La relación del budismo con el psicoanálisis actual.

Autora: Rosalba Osawa

 

Para comenzar este ensayo quisiera empezar hablando sobre Christopher Bollas y lo que menciona en su libro China on the Mind. Él nos habla sobre como “hace varios miles de años la cultura indoeuropea se divergió en dos formas de pensar y cómo estas mentalidades ahora están convergiendo una vez más en la práctica del psicoanálisis.”

(Bollas, C., 2013). Hoy en día cuando se piensa en el budismo se piensa en una religión que está basada en las enseñanzas de Buda la cual es practicada

principalmente en diversos países del oriente. Se piensa en monjes que se rasuran la cabeza y se la pasan el resto de sus vidas meditando intentando a llegar a la famosa iluminación a la cual llegó Buda. Sin embargo nunca nos paramos a pensar y a considerar que esta religión y práctica tiene una relación muy cercana con el psicoanálisis creado por Sigmund Freud. A pesar de las diferencias que se puede creer que existen entre estos dos pensamientos es importante reconocer los factores que tienen en común. En este ensayo se hablará sobre la relación que el Budismo tiene con el psicoanálisis de hoy en día, se verá desde la perspectiva de diversos autores.

 

Primero que nada tenemos que explicar qué es el Budismo y un poco de su origen e historia. El Budismo es la única religión atea ya que en ella no existe un concepto de un dios, surgió a partir de las enseñanzas de Buda en el siglo cuatro. Se caracteriza por creer en la reencarnación y por aspirar a alcanzar el Nirvana. Ya que en esta religión no existe un dios lo principal es el hombre, él es la parte esencial de la existencia y también forma parte de la evolución del universo.

 

A continuación hablaré sobre el origen del Budismo y sobre las enseñanzas de Buda Gautama. El príncipe Siddharta Gautama nació al sur de Nepal en siglo quinto a. C. él estaba destinado a ser un rey y un gran líder. Su Padre decidió que su hijo tomaría el cargo después de él por lo cual lo privó de las verdades y de la visión de la miseria terrenal. Por lo cual Siddhartha creció con una vida muy privilegiada, tenía una excelente salud y tuvo una educación privilegiada lo cual fomentó mucho su inteligencia. A los dieciséis años se casó con su prima y tuvieron un hijo. A pesar de los esfuerzos de su padre por ocultarle la realidad del mundo terrenal Siddharta descubre esta misma un día cuando salió a pasear afuera del castillo. En su paseo vio a un hombre viejo, a un enfermo y un cadáver. Estos tres símbolos son lo que determinarían su vida. Después de este evento él llegó a la conclusión de que el sufrimiento es eterno y que su misión era ayudar al hombre a alejarse del sufrimiento. Con esto en mente decidió abandonar todos los lujos que lo rodeaban. Abandonó sus prendas elegantes y se estableció en un bosque en donde aprendió técnicas de meditación y de autodominio. Fue en la sombra del árbol Bodhi en donde intentó hallar la respuesta al interrogante del sufrimiento y la respuesta de la existencia de la vida. Buda no se movió y se dedicó a la meditación por muchos años hasta encontrar estas respuestas.

Logró encontrar la respuesta al alcanzar la iluminación a través de la meditación. Esta misma la encontró en él, en un estado llamado “satori”, el cual consta en un momento de “no mente”, este momento solo se da en los niveles más profundos de la conciencia.

Ya que se podría decir que es la conexión y esencia del inconsciente. En el budismo zen hay varios niveles de iluminación en donde el satori es el nivel más alto que uno puede alcanzar. Nunca se puede alcanzar un satori pleno y perfecto pero se valoran las experiencias que llevan hacia el satori mismo. El doctor Suzuki, un maestro zen del siglo XX, lo describe de la siguiente manera; si una persona enciende una vela en un lugar completamente oscuro la oscuridad desaparece y aparece la luz. Aunque se agreguen diez, cien o mil luces el lugar se va iluminar cada vez más. Pero lo que en verdad causó una transformación fue la primera vela que provocó la luz y que se iluminara el lugar. El método utilizado por el budismo zen para acercarse al concepto de la iluminación se da a través de la meditación.

Antes que nada debemos preguntarnos ¿qué es la meditación?, la meditación zen es un estado atento de relajación, una pasividad activa. Cuando el zen habla de la “no mente” no habla de un estado en donde la mente está completamente en blanco. Más bien se refiere a una libertad de los pensamientos que contaminan. Cuando todo el sonido innecesario desaparece, lo que queda son esos pocos procesos mentales que son esenciales para el momento presente. La meditación zen no quiere decir que se anulan los pensamientos, más bien la meditación logra pacificar y armonizar estos pensamientos. James H. Austin nos comparte una frase de Shunryu Suzuki quien expresa que “Tú mismo haces las olas en tu mente. Si dejas tu mente como está, se calmará” (Austin, J. H., 2005). Proceso de la práctica para llegar a la iluminación se llama zazen, uno entra en este proceso con una seriedad de propósito que va de acuerdo a la postura de Buda, misma que él usó a la hora de meditar y eventualmente llegar a un estado de iluminación y de Nirvana.

