Cirugía Plástica e Imagen Corporal
Autor: Regina Padilla

El Psicoanálisis da un lugar prioritario a la concepción del cuerpo con sus exigencias y pulsiones, su verdadera dimensión como objeto de estudio, da al cuerpo el valor y el derecho a existir en sí y de por sí.
Freud da al cuerpo un nuevo lugar para dejar de ser un objeto silencioso y supuestamente obediente, a tener un ello, que lo dota de su propia espontaneidad sus normas y sus intentos constantes de manifestarse. La psicología es asunto de la mente y del cuerpo, pero no podemos olvidar que las vivencias se manifiestan a través del cuerpo y que “el yo es ante todo un yo corporal” (Freud, 1923) . El niño vive su cuerpo inicialmente en función de las experiencias de placer o displacer que se suceden a lo largo del desarrollo de su sexualidad ya que según Freud se vive el cuerpo como “pulsión sexual”. El cuerpo del niño es como un mosaico de zonas erógenas que se van satisfaciendo o no. Por eso, luego cada persona vive su cuerpo según su propia historia, según las experiencias personales de satisfacción o de frustración de la líbido. la imagen del cuerpo se constituye como centro de la conciencia de uno mismo y como centro ordenador de las experiencias humanas primarias.

A partir del término cenestesia, acotado por el fisiólogo Reil en el siglo XIX, que se refiere a la percepción de las sensaciones internas, se desarrolla el termino de esquema corporal introducido por el Dr. Bonnier en 1893. Posteriormente Head en 1911, habló sobre la conciencia del cuerpo integrando las nociones de tono, orientación y temporalidad (esquema postural); es asì como Schilder reúne estos conceptos junto con distintas nociones del psicoanálisis y denomina imagen corporal a la representación surgida de esta vivencia integradora.

De acuerdo a Schilder la imagen corporal es una estuctura psíquica que incluye la representación consciente e inconsciente del cuerpo. “La imagen del cuerpo es la figura de nuestro propio cuerpo que formamos en nuestra mente, es decir, la forma en la cual nuestro cuerpo se nos representa a nosotros mismos” (Schilder, 1950)

Cuando se aborda el tema de esquema corporal, es frecuente encontrar que se utilizan indistintamente los conceptos de “esquema corporal” y de “imagen corporal”, por lo que es importante intentar una diferenciación entre ellos.

El esquema corporal es la representación que el ser humano se forma mentalmente de su cuerpo, a través de una secuencia de percepciones y respuestas vivenciadas en la relación con el otro. Este esquema corporal se desarrolla todos los días e informa, enriqueciendo, bloqueando u ordenando la imagen del  cuerpo. Incluye los conceptos de masa, tiempo, espacio y movimiento. En donde el cuerpo va a ser el límite entre lo interno y lo externo, entre la percepción y la fantasía. El esquema corporal es pues, el esquema representativo que le permite al sujeto tener una referencia para estructurar su experiencia con el mundo externo y sus objetos.

Por esquema, entendemos un modelo, plan o representación a través de cuya aplicación se pueden ordenar sistemáticamente una serie de datos facilitando así las relaciones y funcionamientos del objeto de estudio.

Así, el concepto de “esquema corporal” incluye el ordenamiento, relaciones y funcionalidad de diversas nociones de otros esquemas, tales como los esquemas visual, táctil, olfativo, gustativo, del equilibrio, del tono muscular, de postura, distancias, movimiento, tiempo, etc., participando así todos los sentidos; siendo el esquema corporal una realidad de nuestro vivir carnal del contacto con el  mundo físico.

Doltó (1994), al hablar de la diferenciación de éstos dos términos, señala que el esquema corporal “especifica al individuo en cuanto representante de la especie, la época, o las condiciones en que vive. Este esquema corporal será el intérprete activo o pasivo de la imagen del cuerpo, en el sentido de que permite la objetivación de una intersubjetividad, de una relación libidinal fundada en el lenguaje, relación con los otros y que, sin él, sin el soporte que él representa, sería, para siempre, un fantasma no comunicable”.Tenemos entonces que el proceso de estructuración del esquema corporal no solo se desarrolla en el campo de la percepción, sino también tiene su paralelo en la construcción del campo libidinal y emocional, siendo por tanto de gran importancia los objetos de amor primario, la calidad de la relación con ellos y las actitudes de estos objetos para con el bebé que empieza esta estructuración.

En principio, el esquema corporal es el mismo para todos los individuos de la especie humana en circunstancias más o menos iguales, pero la imagen del cuerpo, por el contrario, es propia de cada uno, ya que está ligada al sujeto y a su historia. De ello resulta que el esquema corporal es en parte inconsciente, pero también preconsciente y consciente, mientras que la imagen del cuerpo es eminentemente inconsciente, pudiéndose tornarse en parte preconsciente, y sólo hacerse consciente cuando se asocia al lenguaje, el cual “utiliza metáforas y metonimias referidas a la imagen del cuerpo, tanto en las mímicas, fundadas en el lenguaje, como en el lenguaje verbal (Doltó, 1994)”.

