Nicole Rajwan

“Aislado, era quizás un individuo culto; en la masa es un bárbaro, una criatura que actúa por instinto” (Freud, 1921)

En este trabajo, haré un esfuerzo por centrar mi atención en el intento de comprender y explicar un fenómeno bastante complejo: ¿Qué ocurre psíquicamente al interior de las organizaciones conocidas como sectas destructivas?

Existe un gran recorrido histórico sobre las llamadas sectas, en su momento, el Imperio Romano consideraba al Judaísmo como una, algunos creen que existen versiones del Islam que también lo son, aunque hoy en día se distinguen al nombrarlos como “nuevos movimientos religiosos”. Muchos de estos surgieron no para explotar a sus individuos, sino para ayudarlos contra una amenaza externa. Las colonias británicas americanas tenían la reputación de refugio para estos nuevos movimientos religiosos, sociales y políticos. Con la tensión racial que estallaba en violencia, los asesinatos políticos y la guerra en Vietnam, la confianza de los americanos en su gobierno se desplomó y los llevó a buscar nuevos tipos de comunidad y un significado alternativo, a la par surgen una gran cantidad de individuos carismáticos, muchos inspirados en tradiciones hindúes que se posicionaban como líderes de estas comunidades. Tales formas alternativas de significado se basan en un atractivo tan poderoso que llevan a los seguidores, e incluso al mismo líder a creer en ese atractivo. La misma necesidad por un cambio es lo que hizo al estadounidense manipulable, y cuando tal manipulación se vuelve destructiva es cuando según los sociólogos un grupo se vuelve una secta. No se trata solamente de un sistema de creencias, sino de los comportamientos del grupo y las formas en las que el líder utiliza varios métodos de influencia y control para manipular y explotar a sus integrantes. En la historia han surgido miles de grupos que a menudo se describen como sectas dirigidas por líderes carismáticos con creencias extremas y seguidores fanáticos, es imposible saber cuántos, ya que tales grupos insisten en que no lo son y casi ninguno se da cuenta de que forman parte de una. 

La necesidad de seguir ciertas creencias, o de simplemente creer en algo hace que exista la formación de grupos esotéricos; la diferencia consiste en función de si el grupo es social o peligroso “Las sociales aprovechan la necesidad de la gente, las peligrosas abusan y se aprovechan de la misma necesidad” (Wall Newhouse, 1993).

La palabra secta quiere decir “Doctrina enseñada por un maestro y seguida por sus adeptos” (Moliner, 1988). Esta definición es bastante amplia, ya que cataloga como secta a cualquier ideología religiosa, social, política, filosófica, etc. “Una secta puede formarse alrededor de cualquier contenido: política, religión, comercio, técnicas de mejoramiento personal, modas relativas a la salud, cuestiones de ciencia ficción, psicología, fenómenos del espacio exterior, meditación, estilos de vida ecológicos, etcétera” (Singer, 2003). Aunque exista una amplia variedad de comportamientos y organizaciones, mi interés para la formulación de este trabajo se centra en las sectas destructivas. “Una secta destructiva será todo aquel grupo que, en su dinámica de captación y/o adoctrinamiento, utilice técnicas de persuasión coercitiva que propicien la destrucción —desestructuración— de la personalidad previa del adepto o la dañen severamente. El que, por su dinámica vital, ocasione la destrucción total o severa de los lazos afectivos y de comunicación afectiva del sectario con su entorno social habitual y consigo mismo. Y, por último, el que en su dinámica de funcionamiento le lleve a destruir, a conculcar, derechos jurídicos inalienables en un Estado de Derecho (Rodríguez, 2000). 

En 1978  Jim Jones, el líder del grupo “El templo del pueblo” lideró a casi mil seguidores desde California hasta la jungla de Guyana para fundar Jonestown, anunciada como una utopía autosuficiente, excluyente de la violencia y el racismo de Estados Unidos que terminó por convencer a 914 personas, entre ellas el mismo líder, a un suicidio colectivo. En 1993 más de 80 personas se suicidaron junto con David Koresh quien era líder de los Davidianos de la Rama, una secta religiosa quienes lo consideraban un profeta final. En 1995, Shoko Asahara líder espiritual de una secta japonesa llamada Verdad Suprema, ordenó a sus seguidores cometer atentados terroristas al colocar bombas con gas sarín en dos ocasiones en estaciones de metro resultando en más de cinco mil intoxicados y doce personas muertas. 

