Penélope Vázquez
“El arte no reproduce aquello que es visible, sino que hace visible aquello que no siempre lo es”.
Paul Klee
El arte, tal como lo hace el espacio analítico, permite dar cuenta de todo aquello que está y que es, pero que no siempre se puede ver ni acceder.
En el trabajo de Melanie Klein (1952) la posición esquizo-paranoide es el punto de fijación que corresponde a las psicosis: entendiendo la Psicosis como una perturbación primaria de la relación libidinal con la realidad, una descatectización de la realidad.
En función de esto, describe mecanismos de disociación y proyección del yo temprano que tienen un rol importante en la esquizofrenia, principalmente, postula la identificación proyectiva como una característica fundamental en los mecanismos utilizados por los psicóticos.
La Identificación proyectiva se manifiesta en la violenta penetración en los objetos y el control de los mismos con las partes del yo proyectadas, en consecuencia, existe una introyección que es vivida como una violenta penetración de afuera a adentro como retaliatorio de la proyección (Rosenfeld, 1958).
Con base en ello, Bion describe dos tipos de identificación proyectiva: una normal y otra patológica. La diferencia entre ambas es que: en la normal, el propósito es de comunicación y en la patológica, predomina la tendencia evacuatoria y controladora del objeto (López, 2019 & Erroteta, 2009).
Los disturbios esquizofrénicos provienen de una interacción entre el ambiente y la personalidad. Para Bion (1957), existen cuatro rasgos fundamentales de la personalidad esquizofrénica: el primero, es el predominio de los impulsos destructivos que al ser tan fuertes, invaden los impulsos de amor y los convierten en sadismo; el segundo, es un odio a la realidad tanto externa como interna y todo lo que contribuye a su reconocimiento; el tercero, es un miedo continuo a una aniquilación inminente; y finalmente, el cuarto, es una formación precipitada y prematura de relaciones de objeto entre las cuales la transferencia es una de las principales.
La transferencia es un fenómeno general, universal y espontáneo qué consiste en unir el pasado con el presente, en un tiempo que no es y con las personas que no son. El proceso analítico, como sabemos tiene como principal herramienta la transferencia, cuyas peculiaridades en pacientes psicóticos son relaciones precipitadas, prematuras y muy dependientes con la figura del analista.
Para que se lleve a cabo un trabajo de forma adecuada en pacientes psicóticos, el analista deberá fungir como metabolizador de sus evacuaciones constantes, sus necesidades y ansiedades (Bion, 1957; Erroteta, 2009).
En cuanto a la contratransferencia en el trabajo con psicóticos, la primera y más generalizada manifestación es la angustia, misma que da lugar a diversas defensas contratransferenciales que tratarán de incapacitar al terapeuta impidiendo que se coloque en la posición técnica adecuada, “estos pacientes suelen preocuparnos mucho más que otras patologías llegando al punto en el que se nos meten dentro y habitan nuestro propio espacio interno” Erroteta, 2009.
El espacio analítico se vuelve entonces confuso, son pacientes que se llevan todo el tiempo, la escucha activa se torna insuficiente cuando el material es tan denso y difícil de procesar, sin embargo, la escucha analítica para Baranger (1992) va mucho más allá que el relato verbal del paciente porque se escucha también su tono de voz, el ritmo de su elocución, sus actitudes, movimientos y posturas, las expresiones de su cara, entre otras cosas. La recomendación de la atención flotante dada por Freud apunta a quedarte abierto para lo que surja sin prejuicios de índole alguno. Se trata de jugar con el relato del paciente, desmantelarlo juntos y reintegrarlo posteriormente.
La escucha, se vuelve entonces mucho más compleja que únicamente poner el oído, que si bien, se trata de una cura a través de la palabra, todas las intervenciones son corpóreas e incluyen tanto lo consciente como lo no consciente lo verbal y no verbal, principalmente en los pacientes cuyo pensamiento verbal se encuentra comprometido (Betancur, 2020).
El encuentro analítico es un encuentro intersubjetivo, que da lugar a una interacción de afectos, lo inconsciente y la fantasía. Es un proceso dinámico y creativo, creativo en tanto que pueda ser como lo describe Winnicott: posibilitadora del ser, búsqueda hacia la vida en diferentes alternativas. La capacidad creativa según Anzieu, es un campo dónde hay continuidad entre el principio del placer y el de realidad, permite tanto al espectador como al oyente en una ilusión particular vivir una representación de su propia fantasía (Betancur, 2020).