Desde la primera infancia es indispensable, para que la imagen del cuerpo se organice, que haya un continuo de percepciones repetidas y reconocidas sobre el cual se alternen percepciones, sucesivamente ausentes y presentes, y otras desconocidas y nuevas que el niño descubre y que lo cuestionan.

Solo si la madre asiste a su hijo, la angustia de éste queda humanizada por  percepciones sutiles tolerables y por palabras capaz de ser nombradas y evocadas. Este intercambio asegurador con la madre, con su madre, es para el bebé la prueba de una relación humana duradera, que será el modelo de las posteriores relaciones con el mundo de sus objetos.

Podemos entender entonces, que dado que los procesos de integración de la imagen del cuerpo dependen de una relación afectiva para desarrollarse, cualquier interrupción de esta comunicación y relación intersubjetiva, puede tener efectos dramáticos, que pueden resultar en trastornos psíquicos y somáticos, y en donde estos trastornos son la repetición, a veces amplificada, de una disfunción pasada, real o imaginaria, del cuerpo propio del paciente

Existen diversas posturas y conceptualizaciones en torno a la imagen corporal, por otro lado Pruzinsky y Cash (1990) proponen que realmente existen varias imágenes corporales interrelacionadas:

Imagen perceptual. Se referiría a los aspectos perceptivos con respecto a nuestro cuerpo, y podría parecerse al concepto de esquema corporal mental, incluiría información sobre tamaño y forma de nuestro cuerpo y sus partes.

Imagen cognitiva. Que incluye pensamientos, auto-mensajes, creencias sobre nuestro cuerpo.

Imagen emocional. Que incluye nuestros sentimientos sobre el grado de satisfacción con nuestra figura y con las experiencias que nos proporciona nuestro cuerpo.

Los autores mencionados con anterioridad concluyen que la imagen corporal que cada individuo tiene es una experiencia fundamentalmente subjetiva, y manifiestan que no tiene porque haber congruencia con la realidad ya que la imagen corporal no es fija o estática, más bien es un constructo dinámico, que varía a lo largo de la vida en función de las propias experiencias, de las influencias sociales.

Mencionan que la imagen corporal está socialmente determinada ya que desde el momento en que el bebe está en el vientre materno existen influencias sociales que matizan la autopercepción del cuerpo. Por ultimo recalcan que la imagen corporal influye en el procesamiento de información y en el comportamiento, ya que la forma de percibir el mundo está influencia por la forma en que sentimos y pensamos sobre nuestro cuerpo.

Thompson (1990) amplia el término de imagen corporal, además de los componentes perceptivos y cognitivo-emocionales, ya mencionados antes, incluiría un componente conductual que se fundamentaría en qué conductas tienen origen en la consideración de la forma del cuerpo y el grado de satisfacción con él. Por ejemplo evitar situaciones donde se vea el cuerpo desnudo o comprar ropas que simulen ciertas partes del cuerpo.

Otros autores como Slade (1994),  centran su explicación más en una representación mental, la cual se origina y modifica por diversos factores psicológicos individuales y sociales, la define así: “ la imagen corporal  es una representación mental amplia de la figura corporal, su forma y tamaño, la cual está influenciada por factores históricos, culturales, sociales, individuales y biológicos que varían con el tiempo”.

Alteraciones de la imagen corporal

Bruch (1962), en la década de los años 60 del siglo XX, proponiendo los rasgos psicopatológicos de las pacientes anoréxicas, puso de manifiesto por primera vez la importancia de una alteración de la imagen corporal en dicho trastorno,

Como entidad nosológica propia, existe una alteración grave de la imagen corporal que históricamente se denominaba Dismorfofobia, y que actualmente es considerado como Trastorno Dismórfico Corporal y para el cual existen tres criterios diagnósticos (APA, 1994):

a)   Preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico. Cuando hay leves anomalías físicas, la preocupación del individuo es excesiva.

b)   La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

c)   La preocupación no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (p.ej. la insatisfacción con el tamaño y la silueta corporales en la anorexia nerviosa).

A parte de este trastorno, no existe otra enfermedad o trastorno reconocido sobre alteraciones de la imagen corporal. Sí que se incluye esta patología como criterio diagnóstico de trastornos ya clasificados.

Garner y Garfinkel (1981) en una revisión sobre sistemas de evaluación de la imagen corporal en anorexia nerviosa, proponen que la alteración puede expresarse a dos niveles:

a) Una alteración perceptual, que se manifiesta en la incapacidad de las pacientes para estimar con exactitud el tamaño corporal

b) Una alteración cognitivo-afectiva hacia el cuerpo. Que se manifiesta por la presencia de emociones o pensamientos negativos por culpa de la apariencia física.

