El deseo del candidato: reflexiones sobre la demanda (y la oferta) analítica
Autor: María Salamanca
Introducción
La formación del psicoanalista es un proceso complejo que involucra cuestiones teóricas, técnicas y clínicas, así como un proceso a nivel individual y la experiencia emocional intensa que implica el pasar por un análisis propio.
El analista trabaja con el inconsciente, por lo que en todo momento debe poder detectar aquellas motivaciones inconscientes que pudieran afectar su trabajo haciendolo poco óptimo. Conscientes de esto, Freud y otros psicoanalistas como Jones, Jung y posteriormente Eitingon, expresaron desde una etapa muy temprana del desarrollo del psicoanálisis su preocupación en cuanto a la formación de los candidatos, así como de la necesidad imperantede que estos pasen por un análisis propio como parte de su entrenamiento.
La IPA y sus presidentes insistieron en el establecimiento de criterios estandarizados para garantizar la ética y la preservación de la técnica freudiana en la práctica psicoanalítica, pero este esfuerzo ha sido altamente criticado por los riesgos que implica, siendo el principal la institucionalización y rigidización del psicoanálisis. Distintas sociedades afiliadas a IPA se manifestaron en contra de la rigidización de los criterios, generando incluso una ruptura por parte de Lacan y algunos de sus seguidores de la escuela francesa.
Al romper con IPA, Lacán desarrolla su teoría en un marco “fuera de la institución” sin duda la teoría Lacaniana da lugar a una clínica que en ocasiones es complejo tratar de integrar con la teoría post-freudiana, sin embargo, no es imposible. El diálogo entre distintas escuelas psicoanalíticas ha dado lugar a la aparición de autores de escuelas intermedias o incluso ha dado la oportunidad a autores apegados a su escuela de revisar conceptos teóricos a partir de la comunicación con colegas.
El título de este trabajo, es un juego de palabras que hago en el espíritu de esta comunicación entre escuelas, recordando que la crítica nos puede ayudar a repensar conceptos y revisarlos para así seguir haciendo del psicoanálisis una disciplina viva, dinámica, que se revisa a sí misma constantemente tomando siempre como base la experiencia clínica.
Tras su salida de IPA Lacán propone que la imposición de un análisis con ciertos horarios, cierta frecuencia y con un analista “aprobado” por la institución en la que se forma, limita el análisis y lo institucionaliza, surge un concepto interesante a raíz de esta crítica: el deseo del analista ¿qué es?,¿en dónde está? Y ¿acaso este afecta su clínica? La pregunta no solo es a nivel técnico sino también ético. En este trabajo e permito jugar con el lenguaje y propongo que nos preguntemos como candidatos que nos formamos dentro del marco de la IPA si este es un concepto que vale la pena retomar no solo en nuestros análisis, sino en nuestra clínica ¿cuál es el deseo del candidato?.
Lacán también habla sobre la demanda analítica, esto es a grandes rasgos, cuando el paciente, analizando, analizado o analizante (según el enfoque teórico), “deja de culpar a otros” por lo que le sucede y finalmente asume la propia implicación en su sufrimiento. No todos los pacientes que llegan al consultorio tienen esta “demanda analítica”, de hecho, la mayoría de las veces la demanda es completamente opuesta a esto, frases “doctor/a dígame como le hago”, “doctor/a, dígame que hago”, “doctor/a, quíteme esto o aquello” son demandas frecuentes, que sin duda han sido parte de la herencia que el modelo médico psiquiátrico ha dejado en el psicoanálisis (así como influencia de terapias alternativas que se dedican a “conceder las demandas de los pacientes”) en este modelo sucede que en efecto, la pastilla designada por el médico consumida en los horarios impuestos por el médico curan aquella enfermedad que aqueja al enfermo. Pero toda demanda implica que hay una oferta detrás, ya sea una oferta real o imaginada (es decir, basada en suposiciones falsas) por parte de quien consulta al profesional. En ese sentido considero que la oferta analítica tiene que ver con la cura que ofrecemos, si es que la ofrecemos, o con el “servicio” que ofrecemos si lo poemos llamar así, y la oferta analítica tiene una íntima relación con la perspectiva teórica que tengamos y nuestra postura ética, la cual se refleja de manera clara al contestar la pregunta ¿Qué es el psicoanálisis?, no de manera repetitiva, sino con una respuesta basada en la revisión teórica, la experiencia clínica y la experiencia personal.