De esta manera, el arte y el espacio analítico encuentran un común denominador, la capacidad creadora que surge del análisis, misma que encontramos en el arte, es una vía de escenificación del propio ser. En relación con los pacientes psicóticos, considero que las herramientas del Psicoanálisis son insuficientes no sólo para la interpretación- devolución, sino incluso para la lectura y conocimiento del mismo funcionar del paciente.
Por ello, a modo de metabolizar y traducir el material de una paciente psicótica, utilizando como herramienta a mi favor, la capacidad creadora que permite el interjuego de la subjetividad en el proceso analítico, con el recurso del cuento, intenté dar un sentido a lo que en 2 años y medio he trabajado con la paciente, poniendo orden y palabras a sus ideas, fantasías, percepciones sensoriales y silencios.
Comienzo:
Narrador: Mi nombre no importa, estoy aquí y en todas partes, soy el futuro de todos, descanso y lamento de muchos, me temen y me aman, pero no pueden escapar de mí y hoy, estoy como cada noche rondando en el pensar de Mirtis, sollozamos juntas sus pesares…
Mirtis: ¡Qué tormento es despertar cada noche!, arrebatada de tristeza y angustia, no sé qué día es hoy, no sé qué hora es, mi cuerpo está estremecido, el dolor se apropia de mi ser, es un ir y venir de sensaciones, frío, calor, angustia eterna, sobresalto, ¿en realidad estoy aquí? ¿Estoy despierta? ¿Qué hago aquí? ¡No!, no otra vez, vuelve la confusión. Grito, pero no puedo emitir ningún sonido, de cualquier manera, no quiero que me oigan, me siento perturbada, aturdida, mareada…
No sé cómo llegué aquí, pero ya no siento estas terribles náuseas, el mareo ha cesado, quizá esta mala costumbre mía de no comer me ha hecho débil, me tiemblan las piernas, el frío me cala los huesos ¡qué abrumador! Estoy cansada, quiero dormir, quiero dormir y no despertar más, quiero olvidar, ¿sigues ahí? Ya déjame en paz, solo quiero estar tranquila, no contigo, pero tampoco sin ti…
Narrador: Cada noche Mirtis puede sentirme cerca, me desea, pero me aleja, sé que soy lo único certero que le queda, soy lo único que puede tener, la única que puede cobijarla…
Mirtis: Detesto despertar, es indigno despertar así, no puedo más, su maldita voz taladra mis oídos, me repugna, pero me es tan difícil decir algo, creo que no tengo voz, no puedo manifestar ningún ruido, quizá la perdí, o quizá nunca la tuve. Cada día junto a ella es desasosiego, no la entiendo, me confunde, me desconcierta, arrastramos tantos años de aflicciones, su amor me desilusiona, me lastima, siempre se ha guardado lo mejor para los otros:
A mi padre, le tuvo un amor incondicional, siempre detrás de él, arrastrada ante sus pies.
¡Las terribles cosas que sucedían cuando ella se decepcionaba de ese amor…! Atiborrada de afectos, volcaba toda su ira sobre nosotros, otorgando los más inhumanos castigos, las más atroces consecuencias, aquel tiempo en que no comí por 4 días, ¡estaba loca!
Pero seguro tú estabas ahí, viendo todo, disfrutando cada momento, tanto tú como ella encontraban un placer perverso, escondiendo cada posible bocado, esos bocados que asegurarían nuestra existencia, pero ¿cómo salíamos de eso? Como un verdugo, ella ejercía su trabajo y para detenerse había que arrodillarse y suplicar un poco de alimento, de su alimento, suplicándoles a ella y a ti un día más de vida…
A mi hermano, un amor inusual, que encierra un sin fin de enigmas, un amor turbio, que revuelve a los personajes en lugares distintos. ¡Mi pobre hermano! Tan lejos de todos y tan cerca de ella y de Juanita, su hermosa perra, criatura fantástica resultado de esta confluencia. Es curioso que no la llamen por su nombre, sino por el mío y que ambos reclamen su filiación, es todo tan confuso, pero lo es más porque ni sé qué es lo que siento, probablemente me agobian estos celos y esta envidia me carcome, me aparece enfermizo, pero no puedo librarme de todo esto…
El camino al trabajo ha sido inmundo, sus infames palabras atravesaron mis oídos, cargadas de aversión, todo de mí le resulta antipático, mi cuerpo es aberrante para ella, a pesar de mi vigoroso esfuerzo por no alcanzar los 40 kilos, no es suficiente, nada de lo que haga es suficiente.
