La interpretación es considerada la herramienta por excelencia en el proceso psicoanalítico, por ello son muchas las precisiones que se han realizado al respecto; en el presente trabajo se busca puntualizar teórica y técnicamente algunos de sus elementos fundamentales para con ello reflexionar acerca del impacto que ha de producir en el paciente esta herramienta generando nuevas ligas representacionales en su mundo interno, convirtiéndose por ello en un acto creativo de incorporación que se explica mediante el proceso terciario del pensamiento.
Autor: Fátima Laborda Sánchez
A pesar de que la interpretación, es una idea básica propuesta por Freud y varios los autores quienes han realizado diferentes precisiones al respecto, sería pretencioso reunir en este trabajo todo lo que se ha escrito acerca de este concepto. En este escrito, a través de algunas puntualizaciones teóricas y técnicas, se genera un espacio de reflexión acerca de cómo incorpora el paciente la interpretación.
En el escenario de la práctica clínica la intervención psicoterapéutica surge a partir de un momento que el analista, bajo la atención flotante, identifica y elige con un propósito que en ese momento tiene claro. En esa circunstancia su intervención difícilmente es un problema teórico a resolver, sino que se centra en aportar elementos de comprensión en el proceso de evolución de tratamiento del paciente; de tal suerte que la intervención puede ser de apoyo, de sugestión, de persuasión, una pregunta, un señalamiento, una confrontación, de información, de esclarecimiento, o bien una interpretación. Sin embargo desde un abordaje teórico y didáctico de la técnica es importante contar con una comprensión clara que permiten su empleo en el momento necesario.
Revisión teórica
Etchegoyen (1988) plantea tres grupos de instrumentos de los cuales se vale el terapeuta psicoanalíticamente orientado:
1.Instrumentos para influir sobre el paciente
Los de apoyo que sirven para darle al paciente seguridad, aunque estimula la dependencia, puede ser dado a manera de holding (Winnicott) el cual es un instrumento ineludible en toda terapia; de sugestión, de cual mucho se ha criticado sin embargo no siempre es nociva Freud postula que en toda psicoterapia psicoanalítica existe la sugestión para que el paciente abandone sus resistencias y no para inducirle determinado tipo de conducta; y de persuasión que está ligada a la racionalidad del paciente.
Este tipo de instrumentos no levantan la represión sino que son métodos limitados que pueden tener un efecto positivo en cuanto a mejorar la salud mental del paciente, es decir, que lidie mejor con el conflicto, sea más adaptativo, se circunscriba el síntoma, etcétera; ya que operan de manera directa en su conducta.
2.Instrumentos para recabar información
El más sencillo y directo es la pregunta, interfiere en la asociación libre sin embargo es necesaria. Löwenstein en el congreso de 1957 afirma que las preguntas tienen un lugar legítimo en el tratamiento para conocer detalles y precisiones pero sólo en casos especiales justifica interrumpir el flujo asociativo. O bien es válido para dar soporte al Yo o reforzar el contacto con la realidad, preparando eventualmente para la interpretación.
El señalamiento sirve para llamar la atención sobre un aspecto y así profundizar u obtener más información al respecto. Greenson (1967) considera que el señalamiento constituye el primer tiempo para la interpretación.
La confrontación muestra al paciente dos cosas contrapuestas con la intención de que note la contradicción. De tal forma que el señalamiento tiene que ver con percepción y la confrontación con juicio.
3. Instrumentos para ofrecer información
La información sirve para corregir un error, implica cualquier dato que brinde mas elementos para comprender la realidad, es algo que el paciente debería saber y desconoce. No se refiere a elementos inconscientes sino a un desconocimiento objetivo que lo afecta de alguna manera.
El esclarecimiento tiene por objeto poner en claro algo que el paciente sabe pero de manera errónea, algo que no percibe claramente de sí mismo. Es un reordenamiento de la información, que el paciente tiene pero en la manera en que está no la puede comprender.
Dentro de este grupo se puede englobar a la interpretación ya que implica hacer consciente lo inconsciente, tiene que ver con información que posee pero a la cual no tiene acceso. No son opiniones porque estas pertenecen a quien las emite. Siempre tiene que referirse al paciente porque ni metodológica, ni éticamente podemos saber lo que hace otro.
Greenson (1967) plantea la interpretación es el instrumento último y decisivo, porque “al interpretar vamos más allá de lo directamente observable y atribuimos significado y causalidad a un fenómeno psicológico”.
