23_AbortoAutor: Xóchitl González
En este documento se  busca ahondar  el trabajo que se realiza con pacientes que han vivido un aborto y  traen al consultorio su vivencia por medio de sensaciones y memoria corporal y no aún por medio de recuerdos (descripción exacta de los hechos) y sentimientos unidos a esta vivencia.
Este trabajo combina dos temas importantes:
El primero es el aborto y el segundo él trabajo de las sensaciones corporales como puente para el análisis dentro del consultorio.  Tomaremos algunos ejemplos de pacientes que generaron en mí la inquietud de realizar este trabajo.
Así como citas importantes que nos ayuden a definir los procesos que participan.
El aborto, en términos médicos es la interrupción y finalización prematura del embarazo (fracaso por interrupción o malogramiento).  Existen dos tipos de aborto:
*Aborto inducido, es la interrupción activa del desarrollo vital del embrión o feto, puede tratarse de un aborto terapéutico, cuando se realiza desde razones médicas, o de un aborto electivo (interrupción voluntaria del embarazo), cuando se realiza por decisión de la mujer embarazada.
*Aborto espontaneo o aborto natural es aquel que no es provocado intencionalmente. La causa más frecuente es la muerte fetal por anomalías congénitas del feto, frecuentemente genéticas. En otros casos se debe a anormalidades del tracto reproductivo, o a enfermedades sistémicas de la madre o enfermedades infecciosas.
En el aborto inducido, la técnica empleada puede ser por medio de medicamento (aborto médico) o por medio de un proceso quirúrgico.
En el desarrollo de este tema me enfocaré en el aborto inducido voluntariamente, tomando en cuenta que todo lo descrito también podría presentarse en los otros tipos de aborto.
Existen diversos motivos por las cuales una mujer decide interrumpir su embarazo, tomando en cuenta los motivos inconscientes podemos mencionar como puntos importantes los conflictos o ideas que tenga la paciente en cuanto a:
*La función materna. (Si la paciente se siente o se considera preparada para realizar esta función o no)
*El vínculo con la propia madre y el deseo de ser madre. (La idea que la paciente tenga de la maternidad, si esta percepción esta idealizada o satanizada y las expectativas que la mujer tiene en cuanto su vida)
*Así como la posición que se tiene frente a la feminidad. (Exploración de los aspectos en la personalidad de las pacientes en relación a lo que significa ser mujer)
Abortar significa interrumpir, detener, hacer que algo no se logre, tomando en cuenta estas definiciones podríamos pensar que la mujer decide abortar porque no se siente capaz de desarrollar en ese momento el rol materno, no sé siente dispuesta a enfrentar esa nueva etapa, sin embargo esa incapacidad no es definitiva, se puede considerar al hecho de abortar como  el postergar el momento  de ser mamá.
En los parámetros sociales no siempre se ha abordado el tema tomando en cuenta las razones personales o sentimientos que tiene la mujer en cuanto a su decisión y depende del entorno, la cultura y los lineamientos sociales en los que crece cada una de las mujeres para determinar las ideas que se forman alrededor del aborto.  Existe la idea de que el abortar es sinónimo de destruir una vida, asesinar, por estos motivos el tema se convierte en un tabú, dificultando el poder hablar de lo que sucedió y de los sentimientos que esto conlleva.
El proceso ya sea indirecto o por elección resulta muy difícil para las mujeres que lo atraviesan, los sentimientos de culpa, miedo y el vacío que pueden surgir una vez que pasan por esta situación, hacen de esto un proceso difícil de organizar y elaborar.  Derivado de esta dificultad, quedan en silencio muchos de los sentimientos e ideas que se tiene acerca de esta vivencia, en ocasiones no es posible poner en palabras lo que significó.  Parece como si la conexión entre la vivencia (recuerdo), los sentimientos y las sensaciones quedará bloqueada o interrumpida.
