Por: Thelma Cortés
Ser analista significa, en este aspecto, no responder taliónicamente, no entrar en el circulo vicioso neurótico, no someterse a las defensas del analizado, lo que implica una continua actividad en la búsqueda de la comprensión. Heinrich Racker, Estudios sobre técnica psicoanalítica, pág. 51
Hay 2 palabras en el título de éste trabajo que quisiera resaltar, habla y actúa, ya que al ponerle nombre a éste trabajo me cuestionaba qué iba primero, entonces, me surgió la interrogante de si poner al revés el título de éste trabajo, es decir, el paciente también actúa cuando habla. El analizando al hablar asociando libremente le da pauta a su inconsciente de que se manifieste repitiendo (actuando en narración) una situación vivida anteriormente.
Pensaba en la importancia de la palabra como herramienta principal del psicoanálisis y la cual se prioriza en el encuadre al paciente, sin embargo, no sólo es lo que el paciente emite de su boca, sino cómo es y qué hace en la relación con su analista, hasta hace algún tiempo pude haber pensado en ésta interacción sólo en ese espacio, pero los tiempos van cambiando, la tecnología nos expone y tenemos que considerar esa relación con el analista también fuera del setting analítico, por ejemplo, cuando por “equivocación” le llama por teléfono, le envía WhatsApp o cuando lo encuentra fuera del consultorio, por mencionar algunas.
Al reflexionar acerca de la técnica que utiliza el psicoanálisis, me es inevitable pensar en la transferencia y de su inseparable contratransferencia, que para fines de éste trabajo trataré de centrarme en la primera.
En los comienzos de Freud y con la aparición de sentimientos y afectos (transferencia) de Anna O hacia Breuer, fue esto motivo de nuevas hipótesis para Freud, e incomodidad y perplejidad para Breuer, que sería la contratransferencia.
Se descubrió que la transferencia era obstáculo y al mismo tiempo vehículo y medio de acceso a lo denegado a la conciencia.
Etchegoyen (1986) nos recuerda que Freud en su quinta conferencia habla de la transferencia, subrayando su función de aliado en el proceso analítico y la define rigurosamente a partir de tres parámetros: realidad y fantasía, consciente e inconsciente, presente y pasado. La vida emocional que el paciente no puede recordar, concluye, es revivida en la transferencia, y allí es donde debe ser resuelta, en estos parámetros agregaría adentro y afuera, pensando en espacio físico y en la transferencia con terceros.
Estas catexias se despiertan en diferente forma en los pacientes, Racker (1991) afirma que la transferencia es una realidad constante que empieza aun antes de la primera entrevista, es compleja y en parte neurótica desde el principio, alusivo a esto recuerdo a una paciente que entre otras opciones de terapeuta me escogió por mi nombre (cabe mencionar que el nombre de la paciente no es tan común, como el mío) y porque al verme le brindé “confianza”, esto lo hizo buscando una foto mía en una red social, constantemente menciona lo cómoda que se siente conmigo, cuando he hecho interpretación en transferencia normalmente las acepta, Freud (1916) indica que el analista debe movilizar todas las energías psíquicas disponibles para inducir al analizado a vencer sus resistencias, resaltando la importancia que le adjudica a la transferencia positiva para el proceso de curación, porque sólo ésta mueve al analizado a aceptar las interpretaciones y a abandonar las resistencias. Sin embargo, hay pacientes con los que no nos tenemos que esforzar tanto, ya que si no lo hablan lo actúan, esa misma paciente tiene dificultades para establecer vínculos, refiere estar a gusto en tratamiento, pero no permite el acercamiento, por ejemplo, prefiriendo pagar por sesión, o cuando le he cancelado a la siguiente sesión se le “olvida” que teníamos una cita.
La transferencia puede presentarse como un tormentoso reclamo de amor y se va a superar cuando demostramos al enfermo que sus sentimientos no provienen de la situación presente y no valen para la persona del médico, sino que repiten lo que a él le ocurrió una vez, con anterioridad (Freud en la 27ª Conferencia La transferencia). Tuve un paciente hombre que buscaba agradarme haciendo bromas, avisándome que ya iba a la sesión o pedía le confirmara el horario, pedía disculpas cuando su aliño no era tan arreglado, en una ocasión me mandó un WhatsApp por “equivocación” en el que reclamaba tiempo a alguien, aunado a esto, un día me dijo que aunque yo no le contestaba todo lo que me preguntaba, no le decía qué hacer y lo corría, seguiría yendo conmigo, en su infancia él fue rechazado por su mamá, hacía todo por acercarse a ésta sin obtener respuesta, su padre lo abandonó, éste es un ejemplo muy claro de las actuaciones en transferencia, a mi paciente yo le representaba esa figura materna por ser mujer y autoridad ante él.