Breve Historia sobre la formación psicoanalítica
Para comprender nuestro presente y comenzar a plantear nuestro futuro, vale la pena revisar nuestro pasado. ¿Cómo se establecieron los criterios para la formación de los candidatos?
Línea del Tiempo: Formación psicoanalítica en IPA
1887-1903- Con la correspondencia entre Freud y Fliess comienza el “autoanálisis” (Jones Gay Anzieu) o “análisis originario” (Manonni).
1907- jones visita a Jung en Zurich y le plantea la necesidad de convocar a colegas de distintas nacionalidades para discutir su interés común en el psicoanálisis. Freud aceptó la idea y convocó la reunión en Salsburgo Jung decidió llamar esta reunión: “Primer Congreso de Psicología Freudiana” 8la propuesta de Jones había sido llamarlo “Congreso Psicoanalítico Internacional”.
1910- Se funda la IPA en el congreso de Nuremberg, el presidente designado por el mismo Freud fue Carl G. Jung.
1912- Tras la partida de Adler y Stekel y el acercamiento inminente de la partida de Jung, Jones convoca un “comité secreto” formado por él mismo, Ferenczi, Rank, Sachs y Abraham. En 1919 Eitingon se une a este comité cuya finalidad era mantenerse fieles a los principios freudianos de la “vieja guardia”, que consideraban fundamentales para el psicoanálisis.
1924- En el congreso de Bad Homurg se discuten las propuestas para el entrenamiento psicoanalítico y se propone establecer un modelo estandarizado para la formación de psicoanalistas a nivel mundial.
Eitingon introduce principios importantes: 1- La formación psicoanalítica no debía ser dejada a juicio de los individuos sino que debían existir institutos regulados por IPA que ofrecieran el entrenamiento. 2- El entrenamiento debía consistir en un “análisis instruccional” (didáctico) y el análisis de pacientes en supervisión. 3-Quien quisiera practicar el psicoanálisis debía completar el entrenamiento psicoanalítico antes de ejercer como miembro de IPA. 4- Cada sociedad afiliada (Branch Society) debía elegir un comité de entrenamiento formado por no más de siete miembros y estos comités se combinarían para formar un consejo internacional de entrenamiento (International Training Board).
Jones señaló la evidente discusión que tuvo lugar en este congreso entre Europeos y Americanos ante el hecho de si los candidatos debían o no tener formación médica para ser aceptados en el entrenamiento psicoanalítico. Freud y Ferenczi de hecho se expresaron en contra de la formación médica previa mientras que los analistas Americanos insistían en ella. Jones y Eitingon se manifestaron neutrales, es decir, consideraban que la formación médica debía ser sugerida mas no impuesta. El tema quedó pendiente.
En 1926 Freud escribe ¿Pueden los Legos Ejercer el Psicoanálisis? En donde defiende la independencia que tiene el psicoanálisis de la medicina.
En 1929- en el Congreso de Oxford, Eitingon señala que la Asociación crecía de manera lenta, el atribuye esto a la insistencia de que los miembros se analicen
En 1932 un comité internacional dedicado a revisar los criterios de aceptación de los candidatos decreta que la aceptación o no de los candidatos queda a discreción de cada Sociedad.
En 1932 hay siete institutos reconocidos por IPA calificados para la formación de candidatos.
Se establece que el entrenamiento debe durar al menos tres años incluyendo dos años de estudios teóricos y análisis didáctico con un analista “aprobado” y dos con análisis de control (supervisión) de por lo menos un año.
Se promueve el estudio de psiquatría clínica, fisiología y neurología.
En 1948 el Comité Internacional de entrenamiento deja de existir.
