Autor: Bernardo Lanzagorta

Francisco fue un niño cuya historia familiar y de desarrollo muy difícilmente pasaría desapercibida a los ojos del psicoanálisis; incluso con una pequeña muestra de esta historia se podrían hacer muchas hipótesis (y varias de ellas coincidir) acerca de un pobre o complicado desempeño posterior en su vida adolescente y adulta.

Interesando en que se pueda realizar este ejercicio presento a continuación partes de esta historia que seguramente ira despertando la curiosidad de todo aquel acostumbrado a leer historias clínicas:

–          Su madre es una maestra de escuela que decide casarse con su padre (abogado y profesor de música) después de que muere su esposa para ya no tener que rentarle el cuarto en el que vivía.

–          Ella odiaba tanto al esposo como a las hijas del mismo, las amenazaba cuchillo en mano con matarlas en frente de francisco. Él tenía entendido que había sido producto del espíritu santo y que nació para ser profeta.

–          Incluso le decía francisco que estaba loca y le pidió a su esposo que la internara en un manicomio varias veces.

–          En una de sus dos autobiografías Francisco describe haber sido hijo único y relata cómo su madre pintó en su cuarto de bebé las fachadas de las principales catedrales de Europa.

–          Francisco estudió en la escuela de su tío quien era un pastor muy severo, según una de sus autobiografías era un estudiante modelo; pero no toleraba la “estupidez” de los demás.

–          En la otra autobiografía se describirá como un rebelde, líder en contra de los conocimientos “obsoletos” inculcados en la escuela cristiana.

–          Sus compañeros lo describirán después como alguien solitario, soberbio y apático. No termina la secundaria y vendiendo sus libros decide irse a la ciudad  para salir de la “mediocridad de la vida provinciana”.

–          Con el dinero que logró juntar se compró ropa y gastó lo último que le quedaba en una entrada para la ópera. Al siguiente día saldría a conseguir un trabajo, y lo logró.

–          Después de unos meses se siente “infravalorado y copiado” en el despacho en el que trabaja y consigue trabajo con el Arquitecto joven más famoso de la Ciudad.

–          Trabajan juntos todos los días y las noches “cambiando el rumbo de la arquitectura para siempre”; incluso dijo alguna vez francisco: “nunca me gustó mi nombre hasta que se lo escuché decir a él”.

–          La misma semana que Luis formaliza una relación, Francisco anunciará que se casa con Catherine y pide 5 años de sueldo por adelantado para hacer su casa o de lo contrario renunciaría.

–          Luis se dio cuenta que Francisco trabajaba por fuera para clientes del despacho y lo despide; Francisco salió organizando un escándalo porque Luis se “robaba” sus ideas, no se  volvieron a ver hasta que Luis estaba agonizando.

Seguramente después de esta lectura ya es fácil hacer un esbozo del tipo de personalidad que desarrollará Frank al pasar de los años. Para poder completar un poco más el panorama de quien ya  esté intentando hacer algunas conjeturas escribo a continuación algunos de los puntos más representativos referentes a las relaciones de Francisco con las diferentes mujeres con quien compartió su vida sentimental:

–          Catherine: se casó con ella para dar la imagen de hombre respetable y poder así tener clientes; tiene 6 hijos y con el único que se hablaría después es con el que le contestaba la correspondencia de sus clientes.

–          Mamah: es la esposa de un cliente que huye con él a Europa en donde viven en diferentes ciudades; ella tiene dos hijos y al regresar a su país de origen los 3 mueren en un desafortunado “accidente”; francisco tenía 40 años.

–          Nunca se divorció de Catherine quien siempre “entendió que él era diferente a las demás personas” y siguió administrando sus perpetuas deudas hasta el día de su muerte.

–          Miriam: lo busca con el pretexto de ofrecerle el pésame por la tragedia de Mamah y lo utiliza para destacar en el medio artístico; lo agrede físicamente al saber de sus amoríos a tal grado que él tiene que demandarla y pedir una orden de restricción; ella es diagnosticada con esquizofrenia y paranoia.

