birthday-cake-1184958Por: Lorena Polo
Había comprado en Londres, hacía dos meses, un hermoso mármol griego de la época
Helenista, que representa, según los arqueólogos, a Narciso.
Sabiendo que Freud cumplía anteayer sus setenta años –nació el 6 de mayo de 1856- le envíe como regalo la estatua, con una carta de homenaje al descubridor del Narcisismo.
Este regalo bien elegido me ha valido una invitación del patriarca del Psicoanálisis. Ahora […] quiero […] apuntar lo esencial de la conversación [:]
Me ha parecido un poco abatido y melancólico.
-Las fiestas de los aniversarios –me ha dicho- se parecen demasiado a las conmemoraciones y recuerdan demasiado a la muerte. (Papini, 1931)
Aunque el relato anterior nació de la imaginación del literato Giovanni Papini, me pareció que en este primer párrafo del escrito, el maestro Papini logró mostrar a Freud simplemente como un humano que al cumplir setenta años le teme a la muerte. Por otro lado, pienso, es muy simbólico el mármol griego que le ofrece como regalo, porque, aunque Papini no fue Psicoanalista, y el obsequio se puede interpretar como una burla, creo que la intención del escritor fue mostrar parte de la identidad e intereses de Freud hacia la Antropología y la colección de figuras históricas hacia el final de su vida. Entonces, la genialidad del escrito, radica en las posibles interpretaciones que el lector pueda hacer de la vida de Freud.
El hombre tiene capacidad simbólica, misma que le permite hacer cultura e historia individual y que lo diferencia de otros seres vivos, por ejemplo: el nombre y la singularidad de su significado dependiendo de la biografía del sujeto, la creatividad para plasmar lo inconsciente en una obra de arte o de hacer del lenguaje una defensa contra la muerte. Con lo anterior quiero introducir las posibles representaciones inconscientes que los humanos tenemos ante el aniversario de nuestro nacimiento y las diferentes reacciones con las que hacemos frente a la angustia de muerte que despierta el cumplir un año más de vida.
La teoría, como la experiencia clínica, nos muestra cómo las defensas maníacas pueden ser utilizadas para defenderse de la depresión, y viceversa, es decir, antes y después de una depresión pudieran aparecer actos maníacos. Melanie Klein (1939) desarrolló el concepto de posición esquizo- paranoide que comprendía las leyes mágicas sólo aplicables a las asociaciones de los primeros objetos intrapsíquicos y no a los objetos reales. Las llamó “defensas mágicas”, cuyo objetivo es dominar y controlar al objeto mediante la negación, la idealización y la ambivalencia, siguiendo el patrón inicial de la relación de objeto o la omnipotencia incondicional que señaló Rascovsky (1964), donde el neonato puede prescindir de la realidad exterior, tanto se cuente con la madre como función adaptativa, a la que se tiende a volver mediante la negación de la realidad. Klein afirmó que las defensas maníacas están relacionadas con las experiencias infantiles. En la posición esquizoparanoide, estas mismas defensas las utiliza el Yo para protegerse de las ansiedades persecutorias. Posteriormente, en la posición depresiva, estas defensas (maníacas) se mantienen de forma modificada para adaptarse al proceso de integración y síntesis del Yo, haciéndose menos persistentes y con ello enfrentando la realidad psíquica de forma integrada.
A partir de esta línea teórica, se pueden explicar los múltiples aspectos regresivos, tanto normales como patológicos, al que recurren algunos sujetos de forma habitual como inusual cuando su necesidad de concentración narcisista se lo exige, como por ejemplo el dormir. Freud (1898) ya había señalado que es un prototipo de la regresión maníaca cotidiana, considerada por éste como un estado al que “tenemos que volvernos a sumir temporalmente en el estado que nos hallamos antes de nacer, en la época de nuestra existencia intrauterina”. El embarazo es otro prototipo de regresión temporal, así como las festividades como carnavales, fenómenos religiosos y el cumpleaños.
Así los cumpleaños, como otras celebraciones periódicas, están marcadas por reacciones frente a eventos depresivos, porque el recordar nuestro nacimiento es volver a la posibilidad de mantener la ilusión de unidad con la madre (Grinberg, 1957). Se podría decir que las velas del pastel, a las que le depositamos los anhelos que esperamos se cumplan, representan los deseos del Yo, que a su vez están constituidos por demandas instintivas, así la omnipotencia pudiera hacer su aparición “con un sentimiento o una condición cuya esencia misma implica un tenerlo todo o poderlo conseguir si así se lo desea” (Grinberg, 1957).