Buda al conectarse con su verdad a través de la meditación, contempló con esta que la vida humana consta de los tres principales sufrimientos. Los cuales son algo innegable, existen y todos sin importar quienes seamos pasamos por ellos. La manera de liberarse de estos sufrimientos es aceptar que la naturaleza humana es así, es sufrir. Ahora, en el psicoanálisis este sufrimiento es debido a una interacción o conflicto entre la pulsión de vida y la pulsión de muerte, eros y tanatos.

Buda pensó en cómo salvar a la humanidad de estos sufrimientos. La manera de hacerlo es tener compasión hacia estos sufrimientos y entender que todos pasamos por ello. Aquí al hablar de la compasión primero es importante entender qué es la compasión. Según la Real Academia Española la compasión es un “sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien”. Debemos reconocer que el sentido de compasión de sentir y entender estos sufrimientos emocionales es una función libidinal (amor) por que el sentir y entender es una reacción emocional. El querer tratar de conectarte con el dolor y sufrimiento del prójimo es la parte principal del concepto de compasión. Esta misma compasión junto con la empatía son la parte más importante de la contratransferencia dentro de una sesión psicoanalítica. Ya que esta misma ayuda a que se dé la contratransferencia. En el momento en que nosotros vivimos los sufrimientos de los demás como propios y a la vez como nuestra naturaleza, estamos aceptando este mismo y deja de ser dolor.

La persona que logra esto entra en un estado llamado Nirvana. El cual es un estado de tranquilidad y serenidad. Para poder entrar en este estado se requiere adquirir el estado de Satori (iluminación) la cual es la conexión con la esencia de uno mismo el cual podría ser considerado el inconsciente de la persona. Esto es equivalente a la libertad interna. Buda logró llegar a este estado de Nirvana después de varios años de meditación. Buda quiso transmitir esto a la gente para poder ayudarlos a liberarse de los sufrimientos y dolores que son parte innata de nosotros. Esta intuición y percepción de Buda se convirtió en una religión. Él se convirtió en la imagen religiosa budista sin embargo no es visto como un Dios. En esta religión la esencia de la existencia es el hombre mismo, por ende el hombre no es creado por dios es creador de uno mismo.

El significado existencial del hombre está en el hombre y en su inconsciente. Freud vio la causalidad del origen de los sufrimientos emocionales, por lo cual concluye que esencialmente es un conflicto entre los dos instintos principales.

Este origen y evolución de estos conflictos están en el inconsciente reprimido.

Originalmente Freud pretendió descubrir un método que le ayudaría a lidiar con sus pacientes. Hoy en día hay diferentes posturas al objetivo del psicoanálisis uno sería el que la persona junto con el psicoanalista logre conocer y entender la totalidad de su persona (todo los consciente y todo lo inconsciente incluyendo sus contradicciones). Mostrar la conflictiva entre sus pulsiones. De esta manera se puede poner un orden y armonía la cual puede llevar al Nirvana. Aquí se puede observar como la meta del psicoanálisis y del budismo son las mismas ya que ambas buscan crear una armonía dentro de la persona.

Sin embargo a pesar de todas las similitudes que podemos observar entre el Budismo y el Psicoanálisis es importante también hablar sobre una diferencia contrastante entre ambos. Esta diferencia surge al tratar de llegar a la esencia de la conexión con el inconsciente, es decir el método que se aplica en cada una de estas ramas. En el Budismo se trata de llegar a la esencia y al inconsciente a través de la meditación, en completo silencio. En cambio en el psicoanálisis esto se da a través de la escucha de la asociación libre e interpretación de la misma, en este proceso el habla es clave. Pero debemos de recordar que en el diván también pueden existir momentos en donde hay silencio. Es en estos momentos es en donde el paciente está procesando y meditando el tema hablado para así poder llegar a una conclusión u objetivo.

Es importante respetar estos silencios que existen dentro de la sesión analítica y no romperlos al menos que sea necesario. El silencio también se ve en específico en la atención flotante la cual es escuchar al paciente sin memoria ni deseo, como diría el autor Bion, esto se resume en que tú escuchas lo que el paciente quiere decir sin guiarlo. Al escuchar al paciente estás conectando tu inconsciente con el inconsciente del paciente.

Aquí se da un silencio el cual nos proporciona mucha información.

