilidad de observar sin necesidad de intervenir, de demostrarle al niño que estamos ahí, a la espera de lo que él quiera compartirnos, su alegría, su enojo, su desesperación, o su angustia.
Al igual que en los adultos debemos buscar el momento adecuado para realizar aquellas intervenciones que le permitan al niño tener acceso a sus pensamientos y sentimientos más profundos.
El terapeuta deberá contar con un yo al servicio del niño, un súper yo que no pueda ser manipulado por los padres, el niño o las necesidades del mundo externo, sin dejar de ser flexible para jugar, cambiar de rol, ser espontaneo y creativo.
Lo más difícil y talvez lo más importante es permitir al niño mantenerse cerca, relacionarse con el de manera profunda y duradera, entender al niño, confiar en él y permitirle confiar en nosotros y al mismo tiempo impulsarlo a la independencia.
El material de juego
Aberastury menciona algunas características útiles respecto al consultorio y el material de juego
La habitación donde se psicoanaliza un niño no precisa ser grande porque la técnica de juego no exige mucho espacio. Las paredes deben ser lavables y conviene que el piso este recubierto de linóleo, debe disponerse de una plancha de amianto […] ya que puede ser necesario que el niño juegue con fuego. Es óptimo si se dispone de un cuarto de baño […] de uso exclusivo para el paciente. Las puertas del consultorio que den al exterior […] deben impedir que lleguen ruidos y conversaciones […] la mesa y las sillas serán cómodas y simples […] es necesario un mueble con cajones en los que se guarde el material que dedicamos a cada paciente. Cada cajón debe quedar cerrado con su llave al final de la sesión […] será útil un pequeño y cómodo diván en el que el niño pueda recostarse y hablar.
El aspecto del consultorio debe ser por sí mismo la regla fundamental , sin que se explique al niño lo que debe hacer […] en la primera sesión los juguetes y objetos que le hemos destinado se colocaran sobre una mesa […] de modo que al entrar tenga una visión completa de lo que le ofrecemos para comunicarse con nosotros.
Existe un material estándar que satisface la necesidad de un niño […] cubos, plastilina, lápiz, papel, lápices de color, goma, goma de pegar, algunos muñecos pequeños, trapitos, estambre, autos, tacitas, platitos, cubiertos y tijeras.
Por otra parte Rangel, M. recomienda tener material propio de cada fase del desarrollo, en la siguiente tabla se pueden identificar algunos de ellos:
MATERIAL DE JUEGO | |||
FASE ORAL | FASE ANAL | FASE EDÍPICA | LATENCIA |
Biberón Juguetes que simulen comida Juegos de té o trastes Animales con dientes |
Plastilina Gises Colores Pintura para dedos Pincel Bañitos Parejas que están en bandos opuestos de malos y buenos para el manejo de la ambivalencia |
Familia Casa de muñecos amueblada Títeres Muñecos Algunas prendas de guardarropa Animales que representan monstruos como dragones Personajes “malos” Granja con animales Pistolas Aviones Carros Motocicletas Cuadros para armar Personajes típicos de la televisión (hombres poderosos, victimas y villanos) |
Juegos de mesa Material de construcción Juegos de memoria PelotasNota. Hay que tener cuidado en esta fase, pues con frecuencia emplean el material con resistencia y en este caso es importante retirar los juegos de mesa o juegos repetitivos. |
Es importante destacar que tanto el material como la forma de intervenir en el proceso analítico dependen en gran medida del estilo personal del analista, siempre y cuando respete el cuerpo teórico.
Los juguetes y objetos que proporcionemos al niño servirán como vía de comunicación entre el niño y el analista.
Winnicott al respecto comenta
El terapeuta busca comunicarse con el niño y sabe que por lo general no posee un dominio tal del lenguaje que le permita transmitir las infinitas sutilezas que pueden hallar en el juego quienes las busquen.
