Una breve reflexión del lenguaje en psicoanálisis: El lugar que ocupa el lenguaje para el vislumbre de las patologías.

Autor: Paola Saenz.

 

LA PALABRA QUE SANA

“Buscando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje,

alguien canta el lugar en que se forma el silencio.

Luego comprobará que no porque se muestre furioso, existe el mar,

ni tampoco el mundo.

Por eso cada palabra dice lo que dice y además y otra cosa”.

Alejandra Pizarnik

 

El interés de realizar este escrito proviene de la duda sobre cuál es el lugar que ocupa el lenguaje en el psicoanálisis, si tiene un lenguaje propio y si es posible vislumbrar a través del habla de los pacientes sus conflictos internos. Estas ideas surgieron de identificar que pacientes con mismas patologías solían tener conceptos de palabras similares y el empleo de ellas mostraba parte de su conflictiva.

El filósofo francés Jacques Derrida decía “No hay nada por fuera del texto, todo es lenguaje” y podríamos modificarla un poco para decir: el psicoanálisis es lenguaje y no hay nada fuera de él, ya que, desde mi punto de vista, el psicoanálisis con el uso de la regla fundamental, es decir, la asociación libre y la interpretación por parte del analista está basado en acciones lingüísticas. Todo es lenguaje, de hecho, en el pensar o imaginar se encuentra implícito. Pensamos que nosotros creamos al lenguaje pero cabe la duda si el lenguaje es el que crea al hombre y las demás cosas que nos rodean, incluso, en algunos creyentes, Dios que es el creador de todo, habla a través de la Biblia que no es más que un conjunto de palabras que conciben la creación de todo. No hay nada que podamos pensar sino es por el lenguaje.

El psicoanálisis fue inicialmente llamado “the talking cure”, la cura a través del habla. Habla que surge de la persona y que no muchas veces se tiene consciencia de lo que se está diciendo. En ocasiones hablamos en automático, evidentemente no podemos estar pensando todo el tiempo en todo lo que estamos diciendo, sin embargo, es interesante preguntarse el por qué el hablar de cada uno es tan peculiar, por qué elegimos emplear ciertas palabras en vez de otras. Tengo un paciente que decía “tengo miedo de hacer X, siento que la voy a cagar”, me quedo pensando ¿por qué este paciente utilizó específicamente esas palabras? Pudo haber dicho: “tengo mucho miedo de hacer X, siento que la voy a regar, lo voy a hacer mal, lo voy a arruinar” y podríamos pensar en muchas otras alternativas de respuesta, sin embargo, lo que aquí merece la pena reflexionar y viéndonos muy minuciosos es el por qué empleamos palabras específicas. Pensemos en el lenguaje de un psicótico, es desorganizado y por lo tanto repercute en el pensamiento del individuo; he notado que fronterizos o más regresivos hacen uso de palabras como “fusionar, hacerme uno con el otro, somos lo mismo”. El significado del símbolo depende de cada persona, de su historia de vida, acervo cultural, etc. pero me pregunto si habrá símbolos que compartan un mismo significado o muy similar dependiendo de la patología.

Con la cultura presente en todo momento, el lenguaje existe antes de que cada uno de nosotros naciera. (Rosen, 1970) tanto la lingüística como el psicoanálisis hacen uso de una metodología especifica que esta fundamentada en supuestos deterministas, le dan vital importancia al desarrollo histórico utilizando una óptica analítica.

El lenguaje es un medio de comunicación, incluso podemos afirmar que aquello que se calla está también formulado a través de palabras, de conceptos que aunque no estén en la consciencia, el psicoanálisis haciendo uso de las intervenciones, interpretaciones, clarificaciones, tiene la finalidad de encontrar las conexiones entre lo que dice el paciente y su mundo interno, es decir, su inconsciente. En parte, el lenguaje es lo que nos constituye como hombres. Liberman dice “el paciente sólo llega al conocimiento de su inconsciente en ocasiones muy especificas e infrecuentes. Los analistas sólo nos enteramos de que ha ocurrido esto cuando el paciente logra verbalizar un insight dentro de la sesión, o, mejor aún, cuando comienza a utilizar en las verbalizaciones de su insight las reglas que gobiernan la sintaxis de la gramática del idioma en el que se desarrolla su lenguaje” (Liberman, 1994, pág. 549).