Dentro del análisis en el consultorio he observado que los sentimientos unidos a la experiencia del aborto se encuentran inaccesibles, a pesar de que el paciente lleva el tema a la sesión para ser trabajado. Esto como resultado del proceso adaptativo que realizaron donde escindieron toda emoción y sentimiento doloroso. Sin embargo las pacientes con esta experiencia ponen en manifiesto las sensaciones corporales, las cuales podrían funcionar como puente o conexión al material por el momento desconocido.
Los recuerdos de las experiencias traumáticas tempranas son difíciles de verbalizar (Winnicott, 1971), dado que el yo ha aprendido a situarlos fuera de la conciencia cotidiana, en un estado permanente de escisión.
*Ejemplo:
 
Paciente: Paulina
Paulina tiene 29 años y lleva 8 meses en análisis.  Decide abortar hace 10 meses ya que su pareja es un hombre casado, el cual le pide que aborte dando como motivo, los problemas que podría traerle en este momento a su carrera y a su vida familiar el escándalo de un embarazo con su amante.  Paulina trabaja en el sector financiero desde hace 7 años, es encargada de organizar todos los eventos de promoción para su jefe, el cual también es su pareja desde hace 2 años.  Vive sola, ya que su familia reside en un estado del sur de la Republica, es independiente económicamente.  Después de que decide abortar pasa un período aproximado de un mes en reposo casi las 24 horas del día, es en este momento cuando decide acudir a terapia.  El motivo de consulta de la paciente son los problemas que tiene con su pareja.  La primera justificación que la paciente da acerca de su reposo es una molestia en la columna, la cual no detalla y  la relaciona a una caída que sucedió años atrás.  Meses después de iniciado el análisis agrega que su reposo también estaba relacionado a un aborto que decide realizarse y expresa que es un tema que necesita tratar en terapia ya que la hace sentir muy intranquila.
Comenta que no lo mencionó anteriormente porque no quería compartirlo con alguien, ya que no sabía si había hecho lo correcto. Paulina dice recordar el proceso del aborto quirúrgico sin embargo no cree que sea importante hablar sobre cómo fue. Expresa que lo que la angustia es pensar en si tomó la decisión adecuada o debió tener a su hijo a pesar de la negativa de su pareja.  Cuando se explora cómo se siente, solamente habla de sus dolencias físicas.
Describe que desde que se enteró de que estaba embarazada se preocupó por su columna y al visitar al médico este le dijo que si era posible el embarazo pero que debía tener ciertos cuidados en movimientos bruscos para no lastimar su columna, prohibiéndole saltar, correr entre otras actividades. La paciente menciona que siente como si su columna se fuera a quebrar si hace algún esfuerzo aún después de realizado el aborto, describe un dolor en la espalda que la hace quedarse acostada en su cama para descansar, aclara que este dolor no la inmoviliza y que de hecho no entiende hasta donde pueden llegar sus movimientos con el miedo de lastimarse o quedar paralítica.  Podríamos pensar que Paulina describe por medio del órgano que sostiene su estructura corporal, el hecho de que esta situación la hace sentirse vulnerable emocionalmente al punto del derrumbe, las defensas del yo se vieron superadas o abrumadas por la situación y es en este momento cuando ella siente que podría quedar dañada e inmóvil de por vida.
Otro de los síntomas que menciona es el  dolor de cabeza que durante el día la hace querer estar en su cama y dormir, Paulina cree que este dolor se debe a los problemas laborales combinados con la interacción con su jefe – pareja.
Menciona un malestar que tiene en el bajo vientre y recuerda que al estar embarazada en ocasiones tenía esa misma sensación de cosquilleo, esto la hace sentir confusa e incluso piensa en que podría estar embarazada otra vez.  El sentimiento de añoranza por él bebe no nacido, se revela al tener las mismas sensaciones que al estar embarazada, ella no acepta ni visualiza que su deseo podría ser seguir embarazada.
A lo largo de las sesiones la paciente comenta que no tiene ganas de salir e interactuar con las personas y que constantemente cuando esta acostada siente cómo un vacío o un hueco ubicado en el estómago, que le hace pensar que algo se fue, que le falta algo, cuando platica acerca de esto, hace unos movimientos con sus brazos a la altura del abdomen, como si ella dejará ir algo o lo depositará fuera. La angustia que representa la separación, el desapegarse del bebe no nacido, la ruptura del vínculo con este, se ve representada con su sensación de vacío y la idea de como ella expulsa o deja ir al bebe. En el aborto se puede observar una ambivalencia entre no separarse del bebe y expulsarlo por lo amenazante que resulta.