Freud nos habla sobre la importancia de que el analista se mantenga en silencio dentro de la sesión psicoanalítica, por otro lado el autor Bollas nos habla sobre la importancia del silencio desde la perspectiva del paciente. Es decir que el paciente tiene que aceptar que al estar relativamente en silencio lo ayuda para poder conectarse consigo mismo, con sus objetos, con sus ancestros y con su cultura. De esta forma el psicoanálisis se ve enriquecido por la escucha interna la cual es usada tradicionalmente en la cultura del oriente al estar hablando sobre la meditación. Esta escucha interna es algo muy difícil de lograr ya que el paciente siempre busca respuestas en el otro y que el otro lo ayude con sus conflictos y de esta forma se olvidan que a veces la respuesta está dentro de ellos mismo y se tienen que dar un tiempo para pensar más profundamente sobre los conflictos internos que están teniendo. Aquí se puede ver como la meditación al igual que el silencio del paciente se relacionan ya que en ambas se busca quedarse con esos pensamientos claves que serán esenciales para el momento presente.

Ahora Christopher Bollas “en su libro explora la diferencia en la forma de pensar entre el oriente y el occidente, aquí se está hablando no sobre diferentes mentes pero sobre diferentes partes de la mente. Históricamente la forma de pensar en el oriente tiende a formas de pensar que están basadas en el orden materno en cambio en el occidente el pensamiento tiende a derivar de el orden paterno. El orden materno se refiere a la sabiduría que le es transmitida al feto, neonato e infante antes de la llegada del lenguaje. La madre le da instrucciones al bebé a través de la lógica de sus acciones, estas mismas son asimiladas por el yo del bebé para poder convertirse en paradigmas formativos que gobiernan el parte el yo infantil. Las diferentes categorías de comunicación experimentadas por el infante, implican la transformación de efectos a experiencias emocionales que constituyen el núcleo o el módulo de las relaciones humanas. En cambio el orden paterno se refiere a esas categorías de comunicación que dependen del lenguaje. Estas transmiten las perspectivas del padre y después las suposiciones y reglas de las sociedad. De manera más simple la mente del oriente favorece las formas de ser, pensar e interactuar pre-verbal y no-verbal (orden maternal) y la mente del occidente generalmente se basa en expresiones verbales para comunicarse y funcionar de acuerdo con el orden paterno.” (Bollas, C., 2013). Aquí se puede ver nuevamente como Bollas habla sobre el uso del silencio y como el uso de este es más predominante en la cultura oriental, la comunicación es más implícita ya que se basa en lo no-verbal y pre-verbal.

Otro autor llamado Erich Fromm menciona con certeza que “el conocimiento y el compromiso con el zen pueden tener una influencia muy productiva y clarificadora en la teoría y en la técnica del psicoanálisis. A pesar de que el método seguido por el zen sea diferente del psicoanalítico, puede intensificar nuestra concentración, arrojar nueva luz sobre la naturaleza de la visión y elevar la sensación de lo que es ver” (Molino, A., & Raga, D. G., 2004). A pesar de sus diferencias, ya vistas aun así se complementan estas dos formas de pensar.

En conclusión podemos ver como el Budismo tiene una relación muy grande con el psicoanálisis y como Freud no fue el único en reconocer la relación entre estos dos.

Hay muchísimos más autores como Bion, Cooper, Ogeden, Jung, Grostein etc. a los cuales no me dio oportunidad de mencionar más a profundidad que también cayeron en cuenta de esta relación. Se podría decir de cierta forma que el budismo, el cual vino muchísimo antes del psicoanálisis, es la primera disciplina que busca conectarse con la esencia o inconsciente de la persona. A pesar de que uno es implícito y el otro es completamente explícito ambos tienen territorio en común. Los autores que lograron usar ambas en sus sesiones psicoanalíticas pudieron enriquecer su trabajo y por ende ayudar de mejor forma a los pacientes con los que trabajaban. Quiero acabar diciendo una frase de Bollas la cual dice que “Freud pudo haber recibido un regalo del este del cual no estaba consciente” (Bollas, C., 2013). ¿Quién hubiera pensado que una religión que lleva siglos de existir causaría tanto impacto en una ciencia que vendría muchísimo años después de su época?

 

Bibliografía:

 

  • Austin, J. H. (2005). Zen and the brain: Toward an understanding of meditation and consciousness. Cambridge, MA: MIT Press.
  • Bollas, C. (2013). China on the Mind . New York: Routledge.
  • Conversación con Osawa, K., noviembre 2018
  • Molino, A., & Raga, D. G. (2004). El árbol y el diván: Diálogo entre psicoanálisis y budismo. Barcelona: Editorial Kairós.