El conocimiento que adquirimos del psicoanálisis es a través de los textos y todas las técnicas que empleamos son finalmente verbalizaciones, por lo tanto, podemos afirmar que nuestra ciencia no puede desprenderse del lenguaje. El filosofo argentino Darío Sztajnszrajber nos hace esta pregunta ¿cómo salir del lenguaje si todo es lenguaje? Hasta ahora no he encontrado una respuesta. Los materiales que muchas veces se encuentran reprimidos con los cuales trabaja el psicoanálisis como las fantasias, conflictos internos reprimidos, los sueños, los lapsus, recuerdos encubridores, síntomas y todas las asociaciones libres se presentan a un nivel inconsciente para que posteriormente sea el analista quien busque una aguja en un pajar decodificando y traduciendo palabras que serán verbalizadas para que finalmente el paciente descubra un nuevo discurso que se impregne en su psique.

El paciente no sólo habla por hablar, sino que en su comunicación con palabras o silencios nos ofrece material para trabajar, a diferencia del psicoanalista que su herramienta lingüística principal son sus interpretaciones (Liberman, 1994).

No obstante, a pesar de que podemos hablar el mismo idioma, todos brindamos de manera subjetiva un simbolismo particular a cada palabra. Sabemos que los síntomas tanto neutróticos como psicóticos tienen un trasfondo simbólico. Recordemos a las histéricas con las que trabajaba Freud, la histeria de conversión plasmada en el cuerpo tenía que ser analizada para indagar el simbolismo y los significados inconscientes provenientes de la infancia para posteriormente ponerlos en palabras y así erradicar la sintomatología. Lo que la palabra signifique para el analista, el paciente o para otros puede tener un significado y simbolismo único. Es fundamental, que tengamos siempre en mente lo anterior, ya que, puede suceder que queramos imponerle al paciente nuestros propios simbolismos o que quizá no logremos empatizar o comprender lo que el otro quiere decir por estar arraigados a nuestros conceptos. Ricoeur citado en Puche dice “la palabra es el lugar donde se hace constantemente ese intercambio de la estructura y del acontecimiento” (Puche, 1971, pág. 176).

La representación de los objetos internos son sustituidos por las palabras al momento de hablar que aislan grandes cantidades de energía libidinosa para que otras tengan mayor posibilidad de moverse. Esta disminución de energía libidinosa tiene la finalidad de dejar de percibirlas como peligrosas debido a su intensidad y se dan gracias a las actuaciones hacía el analista a través del habla, para que éste con el análisis de las palabras, rompa el estancamiento de la energía libidinal acumulada. Las palabras del analista buscarán identificarse con el acto y objeto proyectado e introyectado del paciente para rescatar su significado total, junto con las reacciones emocionales y somáticas (de Álvarez de Toledo, 1954).

“Ninguna modalidad sensorial, exceptuando quizás el tacto, constituye una fuente temprana y definitiva de intercambio entre el niño y la madre como la vocalización y la audición (Rosen, 1970, pag. 28). En la fase de control de esfínteres anal y uretral, el infante también va desarrollando la capacidad de comunicarse a través de las palabras lo que provoca que poco a poco se vaya reemplazando y limitando la comunicación a través de los orificios del cuerpo por lo que, es a través de habla que le dará la oportunidad de expresar sus pensamientos (Freeman, 1970). Ella Freeman nos habla de la importancia que tienen las metáforas en el habla del paciente, ya que, a través de ellas podremos identificar o al menos relacionar ciertos aspectos del desarrollo psicosexual del individuo y quizá dónde se encuentren sus más profundas ansiedades. A continuación, organicé en una tabla para una mejor comprensión, los ejemplos que la autora nos brinda para aclarar éste punto:

 

