Sebastián Ortega 

E.B White dijo una vez: “Explicar un chiste es como diseccionar una rana. Lo vas a entender mejor, pero en el proceso la rana muere”. Así que los invito a matar unas cuantas ranas conmigo.

Quisiera empezar planteando una pregunta: ¿Es posible utilizar el chiste y elementos cómicos como una herramienta interpretativa? Para ello la forma que considero más estructurada es primero abordar el chiste desde el punto de vista psicoanalítico y desde el punto de vista cómico, para después adentrarnos un poco en la técnica psicoanalítica de las interpretaciones, para finalmente poder encontrar los puntos de comunión que haya entre estos.

En el chiste y su relación con lo inconsciente, Freud (1905) define al chiste como la “aptitud de hallar semejanzas en lo desemejante”. En el chiste hay tres puntos de vista que están relacionados. Primero tenemos el contraste de representación, el cual se define como “la conexión o el enlace arbitrarios de dos representaciones que contrastan entre sí de algún modo, sobre todo mediante el auxilio de la asociación lingüística.” a continuación tenemos el sentido y sinsentido, qué es: “Lo que por un momento creímos pleno de sentido se nos presenta como enteramente desprovisto de él”. El tercer aspecto es el factor del desconcierto e iluminación, Freud menciona que la comicidad resulta de la solución del desconcierto, “ al primer estadio de la iluminación, el caer en la cuenta de que la palabra desconcertante significa esto o aquello, sigue un segundo estadio en que uno intelige que es esa palabra carente de sentido la que nos ha desconcertado primero y luego nos ha dado el sentido correcto”. Sin embargo, a pesar de estas tres características, el “cuerpo y alma del chiste” es la brevedad, con la que se puede poner de relieve algo oculto o escondido.

Posteriormente Freud nos ayuda a clasificar cuáles son las técnicas que se utilizan para poder realizar la formulación de un chiste, al lograr colocar dos mensajes símiles, contradictorios o ajenos, en uno solo teniendo esta doble significación. El primer grupo de técnicas se centra específicamente en la palabra. Tenemos primero a la condensación, ya sea con la formación de una palabra mixta o con una pequeña modificación. Para ejemplificar, voy a utilizar el siguiente chiste: 

“Un día estaba viendo vídeos en internet y de repente encontré un vídeo blog de un sujeto que en todos sus videos hablaba sobre papas, camotes y nabos, en ese momento me di cuenta que era un Youtubérculo”.

En este chiste se están uniendo la palabra youtuber, aquel que sube vídeos a youtube y tubérculo. Este es un chiste de condensación con la formación de una palabra mixta. En otro ejemplo, para demostrar cómo es una condensación con una modificación es el siguiente: 

“Un día llegué al consultorio de mi terapeuta y tenía un perro de apoyo emocional, le pregunté qué hacía ahí y me respondió que era su co-perrapeuta.”

En este chiste alcanzamos a ver que se mezcla la palabra co-terapeuta con la palabra perro.

Después, en otro grupo encontramos a los chistes causados por la múltiple acepción del mismo material; esto quiere decir que una sola palabra puede significar una cosa al estar completa pero al dividirla tiene diferente significado, esto se puede lograr al modificarla o al reordenarla. Un ejemplo de esto es el chiste siguiente: 

Están dos detectives en una escena de homicidio y uno le pregunta al otro “Qué fue lo que pasó” a lo que el detective responde “lo golpearon con una guitarra, con un bajo y con un violín”. A lo que el primer detective contesta “Ahh todo concuerda”.

En este caso podemos ver cómo la palabra concuerda al dividirse hace referencia a los instrumentos mientras que junta hace referencia al significado original de la palabra concordar.

 Finalmente, tenemos el doble sentido esto refiere a que una palabra sin alguna modificación por sí misma tiene la propiedad de contener diferentes significados y esto puede ser la diferencia entre un nombre y el significado material, entre lo metafórico y lo material, en el doble sentido como tal es decir juegos de palabras, en la posibilidad de entender equivocadamente el significado y el doble sentido que sirve como una alusión hacia otra cosa. En este caso un ejemplo de chiste muy ad hoc para este foro sería el siguiente: 

“¿Qué hace un analizante en el banco? Haciendo transferencia”

En este caso estamos tomando la doble significación de la palabra transferencia, una como parte de la terminología psicoanalítica y otra como el acto de enviar dinero en un banco.

