Historia de Fantasmas

Director: David Lowery

Año: 2017

Por Mina Shterenberg

Esta película se estrenó a mediados del 2017 en Estados Unidos. Su director es David Lowery, un estadounidense de 37 años, quien empezó su carrera a los 19 años. Es conocido por sus películas anteriores Ain’t Them Bodies Saints (2013), Pete’s Dragon (2016). Los actores en esta película son Casey Affleck (C) y Rooney Mara (M), con quienes ya había trabajado anteriormente.

Lowery hizo esta película después de lo que tuvo una “crisis existencial. Comenta que había escuchado en las noticias acerca de un tornado que iba a afectar gran parte de Estados Unidos, también empezó a sentir otros miedos con respecto a la situación política en su país y en otros lados del mundo. En pocas palabras, dice que no se sentía optimista con respecto a la humanidad y sentía que el mundo iba en declive. Comenta que hacer esta película fue su manera de lidiar con estos asuntos. Sin embargo, no sabía cómo iba a ser tomada su película y se sentía muy nervioso al respecto, por lo que la grabó en “secreto”.

En el poster que anuncia la película se puede ver al típico fantasma de disfraz de Halloween. A Lowery se le hizo chistoso hacer el fantasma de esta forma pero cuidando que no cayera en lo cómico.

Historia de fantasmas ha recibido muy buena crítica. Es una película para reflexionar en los temas que plantea y mucho de lo que ésta plantea se va metabolizando poco a poco.

Después de ver la película y escuchar pocos diálogos, pero mucho silencio y música, es mucho lo que hay que decir. Una pareja: C y M. El entorno que se nos plantea es muy melancólico. No sabemos nada de la vida de estas dos personas pero se les ve cargando a cada uno con sus “fantasmas”. También hay cierta tensión, sabemos que alguien va a morir, pero no sabemos ni cuándo ni porqué.

La película nos presenta la vida, la muerte, la finitud, el amor, el tiempo, la trascendencia, los duelos, la melancolía, por mencionar algunos temas.

Después del accidente cuando M ve a C para despedirse se puede ver lo crudo de la situación y como cada persona reacciona diferente frente a la muerte. Y la forma de reaccionar de M es algo peculiar, aunque estamos seguros que está triste y le duele, su cara parece no representar eso (seguramente si conociéramos su historia esa cara podría hacer más sentido). El hecho de representar al fantasma del esposo con una sábana además de ser un elemento gracioso, muestra la dificultad que tenemos las personas de poder imaginarnos a las personas muertas. El concepto del fantasma en la película me remonta a Winnicott y a los fenómenos transicionales como estas zonas intermedias. Así el fantasma no puede estar ya en el mundo de los vivos pero todavía no camina hacia la luz al mundo de los muertos, por eso se queda en esta especie de lugar intermedio. Recordemos que los espacios transicionales ayudan a la separación (en primera instancia del bebé con la mamá) en la película ayuda a la separación de la pareja y de la propia vida de C. Frente a las muertes, sobre todo cuando estas son repentinas es evidente que las personas vivas no estaban preparadas para esa separación, simplemente fue algo que sucedió de golpe. Es por eso, que tanto C como M no estaban preparados para esa separación.

Durante toda la película se muestra a este fantasma que no quiere dejar ir, ni dejarse ir, ni desaparecer. Me parece que esto puede significar varias cosas, por un lado el hecho que las personas no podemos concebir nuestra propia muerte y por el otro lado como una proyección de la esposa, que es la que no lo quiere/puede dejar ir y por eso sigue ahí. En lo cotidiano es muy común decirle a las personas en duelo: “ya déjalo ir”, “déjalo descansar”. Como si estuviera en manos de los vivos que los muertos tengan algún descanso.