Tabla 1

Ejemplos del uso de palabras específicas en pacientes

 

El bebé inerte de la lactancia “Tengo sueño, déjeme tranquilo”

“Quiero que me tome por el pescuezo y me empuje al análisis”

“Me alegro de que no me atragante con teoría psicoanalítica”

Pacientes con dificultades psicofísicas “He perdido la vista de lo que he venido a buscar”
Destete “La vida es un libro cerrado para mi, le he pedido demasiado a la vida”

“Sólo veo un pico montañoso, simplemente mirándolo. No puedo describirlo, además es algo muy mío y no quiero compartirlo con usted”

Paciente adulta que en la etapa de lactancia, tenía una madre histérica y preocupada porque tenía poca leche para lactar a su hija, en la desesperación, la aventó a la cama. “Ahora ella ha caído y me alegro de no ser yo”

“Me alegro de haber llegado a descubrir que él es esa clase de personas que un día toma a una persona y la deja caer al día siguiente. Sé qué esperar y no me culparé si me sucede a mi, como generalemente me ocurre”

Experiencias infantiles antes de lograr el control de esfínteres anales y uretrales “Estoy aterrado, no puedo controlar mis ideas”

“Este diván apesta a verborragia”

“Creo que ahora tengo la capacidad de no perder el control”

Etapa edípica “No logro entender, POR MI VIDA, a qué le tengo miedo”

“Tengo miedo de darme corte a expensas de otra persona”

“Mi concepción acerca del análisis es ésta”

Escena primaria “Mi esposa y yo estuvimos juntos anoche. Un observador que contemplara el coito habría pensado que todo iba bien, pero no era así en realidad”
Aceptar o no la feminidad “¿Acaso estoy cortada para este trabajo? No creo que este cortada para el”

(Freeman, 1970, pág. 398 – 406).

 

Freud mencionó que las palabras están en estrecha relación con la consciencia y es gracias al lenguaje que se puede a través de la codificación del pensamiento y de las huellas sensoriales que las palabras generen conceptos abstractos (Rosen, 1970). Recordemos que en su texto Lo inconsciente (1915) nos dice que las pulsiones no pueden pasar a ser objetos de la consciencia sino únicamente la representación de ella que es su representante, siendo también de esta manera como opera el inconsciente, es decir, a través de representaciones, ya que, si las pulsiones no se unieran a una representación para expresarse como estados afectivos, no podríamos llegar a tener conocimiento de ellas.

Nuestra conducta y pensamiento puede ser estudiado desde diferentes perspectivas pero no podemos negar que están sumamente influenciadas por el idioma que hablamos, o sea, por el lenguaje. Gracias a él, podemos relatar el pasado, el presente e imaginar cosas en el futuro, somos seres parlantes a diferencia de los animales. En consecuencia, cada cultura y cada idioma tiene su propio sistema de lenguaje, la forma del habla depende tambien del ámbito cultural, y así como puede haber palabras que no existan en un idioma puede haber también una relación en símbolos iguales. Por ejemplo, los japoneses utilizan la palabra komorebi que hace alusión al momento en que los rayos del sol atraviesan las hojas de las plantas; en bantú la palabra bilita mpash significa no sólo un sueño sino un sueño que es increíble; en italiano cavoli riscaldati es cuando vuelves a entrar a una relación amorosa que ya ha fracasado en otros momentos. Podriamos hacer una lista muy extensa sobre palabras que no existen en un idioma y en otro sí, pero a lo que quiero llegar es cómo este factor puede influir en la manera en que pensamos y nos comunicamos con otros y con nosotros mismos. (Rosen, 1970) Las reglas del lenguaje, las gramaticales y todo lo que conllevan, forman principios organizadores en el infante, incluso, investigaciones muestran que de los tres a los cinco años, los niños ya tienen incorporado las reglas de la sintaxis de su lengua materna.