La interpretación en el trabajo psicoanalítico
En el tratamiento psicoanalítico entran en juego dos elementos, un tipo especial de relación que se establece entre el analista y el paciente, que denominamos alianza terapéutica, sobre la cual emerge la neurosis de transferencia, y la herramienta por excelencia del trabajo psicoanalítico, la interpretación. Kanan (1989) señala que “resulta fundamental que la alianza terapéutica esté establecida para que, a través de las interpretaciones al paciente se le facilita entender y pensar acerca de la estructura de sus síntomas, el hecho de que las motivaciones que produjeron los síntomas son inconscientes y que estas ya no son vigentes. Esta relación facilitará también el que el paciente asimile e integre las interpretaciones”.
Freud (1900) define interpretación como el camino que recorre la comprensión del analista para ir desde el contenido manifiesto hasta las ideas latentes. Es un instrumento que hace conciente lo inconciente. Es ante todo el acto de dar sentido al material, así interpretar los sueños es descubrir su sentido.
La interpretación es la explicación que plantea el analista que permite hacer más amplio el autoconocimiento del paciente, este no le resultaba totalmente accesible ya que parte de él permanecía inconsciente por haber resultado conflictivo en algún momento del desarrollo y se expresa mediante pensamientos, sentimientos, el discurso y la conducta del paciente.
Racker (1990) afirma que el verdadero conocimiento no es un saber intelectual, sino que tiene que ver con la unión consigo mismo, con la plena aceptación de manera consciente de lo propio que antes había sido rechazado patológicamente; siendo el psicoanálisis la vía por la que el sujeto llega a ser lo que es.
Esto no implica una descalificación, la interpretación no descalifica información, esta se emplea de otro modo para ofrecer un conocimiento nuevo; no es que el paciente esté en un error por pensar lo que piensa sino que explica de forma distorsionada lo que le sucede para defenderse del conflicto.
Interpretar implica explicar el deseo inconsciente, el recuerdo no se interpreta sólo se evoca; se interpreta la simbolización del recuerdo. Así el acto interpretativo guarda relación con el porqué suceden las cosas; por lo que necesariamente es una hipótesis, ya que la causa no se ve sino que se infiere. En cambio el señalamiento es indicar algo consciente o bien preconsciente para lo cual hay evidencia, por lo que tiende a ser acertado.
Para hacer uso de esta el paciente emplea la capacidad de síntesis, ya que “las interpretaciones establecen una conexión entre los estímulos del mundo externo y los del mundo interno con la conducta”. (Kanan, 1989). Así es una nueva conexión de significado, a partir de las asociaciones libres se produce un sentido diferente de la experiencia.
Aunque no necesariamente toda interpretación produce el insight ya que este se da a través de un proceso de elaboración y es normalmente el resultado de un trabajo interpretativo.
Cuando se hace una interpretación se establece una hipótesis pues se tienen elementos para pensar que esta nueva unión de significados es correcta o útil para el paciente y por eso se le comunica, sin embargo no se tiene la certeza absoluta de no estar en un error, por ello tras la interpretación la respuesta (presencia o ausencia, inmediata o posterior, en palabras o actos) nos brindarán información acerca la utilidad de la misma.
Al momento de plantear una hipótesis como interpretación resulta fundamental tener conciencia de la carga afectiva, tono, y forma en que se plantea pues permitirá identificar con mayor facilidad las distorsiones que sobre esta pueda hacer el paciente y así observar con claridad el fenómeno transferencial. Es por esto que el empleo del lenguaje del paciente además de permitirnos acercarnos a él y establecer alianza de trabajo fomenta una mejor comprensión, ya que sin duda es el lenguaje que mejor entiende.
Así Bion (1981) en su artículo “Sin memoria ni deseo” plantea cómo el psicoanálisis no pretende resolver el conflicto sino la comprensión, y de esta forma el paciente decidirá que utilidad tiene para él este nuevo conocimiento.
Bernfeld (1932) en su ensayo sobre la interpretación intento de precisar el concepto con un criterio metodológico: “interpretar es develar el sentido de algo, incorporándolo al contexto global de la persona que lo produjo” y propone tres clases de interpretación,
1. Finalista; que descubre el propósito o intención de una determinada acción ubicándola como un eslabón en la cadena de acontecimientos que constituyen la intencionalidad de una persona. Remite al contexto original al que pertenece un contenido que en el discurso aparece aislado o incorporado a otro.