Al explorar estas sensaciones, ella lo relaciona con la pérdida del amor de su pareja o la pérdida de su relación, dice que siente una presión en el pecho y comienza a tener pensamientos de que algo ya no está.  En sesiones posteriores intenta aclarar si se trata de su pareja o de su bebe.
En el período de reposo voluntario que tuvo, la paciente vivió una regresión parcial a un período de su vida en el cual necesitaba ser sostenida como un bebe por las personas que la rodeaban, tomando en cuenta la contratransferencia, en esos momentos yo tenía la sensación de que cualquier cosa, incluyendo mis interpretaciones podrían dañarla, podrían agrandar su malestar físico, así como una intención de protegerla y sostenerla en estos primeros momentos.  Es decir esta idea del cuerpo dañado o herido, la transmitía de una forma vivencial.  Debo agregar que cuando ella me habló de su reposo constante, el problema de la columna y los problemas con su pareja, paso por mi mente la idea de que su malestar y aspecto físico podían indicar un aborto el cual la paciente quería ocultar.
La identificación proyectiva que utiliza la paciente en su relación con la analista, ejemplifica la comunicación indiferenciada del dolor que él bebe evacua y proyecta, así como la demanda hacía la madre por tolerar esa comunicación sin ser devastada por ella, digerirla, modificarla, transformarla y devolvérsela  en una experiencia integradora y cohesionada.  Buscando la experiencia de ser entendida y contenida. (Función alfa de la madre)
Menciona que desde que desde que se realizó el aborto tuvo un período en el que constantemente fumaba marihuana hasta perderse, motivada por  una sensación de tranquilidad que solo podía experimentar de esa manera.“ Era la única forma en que no pensaba en todo el problema que había sucedido, podía dejar mi mente en blanco.”   A decir de la paciente cuando fumaba lograba tener una sensación de bienestar en todo su cuerpo. Recuerda que la última vez que lo hizo, pensó que moriría asfixiado por una fuerza que le oprimía el pecho y no la dejaba respirar, no sabe cómo llegó a la puerta de su edificio y se quedó sentada ahí, hasta que el portero de su edificio la regreso a su departamento.  Aclara que antes no había probado ningún tipo de droga. La opresión en el pecho podría estar relacionada con esa rigidez que impide el reconocimiento de cualquier tipo de sentimiento dis placentero en esos momentos, como si su sensación de un torso cerrado que no permite la salida del material inconsciente, la protegiera y la dañara al mismo tiempo.
Por otra parte desde el aborto, no se permite tomar ningún tipo de bebida alcohólica, tiene la idea de que para sanar su cuerpo debe alejar cualquier cosa que resultará un peligro, otro de los síntomas después del aborto fue una constante diarrea, por lo que ella decidió dejar de comer cosas que pudieran dañar su estómago. Es entonces cuando podríamos observar la regresión a la experiencia madre / alimento donde la paciente siente cualquier alimento (en todos los sentidos) como posible daño. Paulina tiene la idea de que su interior quedo dañado y que debe de poner afuera cualquier cosa (sentimiento- emoción) que la invadan, sin hacer la diferencia entre el sistema digestivo y el sistema reproductor.
Habla acerca de que sabe que no está enferma pero tiene una sensación de que esta vulnerable, herida, sin embargo aún no es capaz de platicar acerca de las fantasías que tiene sobre el proceso abortivo y del daño emocional que le pudo haber causado esta experiencia.