A partir de este planteamiento, al hablar de una distorsión de la imagen corporal es necesario especificar, sobre cuál aspecto de la imagen corporal se encuentra la alteración. Así, el término “distorsión perceptual” podría servir como expresión para denominar la alteración de la imagen corporal en el ámbito de la estimación de tamaño, e “insatisfacción corporal” como la expresión para denominar la alteración de la imagen consistente en el conjunto de emociones, pensamientos y actitudes negativos hacia el tamaño y forma del cuerpo.

Vaz, Peñas, Ramos (1999) reclaman esfuerzos en la clarificación terminológica, y proponen junto a Thompson (1990), que no se confundan “alteración de la imagen corporal” con “insatisfacción corporal”, pues el primer concepto engloba al segundo y a otros muchos más aspectos. Por esta razón, al evaluar la posibilidad de una cirugía plástica es importante definir de donde nace el deseo de realizarla, si se debe a una alteración es poco probable que el resultado de la cirugía sea satisfactorio para el paciente, lo que lo llevara a múltiples cirugías sin lograr la satisfacción buscada,  a diferencia de lo que sucede cuando se utiliza la cirugía como medio para incrementar la satisfacción corporal.

Cirugía plástica

Existen dos tipos de cirugía plástica: reconstructiva y estética. La primera se realiza para corregir deformaciones faciales y del cuerpo causadas por defectos congénitos, traumatismos, enfermedades o envejecimiento. Normalmente, el objetivo de la cirugía plástica reconstructiva es mejorar la función corporal. Sin embargo, también puede realizarse para crear una apariencia más normal y mejorar la autoestima.

La cirugía plastica estética es la que por el momento nos ocupa, ya que tiene que ver con la corrección de alguna característica que a decir del paciente, no es de su agrado. Existen varios tipos de cirugía plástica estética, siendo los mas comunes: la rinoplastía, liposucción, lifting facial, aumento o reducción del busto.

Es en este momento en donde la calidad de la imagen corporal que el paciente tenga de si mismo, repercute de forma directa en el deseo del mismo de tomar la decisión y someterse a algún tipo de cirugía.

En un estudio realizado a pacientes que fueron sometidos a distintos tipos de cirugía, se citaron algunas motivaciones para tomar la decisión de realizarse una cirugía plástica, comúnmente se encuentran sentimientos de inferioridad creados por la prohibición del superyo para el disfrute de los sentimientos narcisistas, historias de rechazo en la adolescencia, fantasías sobre el éxito prometido a partir de los resultados (Hill & Silver, 1950).

La cirugía estética, proporciona frecuentemente seguridad a las personas sanas que recurren a ella, descartando los casos en donde existe una alteración en la imagen corporal, por ello es importante también apelar a la ética del cirujano, y de ser posible hacer una exploración sobre las fantasías en torno a la cirugía, de esta manera se podrá tener mas personas satisfechas con su cuerpo.

Bibliografía

  • Dolto, F. (1985). En el juego del deseo. 2ª. Ed. México: Ed. Siglo XXI.
  • Dolto, F. (1994). La imagen inconsciente del cuerpo. 3a. ed. España: Ed. Paidós.
  • Fast, J. (1988). El lenguaje del cuerpo. México: Ed. Kairós.
  • Pines, D. (1991). Uso inconsciente del cuerpo en la mujer. Cuadernos de
  • Psicoanálisis. Asociación Psicoanalítica Mexicana. Vol. XXIV: 3 y 4, julio-diciembre, 1991.
  • Schilder, P. (1989). Imagen y apariencia del cuerpo humano. México: Ed. Paidós
  • Pruzinsky, T., & Cash, T.F. (1990). Integrative themes in body-image development, deviance, and change. In Cash, T.F., & Pruzinsky, T. (Eds.), Body Images: Development, Deviance, and Change (pp. 337-349). N.Y.: Guilford Press.
  • Slade, P.D. (1994): “What is body image?”. Behaviour Research and Therapy, nº 32, pp. 497-502.
  • Thompson, J.K. (1990): Body image disturbances: assessment and treatment. New York, Pergamon Press.
  • Thompson, J.K., Heinberg, I.J., Altabe, M. y Tantleff-Dunn, S. (1998): Exacting Beauty. Theory, Assessment, and Treatment of Body Image Disturbance. Washington, D.C., American Psychological Association
  • Vaz, F.J., Peñas, E.V. Y Ramos, M.I. (1999): “Body image dissatisfaction in bulimia nervosa and atypical bulimia nervosa”. German Journal of Psychiatry, nº 2, pp. 59-74.