La historia de Ipa según Roudinesco puede dividirse en 4 periodos. Desde su surgimiento hasta 1925 esta existia como organismo coordinador de otros grupos psicoanalíticos que mantenían gran autonomía en cuanto a la formación de sus candidatos. Resalta que en 1921 el Comité Secreto veta el acceso a la formación psicoanalítica a los homosexuales. De 1923 a 1933, durante la segunda etapa, la IPA “cambió radicalmente de aspecto al establecerse la obligación de análisis didáctico y de control. En adelante se transfromó en una organización centralizada, con reglas de formación y admisión que apuntaban a normalizar las curas y excluir de la formación a los analistas “salvajes” o “transgresores”, considerados demasiado psicóticos, demasiado “gurúes” o “brujos” para tener el derecho de ejercer.”
Entre 1933 y 1965 el enfrentamiento contra el nazismo marca la tercera etapa de la IPA así como la necesidad de luchar contra el “análisis profano” que generaba controversia y “separaba” a Europa de EUA. La necesidad de gestionar los diversos intereses profesionales de las sociedades afiliadas creó mñultiplés comités y subcomités con lo que surge un rígido modelo para la formación de analistas.
Por último indica que en 1965 la IPA atraviesa por una crisis en las que “perdió el monopolio de la legitimidad freudiana”[1].
“La IPA evoca entonces a Freud y al psicoanálisis. Pero admite en su seno todas las divergencias doctrinarias y todas las corrientes que se basan en el Freudismo. En cambio, veda la trasgresión de reglas técnicas, caracterizadas por la obligación de que los candidatos se sometan a una cura cuya duración, periodicidad y didacta son controlados e impuestos por comisiones y por un sistema de estandarización mundial: la duración de las sesiones está fijada en cicuenta minutos, debe haber cuatro sesiones por semana y dos supervisiones (además del análisis didáctico)”.[2]
Distintas escuelas psicoanalíticas se manifiestan en desacuerdo con la nueva cara rígida de IPA, principalmente Lacan quien al salir de IPA considera dentro de su desarrollo teórico posibles alternativas a la formación psicoanalítica propuesta dentro de IPA. Pero ¿cuál es la crítica al análisis didáctico, sus peligros, o implicaciones?
El análisis didáctico y el deseo del analista
En el texto ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis? (1926) Freud expresa el deseo de contar con institutos capacitados para formar psicoanalistas que se rigan no solo por la teoría freudiana sino que sean aptos para discutir y generar teoría a partir de la experiencia clínica, así como pasar por un proceso personal que les permita desarrollar sus habilidades psicoanalíticas.
“El plan de estudios para el analista está todavía por crearse; debe abarcar tanto temas de ciencias del espíritu –psicologicos, de historia de la cultura, sociológicos- como anatómicos, biológicos y de historia evolutiva. Hay tanto allí para aprender que está justificado eliminar del plan de eestudios lo que carezca de un vínculo directo con la actividad analítica… Es fácil objetar a esa propuesta que no existen tales escuelas superiores de anñalisis, y que son un reclamo ideal. Muy bien; un ideal, pero uno que puede y debe ser realizado. Y nuestros institutos didácticos, a pesar de su juvenil insuficiencia, ya son el comienzo de esa realización”[3]
Fue Jung quien sugirió primero el “tratar a los estudintes como pacientes” y también señaló (como indicó Freud en 1912) que todo aquel que quisiera dedicarse al psicoanalisis debía primero someterse a él con un “analista calificado”.[4]
Varios analistas como Stekel fueron tratados por Freud y por otros analistas calificados para “curar sus trastornos psíquicos”, asímismo, hubo enfermos que tras ser “curados” con el método psicoanalítico expresaban su interés por estudiarlo.
“El principio del análisis didáctico enraizó espontáneamente en la Sociedad Psicológica de los Miércoles, y después fue elaborandose en virtud de la contratransferencia. Como no había ninguna regla establecida, Freud y sus discípulos no vacilaron en tomar en anñalisis a allegados… miembros de sus propias familias… ni en mezclar estrechamente las relaciones amorosas y profesionales. Fue así como Jung se convirtió en amante de Sabina Spielrein, Freud analizó a su propia hija… Sandor Ferenczi fue el analista de su mujer y de la hija de ella, de la que se enamoró y Erich Fromm se convirtió en terapeuta de la hija de Karen Horney, habiendo sido compañero de esta última.”[5]
Es en 1919 que se propone por primera vez en un congreso internacional que el análisis propio fuera un requisito para ser analista, pero es hasta 1925, en el congreso de Bad-Hombourg, que el análisis didáctico se establece como requisito para la formación psicoanalítica por iniciativa de Max Eitingon, así mismo, se establece que el análisis didáctico debe llevarse junto con un análisis de control.