Señala Freud: Tenemos dicho que el analizado repite en vez de recordar, y repite bajo las condiciones de la resistencia; ahora estamos autorizados a preguntar: ¿Qué repite o actúa, en verdad? He aquí la respuesta: Repite todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta su ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter (citado por Muñoz, 2015). Una paciente me comenta que ya pensó mucho el tema y ha decido interrumpir su tratamiento después de ver logros y avances durante éste, uno de los principales que ella considera es lograr la independencia con su madre, me percato que la paciente inconscientemente tiene miedo a la dependencia conmigo, justificándola con tiempo, dinero, que, en sí, está repitiendo en la relación analítica la dinámica con su madre.
En el texto “Recordar, repetir y reelaborar” (1914) Freud da una nueva idea de la transferencia, que hace referencia a la relación del paciente con el analista a medida que se desarrolla la cura. A partir de este momento el empleo del término transferencia tiene la función de designar la relación particular entre el paciente y el analista, en la que el analista mismo funciona como “cuenta bancaria” a la que le son transferidas cargas libidinales; que pueden ser deseos de lo mejor o lo peor, pensamientos amorosos, sexuales, hostiles que pasan a jugarse en el analista (Citado por Saldías, P.; Solíz, D., 2008).
Nosotros somos depositarios de nuestros pacientes, en la relación analítica, el analista es un instrumento para que el paciente actúe de forma inconsciente el cómo se relacionó con sus objetos primarios y llegó a ser lo que es. Nos interesa siempre más, no sólo lo que dice el analizado, por qué lo dice y cómo lo dice, sino también cuándo y para qué lo dice (Racker, 1991).
Racker (1991) hace mención que el papel especial de la transferencia en el proceso psicoanalítico se explica, según Freud, por su relación con la resistencia. La transferencia se vuelve tan intensa y duradera porque sirve a la resistencia; el analizado reproduce y repite para no recordar sus impulsos inconscientes, aunque después se contradice porque dice que la transferencia ayuda a la superación de las resistencias, yo considero que la transferencia ayuda a ambas cosas es el trabajo del analista identificar si eleva las resistencias o si está favoreciendo a que éstas cedan.
Las resistencias se alimentan tanto de la transferencia erótica cuando asume un carácter sexual como de la transferencia negativa (hostil), pero también de la positiva, un paciente puede tener buena alianza y a la vez utilizar eso como resistencia en el tratamiento, pues el inconsciente lo puede estar usando de protección.
Etchegoyen (1986), considera que la actitud de trabajo del analista y la forma en que le habla a su analizado, es decir, su uso del <nosotros> y su constante llamado a la tarea, son una permanente invitación para que el paciente se identifique con él. Sin embargo, hay pacientes con los que es complicado ver la transferencia con el analista, pero si se puede observar afuera con terceras personas e interpretar en base a esto, y ahí el analista tiene que estar pendiente de la contratransferencia que se pueda estar generando.
Klein (citada por Etchegoyen, 1986) sostiene que la transferencia opera a lo largo de la vida entera e influye en todas las relaciones humanas. En el análisis el pasado se va reviviendo gradualmente y cuanto más profundamente penetremos en el inconsciente y más atrás podamos llevar el proceso analítico, tanto mayor será la comprensión de la transferencia.
Galande (2013) hace un tiempo dictó un seminario, que titulaba “Trabajar para la transferencia”, esto es, para generar esa relación emocional y afectiva particular en la cual es posible el análisis, porque la transferencia no es un afecto espontáneo e inmediato. Creo que la transferencia es un proceso que uno va desencadenando y que depende mucho de la subjetividad y de la personalidad del analista. La transferencia, que es condición de la eficacia del análisis, requiere de un trabajo.