Los ejemplos mencionados anteriormente nos dan una idea general de lo que hacen y lo que son algunas sectas destructivas, aunque cabe mencionar que existen otros tipos de prácticas como manipulación psicológica, anulación de la crítica, control económico, explotación laboral, financiera y/o sexual, modificación en hábitos alimenticios y del sueño, entre otras. 

Un ejemplo más actual que abarca varias de las prácticas mencionadas es el grupo sectario NXIVM, descrito como una comunidad guiada por principios humanitarios que busca empoderar a las personas, liderado por un hombre llamado Keith Raniere “La Vanguardia”. Las personas incitadas por este movimiento eran por lo general personas exitosas que invirtieron miles de dólares al querer alcanzar un mejor desarrollo personal y profesional, algunos fueron involucrados en algo mucho más siniestro. Dentro de NXIVM existían varios grupos con distintos propósitos, hubo un grupo secreto llamado DOS (Dominus Obsequious Sororium), decía ser un grupo de empoderamiento femenino, pero en realidad significaba en latín “amo sobre esclava”. Dentro de este grupo marcaban a las mujeres en la entrepierna con las iniciales del líder, usando un cauterizador como parte de la iniciación, a una nueva integrante le vendaban los ojos, le decían que se quitara la ropa y se acostara en una cama de masaje, mientras que otras tres mujeres le sujetaban las piernas y los hombros y le pedían que dijera: “Amo, por favor márcame. Sería un honor”. Prácticas como besar al líder en la boca al saludarlo, abuso sexual por el mismo, privación de sueño y hambre al no cumplir con las asignaciones, entre otras fueron las que se llevaron a cabo.

En su libro “Sectas” (2006), el psicólogo clínico y social José Miguel Cuevas, se refiere a las sectas destructivas como un grupo que se define por ser una entidad con fines lícitos y beneficiosos para sus adeptos ante la sociedad, negando su verdadero carácter destructivo, en el cuál los adeptos son expuestas sistemáticamente a técnicas de persuasión coercitiva, con el fin de ejercer control mental sobre ellos por el líder. Las sectas destructivas están conformadas por un líder, sus discípulos y una ideología relacionada a connotaciones negativas.  

Sin importar cuál sea el sistema de creencias por el que se rigen y se unen los distintos grupos sectarios, el líder lo utiliza como herramienta para cumplir los planes y objetivos ocultos del mismo. “Para entender las sectas, debemos examinar la estructura y la práctica, no las creencias” (Singer, 2003). Para entender de qué manera se crea tal unión entre los miembros y cómo es que estos individuos terminan por pertenecer a tal grupo dejando de lado su individualidad al dejarse por completo en manos de la secta es indispensable analizar la figura del líder.

  • El líder

“La masa es un rebaño obediente que nunca podría vivir sin señor. Tiene tal sed de obedecer que se subordina instintivamente a cualquiera que se designe su señor” (Freud, 1921).

En toda la historia nos encontramos con personajes que han influido sobre los demás, guiando a los individuos hacia objetivos específicos que la sociedad por sí sola no habría podido lograr. Ahora bien, ser líder no siempre implica ser malo, podemos pensar en varios líderes que han generado un buen funcionamiento social, en cambio, seguiremos hablando acerca de los líderes de sectas destructivas.

Freud en Psicología de las masas menciona que para que exista una masa debe haber un conductor al cual obedecer, el mismo conductor para promover las creencias de la masa tiene que estar atraído por la misma y disponer de un poder irresistible e imponente que sea capaz de “paralizar por completo nuestra capacidad de crítica y nos llena de asombro y respeto” (Freud, 1921) a tal grado que provoca una fascinación como en la hipnosis.

“Los líderes de estos grupos se han autoproclamado con diversos nombres: gurú, maestro, pastor, reverendo, profeta, swami, presidente, padre o comandante” (Benoit y Cancrini, 2013). El líder se posiciona en la escala más alta de la jerarquía, es quién dirige todo y a cada individuo, desde cómo deben comportarse, hasta que posición tienen y si son merecedores de estar o no con él. “El líder resulta una figura marcadamente inhibitoria y su carácter es de tipo autoritario” (Rodríguez, 1989).

En resumen, las características que los líderes presentan son las siguientes: 1. “Los líderes de sectas son personas auto designadas y persuasivas que afirman tener una misión especial en la vida o poseer un conocimiento especial”; 2. “Suelen ser decididos y dominantes y a menudo son descritos como carismáticos”; 3. “Los líderes de sectas centran la veneración en sí mismos” (Singer, 2003).  