En el otro grupo tenemos aquellos que son los chistes del pensamiento, en estos chistes se deja de lado como tal la lingüística y el uso de una palabra o sus modificaciones para causar la comicidad y se toma el sentido de lo que se está diciendo. Lo que se busca es, como vimos previamente, unir dos mensajes abreviándolos en uno solo. O como mejor lo dice Freud, “no depende de las palabras, sino de la [h]ilación de pensamiento”. Estos chistes se sirven de herramientas como el desplazamiento, el contrasentido, la [h]ilación por conjunción, la figuración, por lo contrario, las alusiones, el mantenimiento de un hábito que falla a la adaptación del contexto (como la temporada de conejos y patos de Bugs Bunny), la omisión o el uso intencional de falacias. Un ejemplo de esto es un comentario que un amigo mío me dijo una vez al preguntarle por su situación sentimental. Le pregunté si tenía pareja ya que hacía mucho tiempo no lo veía. Él me respondió “soy casado, pero no ejerzo” en este caso la frase “no ejerzo”, que se utiliza comúnmente en ámbitos laborales para señalar que hubo una situación que impide que se desempeñe en lo que se estudió por alguna complicación, implica que existe una historia que indica la separación de su pareja. Independientemente del mecanismo que se utilice lo que se busca es poner en relieve el mensaje que está de trasfondo.

Freud también divide al chiste en si éste es inocente o tendencioso, donde los tendenciosos son utilizados para realizar una descarga de una pulsión hostil o sexual que de otra manera serían demasiado amenazantes. En esta época Freud los divide como el chiste desnudado u obsceno, el agresivo y el cínico; pero en los tiempos actuales podríamos extrapolar este humor a la burla, la sátira, la parodia, el humor negro, el albur y el humor picante entre otros, como lo dice Freud, “posibilita la satisfacción de una pulsión (concupiscente u hostil) contra un obstáculo que se interpone en el camino; rodea este obstáculo y así extrae placer de una fuente que se había vuelto inasequible por obra de aquel” (1905) Este obstáculo es la represión y las barreras del pudor, vergüenza, asco y moral. El enfrentarse a estas barreras crearía una sensación displacentera, por lo que el chiste permite sortearlas y de esa manera evitar el displacer a través de una descarga placentera. 

No quisiera dejar pasar un punto clave para la relevancia del chiste: el contexto. Freud dice que “un chiste nuevo opera casi como un evento digno del más universal interés”, ya que los chistes necesitan la vigencia para tener un impacto de conexión con el escucha. Un ejemplo contemporáneo es el uso de memes que se actualizan constantemente y varían dependiendo de la situación actual. El ejemplo más claro, al momento de escribir este texto son los memes acerca de la toma del capitolio norteamericano. 

Ahora vamos con la siguiente perspectiva, la puramente cómica. Según el comediante y guionista australiano, Tim Ferguson (2010), existen dos tipos de gags o efectos cómicos rápidos e inesperados en un filme o en algún otro medio (RAE, s.f.). Tenemos a los gags directos y a los narrativos. Los directos forman el efecto cómico dentro de ellos mismos y se asemejan mucho más a los mecanismos de la técnica del chiste propuesta por Freud y entre ellos podemos encontrar a la yuxtaposición de incongruencias, gags de doble significado, malapropismos y malinterpretaciones (que tienen que ver específicamente con la palabra), reinterpretaciones, que es caer en la cuenta de un error; obviedades, absurdos, juegos de palabras, ironías, sarcasmo, gags autorreferenciales, lógicas fallidas, verdades aceptadas y repeticiones. Por otro lado, tenemos a los gags narrativos, los cuales se mueven dentro de y hacen que se mueva una historia, dentro de esta categoría encontramos por ejemplo negaciones, confirmaciones o exageraciones de personajes y premisas, inversiones de perspectiva, running gags o chistes recurrentes, las catchphrases (frases cómicas usadas regularmente por un mismo personaje) y los call-backs (referencias a chistes previos). Que, si bien algunos de ellos pueden encajar dentro de lo que se propone aquí, no aplica con todos ya que la diferencia radical está en que muchas de estas construcciones cómicas requieren el desarrollo intencional de una línea narrativa artificial. 