¿Qué tanta importancia damos al lenguaje, al idioma, al léxico del paciente? Trabajamos con otros elementos como sueños y asociaciones libres pero qué tanto el sistema gramátical influye en las comunicaciones del contenido manifiesto y latente para que podamos o no, expresar y/o pensar ciertas cosas. Pienso en el caso de personas que no han tenido la oportunidad de alfabetizarse e instruirse, la forma en que van a poder poner en palabras y verbalizar sus afectos quizá se verá reducida y la manera en que se estará manifestado será a través del cuerpo. Haré una pregunta al aire, ¿será que estas personas enferman más debido a su carencia de formas gramaticales para poder expresarse con palabras?

Todo deseo de los impulsos orales pueden ser: libidinales o agresivos; por otro lado, toda fantasía inconsciente está relacionada con la sensación, mientras que, las fantasías son movilizadas con la acción de hablar, es por eso que el carácter de objeto del psicoanalista a través de las interpretaciones va a ser incorporado. Cuando se habla o interpreta en el análisis es porque hay una relación con los objetos parciales o totales, al mismo tiempo que el paciente va a expresarse hablando con palabras buenas o malas de acuerdo a la integración de sus impulsos instintivos, que, al ser hablados, el paciente inconscientemente lo vive como depositándololos dentro del psicoanalista. Al hablar se efectuan funciones anales y fálicas, se tiene la intención inconsciente de robar, ensuciar y castrar, asímismo las palabras en la asociación libre tienen un carácter de heces y orina destructiva que se hablan con el objetivo de desembarazarse y suprimir a los perseguidores (de Álvarez de Toledo, 1954).

Joël Dor citado en Becerra-Fuquen dice “ Freud nos convoca inevitablemente a ese orden del lenguaje a partir del momento en que el principio de investigación del insconsciente queda suspendido constantemente al flujo de las cadenas asociativas que, al no ser otra cosa que cadenas de pensamientos, nos conducen incesantemente a cadenas de palabras” (Becerra-Fuquen, s/f).

 

En resumen, el inconsciente es un tipo de discurso y es labor del analista pesquisar lo significados que tienen para cada paciente las palabras que emplea para comunicar su realidad psiquica pasada y latente para hacerlas emerger de nuevo a nuevas representaciones en la realidad actual. Todos desconocemos nuestro inconsciente, no obstante, mediante el lenguaje que es un fenómeno secundario tenemos la oportunidad de sacarlo del anonimato, de lo oculto y conocer así nuestra estructura yoica, y todos nuestros contenidos psíquicos. El análisis de las palabras exhibe lo que realmente quieren nombrar, se puede observar la relación que hay entre ellas y el cuerpo, ya que ambas son dos formas que emplea el individuo para comunicarse. Podemos hacer el análisis en consultorio de las palabras como lo hacemos con el análisis de los sueños, pensando en los símbolos que hay detrás de ellas. Si las palabras curan eso quiere decir que son también las palabras las que enferman. El psicoanálisis es, entonces, las palabras, habla, lenguaje.

 

 

Bibliografía

  • Becerra – Fuquen, F. (S/F). Algunas consideraciones acerca del lenguaje en psicoanálisis. Bucamaranga: Colombia
  • De Álvarez de Toledo, L.G. (1954). EL ANÁLISIS DEL “ASOCIAR”, DEL “INTERPETAR” Y DE “LAS PALABRAS”. Psicoanál., 11(3):267-313
  • Freud, S. (1914-1916). Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico: Trabajos sobre metapsicología y otras obras. 2da Ed. 15ª reimpresión. Buenos Aires: Argentina. Amorrortu
  • Liberman, D. (1994). ¿Cuál es el lugar del lenguaje en psicoanálisis?. Psicoanálisis APdeBA., 16(3):549-556
  • Puche, R. (1971). Lacan: Lenguaje e inconsciente. Revista Latinoamericana de Psicología., 3(2):167-181
  • Rosen, V. H. (1970). Introducción a la mesa redonda sobre lenguaje y psicoanálisis. Revista de Psicoanálisis., 27 (1): 27-34
  • Sharpe, E.F. (1970). Problemas psicofísicos revelados en el lenguaje: un examen de la matáfora*. Psicoanál., 27(2): 393-409