Las fiestas temáticas reflejan la afirmación de Grinberg de que la fantasía es de por sí mágica, es decir, la fantasía es omnipotente, de tal modo que el ideal del Yo se vuelve, por un momento, omnipotente. Estas fiestas se caracterizan por la elección de la fantasía que el cumpleañero quiere realizar, es decir, por el sentimiento de la capacidad del yo para satisfacer parcialmente la demanda instintiva.
Es útil que se pueda distinguir la diferencia entre la omnipotencia total, que según Klein (1939), que sólo es posible en términos de la capacidad total del yo para la respuesta instintiva, y la pseudo omnipotencia, que resulta de la regresión y que intenta tratar al mundo exterior como arcaicamente se trató al mundo interno. Por ejemplo, los temas de las fiestas de cumpleaños pueden variar, desde una fiesta de entrega de los Oscar, una fiesta de vampiros ó una fiesta terrorífica, entonces la omnipotencia rechaza el desarrollo del principio de realidad, ya que tiene una conexión con el manejo yoico de la magia.
Otro elemento a considerar, en algunos casos durante el cumpleaños es la percepción del tiempo. Según Freud (1915), los procesos del sistema inconsciente se hallan fuera de tiempo, lo anterior no quiere decir que no hay tiempo en lo inconsciente, sino que el ordenamiento cronológico no aparece con la lógica del sistema consciente, es decir, que lo inconsciente es atemporal, significando que no hace referencia a un tiempo específico. También, los contenidos que se ubican en el sistema inconsciente no sufren modificación ninguna por el transcurso del tiempo y carecen de toda relación con él. Entonces, la impresión de un acontecimiento externo, ubicado en un tiempo cronológico consciente modifica en el psiquismo la forma en cómo se va a estructurar el recuerdo, ya que está al servicio de lo que se le escapó al sistema consciente: el deseo inconsciente. La conexión entre los dos sistemas dependerá del pasaje del proceso primario al proceso secundario de pensamiento y, dependiendo de una elaboración suficiente de las posiciones esquizoparanoide y depresiva, se establecerá la comunicación entre los objetos externos reales internalizados. Ante esto no es de sorprenderse que en los posibles actos maníacos que genera el cumpleaños, el trato a los objetos externos regrese a ser preponderantemente visual, sin integrar cualidades perceptivas necesarias para la apreciación total del objeto externo real. Por ejemplo: las personas pudieran ser percibidas por el cumpleañero como objetos parciales que sirven para cumplir la demanda de éste, como la función parcial que cumplía la madre en la posición esquizoparanoide, puesto que en la regresión el proceso primario de pensamiento imperó y éste depende de la fuerza del impulso.
En casos patológicos, el sujeto, durante su cumpleaños, se entrega al tiempo maníaco donde el festejo se vuelve permanente, el sujeto intentará cegarse ante todo vacío, toda falta que le genera la angustia de separación del objeto original, desplazado en la sensación de omnipotencia.
Dependiendo del contexto geográfico donde esté ubicado el cumpleañero, su cultura le ofrecerá una variedad de rituales a los que podrá recurrir con la promesa de tener, por ejemplo, una larga vida, buena suerte durante el año o rechazo a los pecados humanos, entre otros. El mecanismo mágico es el que rige el proceso asociativo de las fantasías inconscientes, es decir, se confunde una conexión ideal por una conexión real.
La eficiencia de la relación mágica de estos rituales de cumpleaños es aplicable a objetos exclusivamente ideales y por lo tanto es un corolario de la negación de la condición humana y la omnipotencia, al sentir que se puede controlar el curso de la vida.
Al tiempo, como medida, se le conceden contenidos imaginarios. Pensar en “un año más de vida” lleva a la reflexión sobre “lo que se pierde”, “lo que se tiene”, “lo que se ha hecho”, “lo que no se ha hecho”. Por ende se piensa en la vida y en la muerte. Se podría decir que el cumplir años reactiva la angustia de muerte debido a que se recuerda que el cuerpo ha envejecido, y el problema de esto no es el paulatino “envejecimiento” en sí, sino el recordar que somos un cuerpo sujeto a la muerte. El dualismo mente-cuerpo es el uno de los problemas humanos, porque nosotros no solamente somos cuerpo (animal) sino también tenemos cuerpo. Es decir, nacemos con un cuerpo que tiene funciones biológicas pero no tiene cultura. Entonces, mediante las introyecciones e identificaciones primarias, así como mediante el lenguaje construimos el cuerpo que tendrá una conexión hacia la psique.