Considero de especial relevancia analizar los distintos rasgos de trastornos de la personalidad que poseen tales individuos. Citando a Otto Kernberg (1992): los de personalidad narcisista “se caracterizan por: un amor patológico de sí mismos con grandiosidad, una sensación de tener derechos de privilegio, exhibicionismo, exageración de la importancia de las aspiraciones personales, dependencia excesiva de admiración de los demás, superficialidad personal por la falta de integración en profundidad del sí mismo y de representaciones de los demás, y oscila entre grandiosidad e inferioridad”. El sujeto no logra integrar los componentes idealizados de sí mismo y del objeto en su Yo, más bien se integran como defensa secundaria en un Yo patológico grandioso en donde existe también una grave alteración del superyó. 

Pero no basta con las características de un narcisista explicar todo lo que es y hace un líder sectario, también hay rasgos paranoides ya que presenta delirios de grandeza al verse a sí mismo como un ser omnipotente. “El líder de las sectas goza de un gran encanto personal y atracción: un paranoico que infecta con sus ideas las mentes de sus adeptos y les absorbe: se convierte en dueño de cuerpo y alma del adepto, y en consecuencia de sus bienes y posesiones” (Benoit y Cancrini, 2013). Al igual que se presentan los delirios de persecución, aunque aparenta seguridad de sí mismo, sospecha y desconfía del exterior por lo que busca tener el control de todo y esto se le facilita dentro de la secta al creer y hacer creer a los adeptos de un peligro externo puesto en la sociedad. Existen otros rasgos de tipo antisocial, sádicos, masoquistas, y para esto Kernberg constituye el síndrome de narcisismo maligno “es intermediario entre la personalidad narcisista y la personalidad antisocial que está constituida por estructuras narcisistas y una destrucción total de la capacidad del superyó, una ausencia total de sistema internalizado de valores de los demás, una falta total de capacidad de investidura de amor hacia sí mismo o hacia los demás, un dominio total de la vida psíquica por la agresión sobre el amor” (Kernberg, 1992).

  • Los seguidores

Los sociólogos indican ciertos elementos que pueden llevar al adoctrinamiento dentro de la secta: (1) el individuo está pasando por una transición o un momento de vulnerabilidad; (2) al asistir a la primera reunión de grupo es invitado nuevamente a través de una persuasión sutil; (3) con el tiempo se encuentran más y más envueltos en un sistema; (4) llega el momento en que su relación más importante es con el líder que funge como guía; (5) se solidifica un estado perpetuo de negación de su propio poder de razonamiento, en esta disonancia cognitiva elegirán una y otra vez al líder; (6) la presión de grupo, tal deseo humano de formar parte de un grupo puede anular la propia percepción de la realidad.

Se presentan distintas alteraciones anímicas en los adeptos: Le Bon (como se citó en Freud, 1921) menciona que independientemente de las diferencias entre los individuos que componen una masa psicológica “el mero hecho de hallarse transformados en una masa los dota de una especie de alma colectiva en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de manera enteramente distinta de como sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos en forma aislada. Hay ideas y sentimientos que sólo emergen o se convierten en actos en los individuos ligados en masas”. Se plantea que el individuo queda sometido a ciertas condiciones que le permiten derrumbar las represiones de sus mociones pulsionales inconscientes a favor de un interés colectivo, entendemos así, que las masas son guiadas en mayor medida por lo inconsciente, suelen ser tan autoritarios y exigentes que sin importar las circunstancias los impulsos se obedecen sin influencia de lo personal, en algunos casos como el de la secta Templo del pueblo, ni siquiera se cuestiona la autoconservación. Existe un sentimiento tal de omnipotencia que lo imposible desaparece, “al reunirse los individuos de la masa desaparecen todas las inhibiciones y son llamados a una libre satisfacción pulsional todos los instintos crueles, brutales y destructivos” (Freud, 1921).

También entra en juego la sugestión, sabemos que un individuo al ponerse en un estado en donde pierde su personalidad consciente obedece y no tiene conciencia sobre sus actos. Lo mismo ocurre con los adeptos, en cambio existe un aumento porque la sugestión dada a través de la persuasión coercitiva es idéntica para todos, se aumenta por la reciprocidad. 