–          Oglivanna: la conoce en una función del ballet ruso, decide invitarla a vivir con él  ese mismo día sin siquiera hablar el mismo idioma; después de un viaje por las principales ciudades intentará que viva ilegalmente en el país. Tienen una hija con la que nunca vuelve a hablar después de abandonarlas tras 8 años de matrimonio.

A partir de este sintético recorrido a lo largo de su historia podría alguien tomar el riesgo de pensar que Francisco desarrolló estructuras dentro de su personalidad que no necesariamente podrían calificarse como muy adaptativas; un resumen muy burdo podría exponerse como una infancia aislada y talvez muy triste, repleta de mensajes inconsistentes y contradictorios que resulta en una evidente pobreza para desarrollar relaciones interpersonales.

Incluso dentro de una discusión podrían comenzar a sopesarse términos como personalidad sociopática o narcisista; pero es dentro de la dimensión correspondiente a la vida profesional de Francisco en donde se podrían encontrar datos auxiliares para esta discusión así como anécdotas y circunstancias que no dejan de ser sorpresivas e intrigantes incluso para el psicoanalista que se presuma difícil de asombrar.

Lo primero que hay que hacer entonces es revelar la identidad real de Francisco; de quien estamos realmente hablando es de Frank Lloyd Wright; quien será considerado por muchos teóricos uno de los mejores exponentes de la Arquitectura del Siglo XX y pieza clave en el desarrollo del movimiento moderno cuyo conocimiento es acción obligada para quien quiera entender y ahondarse en las propuestas estéticas de los últimos 100 años.

 

Pero lo que habrá de interesar más al lector de este trabajo supongo serán tres puntos en los que me gustaría detenerme un poco:

La particular conducta registrada a partir de anécdotas que tenía Frank con respecto a sus clientes y su obra.

  1. La hipótesis a partir del análisis de los contenidos propios y únicos de la obra de Frank acerca de una sintomatología expuesta en dicha obra.
  2. La pregunta –tomando en cuenta los escritos de Heinz Kohut –  acerca de la posibilidad de tener un desarrollo que solo puede catalogarse como genial si no existiera una discusión a partir de la posible personalidad narcisista de Frank.

Un poco de elaboración en torno al primer punto podría hacer énfasis en lo que Kohut toma en cuenta para describir una personalidad narcisista.: una de las principales anécdotas relacionadas a Frank Lloyd Wright se extrae de una entrevista en la cual le preguntan lo que se sentía ser el mejor arquitecto norteamericano de la época (Cita) a lo cual contesta con una de sus más emblemáticas frases:

“Yo no soy el mejor arquitecto norteamericano de la época; soy el mejor arquitecto que jamás existirá”.

Esta frase aclara también porqué cuando alguno de sus clientes se queja de tener goteras en el comedor él contesta sin mayor reparo que mueva el comedor ya que tiene una “casa de Frank Lloyd Wright”.

Y por difícil que parezca de entender, varios de estos clientes lo volverán a contratar una y otra vez para seguir desarrollando sus proyectos; como es el caso del señor Kaufmann, el dueño de la enigmática “casa de la cascada”, momento imprescindible de la historia y teoría de la arquitectura del siglo XX:

El intercambio epistolar entre Kaufmann y Wright deja al descubierto una relación sumamente agresiva, repleta de desencantos y reclamos por ambas partes incluso llegando a los insultos. El contenido de las cartas toca temas como el presupuesto de la casa (que costó 14 veces más que el presupuesto inicial aproximadamente), un retraso en su construcción que solo puede calificarse como escandaloso, el hecho de que Frank no tomó en cuenta “las especificaciones indispensables” del Sr. Kaufmann al desarrollar las distribuciones; así como por supuesto las amenazas del mismo hacia Frank correspondientes a lo legal.

A esta tormenta de comunicados Wright resume para el señor Kaufmann que si no está de acuerdo con sus decisiones busque a alguien más para terminar la casa, o que lo demande, pero que en ambos casos nadie podrá terminarla. Kaufmann decide despedirlo y buscar alguien que la pueda terminar…no lo encuentra…

Previa disculpa Kaufmann pide a Wright terminar la obra, comisión por la cual pedirá el triple de sus honorarios, mismos que le son pagados.