No podemos dejar de lado que para el Psicoanálisis la construcción de nuestro psiquismo esta directamente vinculada con nuestra experiencia biológica y corporal, a su vez, éstas están marcadas por nuestra dimensión psíquica, por nuestra subjetividad. El cuerpo, en Psicoanálisis, se encuentra en una intersección donde coinciden lo biológico, lo cultural y lo psíquico, sin embargo esta frontera no se separa, pero tampoco se reconcilia.
Freud en 1927, expone que la angustia de muerte puede considerarse semejante al temor a la castración, ya que el Yo ante un peligro externo (castración) despliega una señal de fuga que crea la represión:
Al cumplir años, los humanos nos vemos enfrentados a la necesidad de amparo y protección en contra de la impotencia humana frente a la muerte. Entonces, la ansiedad que nos produce la idea de la muerte hace que nuestras operaciones psíquicas primitivas se reactiven para defendernos de tal amenaza. Por ende recurrimos a regresiones cuando nuestra necesidad narcisista nos lo exige o cuando el enfrentamiento de la realidad exterior se hace poco tolerable.
Por otro lado, la forma de concebir el cumpleaños cambia en un niño y en un adulto. El niño pequeño imagina su cumpleaños lleno de juegos y con sus personajes favoritos. Klein (1929) mencionó que una de las principales funciones del juego infantil es proporcionar la descarga de las fantasías e intentar elaborar diferentes impresiones como el miedo a ser devorado, envenenado, la separación con los padres, los deseos edípicos. Todo lo anterior puede dar lugar a la angustia reminiscente de la muerte. Entonces, podríamos decir que el cumpleaños para los niños pequeños funcionaría como una oportunidad más de elaborar las fuertes impresiones infantiles.
Por otro lado, la mente del adolescente ya está preparada para pensar en el mañana, por lo que el cumpleaños puede representar los cambios en la imagen corporal, misma que lo incita a generar independencia de sus objetos primarios y recrea los lazos edípicos en un nuevo contexto. El fortalecimiento del ideal del yo y las identificaciones hacen del adolescente el depositario de deseos de cambio y progreso en la sociedad. Es común que en la clínica, cuando un adolescente cumple años se muestre motivado por la sensación de independencia que le da cumplir un año más, así como por la sensación de fortaleza a favor de la acción social.
El adulto, en cada cumpleaños, podría reflexionar sobre su finitud. La concepción de la propia vida como tiempo toma un pensamiento definido con conocimiento de los límites y la mortalidad.
En La Interpretación de los sueños (1898), Freud aludió en varias ocasiones al aniversario del nacimiento. Las referencias del texto de dicha conmemoración son acerca de pacientes que sueñan con el día de su cumpleaños. Llama la atención que el contenido de este material onírico se manifiesta en diferentes símbolos: el futuro, el día del nacimiento enlazado con tener un hijo, recibir regalos asociados con regalos sexuales y una “rica vida de amor”, así como recuerdos encubridores de la escena primaria.
En análisis, podemos observar pacientes que al acercarse el día de su cumpleaños comienzan a deprimirse o a desplegar defensas maniacas, también a ser demandantes con el analista, con actitudes voraces.
En conclusión, como si en el día del cumpleaños se reactivara el trauma del “esclarecimiento sexual” y se pensara nuevamente “los padres siempre han hecho aquello, es decir, el coito; pero me lo han escondido y prohibido; me han engañado” Racker (1960)
 
Bibliografía

  • Papini G. (1931). El Libro negro. México: Porrua.
  • S (1898). La interpretación de los sueños. México: Biblioteca nueva.
  • S (1915). Lo inconsciente. México: Biblioteca nueva.
  • S (1927). El porvenir de una ilusión. México: Biblioteca nueva.
  • S(1956). El chiste y su relación con el inconsciente. México: Biblioteca nueva.
  • O (1966). Teoría Psicoanalítica de las neurosis. Buenos Aires: Paidós.
  • M (1939). Contribución a la psicogénesis de los estados maniacos- depresivos. Buenos Aires: Amorrortu.
  • L (1957). Revisión de los conceptos sobre magia y omnipotencia. Buenos Aires: Paidós.
  • A (1964). Fundamentos de la posición maniaca. Buenos Aires: Paidós.
  • H (1960). Estudios sobre técnica Psicoanalítica. Buenos Aires: Paidós.

 
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