En el Diccionario de Psicoanálisis de Elizabet Roudinesco y Michel Plon, el análisis didáctico se define como a una “expresión empleada a partir de 1922 y adoptada en 1925 por la International Psychoanalytical Association (IPA), para designar el psicoanálisis de quienes se forman para la formación de psicoanalistas, se trata de una formación obligatoria.”
Una de las grandes controversia del análisis didáctico reside en la implicación de que el candidato debe identificarse con el Yo o Superyo del analista para que el análisis didáctico “termine” o “esté completo”.
La diferenciación entre el análisis “normal” y el análisis didáctico generó conflicto ¿los analistas debían “enseñar” a sus pacientes en formación psicoanalítica o analizar?. También surgieron críticas en cuanto a la transferencia, teñida por la imposición de la institución de un analista certificado. Esta discusión sigue vigente.
“A los ojos de los dirigentes de IPA, el establecimiento de normas debía permitir la socialización de las relaciones entre maestro y discípulo, y alejar las prácticas idolátricas y de imitación a Freud. Ahora bien, con el transcurso de los años la IPA se transformó en un vasto aparato obsesionado por el culto a la personalidad. En 1948, Michael Balint comparó el sistema de la formación analítica con las ceremonias iniciáticas: “Sabemos que el objetivo general de todos los ritos de iniciación es forzar al candidato a identificarse con su iniciador, introyectar al iniciador y sus ideales, y construir, a partir de sus identificaciones, un superyo fuerte que le dominará toda la vida.(Roudinesco, 1999)
Durante la época de las “grandes controversias” de la IPA kleinianos y annafreudianos se opusieron a esta rigidización hasta que en 1963 Jaques Lacán abandona la IPA en la llamada escición francesa.
“Numerosos psicoanalistas se cuestionaron la rigidez burocrática de las reglas del análisis didáctico. Se contaron entre ellos Siegfried Bernfield, Donald W.Winnicott, Masud Khan, Marie Langer, etc.” [6]
Antes de ser expulsado de IPA Lacan señaló: “El ideal del análisis no es el completo dominio de sí, la ausencia de pasión. Es hacer al sujeto capaz de sostener el diálogo analítico, de no hablar ni demasiado pronto, ni demasiado tarde. A esto apunta un análisis didáctico”.[7] Once años después, en 1964, durante una clase llamada “Excomunión” Lacan habla sobre el análisis didáctico y su relación con el deseo del analista ¿en dónde lo posiciona?.