En las últimas sesiones, aunque es notable su angustia no logra llorar, cuenta que ha pensado que probablemente no pueda volver a quedar embarazada, cree que el problema de la columna podría empeorar e impedirle cargar un bebe en su vientre.  También platica de una manera alterada que a veces cree que su organismo quedo dañado e incapacitado para tener un bebe.  Cuando se explora si hubo alguna complicación con el aborto, menciona que no y que el doctor le aseguró que todo estaba bien.  Podemos notar la angustia que tiene al sentirse incapaz de desarrollar la función materna posteriormente, teniendo como castigo por lo que hizo (impuesto por su súper yo) la desdicha de no poder procrear en un futuro.
Paulina ha logrado identificar que está muy enojada y confundida, comenta que este enojo es consigo misma por haber elegido esa pareja, la cual ella siente que la presionó para tomar esa decisión y que la dejó sola en momentos difíciles.  Parece como si este enojo hacía ella también fuera por haber terminado con su embarazo, unido a la culpa que siente al pensar que destruyo o daño algo.  Este reclamo hacia ella misma por el abandono (destrucción) de este bebe, podría ser el mismo que la paciente hace hacia su madre.
La paciente relata que desde muy pequeña prefirió relacionarse con hombres mayores que ella (mínimo 10 años),  últimamente se siente más a gusto saliendo con hombres considerablemente menores a ella, argumenta que se recibe un mejor trato y que de esta manera no tendrá que comprometerse. Paulina ha relacionado que son los hombres mayores los que la llevan a situaciones de peligro y con los cuales podría volver a vivir esta situación traumática. Mostrando una posible angustia edipica, son los hombres mayores los que la podrían acercar al incesto inconsciente, que la lleva a decidirse por un aborto.
Las manifestaciones a nivel fisiológico que presenta la paciente, es como si ella razonará o descubriera que de esta forma puede tener control de la situación vivida por medio de su cuerpo, es el terreno donde se siente segura y del cual podemos hablar en sesión: Un terreno físico.   Este comienzo por el terreno físico prepara el camino para entrar al terreno emocional y a la verbalización.
Parece que los mecanismos que utilizan las pacientes donde se separa por un momento la emoción del sentimiento, disminuye la sensación de pérdida de control que experimentaron en el momento del aborto.
Emociones y sensaciones.
Las emociones y las sensaciones forman un vínculo a temprana edad, desarrollado en un principio por la diada madre e hijo, donde las sensaciones corporales desarrollan la perspectiva y se unen a los diferentes sentimientos que van haciendo eco en la psique del bebe. Tratando de acercar el abismo entre lo psíquico y lo somático. (Winnicot)
Tomando en cuenta la forma en cómo se define desde el inicio del desarrollo la relación entre lo sensorial y lo emotivo, podemos utilizar la descripción que hace Elsa Wolfberg en su artículo sobre “Cuerpo, memoria emocional y sentimiento de seguridad. ¿Cuál historia recuerda el cuerpo?”.
Las emociones son los conductores, a través de lo sensorial, lo visceral y lo propioceptivo, de regulaciones intercorporales en el apego en la díada madre–hijo, en los comienzos de la vida. Este vínculo de apego se continúa en parte en el psiquismo del adulto al interiorizarse la representación del objeto regulador.  Sin embargo, la necesidad de contacto sensorial y propioceptivo es inextinguible puesto que éste es portador de sutiles regulaciones que activan o inhiben funciones fisiológicas en improntas corporales no conscientes que recorren los mismos circuitos que las emociones.
Esto provee cierta respuesta de por qué una pérdida puede desencadenar desregulaciones somáticas.
Cuando ese apego no fue satisfaciente, el sujeto queda librado a la repetición mecánica de sensaciones que lo calman, no lo satisfacen
Es como si el adulto después de atravesar por un evento traumático, decidiera vivir en este estado de fragmentación, evitando el contacto con la realidad o con el propio cuerpo (Berstein 1995)
Parece que el mantener en silencio o en anonimato él aborto también se debe a la falta de simbolización que ocurre en esta pérdida, ya que se sabe que se termina con el proceso del embarazo, pero no se tiene un cuerpo, un ataúd o una ceremonia donde se simboliza está perdida.
Podemos observar que las pacientes al realizar esta disociación,  entre la vivencia corporal y el sentimiento, hablan de la situación de una forma fría, sin emociones asociadas, lo que refleja la no elaboración de la situación completa.