Los seres humanos tenemos la capacidad para hacer muchas cosas, estudiar, trabajar, viajar, construir, relacionarnos con otras personas. Cada vez más son los avances en torno a la ciencia, curas para enfermedades que antes no existían, vacunas nuevas, remedios para envejecer más lento. Pero hay algo que no hemos logrado, y eso es no morir. Esta angustia parece estar presente no importa donde hayamos nacido, incluso hay personas dedicando su vida a la clonación de animales y otras especies para luego poder clonar personas. Esta angustia frente a la propia muerte también ha hecho que las personas crean en la reencarnación, en el paraíso, en el cielo, en fin, que las cosas no acaban y ya. Qué curioso, vivimos nuestras vidas alrededor de lo que será nuestra muerte.

Al respecto de nuestra propia muerte, Freud las personas no podemos concebir nuestra propia muerte. Esto lo escribió a partir del estallido de la Primera Guerra Mundial en un texto de 1915 llamado “De guerra y muerte”, Freud dice que “la muerte propia no se puede concebir y que en  el fondo, nadie cree en su propia muerte. En otras palabras, el inconsciente de cada uno de nosotros está convencido de su inmortalidad”.

En cuanto a la muerte de otros, Freud nos dice que aunque es algo que pensamos y sabemos que es algo que va a pasar, evitamos hablar del tema enfrente de esas personas. Es decir, no le decimos a las personas: “cuando te mueras…”. Incluso cuando nos imaginamos la muerte de alguien más nos llegamos a sentir malas personas.

Otro fenómeno interesante con respecto a la muerte de otro, es que en automático se le idealiza, pasa a ser la mejor persona, la más noble, la más comprensiva, en fin, la mejor. Dejamos de hablar mal de él o ella, se le respeta más que a nadie incluso cuando ese respeto y admiración ya no le sirven de nada. Regresando a la creencia que nos tranquiliza que cuando nos morimos las cosas no acaban y ya, qué tanto podemos sentir que el muerto está omnipresente y puede escucharnos si hablamos mal de él. Y así, hablando de la gente que ya murió, es como las mantenemos con vida.

En 1915, en La transitoriedad, Freud menciona que le duelo es un gran enigma: las personas tenemos cierta capacidad de amor (libido) que al principio del desarrollo se dirige sobre el yo propio, más tarde se empieza a depositar en los objetos que incorporamos en nuestro yo, si perdemos a estos objetos, nuestra capacidad de amor (libido) queda de nuevo libre. Puede tomar otros objetos como sustitutos o volver temporariamente al yo. Leído así hasta puede sonar sencillo, sin embargo el duelo es de las cosas más dolorosas para los seres humanos.

Frente al tema de la vida y la muerte surge un concepto que es el tiempo. El tiempo es relativo, el tiempo que vivimos es mucho o poco, depende, pero de qué. En la película se juega con el tiempo, éste no es lineal. Al igual que el fantasma, nosotros como espectadores vamos perdiendo la noción del tiempo.

En cuanto a la trascendencia, esta necesidad en las personas tiene que ver con que queremos permanecer en el tiempo aunque ya no estemos vivos. Si la gente se acuerda de nosotros estando muertos es como si siguiéramos vivos. Ese vínculo que se mantiene más allá de la muerte es gracias a la introyección, y que nos seguimos relacionando con nuestros objetos internos, más allá de la muerte. Muere la persona, no nuestro introyecto de la persona. La casa contiene un sinfín de historias, ella deja papelitos como para dejar parte de ella en lugares especiales, cada casa tiene su historia, o sus fantasmas, o su carga emocional, energética.

Al final de la película podemos entender más cosas, parece que C trae varios duelos no resueltos, le cuesta trabajo dejar ir. Por el otro lado, M parece más desapegada. Vemos que esa historia de amor que se presenta en un inicio es mucho más compleja de lo que parecía, al final ni parece ser una historia de amor la que plantea la película. Y por último, nos podemos llegar a cuestionar si el accidente de coche fue provocado por C (de forma inconsciente) para cumplir con su deseo: no irse de esa casa.

 

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