Tabaquismo y Rechazo Social
Autor: Adriana Aguilera

En México el tema del tabaquismo ha tomado relevancia debido a la nueva Ley General para el Control del Tabaco aprobada recientemente por el Senado de la República, la cual, algunos piensan, es un tipo de rechazo social para los fumadores ya que consideran se les ha ido arrinconando progresivamente, restringiéndoles y condicionándoles el consumo de tabaco en  los aeropuertos, los bares, los restaurantes, las oficinas, los centros educativos, etc.  En el presente artículo se definirá primeramente qué es el tabaquismo visto como una adicción, cuáles son sus factores y efectos psicológicos así como las ideas psicoanalíticas que lo explican. Por último, se hablará del rechazo social que actualmente viven los fumadores en vías de la salud pública y su efecto en ellos.

Tabaquismo

El tabaquismo es un hábito basado en el consumo de tabaco, cuyas hojas se fuman, mastican o aspiran para experimentar una serie de sensaciones. Así, tenemos que el abuso sobre todo de puros y cigarros, es una adicción al tabaco provocada por uno de sus componentes más activos: la nicotina (sustancia química grasosa e incolora, de las llamadas alcaloides, que produce un efecto estimulante en el sistema nerviosa central).

Por adicción se entiende una intoxicación periódica o crónica producida por el consumo repetido de una droga con tendencia a incrementar la dosis y el desarrollo de una dependencia que puede ser física y / o psíquica, por lo cual, el adicto, en este caso el fumador, cada vez fuma más y con mayor frecuencia, siéndole más difícil abandonar el vicio ya que va desarrollando tolerancia a la sustancia y con ello la demanda de mayor cantidad de la droga en el cuerpo para sentir los efectos deseados.

Una de las principales dificultades con las adicciones es que son una enfermedad en que regularmente las personas que las padecen no tienen el deseo o la necesidad de curarse, en la mayoría de los casos ni siquiera se catalogan como enfermos. Es por esto que a pesar de los múltiples intentos por parte de profesionales de la salud de explicar los efectos nocivos del tabaquismo para erradicarlo, parece ser que las cifras de fumadores no cambian. Incluso hay quienes la consideran como una “adicción normal” ya que a diferencia de otras sustancias como el alcohol, no interfiere con funciones yoicas como la prueba de realidad o de adaptación.

Por otro lado, una vez iniciada esta práctica es muy difícil suspenderla debido a los efectos de dependencia físicos y psicológicos, ya que muchas veces ambos se combinan para promover el vicio de fumar.  Por ejemplo, una reacción fisiológica moderada del acto de fumar es el aumento del ritmo cardíaco que puede proporcionar un estímulo para mantener el estado de vigilia en un individuo fatigado, es posible así que una persona fume cada vez que se despierte por la mañana. Así es como ciertas actividades llegan a asociarse con el deseo de fumar manteniendo a la persona dependiente del tabaco.

Frecuentemente se les ha dado mayor importancia a los factores físicos, genéticos y biológicos de cualquier adicción, lo que ha provocado que en algunas ocasiones el abordaje de los aspectos psicológicos se deje en segundo plano. Sin embargo, cabe mencionar que la desintoxicación de la adicción física no cura la adicción, por lo que es esencial conocer y revisar los factores y causas psicológicas conscientes e inconscientes inherentes a dicho hábito.

En general, la dependencia psicológica se entiende como la compulsión al uso de cualquier droga para producir placer o para evitar displacer, sin importar sus consecuencias negativas. Para esto, la adicción no es posible sin un sistema de negación, o sea, un mecanismo inconsciente que facilita el impulso compulsivo a actuar a pesar de que existan consecuencias negativas reales.  Así mismo, existe un mecanismo de idealización de las adicciones confiriéndoles efectos positivos y en ocasiones mágicos; sin estos dos mecanismos, negación e idealización, la conducta riesgosa desaparecería porque se volvería ilógica. Ahora bien, estos dos mecanismos mencionados son una de las razones por las que para un fumador es difícil explicar de forma racional y convincente los aspectos placenteros de fumar.

Un ejemplo de la forma de negación estaría representada por el sentimiento de poder, omnipotencia e inmunidad al peligro que caracteriza a muchos fumadores: “el enfisema pulmonar sólo le da a los que fuman una cajetilla diaria, yo sólo fumo 3 cigarros al día, no va a pasarme nada”.