2. Funcional; intenta descubrir que utilidad tiene una acción, para qué le sirve al paciente. Generalmente se emplea para establecer una relación entre dos hechos y también para hacer evidente la relación entre el todo y sus partes.
3. Genética; tiene que ver con el método fundamental del psicoanálisis pues propone la reconstrucción de procesos psíquicos que sucedieron concretamente.
Anzieu (1969) no considera que la interpretación surja limpiamente del área libre de conflictos del analista y se dirija limpiamente al área libre de conflicto del paciente. Explica que el proceso secundario del analista es infiltrado por el proceso primario porque sólo así puede alcanzar niveles inconscientes sino le sería totalmente extraña.
Freud ya planteaba desde 1915 en Estudios sobre la histeria que “es a la conciencia del paciente a donde se dirige la interpretación del psicoanalista, haciendo que aquel atienda al funcionamiento de su propia realidad psíquica… la interpretación sólo aporta al paciente una representación de palabra, siendo la representación patógena, reprimida e inconsciente, una representación-cosa” El trabajo de elaboración del paciente consiste pues en hacer que ambas coincidan y así lograr el insight.
Etchegoyen (1988), retoma el concepto de Pichon Riviére quien considera que una interpretación completa debe atender a la inmediatez de la transferencia, a lo que sucede en la realidad externa y lo que surge del pasado.
Por su parte postula que “el tratamiento psicoanalítico se propone reconstruir el pasado borrando las lagunas del recuerdo de la primera infancia, que son productos de la represión. Lo consigue levantando las resistencias y resolviendo la transferencia a través del análisis de los sueños, los actos fallidos y los recuerdos encubridores, no menos que de los síntomas y el carácter” (Etchegoyen, 1988).
Se conoce como interpretación mutativa a la que es transferencial, del momento; cuando se aplica en un impulso en un estado de catexia, implica cambios económicos, se rompe el círculo vicioso, generando comprensión y cambio; cambios estructurales por lo que tiene que ir al punto de urgencia y para lograr esto es progresiva.
Señalamiento, Interpretación (línea interpretativa), elaboración, Interpretación mutativa (puntos de inflexión)
La labor terapéutica consiste en reunir con el Yo consciente los contenidos (tanto las partes del instinto como las angustias inconscientes del Yo) que han sido alejados de la consciencia y la personalidad por las contracatexis del Yo y de abatir la efectividad de estas mismas contracatexis. Esto se hace posible por la circunstancia de que los componentes reprimidos del instinto producen derivados. (Fenichel, 1982)
Cada interpretación, ya sea de la resistencia o de un impulso del Ello, consiste en mostrar un derivado como tal a la porción enjuiciadora del Yo contra la resistencia.
No es interpretar el simple nombrar los contenidos inconscientes no representados aún por un derivado que puede ser reconocido como tal por el pacientes con sólo enfocarle la atención.
De esta forma el proceso analítico a través de la técnica de la interpretación, crea un pasado y un presente más comprensibles, más unificados y más inteligibles para el paciente. Esto se lleva a cabo al llenar lagunas cruciales en la memoria del paciente, en su percepción de ciertos significados y contenidos importantes, y a través de corregir conexiones y significados viejos y nuevos que hasta entonces habían sido distorsionados e inadecuados.
De la resiliencia a la creatividad
Un concepto que a partir de esto resulta relevante es el de resiliencia que se define como “el proceso o la capacidad para desarrollar una adaptación exitosa en circunstancias asociadas con disfunción psicológica y baja competencia” (Rutter, 1987; Fonagy, Steele, Steele, Higgit, & Target, 1994; citados por Zukerfeld y Zonis 2005)
Zuckerfeld y Zonis (2005) proponen que la resiliencia tiene que ver con “una metamorfosis subjetiva producto de la activación de un potencial que implica funcionar en proceso terciario, es decir con la fluidez libidinal necesaria para la creación de condiciones psíquicas nuevas que capturen y transformen el efecto traumático con la imprescindible existencia de vínculos intersubjetivos”.