Otro caso interesante corresponde al hotel Imperial en Tokio: Frank por supuesto dice haber sido invitado por el Emperador en persona para discutir el proyecto (cosa que no es cierta).

Frank presenta un proyecto con dos grandes estanques de agua, uno al frente y otro en la parte trasera del edificio; especulando acerca del reflejo de los edificios como el caso del Taj Mahal que lo tenía fascinado; pero los ejecutivos japoneses no le encuentran sentido y cuestionan su decisión.

Frank les dirá que en caso de un incendio esos estanques serían lo que salvaría al edificio. Los ejecutivos no validan dicho argumento pero tienen que hacer el proyecto tal cual lo expone Frank ya que amenaza con no realizar el proyecto de no ser así; pocos años después durante el incendio de 1923 que destruye gran parte de la ciudad el hotel Imperial sufrirá daños menores gracias a sus estanques.

Ante esta situación Frank corroborará públicamente las afirmaciones de su madre en cuanto a haberse convertido en un “profeta de la arquitectura”.

Aquí vale la pena hablar de la forma en la que, según Kohut una estructura narcisista de la personalidad tendrá que encontrar los elementos para mantener un estado de omnipotencia y superioridad constantemente; y si no encuentra dichos elementos en el mundo tendrá que construirlos en el interior; lo cual arrojaría al sujeto a un mundo de fantasía omnipotente: un estado abiertamente psicótico.

La satisfacción de estas constantes demandas narcisistas es necesaria para solventar un yo empobrecido que si no puede entenderse a si mismo como grandioso correría el peligro de ser aniquilado; una ansiedad muy primitiva por la cual es imposible dirigir la mirada hacia el otro; lo único que importa es su reconocimiento y para obtenerlo cualquier medio es válido.

Es por esto que cualquier cosa que pueda entenderse como una amenaza tendrá que ser destruida, devaluada y/o vencida:

Cuando Mies Van der Rohe (considerado la principal figura del movimiento moderno en Europa junto con Le Corbusier) llega a Chicago huyendo de la guerra y persecución en Alemania se podrá observar en Frank una clara reacción ante dicha situación.

Ante el éxito de la caja de cristal y el “movimiento internacional” postulado por Mies; Frank postulará la arquitectura orgánica que niega la existencia del ángulo recto y expone a la obra que “no pertenece a su entorno físico y cultural” como ridículo (ambas posturas antagónicas a la de Mies); incluso rescatará un término que anteriormente acuñaría: lo USOniano refiriéndose a lo perteneciente a los Estados Unidos de Norteamérica (USA).

En la práctica se dedicará a cambiar proyectos que ya estaban aprobados por sus clientes, sin tomar en cuenta sus opiniones, para acoplarlos a estos postulados. Si bien esto es una verdadera arbitrariedad cabe destacar que ésta será la etapa de proyectos más reconocida del arquitecto (quien ya tenía más de 80 años); los proyectos “fantásticos” dentro de los cuales está el museo Guggenheim de Manhattan.

Aquí podría especularse sobre como los embates de las demandas narcisistas orillan a Frank a desarrollar ideas cuyo objetivo principal es afianzar su postura inalcanzable, sin tomar en cuenta lo que quisieran sus clientes quienes se limitaban a pagar. Hay que tomar en cuenta que en estos momentos hablamos de una serie de edificios que tienen un grado de elaboración tan complejo que es casi imposible traerlos a la realidad y por lo tanto sufrirán de complicaciones a nivel funcional y estructural que hasta la fecha merman su aprovechamiento significativamente; por no dejar fuera a un Frank Lloyd Wright abiertamente paranoico que acusaba de plagio en todo medio accesible a él a cualquier arquitecto que tuviera una idea destacada.