Cabe mencionar que además de pulsiones destructivas también están presentes pulsiones de amor desviadas, existe un doble vínculo libidinal, tanto con el conductor como con los otros individuos de la masa. “Sí el individuo resigna su peculiaridad en la masa y se deja sugerir por los otros, recibimos la impresión de que lo hace porque siente la necesidad de estar de acuerdo con ellos, y no de oponérseles; quizás por amor de ellos” (Freud, 1921).

Freud nos propone dos ejemplos de masas: el ejército y la iglesia, en ambas hay un jefe que ama por igual a todos los individuos de la masa y sus exigencias derivan de tal amor como sustitución de un padre.  

“En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo” (Freud, 1921). 

La fórmula de la constitución libidinosa de una masa propuesta por Freud (1921) es la siguiente: “una masa es una multitud de individuos que han puesto un objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han identificado entre sí en su yo”. Por lo que nos encontramos con dos vías de ligazón: la identificación y la introducción del objeto en reemplazo del ideal del yo, tales ligazones afectivas pueden explicar la sumisión, obediencia y falta de crítica hacia el objeto amado que presentan una regresión de la actividad anímica primitiva. 

Freud reconduce esta regresión a la hipótesis propuesta por Darwin en la cual sitúa al hombre primitivo en la horda en la que un macho dominante ejercía el poder absoluto “El padre primordial es el ideal de la masa, que gobierna al yo en reemplazo del ideal del yo (Freud, 1921)”. 

Mientras que Freud vio en el grupo una revivencia de la hora primordial en que el conductor era una figura paterna, Chasseguet sostiene que los grupos parecen encontrar su fantasía dominando en la reunión colectiva con la madre “El grupo representa el anhelo de fusión entre el yo y el ideal del yo por los medios más regresivos” (Chasseguet, 2003).

Chasseguet en su obra El ideal del Yo nos habla acerca de la relación que existe entre el ideal del yo y el narcisismo, y plantea que es en el ideal del yo donde se sitúa el heredero del narcisismo primario.

De este modo podemos pensar que para los miembros, el grupo pasa a ser el sustituto de este objeto perdido y así poder curar sus heridas narcisistas a través de la identificación con tal objeto omnipotente. “Si el aporte narcisista proporcionado por una identificación con los ideales de un grupo o los de un conductor es suficiente, y los ideales permiten una gratificación directa de los deseos instintuales, puede sobrevenir una transformación completa del carácter: y la extensión del abandono del superyó” (Chasseguet, 2003). Los miembros de tales grupos pierden su individualidad ya que eso les permite identificarse con el grupo y convirtiéndolos a todos en un yo omnipotente “el grupo es a la vez el yo, el objeto primario y el ideal del yo.” (Chasseguet, 2003). 

Este trabajo tiene como propósito entender sobre el funcionamiento psíquico que opera dentro de las sectas destructivas, pero aún hay mucho por investigar, estudiar y aprender sobre este fenómeno. Al ser un fenómeno tan complejo y perturbador creemos que es algo que está lejos de nosotros, aunque en realidad no es tan lejano.

Muchas de las sectas destructivas dejan de existir, principalmente por cuestiones legales, si nos volvemos al caso de NXIVM, su líder fue condenado en 2019 por crimen organizado, tráfico sexual, pornografía infantil entre otras. Entonces, ¿qué pasa con los adeptos? Quedan con traumas, trastornos, pesadillas, culpa y una gran desadaptación social, lo que los podría conducir al encuentro con un analista. 

Bibliografía

  • Benoit y Cancrini (2013). Sectas y sectarios: Psicopatología de un fenómeno esclavizante. Editorial De buena tinta
  • Chasseguet-Smirgel, J (2003). El ideal del Yo: Ensayo psicoanalítico sobre la enfermedad de idealidad. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
  • Cuevas, J.M. (2006). Sectas: cómo funcionan, cómo son sus líderes, efectos destructivos y cómo combatirlas. Ed. Aljibe. 1° Edición, España.
  • Freud, S. (1921) Obras completas. Volumen XVIII. Más allá del principio de placer, Psicología de las masas y análisis del yo. Buenos Aires: Amorrortu Editores
  • Kernberg O. (1992) La patología narcisista hoy. VI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría y Psicoterapia de Niños y Adolescentes (SEPYPNA). 
  • Moliner, M. (1988) Diccionario de uso del español. Madrid: Gredos
  • Rodríguez, P. (2000). Adicción a sectas. Editorial B. Barcelona.
  • Singer, M. (2003) Las sectas entre nosotros. Gedisa Editorial
  • Wall Newhouse, R. (1993). El peligro de las sectas. Barcelona: Edicomunicación S.A.