38 años intentando no sucumbir ante diferentes placeres, manteniendo una inocencia infantil y ¿para qué? A ella sigue sin importarle…
La entrada al Hospital me recuerda a ella, yo no quería ser enfermera, yo quería estudiar letras, adoraba los fantásticos libros que narraban con plena exactitud las regocijantes historias de personajes intrépidos y robustos, que se conducían agresivamente a sus sueños. Pero ese gusto, duró solo 1 año, resulta imposible caminar en contra de la corriente y al final cedí, ahora soy una parte de ella, qué le permite tal como a esos valerosos héroes, llevar a cabo sus más grandes anhelos.
Este nosocomio, fue lo que siempre quiso, mi hermano siguió el mismo camino, estamos aquí los 2, intentando reparar la mortal existencia de ella, él lo hace por completo, pero yo todavía no puedo, hay una parte de mí, que es la que me aleja de tu cercanía, una parte sólida de mí, que me dirige a un curioso mundo de indagaciones y que refuerzo con mi lugar en la gaceta, donde puedo escribir, tal como a mí me complace, pero ella lo detesta. Estoy tan fraccionada, perdida dentro de mí misma, no sé quién soy, no sé qué soy, en ocasiones sucede que considero que no podemos estar ambas, como si fuéramos una masa fusionada en cada parte y que cuando algo quiere salir, debe regresar o pone en riesgo el ser por completo.
Narrador: Siempre tan cerca, mi pequeña Mirtis, parece no hallar otra opción, lejos de mí…
Mirtis: Ya llegó mi jefa, la otra ella, me descompone, es tan dura, su rostro aparenta bondad, pero irradia malicia, siempre en contubernio contra mí, es increíble que el mismo registro de entrada, coludido con su astucia y perversidad me haga malas jugadas, todos me odian aquí, me empacho solo de verlos, su inmundicia al comer me altera, fingen beatitud, pero son falsos, sobre todo aquel, el que me proclamaba cariño, pero sólo buscaba satisfacer sus deseos carnales, es como todos, me quieren contaminar, quiere adentrarse en mis entrañas para destruirme, pero no. Mis experiencias pasadas me han hecho precavida, 2 mayones, faja, camiseta interior y mi ropa holgada, siempre protegiéndome de sus miradas lascivas, de sus más oscuros deleites.
Ha llegado la peor hora del día, no hacen sino mostrar primitivas conductas, parecen cochinos, siempre introduciendo cosas a su boca, insatisfechos, vacíos…
¿Que por qué no como? Trogloditas ineptos, siempre mancillando sus almas, ensuciándolas de sustancias tóxicas.
He tenido suficiente, me voy de aquí, el camino es turbio, el hedor descompone mis narinas, ¿por qué se acercan tanto? Señora desalmada, con sus bolsas de mandado, ¿no puede buscar un lugar más apropiado? Me ha rozado, debo resistir estas profundas ganas de vomitar.
Al fin, debo limpiarme toda, estoy manchada, hastiada de su impureza.
Heme aquí, la utopía, el lugar de fantasía, adoro todo lo que pasa aquí, todo es rebosante de abundancia. ¡Cuánta riqueza!
Quisiera que los segundos fuesen eternos…
El Doctor Ernesto es todo un bromista, qué ocurrencias, me encantaría que fuera mi papá, siempre preocupado por mí, si he comido, si he estado bien. Recuerdo mucho esos días en que, acompañados de Adri viajábamos por la República, comíamos juntos, siempre me dieron espacio en su casa, aunque no soporto pensar en esos días, porque si no hubiera sido por Adriana estaríamos juntos todavía, mujer absurda, buscando deleites lascivos, que nos cimbraron a todos. ¡Lo tenía todo! Envidiosa, egoísta, cusca. Si tan solo pudiera sacarla de mi vida, pero ¿qué haría sin esa parte? Me quedaría vacía, con un agudo boquete, que se extendería hasta acabar conmigo. ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué me quieres llevar contigo? No te quiero cerca de mí…
Narrador: Acompaño a Mirtis todo el camino, callada asoma su cabeza por la ventanilla, viendo el pavimento…
Todo sería más fácil si me atreviera a conducir ¿para qué compré un auto? No sé qué hago, no me gusta decidir, no me gusta ser adulta. Le tengo miedo a todo y a todos, ¿cómo le hacen esas personas para manejar? Y aquellos dándose la mano, besándose, si tan solo yo pudiera… Quiero ser normal, quiero ser como todos, quiero no pensar tanto en lo malo. ¿Por qué soy así?