Wright vivirá sus últimos años gracias a sus alumnos y mecenas anteriores quienes harán una fundación para que pueda dar clases y antes de morir se lamentará por el mundo, que ha perdido “a su más grande arquitecto”.

Lo que puede ser un poco más complicado de explicar es la forma en la que el resto de las personas lo acaba tratando realmente como la figura intelectualmente superior e intocable que él se dedica toda su vida a construir.

Es Freud quién puede ayudar a aclarar este punto; escribió en Introducción al Narcisismo el siguiente párrafo: En efecto, con particular nitidez se evidencia que el narcisismo de una persona despliega gran atracción sobre aquellas otras que han desistido de la dimensión plena de su narcisismo propio y andan en requerimiento del amor de objeto; el atractivo del niño reside en buena parte en su narcisismo, en su complacencia consigo mismo y en su inaccesibilidad, lo mismo que el de ciertos animales que no parecen hacer caso de nosotros, como los gatos y algunos grandes carnívoros; y aun el criminal célebre y el humorista subyugan nuestro interés, en la figuración literaria, por la congruencia narcisista con que saben alejar de sí todo cuanto pueda empequeñecer su yo. Es como si les envidiásemos por conservar un estado psíquico beatífico, una posición libidinal inexpugnable que nosotros resignamos hace ya tiempo. (Freud, S; 1914)

Otro punto interesante resultaría si nos atrevemos ver la repetición de una configuración espacial como una compulsión a la repetición y por lo tanto un síntoma. La mayor parte de los teóricos dedicados al estudio de la obra de Frank Lloyd Wright desde el punto de vista morfológico han detectado puntos muy representativos, únicos de dicho autor que se repiten constantemente en su obra.

Uno de los más mencionados tiene que ver con el “vacío”; desde las casas de la pradera en las que el centro de la casa estaba ocupado por el núcleo formado por escaleras y chimenea, dejando todos los espacios habitables fuera y orbitando alrededor de éste núcleo; hasta el Guggenheim en donde es precisamente el vacío el elemento a partir del cual se desarrollará todo el edificio en forma centrífuga.

Así podremos encontrar en la obra de casi todos los teóricos dedicados a este tema repetidas analogías entre dichos vacíos y úteros maternos que por su posición y diseño resultan solamente perceptibles, pero siempre inalcanzables; no resultaría sorprendente a los ojos del psicoanálisis saber que justo debajo del enorme vacío que abrazan las rampas del Guggenheim se encuentra un auditorio subterráneo, sin ventanas, desconocido por la mayoría de los usuarios del museo; que parecería estar escondido para todos menos para los ojos del arquitecto.

De esta forma se presenta la mítica figura con la que generaciones completas de arquitectos querrán identificarse, uno de los indudables modelos a seguir; sin saber realmente si toda esta producción era necesaria para poder mantener a flote una estructura carente del cimiento que proporciona el amor materno.

¿Podría ser que las celebradas obras de Frank Lloyd Wright –o sus más de 500 hijos como el las llamaba- podrían haber nacido de la genialidad vista como Kohut lo plantea? Como la única salida adaptativa de un trastorno de la personalidad que de no haberse llevado a cabo de esta forma hubiera terminado por mandar a Frank a la psicosis; y que aún con la compañía de todos estos proyectos no pudo compensar la aridez emocional que durante toda su vida definió a sus relaciones personales y afectivas.

Bibliografía

  • Freud, S. Introducción al Narcisismo (1914); Obras Completas; Buenos Aires, Amorrortu, Vol. XIV 2008
  • Kohut, H; Análisis del Self: El Tratamiento Psicoanalítico de los Trastornos Narcisistas de la Personalidad. Buenos Aires, Amorrortu, 1986.
  • Lloyd W, F; Autobiografía (1867-1944); Barcelona, El Croquis; 1998
  • Secrest, M; Frank Lloyd Wright: A Biography; Chicago; University Chicago Press, 1998.
  • Zabalbeascoa, A; Vidas Construidas: Biografías de Arquitectos; Barcelona, Gustavo Gili, 2002.
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Imagen: Morguefile/Bandini