En consecuencia, los procesos terciarios guardan íntima relación con la capacidad creativa del sujeto, este concepto cobra toda su relevancia si lo pensamos desde su relación con lo irrepresentable. Implica una cierta fluidez intrapsíquica que supone la existencia de procesos secundarios que no saturan los procesos primarios: permeabilidad entre estos sistemas, así como, la implicación y articulación entre el inconsciente reprimido y el inconsciente escindido. La creación requiere la presencia del objeto “como sostén del impacto que es lo que da lugar a que la descarga escindida pierda su potencial traumático y adquiera cualidad”. En este sentido se puede entender a los procesos terciarios, vinculado a la creatividad como la fluidez primario-secundario, en su no saturación, con sus manifestaciones en el discurso del paciente así como en el campo de la transferencia y contratransferencia; además de que entendidos como creación suponen la relación con algo nunca previamente ligado que se desarrolla en lo que lo autores denominan un “espacio vincular transicional”.
De esta forma la propuesta metapsicológica permite comprender el tratamiento “no sólo como develamiento de lo viejo que se repite con ropajes distintos sino como creación de lo nuevo, es decir, de aquello que no poseía aún existencia subjetiva”.
Retomando el constructo de resiliencia, se puede enfatizar la dimensión vincular de su desarrollo, “la expresión de un funcionamiento en proceso terciario donde la fluidez del aparato psíquico permite desarrollar recursos de afrontamiento a partir del efecto traumático. Es decir que el sujeto cualifica y crea donde sólo hubo magnitudes”.
Esto se puede observar por ejemplo cuando en el análisis se establece la neurosis de transferencia y esta es interpretada; cuando el paciente logra comprender las relaciones de objeto y las vicisitudes que estas se plantean a través de la vivencia en el consultorio, emplea de manera conjunta el proceso primario al revivirlas y escenificarlas y el proceso secundario al reflexionar al respecto, al conjuntarse y darle sentido a su experiencia se crea una nueva liga para la representación, entra en juego el proceso terciario que le permite obtener del análisis una comprensión más profunda de su experiencia de vida y con ello nuevas herramientas para afrontar las situaciones actuales y futuras, a partir de lo pasado y lo actual, de forma creativa, novedosa, se dispone de manera diferente desde el mundo interno al mundo externo.
Conclusión
De tal forma, la creatividad y la creación son “potenciales inconscientes universales”, entendidos como expresión de los procesos terciarios que se desarrollan en vínculos intersubjetivos. Siendo el campo analítico justamente construido para facilitar un encuentro original que trabaje tanto desde la historia como creando historia.
El descubrimiento de emociones, impulsos, relaciones de objeto arcaicas, en general, las fantasías inconscientes, incorporado a la consciencia a través de la interpretación generan el insight y este conlleva, en sí mismo, “un acto creativo, la aparición de algo nuevo que puede seguir desplegándose posteriormente en distintas esferas de la realidad externa o interna” (Coderch, J, 1995).
Así podemos concluir que la interpretación y la alianza terapéutica inducen al acto creativo por parte del paciente, ya que, se genera una nueva perspectiva de si mismo, una diferente relación, una nueva configuración del mundo interno a partir de los elementos presentes en el sujeto, sus características, su historia, su presente, pero planteado y experimentado de una manera diferente generando algo nuevo, lo cual impacta positivamente en su calidad de vida al contar con más herramientas.
Referencias bibliográficas
Anzeu, A. (1969). Dificultades de un estudio psicoanalítico sobre la interpretación. Revista de psicoanálisis. Vol 29 pp. Francia: Asociación Psicoanalítica de Francia.
Bernfeld, S. (1932). El concepto de interpretación en psicoanálisis. Barcelona: Barral Editores.
Bion, W. (1981). Notes on memory and desire. Classics in Psychoanalytic technique. Nueva York: Jason Aronson.
Coderch, J. (1995). La interpretación en psicoanálisis. Barcelona: Herder.
Etchegoyen, R. (1988). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu.
Fenichel, O. (1982). Problemas de técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Ediciones Control.
Freud, S. (1915). Estudios sobre la histeria. Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1900). La interpretación de los sueños. Obras completas. Buenos Aires: Amorrortu.
Greenson, R. (1967). Técnica y práctica del psicoanálisis. México: Siglo Veintiuno.
Kanan, E. (1989). Técnica de la interpretación. Gradiva: 53-66. México: SPM.
Löwenstein, R. (1957).Some thoughts on interpretation in the theory and practice of psychoanalysis. Londres: Collier-Macmillan.
Racker, H. (1990). Estudios sobre la técnica psicoanalítica. México: Paidós.
Zukerfeld, R y Zonis, R. (2005). Procesos terciarios. De la vulnerabilidad a la resiliencia. Buenos Aires: Lugar editorial.