Menciona que cuando el niño es incapaz de jugar, la labor del terapeuta se orienta a llevar al paciente, de un estado en que no puede jugar a uno en que le es posible hacerlo, refiere que el juego es en sí mismo terapéutico, por lo que, en bastas ocasiones el niño no necesitara de interpretación alguna.
Lo importante no es el momento de mi inteligente interpretación […] si no el momento en que el niño se sorprende así mismo.
Recordemos que una interpretación fuera de tiempo provoca resistencia, es importante preparar al niño para ofrecerle una interpretación, la cual debe darse dentro del juego y tomar en cuenta tanto la transferencia como la contratransferencia.
Para que el paciente pueda jugar necesita de un espacio y un tiempo, el cual buscamos proporcionarle, el niño podrá crear recuerdos y experiencias vinculadas a la realidad y expresarlas a partir de la fantasía, lo que a su vez, le permitirá participar activamente en aquellos hechos que vivió de manera pasiva, recrear eventos traumáticos y experiencias dolorosas, con la finalidad de comunicar, comprender, reparar y al fin curar.
Winnicott menciona que solo a partir del juego el niño y el adulto pueden crear y usar toda su personalidad.
El individuo descubre su persona solo cuando se muestra creador (a ello se le agrega el hecho de que únicamente en el juego es posible la comunicación, exceptuada la directa, que pertenece a la psicopatología o a una extrema inmadurez.) […] En el trabajo clínico es frecuente la experiencia de encontrarse con individuos que necesitan ayuda y buscan su persona, y que tratan de encontrarse en los productos de sus experiencias creadoras.
Por tanto se le debe permitir al niño comunicar sus ideas, pensamientos, impulsos y sensaciones, los cuales la mayoría de las veces no tienen relación entre si por lo que se dificulta detectarlos.
El analista podrá reconocer y señalar la vinculación entre los distintos componentes del material cuando existe una intención, ansiedad, o falta de confianza basada en la necesidad de defensa.
Solo entonces, el terapeuta podrá involucrarse en el juego del niño, sumergirse en la fantasía para encontrar los elementos de la realidad que representa y explicarle al niño aquello que hasta ahora le era incomprensible.
La suma o repercusión depende de que exista cierta proporción de reflejo hacia el individuo por parte del terapeuta digno de confianza que ha recibido la comunicación. En estas condiciones tan especializadas, el individuo puede integrarse y actuar como una unidad, no en defensa contra la ansiedad, sino como expresión del YO SOY, estoy vivo, soy yo mismo.
En conclusión el juego es una parte fundamental en el desarrollo del niño, es por ello que se convierte en la herramienta primordial en el psicoanálisis de niños, es a través del juego que el niño comunicara al mundo sus experiencias, deseos, fantasías, anhelos, miedos y angustias .
Es nuestro que hacer analítico sumergirnos en ese juego, con la finalidad de ayudar al niño a entender, acomodar y elaborar sus emociones y sentimientos más profundos, mostrarle que se puede sentir de tal o cual forma y que tiene buenas razones para hacerlo, darle cabida a eso que no puede decir a fuera, brindarle ese espacio que no le brinda ningún otro donde pueda expresarse libremente y haya alguien dispuesto a escucharlo.
Bibliografía
- ABERASTURY, A. (1968) El niño y sus juegos. Paidós Educador, Buenos Aires.
- ABERASTURY, A. (1962) Teoría y técnica del psicoanálisis de niños. Paidós, Buenos Aires.
- KLEIN, M. (1932) El psicoanálisis de niños. Paidós, Buenos Aires.
- RANGEL, M. (2009) Psicoterapia Infantil: Un enfoque psicoanalítico. Trillas, México.
- RUEDA, A. (2009) Guía Clínica para la evaluación y diagnóstico del maltrato infantil. Manual Moderno, México.
- WINNICOTT, D. (1993) Realidad y juego. Gedisa, Barcelona.
Imagen: freeimages.com / Antonio Jiménez Alonso
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