Odio regresar a este lugar, esto no puede llamarse hogar, me siento atrapada, encadenada, los pasos hacia la entrada son los más difíciles, otra vez la molestia grande en mi estómago, un escalofrío recorre mi cuerpo y aquí estoy, abriendo la puerta, entro a mi habitación con la esperanza de no ver a nadie más, no cierro la puerta porque mis padres decidieron quitar todos los cerrojos, a diario me juego la dignidad, intentando con decoro cubrir mi cuerpo, me aterra pensar que van a entrar, tal como cada noche, en que mi madre se acerca a mi cama, me ve dormir y yo no puedo gritar, no puedo hablar, ni siquiera puedo respirar. Mi padre, desde el umbral de la puerta es un espectador de mis terrores, solo acechando, sin meter las manos, ausente como cada día, como cada noche.
Ella se va, pero tú te quedas, eres mi compañera fiel, mi más grande miedo y mi más grande anhelo. Día a día me esfuerzo por tenerte aquí, cerca de mí, acompañándome, solo espero que no te acerques tanto…
Narrador: Aquí estaré junto a ti, siempre esperándote, que en algún momento sé que querrás venir más que nunca junto a mí, así como todos. Nos vemos en el final, aunque a ti, te cuido siempre…
Con amor,
La muerte
En términos particularmente concretos, la historia de Mirtis supone la posibilidad de representar los elementos primitivos no integrados que perpetuamente arroja en el proceso terapéutico, una forma de rêverie (Dorado de Lisondo, 2009 & Bodner, 2019).
Pensando el espacio analítico, como el adecuado para la devolución de los elementos beta, en elementos alfa, cabe la posibilidad de que en pacientes psicóticos, tal como es Mirtis, la precipitación desbordada de elementos beta, imposibilita el trabajo de análisis para su integración (Bion, 1988).
El espacio analítico no ocurre en un tiempo y en un lugar específico cuando se trata de un paciente que no tiene límites en la realidad. El espacio analítico ocurre en la diada del analista – paciente, por lo tanto un paciente que está presente en un tiempo/espacio indefinidos por su misma naturaleza, permanece para irse traduciendo.
En tanto el material de la paciente se encuentra fragmentado, falaz y excedido, mi capacidad de entendimiento se empaña, razón por la que dicha paciente ha sido objeto de supervisiones, clases, escritos y pensamientos, sin embargo, a pesar de ello, resulta incomprensible.
La razón entonces de la creación literaria previamente presentada es resultado de la necesidad de poner en palabras las experiencias sensoriales y vivenciales de Mirtis a modo de elaboración, para una posible devolución posterior.
Bibliografía
- Baranger, M. (1992). La mente del analista: de la escucha a la interpretación.
- Betancur S., R. (2020). Las prácticas artísticas y el encuentro terapéutico: una mirada desde el psicoanálisis.
- Bion, W. (1957). Notas sobre la teoría de la esquizofrenia. En Volviendo a Pensar. Capítulo 3.
- Bion, W. (1988) Elementos de psicoanálisis, Hormé, Buenos Aires
- Bodner, G. (2019). El concepto de rêverie en algunos modelos contemporáneos. Temas de Psicoanálisis Núm. 18
- Dorado de Lisondo, B. (2009). Rêverie Re visitado. Psicoanálisis XXI
- Erroteta, J. M. (2009). Transferencia y contratransferencia en los pacientes psicóticos. Norte de Salud Mental. Pp 67-72.
- Klein, M. (1952). Algunas conclusiones teóricas sobre la vida emocional del bebé. En Obras Completas Melanie Klein Tomo 3. Editorial Paidós. Pp. 70 -101.
- López L., J. M. (2019). La cuestión de la transferencia en la psicosis. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de filosofía.
- Rosenfeld, H. (1958). Algunas consideraciones sobre la psicopatología de la esquizofrenia.