Trauma Transgeneracional

Autor: Aliza Edelson

 

“Un decir sepultado de un padre

es en el niño un muerto sin sepultura”.

N. Abraham.

INTRODUCCION:

Actualmente, el término “trauma” se usa en distintos contextos: clínicos, académicos y cotidianos.  Es parte de nuestro vocabulario diario cuando decimos que “me quedé traumada” o que aquella fue una “experiencia traumática”. Y la utilizamos tanto para cosas superficiales como para situaciones realmente críticas. Por otra parte, el concepto de “trauma transgeneracional” es bastante reciente y más bien poco conocido.

Este texto tiene como objetivo explicar este término, rastrear sus orígenes en la teoría psicoanalítica y hablar sobre las implicaciones que puede tener en la clínica y en nuestra percepción de cómo funciona la mente.

El psicoanálisis enfatiza mucho la importancia de los primeros años de vida (aproximadamente primeros 5 años). Nuestras primeras experiencia son determinantes en el desarrollo de nuestra personalidad; el contacto con objetos significativos (mamá, papá) marcará en gran medida la forma en que nos percibimos a nosotros mismos, a las demás personas y al mundo en general.

El concepto de TRAUMA TRANGENERACIONAL  pretende ampliar esta visión de cómo la psique se estructura. Este término fue acuñado por Abraham y Torok, quienes explican que no sólo son importantes los sucesos que vivimos en la infancia; sino que las experiencias traumáticas sufridas, mas no elaboradas, de generaciones anteriores son determinantes para la estructuración de nuestra personalidad. Abraham y Torok,  psicoanalistas húngaros, desarrollaron esta teoría después de trabajar con sobrevivientes del Holocausto (Shoá).

 

TRAUMA

Un trauma se define como: “Un Acontecimiento en la vida del sujeto caracterizado por su intensidad, la incapacidad del sujeto de responder a él adecuadamente y los efectos patógenos duraderos que provoca en la organización psíquica” (Laplanche y Pontalis, 2007).

Me parece importante resaltar los elementos principales de un trauma que son:

–          La INTENSIDAD del acontecimiento.

–          La INCAPACIDAD de la persona para responder a él.

–          Los EFECTOS NEGATIVOS (patógenos) y DURADEROS que tiene para el individuo.

Sigmund Freud comenzó a utilizar este concepto de la medicina para aplicarlo al terreno psicológico. Lo describió como  una experiencia que, en muy poco tiempo, genera una excitación en el aparato psíquico tan grande, que éste es incapaz de tolerarlo ni de elaborarlo. Freud explica que puede ser tanto un suceso muy impactante, como la suma de eventos pequeños (que serían tolerables si sucedieran aisladamente).

Freud continuó con su investigación y es a partir de sus “Estudios sobre la Histeria” comienza a dar más importancia a la FANTASIA en el origen de los síntomas de la neurosis y no necesariamente un evento traumático. Sin embargo, no abandona este concepto ya que continúa hablando de las Neurosis Traumáticas o de Guerra.

Otros teóricos siguieron investigando al respecto Ferenczi, por ejemplo, fue uno de los analistas que continuó estudiando este tema. Para él, las experiencias traumáticas tenían un peso importante en la formación de la neurosis y el carácter.

 

ANTECEDENTES.

Es cierto que Freud no habló explícitamente de la existencia de traumas trangeneracionales, pero en sus textos podemos encontrar las bases sobre las cuales se desarrolló esta teoría.

Por una parte, ya en “Totem y tabú” Sigmund Freud habló de la transmisión inconsciente que ocurre de generación en generación. Por otra parte, en “Más allá del principio del placer” introduce el concepto de compulsión a la repetición, explicando la necesidad de “repetir” una situación traumática cuando esta no puede ser elaborada. El trauma regresa una y otra vez de forma inconsciente, por ejemplo a través de sueños o síntomas. El psicoanalista Roberto Losso explica que, aunque este término se refiere a lo intrapsíquico, esto puede ocurrir también de generación en generación al hablar de una “repetición trangereneracional” (Losso 2007).