“En esta misma clase dirá: “En todo caso, el deseo del analista no puede dejarse fuera de nuestra pregunta, por una razón muy sencilla: el problema de la formación del analista lo postula. Y el análisis didáctico no puede servir para otra cosa como no sea llevarlo a ese punto que en mi álgebra designo como el deseo del analista”. Lacan ubica a la pregunta por el deseo del analista en el centro de la formación del analista, muy acorde con lo que unos días antes de esta lección había dicho en Roma en la conferencia Del Trieb de Freud y el deseo del psicoanalista donde había sostenido que es este deseo, “el que en último término opera en el psicoanálisis”.[8]
En el seminario VII (1960) Lacan describe el deseo del analista de la siguiente forma: “diré aún más –se podría de manera paradójica, incluso tajante, designar nuestro deseo como un no-deseo de curar”.[9] Como una crítica directa al análisis didáctico en el que se supone, el analizando debe identificarse con el Yo fuerte de su analista comenta Lacan señala que en un análisis didáctico debe buscarse justamente lo contrario:
El deseo del analista queda lejos de considerarse como el que un analizante se identifique con el analista. El analista no desea esa identificación, sino que emerja la singularidad y la verdad propia de cada analizante, absolutamente distinta a la del analista. Por ello Lacan, en este mismo seminario habría dicho: “el deseo del analista, que sigue siendo una x, tiene el sentido exactamente contrario a la identificación”[10]
Lacan insiste en la importancia de la “no obligatoriedad” para emprender un análisis didáctico, es decir, debe ser por elección propia y o algo impuesto. [11] También señala que el analista debe ser elegido por el propio candidato y que los analistas didactas se caracterizarán “por haber hecho o varios psicoanálisis que han demostrado ser didácticos”[12]
En los textos de Freud podemos encontrar puntos que coinciden con la crítica de Lacan y de otros institutos ante este momento específico de la formación y de la IPA. En primer lugar, con respecto al deseo del analista Freud habla en “¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?” sobre la importancia de no confundir la labor médica con la labor psicoanalítica
“Respecto del psicoanálisis se aduce que fue creado por un médico a raíz de sus empeños por asistir enfermos. Pero es evidente que ello carece de valor para el juicio que se pronuncie sobre él. Además, este argumento histórico es muy peligroso.”(Freud, 1926)
Los riesgos del análisis didáctico son claros, pero también son claros los riesgos de no tener un análisis. En este sentido, la exigencia de la IPA de que como requisito para la formación psicoanalítica se lleve un análisis, con una frecuencia que permita “enfrentar” de manera directa resistencias así como elaborar temas que son del analista pero surgen a raíz de su práctica es un criterio que no se puede minimizar, ya que el analista trabaja con su inconsciente, y esto convierte el análisis del futuro analista en una cuestión ética. En “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” Freud comenta:
El analista “debe volver hacia el inconsciente emisor del enfermo, su propio inconsciente como órgano receptor…. El médico ha de estar en condiciones de servirse así de su inconsciente como instrumento del análisis. No puede tolerar resistencias ningunas que aparten de su conciencia lo que su inconsciente ha discernido; de lo contrario, introducirá en el análisis un nuevo tipo de selección y desfiguración mucho más dañina que las provocadas por una tensión de su atención consciente. Para ello …… es lícito exigirle, más bien que se haya sometido a una purificación psicoanalítica”. (Freud, 1912)
En su Tesis de Maestría titulada “El análisis personal como eje rector en la formación del psicoanalista” La psicoanalista Elena Bravo retoma el señalamiento que Freud hace en “Análisis terminable e interminable” sobre la importancia del propio análisis en el psicoanalista: “En este texto Freud comenta que la personalidad del analista influye en las perspectivas de la cura analítica y llega a dificultar el proceso, tal como lo hacen las resistencias. Freud incluso menciona la conocida crítica que proviene de los opositores del análisis de que “los psicoanalistas no han alcanzado por entero en su propia personalidad la medida de normalidad psíquica en que pretenden educar a sus pacientes”.[13]
Etchegoyen (2009) en su libro Los Fundamentos de la Técnica Analítica habla sobre la postura crítica de Ferenczi con respecto al análisis didáctico, la cual era abiertamente contrastante con la de su maestro y analista, sosteniendo que dicho análisis no debe consistir en “informar” al candidato sobre su inconsciente, sino para dotarlo de los mejores instrumentos para su futura labor e indica que no es posible que este dure menos que el análisis terapéutico, en ese sentido Etchegoyen aclara que el tiempo le ha dado la razón a Ferenczi (“¡porque no siempre Freud tiene la razón!”).
Hasta ahora hemos revisado que el análisis didáctico surge dentro de la IPA como una necesidad para preservar la ética, sin embargo, también tiene implicaciones negativas que ponen ensombrecen aquello que en una formación psicoanalítica debería hacerse consciente: la motivación del candidato para buscar un análisis y para ejercer como analista. En este punto el deseo del candidato puede ser influido por distintas cuestiones: la identidad, la institución o la propia historia. El deseo del candidato se cifra en la pregunta ¿qué es el psicoanálisis? O mas bien ¿qué es para mí el psicoanálisis?
La diferencia entre la respuesta de la primera y la segunda pregunta es que la primera se resuelve consultando distintos autores, mientras que la segunda se va resolviendo durante la formación, en base al trabajo clínico, el estudio de la teoría, el análisis personal y la supervisión.