Este método que utilizan donde parece como si no se visualizará la parte sentimental, pone al paciente en un nivel físico, donde solo se perciben los malestares físico que sirven para realizar un desplazamiento del síntoma, descartando el plano de la psique y alejando cualquier conexión con el trauma original.  Evitando de este manera la cercanía, la tristeza y lo que esto conlleva, por este motivo les es más fácil hablar de algunos detalles del proceso quirúrgico que de la verdadera frustración relacionada  la interrupción de su embarazo.
Tomando en cuenta la teoría de Klein y que más tarde retoma Bion acerca de las posiciones esquizo-paranoide y depresiva, así como la constante oscilación entre una y otra a lo largo de las diferentes etapas de la vida y su coexistencia simultanea podemos mencionar que  las actitudes mentales que corresponden a las diferentes etapas del desarrollo se verán en cada momento influidas por las fuerzas emocionales características de una posición o de la otra, independientemente de la edad de la persona. Pasado, presente y futuro están contenidos en un mismo estado mental.  Las dificultades emergen, sin embargo, cuando uno de estos estados predomina en exceso o demasiado rígidamente en cualquier edad; es decir, cuando existe una ausencia de la fluidez normal del movimiento de un estado a otro.  Esto lo podemos ubicar en la crisis post trauma del aborto, donde la lucha interna nos revela la indecisión constante entre el deseo de ser madre y el de no serlo.   Paralizando a las pacientes al grado de modificar sus relaciones interpersonales y el desarrollo de su personalidad.
Paciente: Alejandra
Alejandra tiene 31 años, lleva un año y medio en terapia.  Trabaja para una empresa de seguros, ella se encuentra en el área contable, actualmente vive sola aunque continua siendo muy apegada a su familia nuclear.  Tiene aproximadamente un año que es soltera y cuando llega a terapia, su motivo de consulta es la angustia que le causa el separarse de su pareja y tener que hacerse caso de sus problemas sola.
Después de un año de terapia Alejandra decide revelar que hace 10 años estuvo embarazada y decidió abortar. En un principio habla de lo difícil que le resulto en todo este tiempo no poder hablar con alguien sobre el tema, comenta que en los últimos años tuvo muchas ganas de platicarlo con alguien, pero tuvo miedo de que la gente la juzgara o se alejará de ella por la decisión que tomó.
Alejandra introyectó una figura tanto materna como paterna, sumamente exigentes, habla de lo mal que se sentiría si sus padres se enterarán de lo que hizo, es la mayor de dos hermanas y expresa que no soportaría que ella siendo el ejemplo de su familia tuviera que pasar por la humillación de revelar su secreto.
Cuando se explora como fue la situación y lo que sintió, ella comenta que no sabe cómo expresarlo, que es como si fuera una caja vacía de donde no se puede sacar nada, como si no hubiera nada que hablar. “Intento buscar cualquier cosa que me regrese a ese momento, pero parece como si no hubiera nada”.  Podemos observar como esta caja vacía es en realidad ella, que ha separado el afecto de la idea o sensación, para no sentirlo amenazante.   Alejandra decide abortar cuando tenía 21 años, queda embarazada de su novio con el cual llevaba aproximadamente 3 años, cuando ella le platica que no ha tenido su período, el la acompaña al ginecólogo y juntos se enteran de que está embarazada.  La reacción de él a decir de la paciente fue de felicidad y su intención era que tuvieran a ese bebe a pesar de las dificultades que esto traería.  Alejandra recuerda que su principal preocupación fue lo que dirían sus padres, ella siempre ha pensado que haber tenido un hijo a esa edad sería como haberles fallado, como fracasar.  En esta frase podemos observar el conflicto que tiene la paciente con el hecho de ser mujer  y de procrear, ella rechaza esta característica y la ubica como una situación que le causa vergüenza, la pena de ser mujer.