Otro elemento importante en el aspecto de la comedia es el timing. Dean Buonomano (2018) plantea que en la comedia “el tiempo parece detenerse un segundo porque nuestro cerebro trata de ponerse al corriente con un punch-line inteligente”. La manera en cómo los comediantes manejan el timing entre sus chistes es un arte más que una ciencia, esto hace referencia no al timing cronológico sino a la manera en que el comediante dirige y responde a la energía de la audiencia, que este timing no refiere a que el comediante ponga atención a lo que sucede antes del chiste, sino después (MacMilan, 2017) Aquí iba a usar un chiste para explicar el timing, pero ya me no da tiempo. 

Ahora bien, vamos a lo técnico. Etchegoyen plantea que hay tres formas de devolverle la información al paciente, primero está la información como tal, es decir darle datos objetivos de la realidad donde haya un desconocimiento, luego el esclarecimiento, el cual es un reacomodo de la información propia del paciente sin que esto lleve a un insight y finalmente, lo que nos interesa de aquí, la interpretación. Define la interpretación como:  Una explicación que el analista da al paciente (a partir de lo que éste le comunicó) para aportarle un nuevo conocimiento de sí mismo. Una información (conocimiento) que se le da al paciente, que se refiere al paciente y que provoca los cambios que conducen al insight. “La interpretación es también una nueva conexión de significado donde el analista toma diversos elementos de las asociaciones libres del paciente y produce una síntesis que da un significado distinto a su experiencia. Esta nueva conexión es desde luego real, simbólica y no por supuesto delirante” La interpretación debe ser desinteresada y con el único fin de dar conocimiento, no descalifica, es una hipótesis y por lo tanto es rectificable, debe ser pertinente (oportuna) en cuanto “al contacto con el material, a la ubicación del analista frente al paciente”, la falta de timing no hace que deje de ser una interpretación, pero le quita la efectividad. Etchegoyen termina el capítulo haciendo un símil entre información, esclarecimiento e interpretación con los procesos conscientes, preconscientes e inconscientes, respectivamente.

Ahora sí, ¿qué tienen en común y en qué difieren? 

Podemos ver cómo desde la perspectiva tanto cómica como psicoanalítica los chistes revelan al escucha un mensaje que va mezclado, disfrazado dentro de otro; donde en el momento en que el escucha caiga en cuenta de esta múltiple significación, va a ser capaz de realizar una descarga de algo que por otra vía hubiera sido displacentero, El escucha no ríe en el momento en que oye el chiste, sino en el momento que lo entiende. El comediante Franco Escamilla dice en una de sus rutinas: “Yo tengo dos tipos de público, los que se ríen aquí conmigo y los que mañana en su casa -¡Ah, se mamó!-“ (Escamilla, 2015) Esta frase la puedo relacionar con la diferencia que existe de manera tópica entre lo consciente y lo inconsciente, ya que de una manera lógica el público normalmente se ríe en el momento, pero hay chistes que resuenan a un nivel inconsciente y que apelan a que se revele lo ya consabido de este segundo mensaje que viene dentro del chiste (Freud,1905), esta segunda resonancia no tiene que tener un efecto en la inmediatez, ya uno de los principios de lo inconsciente es que es atemporal (Freud, 1915), por consiguiente, lo que sea que haga que resuene lo hará a su propio ritmo. De la misma forma sucede en el espacio analítico, donde el analista va a tomar la información del analizante como si fueran las premisas que llevan a un chiste, para sólo entonces, soltar la interpretación que funge como un remate, que el analizante puede o no tomar y lo hará a su ritmo.  

Como mencioné antes, el humor narrativo no siempre puede tener cabida, pues suele devenir de una situación narrativa artificial. En el consultorio no se puede hacer eso, pero los running gags y los call-backs se pueden tomar de las situaciones que se han vuelto recurrentes en el espacio analítico y que, por ende, ya llevan una carga simbólica que ha sido creada por la vinculación entre analista y analizante, lo que permite que en esta dinámica particular pueda surgir la oportunidad de hacer estos chistes. Además, al igual que los memes, el chiste que se utilice tiene que ser de relevancia contextual para el analizante.