Pensar en qué es el psicoanálisis tiene que ver con aquello que tiene lugar dentro del consultorio, eso que responde a nuestro deseo. ¿En qué consiste la labor analítica?, ¿Qué queremos lograr?, es decir, ¿Hacia qué fin va orientado un análisis?.
Fin de analisis (terminable o interminable)
Como he mencionado, a partir de la formacion y del analisis, asi como de detectar nuestro deseo, se va definiendo una respuesta a la pregunta interna de ¿qué es el psicoanálisis?, la postura que tomemos al responder esta pregunta marcará una pregunta aun mas profunda ¿qué es para mí el psicoanálisis? La respuesta a esta pregunta determina nuestra postura clínica así como nuestra capacidad de desarrollo teórico. Una forma de orientar el análisis es preguntarnos no solamente ¿qué es el análisis? Sino ¿cuál es la finalidad del análisis? Y en este sentido surge el tema del fin de análisis y la pregunta sobre el analisis terminable o interminable.
¿Qué es el psicoanálisis?
A nivel teórico comprendemos que el psicoanálisis es un método de investigación y tratamiento, en la obra de Freud podemos encontrar definiciones como las siguientes:
“El psicoanálisis es una notable combinación, pues comprende no sólo un método de investigación de las neurosis sino también un método de tratamiento basado en la etiología así descubierta…el psicoanálisis no es hijo de la especulación sino el resultado de la experiencia; y por esa razón, como todo nuevo producto de la ciencia está inconcluso”.(Freud, 1913, Sobre psicoanálisis.)
“ Todavía se cuestiona mucho en las discusiones, a saber: que el psicoanálisis no es una rama especial de la medicina. El psicoanálisis es una pieza de la psicología” (Freud, 1926, ¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?)
“Nosotros los analistas nos proponemos como meta un análisis del paciente lo mas completo y profundo posible; no queremos aliviarlo moviéndolo a ingresar en una comunidad católica, protestante o socialista, sino enriquecerlo a partir de su propia interioridad devolviéndole a su yo las energías que por obra de la represión están ligadas en su inconsciente, inaccesibles para él, así como aquellas otras que el yo se ve precisado a malgastar sin fruto alguno en el mantenimiento de las represiones. Lo que de tal suerte cultivamos es cura de almas en el mejor sentido” (Freud 1913, Sobre el psicoanálisis)
La IPA, por su parte, señala en su reglamento que “psicoanálisis” se refiere a una teoría de la estructura y función de la personalidad acompañada de una técnica específica. Este cuerpo de conocimiento está basado en los descubrimientos de S. Freud.
Section M. Psychoanalysis. The term “psychoanalysis” refers to a theory of personality structure and function and to a specific psychotherapeutic technique. This body of knowledge is based on and derived from the fundamental psychological discoveries made by Sigmund Freud. The words “psychoanalysis,” “psychoanalytical,” etc., are the equivalents of the words “psycho-analysis,” “psycho-analytical,” etc.[14]
Estas definiciones teóricas engloban distintas perspectivas teóricas, que nos hacen pensar en la finalidad del análisis. En “Análisis terminable e interminable” (1937) Freud plantea si existe un término natural para cada análisis y si es posible llevar un análisis a término. Indica que sin duda así lo indica la forma de hablar por parte de los analistas quienes a menudo usan expresiones como “su análisis no fue terminado” o “no fue analizado hasta el final”. Retoma por ejemplo el caso del Hombre de los Lobos cuyo análisis fue suspendido y posteriormente continuado por colegas, principalmente por Ruth Mack Brunswick, refiriendose a la interrupción del análisis como un “violento recurso técnico”.
En este texto, Freud también retoma un hecho importante: el fin de análisis sin duda tendrá que ver con la perspectiva teórica que se siga, para ejemplificar esto, retoma la teoría de la “fijación primordial” de Otto Rank que plantea en su libro: El trauma del nacimiento (1924). Según Rank, llegar a ese trauma solucionaría el conflicto y así el análisis se consideraría terminado, esto es criticado por Freud como un resultado del “influjo de la oposición entre la miseria europea de la posguerra y la “prosperity” norteamericana, y estaba destinado a acompasar el tempo de la terapia analítica a la prisa de la vida norteamericana”.