Pero no tiene recuerdo de ningún otro sentimiento o razonamiento. Dice que ahora recuerda toda esa experiencia como si hubiera sido una ensoñación, momentos muy borrosos, cómo si no hubiera sido ella la que vivió esa historia.  Esta disociación que realiza la paciente, nos muestra la desintegración que vivió al tener que atravesar por esto.  Encontrando de nuevo la demande de recibir esos fragmentos y darles un significado para ella.
Los únicos recuerdos que lleva a terapia es la sensación de los tubos fríos de la silla de ruedas, en el momento que la llevan de su cuarto a la sala quirúrgica. En lugar de recordar lo doloroso que fue su experiencia y el miedo que representaba, la paciente lo desplaza a la sensación del metal frio en su cuerpo.
Otro de los recuerdos desagradables que tiene es que antes de colocarla en la mesa de exploración, al inyectarle el tranquilizante, el doctor le preguntó que cual era su caricatura favorita, ella ya no podía contestar y él le dijo que soñara con su caricatura favorita.  Para ella ese último momento fue desesperante porque ya no podía contestar, ni moverse, nunca entendió porque el doctor le hizo esa pregunta, que ella tomó como una burla o un mal comentario.  En este momento todo el entorno era demasiado agresivo para ella, parece como si regresará a ser él bebe que siente los estímulos del mundo muy amenazantes y no logra entenderlos.  La desesperación vivida al no poder moverse se puede relacionar con lo paralizada que se sentía durante este período.
Habla de que ella recuerda el hospital como un lugar donde hacía mucho frio y la gente era hostil, en una ocasión comenta que incluso llego a pensar que las enfermeras eran como fantasmas o seres extraños, pero no seres humanos.  Al hacer el intento de tranquilizarse y explicarse lo que está pasando pudo cosificar a las personas que ella sentía como amenazantes e indiferentes ante su gran dolor.  Si ellas no podían contenerla era porque no eran seres humanos.
Sabe que en ese momento su pareja la apoyó a pesar de que la decisión fue tomada únicamente por ella, pero no recuerda si se volvió a hablar del tema o lo que ellos sentían o platicaban en el momento en que estaban ahí.
Cree que antes del aborto quirúrgico hubo un intento de aborto con medicamente, pero no recuerda que fue lo que paso o porque no funcionó. Parece que ella toma el aborto como un intento de destrucción hacia el bebé y hacia ella misma (destrucción de los vínculos) el sentimiento de culpa por dañar hace que busque reprimir esta información.
Al estar en el diván menciona que no logra imaginarse en esa situación y por eso le es muy difícil hablar de ella, en las sesiones donde se habla del tema se ha sentido mareada, hasta el punto de pedirme unos momentos para recuperar la tranquilidad, también menciona sentir nauseas cuando intenta imaginar todo lo que vivió. Existe la posibilidad de que la paciente sienta un gran enojo hacía ella por todo el proceso al que se sometió y hacia los demás que al no saber de lo acontecido, nunca estuvimos ahí.
Para no volver a pasar por esta situación Alejandra utiliza todo el tiempo un método anticonceptivo, ya sea píldoras o parches.  Revela que esto los utiliza aun cuando no tiene una pareja estable o alguien con quien tener relaciones sexuales. El estar utilizando un método anticonceptivo es como su escudo, una protección contra él regreso de la situación dolorosa.  Aquí se describe claramente como ella entiende el aborto en un nivel corporal, entiende el miedo a la acción física de abortar y toma medidas físicas, pero no ha podido llevarlo a un plano emocional donde resolverlo.
Relata que meses después de realizado el aborto se separó de su pareja y no volvió a tener contacto con él, ella cree que esta separación se debió al rencor que tuvo el por no querer tener a su hijo o hija, él jamás le expreso esta idea.   Por amigos que tienen en común sabe que él se casó dos años después de su separación pero su esposa es estéril y hasta ahora no han podido tener hijos.   La paciente menciona que después de esta relación le ha costado mucho trabajo tener otras relaciones las cuales ella consideré como exitosas, ahora piensa que hay algo en esa situación que le impide desarrollarse de manera sana con sus parejas.  Aquí podemos ver el castigo que ella misma se impone, así como la imagen que tiene de sí misma incapaz de volver a tener una pareja y enfrentarse a una posible maternidad.