 

 DESARROLLO DEL CONCEPTO

El término de “Trauma Transgeneracional” fue descrito por primera vez por Nicolás Abraham y María Torok, en su libro “Le vervier de l´Hommeauxloups” en el cual se propusieron ampliar el concepto de “trauma” en la teoría psicoanalítica.

 

Torok y Abraham explican que los síntomas aparecen no solamente por lo que el individuo reprimió en su infancia (sobre todo durante el Complejo de Edipo), sino también por los “secretos innombrables” y no hablados de las generaciones anteriores. Estos autores afirman que, cuando el evento traumático es demasiado vergonzoso, la persona que lo sufre no logra ni reprimirlos ni elaborarlos y se ve forzado a encriptarlos.

 

En otras palabras, el trauma no es consecuencia (solamente) de lo reprimido, sino de LO ENCRIPTADO. Esto corresponde a un nuevo “lugar” o topología (“la cripta”) donde falla tanto la represión, como la capacidad de hacer consciente el evento (Losso 2007). Hablan de un mensaje encriptado, precisamente porque es algo  indescifrable, incapaz de ser elaborado.

 

Abraham y Torok hablaron también de un PHANTOM o “efecto fantasma”, para describir la marca que deja este “mensaje encriptado”. El evento fue muy vergonzoso y tuvo una carga emocional muy alta para el individuo, por eso no puede ponerlo en palabras y se convierte en un secreto. Queda oculto de la consciencia, pero tampoco puede ser expresado a través de síntomas (que son símbolos, a fin de cuentas).

 

En los años setentas, estos dos teóricos comenzaron a investigar sobre el tema después de trabajar con sobrevivientes del Holocausto. Basan su teoría en el hecho de que esta generación de personas tuvo que “olvidar” los campos de concentración y a sus muertos. Para poder seguir viviendo, tuvieron que “encriptar” estos recuerdos demasiado dolorosos para ser elaborados o “metabolizados” psíquicamente.

 

Es por eso que el trauma es trangeneracional, precisamente por que es transmitido a la siguiente generación, en la cual este trauma “sale a la superficie”. Entonces se habla de dos grupos de víctimas, las que vivieron la experiencia; y la segunda o hasta tercera generación en la cual ese trama se puede manifestar.

 

En sus “Estudios sobre la histeria” Freud ya había explicado cómo el trauma se hace presente cuando “regresa”, cuando muestra sus efectos en los síntomas. Esta teoría afirma que estos efectos pueden verse en generaciones siguientes, ya sea a través de síntomas, pero también con la posibilidad de ponerlos en palabras, de verbalizarlos. Los hijos o nietos heredan el conflicto, así como el “mandato” de elaborarlo. “El trauma no es sólo la repetición de un sufrimiento individual, sino que puede ser también una repetición del sufrimiento de alguien más” (ErinMc.Glothlin. 2006).

 

Se han hecho investigaciones con hijos y nietos de sobrevivientes del Holocausto. Las estadísticas muestran que este grupo no presentan más trastornos de la personalidad o enfermedades mentales que el resto de la población, no se encontraron más casos de depresión o ansiedad, por ejemplo. Sin embargo, sí se habla de un “complejo de sobreviviente de segunda generación”(Kestenberg, J. Kahn C. 1998). Su desarrollo queda marcado por el duelo no resuelto de los padres y este duelo queda ligado a la formación de su identidad. Por ejemplo, un miembro de segunda o tercera generación lleva (a veces sin saberlo) el nombre de un familiar muerto; sin haberla conocido nunca, comienza a presentar rasgos de personalidad similares, por ejemplo, elegir la misma profesión. Todo esto ocurre de forma inconsciente y no dicha.