Freud habla de los posibles significados del “termino de análisis”:
1- Cuando el analista y el paciente ya no se encuentran en la sesión de trabajo analítico. Indica que esto ocurre cuando se cumplen dos condiciones: 1- el paciente ya no padece a causa de sus síntomas y haya superado inhibiciones y angustias y 2- que el analista juzgue haber hecho consciente en el enfermo tanto de lo reprimido, esclarecido tanto de lo incomprensible, eliminado tano de la resistencia interior, que ya no quepa temer que se repitan los procesos patológicos en cuestión. Y si se está impedido de alcanzar esta meta se hablará mejor de un “análisis imperfecto” que de un “análisis no terminado”.****
2- Freud habla de una definición de “termino” mas ambiciosa que se caracteriza por haberse “promovido un influjo sobre hasta el paciente hasta un punto en que la continuación del análisis no prometería ninguna ulterior alteración” y pregunta si es posible alcanzar por medio del análisis un nivel de “normalidad psíquica absoluta” al que además se pueda atribuir la capacidad de mantener al paciente estable.
De manera teórica, Freud señala que la posibilidad de un fin de análisis satisfactorio tendrá que ver con el grado de “enfermedad” del paciente, con respecto a esto señala: “solo en el caso con predominio traumático conseguirá el análisis aquello de que es magistralmente capaz: merced al fortalecimiento del yo, sustituir la decisión deficiente que viene de la edad temprana por una tramitación correcta. Solo así en un caso se puede hablar de un análisis terminado definitivamente”. (Freud, 1937)
“Quién sepa apreciar el elevado valor del conocimiento de sí adquirido con tal análisis…. Proseguirá después como autoanálisis la exploración autoanalítica de la persona propia y tendrá la modestia de esperar siempre nuevos hallazgos tanto dentro como fuera de él mismo” (Freud, 1912)
Etchegoyen (año) propone revisar el problema de la terminación del análisis desde 3 puntos de vista para facilitarnos el entendimiento y las implicaciones de dicha problemática: teórico (criterios del fin de análisis), clínico (indicadores) y técnico (el “cómo” y “cuándo” operar la terminación).
Retomaré principalmente el punto de vista teórico que Etchegoyen indica es aquel en el que se determinarán “nuestros criterios de curación”, una vez mas, nos encontramos con la puntualización de que el soporte teórico que nos guie como analistas será determinante para definir el fin de análisis “la psicología hartmanniana de la adaptación, por ejemplo, conduce a pensar que la terminación de análisis implica reforzar el área libre de conflicto y un funcionamiento yoico suficientemente adaptativo, mientras la escuela kleiniana va a hacer incapié en la elaboración de angustias depresivas. Lacan dirá, desestimando ácidamente la psicología de la adaptación, que un buen final sanciona la sujeción del sujeto al órden simbólico y Winnicott sostendrá que el analizado habrá adquirido su verdadero self, y aceptado suficientemente la desilusión, sabrá ahora cuanto le debe a la madre.” (Etchegoyen, 2009)
El mismo plantea dos problemáticas principales con respecto a este tema: ¿existe verdaderamente una terminación del análisis? Y ¿cuáles son los factores curativos?. Ferenczi toma una posición a favor del fin de análisis indicando que “se extingue por agotamiento” cuando las dos partes, analista y analizado no le ponen un fin determinado. Incluso señala que “La renuncia al análisis constituye así la conclusión final de la situación infantil de frustración que está en la base de formación de síntomas”. (Ferenczi, 1927) *en Etchegoyen.
En cuanto a los objetivos de la cura, Etchegoyen señala que la mayor parte de los analistas en la actualidad piensan en el psicoanálisis como procedimiento que busca alcanzar determinados objetivos y que debe diferenciarse de un programa de desarrollo personal que dura toda la vida y es de hecho interminable.