La única sesión que expreso sentir tristeza fue al recordar que días después del aborto soñó que él bebe que tendría era niña y que esta de alguna manera le hacía saber que la perdonaba y la entendía.  A veces hace cuentas de que edad tendría su bebe y cómo hubiera sido su vida si no hubiera abortado, esta idea no le agrada y aún ahora piensa que hizo lo correcto.  Al escuchar este relato, me llevo a pensar que talvez la niña del sueño era ella perdonando a su propia madre por su incapacidad de contenerla.
Por otra parte a Alejandra no le agrada ver las imágenes de los ultrasonidos que por casualidad a veces tiene que ver, dice que siente como una especie de miedo – asco.  La ambivalencia que tiene ante el deseo de ser madre se ve reflejada en el miedo que le da el hecho de que un ser crezca dentro de una mujer.
El afecto inconsciente es el foco del análisis de los desórdenes emocionales primitivos. El terapeuta entona con los estados emocionales del paciente y esto permite una alianza de trabajo en un campo intersubjetivo en el cual los afectos positivos pueden ser inducidos y amplificados en la díada terapéutica. Y este espejamiento permite explorar, en ese apego afectivo, el mundo interno del paciente y los sentimientos negativos.
Freud menciona en “El yo y el ello” (1923): “El yo en última instancia es derivado de sensaciones corporales, principalmente de aquellas que nacen en la superficie del cuerpo…”
Es necesaria, en la contratransferencia, una disponibilidad empática, observando y captando la comunicación no verbal y auspiciando, tanto paciente como terapeuta, la percepción sensitiva de las sensaciones corporales, estando atentos a captar en un sueño alguna huella para, conjuntamente, dar significado a las fallas impresas en la sensibilidad profunda y posibilitar de esta manera la integración de lo sensoriomotor con la biografía que le corresponde, sobre todo si se descubren experiencias traumáticas de alguna naturaleza.
Uno de los objetivos que se desea cumplir es que las pacientes puedan a lo largo del tratamiento, relacionar sus malestares psicosomáticos y sensaciones con sus emociones y sentimientos. Ya que en un inicio se cuenta únicamente con imágenes cristalizadas, con significado simbólico personal, que nos indica la presencia de un mundo interior y subjetivo, la posibilidad de una nueva autoestima y una forma diferente de relacionarse consigo misma y con el mundo. (Heidrun Panhofer)
El psicoanálisis considera la actividad mental como la función más altamente diferenciada del cuerpo, tan diferenciada que requiere de un método de investigación propio, apto por tanto para estudiar sus fenómenos tal y como son, independientemente de los presupuestos biológicos que lo componen. No obstante, el psicoanálisis considera el cuerpo y la mente desde la perspectiva de una continuidad funcional, cuyo elemento clave es un proceso de diferenciación de la función mental a partir del cuerpo, pero que el psicoanálisis estudia en la dirección inversa. En palabras de Freud (1910): «Los psicoanalistas nunca ocultan que lo anímico descansa en lo orgánico, aunque su trabajo sólo puede perseguirlo hasta esa base y no más allá». Esto permite al psicoanálisis observar, desde su propio ámbito y desde su propio punto de vista, las disciplinas que se ocupan del funcionamiento del cuerpo en cuanto tal, y de las cuales puede recabar importantes informaciones respecto a la continuidad funcional.
*Eugenio Gaddini.
 
Conclusiones:
El cuerpo puede expresar lo que la palabra aún no llega a estructurar.
Es un camino por el cual se puede conocer cuáles son los sentimientos que se tienen hacia el aborto, cuando las pacientes aún no lo han elaborado, cuando no se está conscientes de los vacíos, sentimientos de culpa, de perdida que existen alrededor de esta situación.
Podríamos considerar que el cuerpo guarda en su memoria reciente lo que la psique bloquea en la memoria de las emociones.
 
Bibliografía:

Imagen: Freeimages / Bobbi Dombrowski / 1529724
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