 

“El individuo es un grupo interiorizado cuya psique está sometida a la prueba de las generaciones”  (Tisseron, 1995)

El concepto de Trauma Trangeneracional ha sido relativamente poco teorizado. Sin embargo, sigue siendo investigado y utilizado en la clínica psicoanalítica. El psicoanalista SergeTisseron, por ejemplo, ha hecho un análisis muy vasto sobre los secretos familiares y su influencia en las diferentes generaciones.  Propuso el término de “grupo interiorizado”, como un factor muy importante en el desarrollo de la personalidad.Fue él quien expuso que son importantes no sólo las experiencias individuales, sino también las de los padres, abuelos y personas cercanas; sus vivencias serán determinantes en el desarrollo y funcionamiento psíquico de cada individuo.

 

Por su parte, los psicoanalistas Roberto Lossopropuso el término de “repetición transgeneracional”. En el congreso internacional de Berlin 2007, expuso el trabajo “Elaboración Trangeneracional” junto con Ana PackciarzLosso. Basándose en el concepto de “compulsión a la repetición” de Freud, explicó que ésta repetición no ocurre solamente  durante la vida del sujeto, sino también a través de las generaciones que le preceden; y que en cada repetición hay algo nuevo, es decir “un intento –fallido- de elaboración”.

 

Tanto en eventos colectivos (la guerra, el genocidio, etc.), como individuales (abuso sexual, por ejemplo), la respuesta del entorno será determinante para quien lo sufre. La experiencia no es traumática por sí sola, sino que depende de la capacidad o incapacidad del ambiente para  permitir “metabolizarlo” de manera más o menos exitosa. Cuando el ambiente no permite al individuo elaborar su duelo, éste se “encripta” y pasa la consigna de elaborarlo a la siguiente generación.

Esta idea se basa en la teoría de D. Winnicott cuando explica que el niño sufre cuando el ambiente no es capaz de contenerlo y ayudarlo a “metabolizar” situaciones que son demasiado difíciles para él (Madariaga, C. 2003).

La teoría del Trauma Trangeneracional ha sido acogida también por corrientes distintas al Psicoanálisis, como la terapia familiar sistémica o el psicodrama.  Este es el caso de SergeLevobici, quien estudió y desarrolló la teoría del vínculo (con base en la teoría de Freud, pero por un camino diferente). Él habló de una “transmisión intergeneracional del vínculo” para explicar cómo en el desarrollo de los hijos pueden verse reflejados conflictos de la infancia de los padres. Introdujo el término de “mandato trangeneracional” para explicar que los hijos muchas veces son portadores de un “secreto de familia” el cual les es transmitido de forma inconsciente.

 

IMPLICACIONES EN LA CLINICA.

“The phantom will be burried, or rather dissipated, by the very words that presided over its coming into being, and by putting into words what was only implied…” -MaríaTorok.

El Psicoanálisis no se busca solamente aplacar o desaparecer los síntomas, sino comprenderlos, darles un significado y- a fin de cuentas- “volver consciente lo inconsciente”. La teoría del Trauma Trangeneracional busca precisamente ampliar esta comprensión y este conocimiento.  De esta forma, aporta un elemento muy importante no sólo  para la teoría del Psicoanálisis, sino también para la práctica clínica.

Muchos analistas han comprobado que en ocasiones no basta con la historia personal del paciente para explicar sus síntomas, sino que éstos pueden  ser comprendidos cuando se toma en cuenta los “proceso de repetición” que provienen de generaciones anteriores (Losso 2007).

A pesar de que esta teoría surgió de las historias de sobrevivientes del Holocausto, ha sido aplicada para investigar y entender otros fenómenos tanto colectivos como individuales. Por ejemplo, se ha hecho mucha investigación al respecto para trabajar con personas que ah vivido otras guerras, o dictaduras militares como las ocurridas en América Latina.

Por otra parte, a nivel individual, también se ha utilizado para trabajar con personas que han sufrido de un abuso sexual. Después de todo, éste puede se considerado como una “catástrofe privada” (Calvi, B) Sin duda el abuso sexual puede ser una experiencia traumática y la respuesta del amiente ante este evento será determinante. Este es sólo un ejemplo de cómo la el concepto de lo Trangeneracional puede aplicarse también a lo individual, pero no es el único.

 

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