La diferencia central es la intencionalidad y la actividad de cada posición, el comediante tiene un rol activo, donde es él mismo quien prepara al público con las premisas y luego remata con el chiste, con la intencionalidad de hacer reír a través de que den cuenta de un mensaje que estaba oculto y por el chiste sale a la luz y que resuena con algo ya consabido. Mientras que el analista tiene una posición más pasiva, donde quien pone las premisas es el analizante y en el momento oportuno, el analista remata con la interpretación. Si utiliza un chiste o algún medio cómico para realizarla, está buscando que den cuenta de un mensaje que estaba oculto y por el chiste sale a la luz y que resuena con algo ya consabido a través de hacer reír. Con esto me atrevería a decir que el analista puede fungir como un comediante de oportunidad ya que no prepara el chiste, sino que espera el momento justo. Y esto no sólo aplica a un chiste como tal, sino con sarcasmos, ironías, exageraciones, juegos de palabras y cualquier aspecto que apunte a la comicidad de devolverle al paciente algo que no sabía que sabía y que por la dinámica propia pueda ser el más apropiado, siempre y cuando pueda contener este doble mensaje que apele a lo inconsciente a través de lo consciente. 

Finalmente, quiero introducir una viñeta para ejemplificar el uso del humor durante las sesiones en mi experiencia clínica. Una vez tuve un analizante de 18 años,  presentaba bastantes rasgos obsesivos y su discurso era mucho más anecdótico que emocional. Él llevaba ya varias sesiones hablando de una chica de la que él estuvo abiertamente enamorado durante un año, eran amigos cercanos, ella nunca aceptó sus avances e incluso después de rechazarlo empezó a salir con el mejor amigo del analizante. Me daba la impresión de que él estaba muy dolido al respecto, pero no lo aceptaba, contaba su historia cronológicamente incluyendo fechas, pero no lo que él sentía. Una sesión, empezó a hablar del amor, y a hacer una analogía de cómo éste era como el escalar el Everest, y que esta chica había sido su sherpa, pero no lo quiso llevar a la cima, que para él representaba iniciar una relación de noviazgo, y que no sabía si esa cima que se imaginaba era como realmente se la imaginaba. Acto seguido mencionó que el amor también puede ser algo como “de los cuentos de Lovecraft, un abismo al que miras y que te puede mirar de regreso”. Se quedó callado unos segundos, tomó unos pistaches que estaban en su escritorio y pasó quince minutos explicando cómo la mejor analogía del amor no era la media naranja, sino los pistaches y que no importaba que fuera una mitad de cáscara original u otra, mientras la relación, que era el pistache, pudiera caber. Le pregunté por qué se le ocurrió hacerla con pistaches y me respondió porque los come siempre y estaban en su escritorio. Yo “rematé” esta construcción diciendo: “Hiciste tu analogía después de hablar del abismo, porque lo que te da miedo es que te truenen como pistache”. Ante esta respuesta el analizante soltó una carcajada, dijo que sí, que le daba miedo acercarse a alguien más y comenzó a hablar de su afecto. En este remate, tomé las premisas que él me dio: su dificultad para hablar de afectos, el cambiar de tema cuando algo le empieza a angustiar por algo que le es común y de lo que puede hablar anecdóticamente, así como de su miedo a lo que puede pasar en una relación de noviazgo, ya que nunca había tenido una. Retrospectivamente, en la frase “truenen como pistache”, intenté condensar este miedo al salir lastimado de una relación que él no estaba pudiendo reconocer justamente en el lenguaje que él utilizó para irse a ese lugar común y aleatorio que no le causaba angustia.

Como en todo, existen limitaciones y se tienen que tomar en cuenta, poder identificar que el chiste efectivamente sea utilizado como una interpretación y no como una forma de defensa del analista es responsabilidad de cada uno. Empero, bien utilizado puede fungir como una herramienta muy valiosa para poder interpretar de una manera no amenazante, que refuerce el vínculo y que apele a lo inconsciente.

Bibliografía

  • Buonomano, D. (2018) Your Brain is a Time Machine, W. W. Norton & Company. Estados Unidos
  • Escamilla, F. (2015) Epona y los viejitos y promo. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=PgknmPUW1Ao
  • Ferguson, T., (2010) Cheeky Monkey: Writing Narrative Comedy, Currency Press
  • Freud, S. (1905) El chiste y su relación con lo inconsciente, Tomo VIII, Amorrortu, Argentina.
  • MacMilan, T. (2017) The Art and Science of Comedic Timing, The Cut, New York Magazine, recuperado de: https://www.thecut.com/2017/05/the-art-and-science-of-comedic-timing.html
  • Real Academia Española. (s.f.). Cultura. En Diccionario panhispánico de dudas. Recuperado en 8 de enero de 2021, de https://www.rae.es/dpd/gag