“Un análisis que se postulara como interminable apoyándose en el hecho cierto de que el crecimiento mental, la integración, la salud mental o lo que fuere no se logran nunca por completo y que en su legítima búsqueda siempre se puede ir mas allá” con respecto a esto, el Dr. Andrés Gaitán coincide en que si pensamos en el fin de análisis como un conocimiento profundo de sí mismo y del inconsciente, deberíamos pensarlo como interminable, ya que esta finalidad es inagotable y por otro lado señala que si en lugar de hacer este objetivo una finalidad se considera una meta que oriente el tratamiento, se podrán establecer objetivos que apunten a ese conocimiento profundo y bajo esta perspectiva el análisis sí tendría una terminación relacionada con el cumplimiento de objetivos o el agotamiento de la pareja analítica.
“Demanda” y “oferta” analítica: reflexión
Hemos revisado el concepto del deseo del analista, este concepto surge a raíz de una crítica por parte de Lacan a la formación de candidatos dentro de IPA, particularmente al análisis didáctico. Retomar el concepto del deseo nos ayuda a ir estableciendo nuestra postura en torno al análisis y a nuestro lugar como analistas, que puede reflejarse por ejemplo en lo que respondemos al preguntarnos ¿qué es el psicoanálisis? O ¿Qué finalidad tiene el psicoanálisis?.
Esto repercute de manera directa en nuestra clínica y en la oferta analítica, es decir ¿Qué ofrecemos los psicoanalistas?. También repercute en el desarrollo de nueva teoría, y esclarece nuestra postura ética dentro del consultorio. Pensar en nuestra “oferta”, remite de inmediato a “la demanda”, ¿qué piden los pacientes que llegan a consulta?, ¿qué piensan que podemos ofrecer?. El mantener poco claros estos puntos ha hecho difícil (mas no imposible) el acceso del psicoanálisis a otros espacios fuera del consultorio.
Bibliografía
- Roudinesco, E., Plon, M. “Diccionario de Psicoanálisis”, Ed. Paidós, 1998.
- http://www.ipa.org.uk/
- Freud, S.,¿Pueden los legos ejercer el psicoanálisis?, Obras completas de Sigmund Freud, Tomo XX, Ed. Amorrortu, Bs. As./Madrid , 2ª. Ed.
- Freud, S., Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico (1912), Obras completas de Sigmund Freud, Tomo XII, Ed. Amorrortu, Bs. As./Madrid, 2ª. Ed., 1980.
- Freud, S., Sobre psicoanálisis (1913 (11)), Obras completas de Sigmund Freud, Tomo XII, Ed. Amorrortu, Bs. As., 2ª. Ed. 1980
- Freud, S., Anállisis terminable e interminable.(1937), Obras completas de Sigmund Freud, Tomo XXIII, Ed. Amorrortu, Bs. As., 2ª. Ed., 1980.
- Etchegoyen, R. Horacio. Los fundamentos de la técnica psicoanalítica, 3ra edición, Ed. Amorrortu, Bs. As., 2009.
- Entrevista al Dr. Andrés Gaitán, apuntes personales, (2013)
- Jacques Lacan, “Los escritos técnicos de Freud”, El seminario. Libro I, Bs. As., Paidós, 1992.
- Jacques Lacan. “Del Trieb de Freud y el deseo del psicoanalista” en Escritos 2, Siglo XXI.
- Jacques Lacan. La ética del psicoanálisis”, El Seminario, Libro VII, Bs. As., Paidós 1988.
- Jacques Lacan. “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, El Seminario, Libro XI, Bs. As., Paidós.
- Jacques Lacan. “Acta de Fundación. 21 de junio de 1964” en Varios Autores, La Escuela. Textos institucionales de Jacques Lacan, Bs. As., Manantial, 1989.
[7] Jacques Lacan, “Los escritos técnicos de Freud”, El seminario. Libro I, Bs. As., Paidós, 1992, p. 14.
[8] E. Bravo. “El análisis personal como eje rector en la formación del psicoanalista.”
[12] Jacques Lacan, op. cit., p. 11.
[13] . Bravo. “El análisis personal como eje rector en la formación del psicoanalista.”
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Imagen: Morguefile/Mensatic