La transferencia suele comenzar motivada por conflictos de actualidad: circula el amor, el odio, la indiferencia o la agresión con algún otro significativo. Entre los muchos e interminables motivos de consulta conscientes, los pacientes vienen porque tienen conflictos en su vida de pareja, con los hijos, con el trabajo, con los jefes, conflictos que se desarrollan en su presente y ahí se detectan formas de amor y formas de odio, idealizaciones, frustraciones, sensibilidades persecutorias, etc. Muchas veces, no siempre, estos pacientes van ellos mismos pudiendo vincular ese conflicto del presente con experiencias del pasado y nos abren ahí un camino, nos abren una ventana a las viejas pasiones: nos encontramos con los resentimientos, con los viejos rencores o con las nostalgias depresivas acerca de lo perdido, lo vivido. Generalmente cuando en la transferencia se abre esa ventana hacia el pasado, empieza a poder vincular, a poder hacer más comprensible los síntomas del presente y por ese camino los conflictos del presente pueden acceder mejor a su comprensión consciente.
El analista trabaja buscando la verdad, no de lo realmente ocurrido sino de lo que ocurre en el aquí y ahora de la transferencia, trabaja con un relato. El relato en sesión, las palabras del analizando no deben pensarse como el comentario de lo que pasó antes, sino que el relato es el acontecimiento mismo en curso en la sesión al ser escuchado por el analista que puede interpretarlo (Torres de Aryan, 2009). Por medio de éste relato es que los pacientes van actuando su inconsciente.
Conclusiones
El paciente habla cuando actúa y actúa cuando habla, lo importante es poder ver el camino que su inconsciente va abriendo para darle consciencia a lo que dice de una u otra forma. El inconsciente es muy inteligente, sabe cuándo manifestarse y si al terapeuta se nos pasa recibir lo que está diciendo, en algún otro momento lo regresará hasta ser visto.
Meltzer (citada por Virginia Ungar) llega a decir, en el capítulo 6 de “Claustrum” que la respuesta más satisfactoria a la pregunta de por qué alguien desea analizarse sería: “porque necesito reconectarme con mis necesidades de transferencia infantil de manera que haya alguna posibilidad de elaborar los conflictos en lugar de actuarlos repetidamente”.
El hablar y actuar van de la mano, pues el cuerpo sirve como medio de expresión para decir lo que en palabras no se está pudiendo manifestar.
Sí considero que en todas las relaciones hay transferencia, y es aquí donde el psicoanálisis es quien trabaja con esa base técnicamente, captar la transferencia en palabra y actuación para poder devolverle al paciente lo que le pertenece.
Bibliografía
- Etchegoyen, H. (1986). Fundamentos de la técnica psicoanalítica. Buenos Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1914). Obras Completas: Recordar, repetir y reelaborar (Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis, II). Buenos Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1976[1912]). Notas sobre el concepto de lo inconsciente en psicoanálisis. Obras completas. (Vol. XII) Buenos Aires: Amorrortu.
- Freud, S. (1916). Introducción al psicoanálisis. Obras completas. Vol. V (Conferencias XXVII y XXVIII). Buenos Aires: Amorrortu.
- Galande, E. (2013). Reflexiones sobre el método psicoanalítico. Publicado en: Revista de la Sociedad Argentina de Psicoanálisis • Número 17. Buenos Aires.
- Muñoz, J. (2015). Algunos Desarrollos en el Campo del Psicoanálisis: Freud y el Descubrimiento de la Transferencia. Seminario Extensión Asociación Psicoanalítica Chilena, publicado en Revista Chilena de Psicoanálisis, Vol. 32.
- Racker, H. (1991). Estudios sobre técnica psicoanalítica. México: Paidós.
- Saldías, P.; Solíz, D. (2008). Un Caso de Transferencia (Enfoque Psicoanalítico) Ajayu. Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, vol. 6, núm. 1, pp. 81-95 Universidad Católica Boliviana San Pablo La Paz, Bolivia. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=461545469005
- Torres, De Aryan, D. (2009). Notas sobre Temporalidad y Transferencia. El concepto de Aión como sincronía y Khronos como diacronía lo desarrollé en la primera parte de este trabajo, Revista de APdeBA, Vol. XXXI, Nº1.
- Ungar, V. (2000). Transferencia y modelo estético. Trabajo presentado en el Congreso Internacional El desarrollo del método psicoanalítico. Estudios teóricos y clínicos de las contribuciones de Donald Meltzer al psicoanálisis, Florencia, Italia, febrero de 2000. Publicado en Psicanálise 2, 1.
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