Explicaciones Psicoanalíticas Relacionadas al Hábito de Fumar

El tabaquismo no satisface ninguna necesidad básica de la vida, por el contrario las primeras veces que se fuma se experimentan sensaciones físicas negativas como mareo y olor y sabor desagradables. Se requiere aprender a tolerar  este tipo de sensaciones para seguir fumando. Esto hace pensar que su uso constante debe tener un significado simbólico y psicológico. Aunque la presión a veces ejercida por el medio social es un factor importante para que una persona fume o no, las necesidades personales y psicológicas son determinantes aún más importantes para que esta conducta se vuelva adictiva.

Para el psicoanálisis el tabaquismo es o una continuación de una gratificación autoerótica infantil o una regresión a ésta. Freud habló de diversas etapas psicosexuales en el desarrollo de los niños así como de fijaciones que pueden presentarse en cada una de estas etapas. Algunos psicoanalistas consideran que los fumadores presentan fijaciones en las etapas oral, anal y fálica, pero se ha puesto mayor énfasis sobre todo en la primera.

La etapa oral se caracteriza porque la zona erógena (la fuente principal de placer) es la boca. Dado que esta etapa se da desde el nacimiento, el niño es alimentado o amamantado obviamente a través de este órgano, por lo que en él está depositada toda su energía para alimentarse, crecer y conocer el mundo.  También el mamar o succionar ayuda al niño a ingerir no sólo alimento, sino las emociones y el afecto de aquél objeto externo del que depende, es decir, mamá. El proceso  maternal alivia el hambre y la tensión, se alcanza la saciedad y entonces el bebé puede dormir tranquilamente. Como receptora de la alimentación, la zona bucal parece requerir una constante estimulación, especialmente cuando el bebe (o el adulto) experimentan dificultades.

Fumar es una actividad oral que además de cumplir con los requerimientos físicos de nicotina en el organismo, cumple funciones emocionales para el fumador; es una actividad autoerótica (da placer); es un intento de volver a obtener la gratificación, la seguridad y el alivio de displacer que obtenía el infante con el pecho.  Para ejemplificar, se puede comparar el cigarro con el pecho de la madre, y un hombre fumando con un bebé succionando la leche materna, ambos en busca de quitarse la tensión o displacer.

En la etapa anal la zona erógena es el ano por el placer de defecar y el valor simbólico de las heces como algo propio que se produce, se retiene y se libera. Comienza con el control de esfínteres, el cual gratifica a los padres y se desarrolla el aprendizaje de la limpieza que somete al niño a las exigencias de los progenitores. En realidad hay pocas referencias sobre los aspectos anales asociados al tabaquismo y son generalmente más obvios para el observador que para el fumador mismo. Algunos de estos pueden ser: los residuos de cenizas en la ropa, alfombras y muebles, los ceniceros llenos de colillas malolientes y limpiadores de pipa sucios, el ofensivo olor del humo impregnado. Por otro lado, algunos fumadores sienten al cigarro como purificador y limpiador de sí mismos y del medio ambiente. Sienten que remueve malos sabores, que cambia y mejora el olor del aliento después de comer, que neutraliza el olor de las heces fecales, y que en general disfraza los olores del cuerpo. Estos significados contrarios son obvios derivados de mecanismos de defensa contra los impulsos del periodo anal.

Respecto a la etapa fálica dado que la zona erógena son los genitales se experimenta una masturbación (autoestimulación) sin orgasmo que produce placer y reduce la tensión. No es difícil reconocer en la forma de agarrar el cigarro un derivado masturbatorio. Ya Freud afirmaba que “…la masturbación es el único hábito que cabe designar “adicción primordial”, y las otras adicciones sólo cobran vida como sustitutos y relevos de aquella. Además, el cigarro puede simbolizar al pene, como falo – poder, por lo que se cree que el tabaquismo confiere potencia. Para hombres y mujeres, el tener ocupadas las manos con un cigarro en la presencia de otros puede ser una forma mágica de obtener poder fálico.

Es importante señalar que cada fumador utiliza el cigarro en momentos específicos y percibe en éste sensaciones diversas; ya que éste tiene que ver con diferentes necesidades de su psique; para cada fumador la experiencia de fumar es diferente  por lo que tendrá diversos y múltiples propósitos conscientes e inconscientes para fumar, algunos de los cuales pueden ser:

  • Muchas personas indican que el impulso de fumar incrementa u ocurre sólo ante la presencia de otros, cuando sienten la necesidad de hacer algo con las manos para sobrellevar una sensación de incomodidad o dificultad. Se “agarran” del cigarro, como lo hacían de la madre ante extraños.
  • Para otros, el cigarro ayuda a controlar la expresión de cualquier sentimiento o sensación: ansiedad, agresión, tristeza.
  • La rutina completa de fumar es como un ritual lento y deliberado, con tendencia hacia la reducción de tensión o hacia un efecto tranquilizador.
  • Frente a una pelea o discusión, el cigarro puede servir de sustituto de una tercera persona que está aliada al fumador. O de compañía cuando se está solo.
  • Puede conferir sensación de poder u omnipotencia al controlar el ingreso y egreso del humo; simboliza la lucha entre la vida y la muerte, pues el humo puede desaparecer y aparecer, perderse en el interior y después reascender al exterior.
  • El humo del cigarro se traduce en una respiración visible que puede representar la fantasía de la existencia material del espíritu inmortal; cuando se exhala se asegura la propia existencia. “Fumo, luego existo”.

Tabaquismo y Rechazo Social

En épocas pasadas el tabaquismo era reconocido como una adicción socialmente aceptada, incluso durante muchos años los medios de publicidad y comunicación lo estuvieron favoreciendo dirigiéndose sobre todo a grupos vulnerables como los adolescentes.

En cambio, actualmente cada vez es más generalizada la apreciación de los inconvenientes de fumar por lo que existe una lucha a nivel mundial contra el tabaquismo debido a que es visto como un problema de salud pública y un riesgo social por diversos motivos como:

1)     Los daños nocivos para la salud de quienes practican este hábito como los casos de cáncer de pulmón y de enfermedades cardiovasculares.

2)     El gasto público en salud social para el tratamiento de enfermedades secundarias desencadenadas por el tabaquismo y;

3)     La influencia que el humo del fumador tiene sobre quienes lo aspiran, aunque no lo fumen, es decir, sobre los llamados “fumadores pasivos”.

Por lo anterior, en varias naciones se han aprobado leyes y reglamentos que restringen los lugares en que se permite fumar; hecho que ha generado, como estrategia para erradicar el tabaquismo, un creciente rechazo social hacia las personas fumadoras.

Por un lado, esta estrategia de rechazo social es adecuada si entendemos que éste se refiere a la forma natural e instintiva que tiene el humano para filtrar a los miembros de una sociedad con el objetivo de retener a los más aptos y de rechazar a los débiles que representan un peligro para la sociedad.

No obstante, por otra parte es importante tomar conciencia y poner atención sobre las consecuencias que dicho rechazo puede ocasionar en quienes lo padecen.  El hábito de fumar puede producir un sentimiento de discriminación en el que se violen libertades individuales,  y lleve a extremos como no conseguir empleos, ser atacado u ofendido por no fumadores, o no ser aceptado en grupos sociales y de amigos.

Así mismo el dejar de consumir tabaco, y por ende su sustancia activa, la nicotina, produce un síndrome de abstinencia caracterizado por síntomas como: deseo irrefrenable de fumar, tensión, irritabilidad, dolor de cabeza, dificultad para concentrarse, somnolencia o insomnio y aumento del apetito y de peso.  Este síndrome no puede ser evitado y / o controlado fácilmente por las personas, y les puede ocasionar problemas o dificultades significativas en diversos ámbitos de su vida personal, interpersonal y profesional.

Tabaquismo y Adolescencia

La adolescencia es una etapa del desarrollo que se caracteriza por la presencia de cambios físicos, emocionales y sociales donde las implicaciones psicológicas adquieren un papel importante y decisivo para el ser humano.

Por lo general, el adolescente se encuentra confundido ya que debe dejar atrás su mundo infantil y dirigirse al mundo adulto, pero para esto debe tomar distintos modelos de identificación, conductas, formas y estilos de vida que le sirvan de pautas a las que ajustarse y gracias a las cuales cobrar su propia identidad. Es en este periodo donde se consolidan los hábitos y actitudes culturales que persistirán en la edad adulta. Así, el primer cigarro puede ser visto como iniciación de un rito donde varios adolescentes empiezan a fumar para imitar a personas mayores y entrar al mundo adulto.

El factor sociocultural (la moda, la publicidad y las costumbres sociales) influye enormemente en la iniciación de la adicción del tabaco.  Se sabe que las primeras experiencias con la bebida o el fumar generalmente tienen lugar en compañía de otros, como un intento de pertenecer socialmente ya que los adolescentes son los más vulnerables al temor de no ser aceptados por un grupo social determinado, por sus pares.

Es por estas razones que las campañas antitabaco de índole preventiva tienen como blanco a este sector de la población. Pero de igual forma que con los adultos, es importante enfatizar el objetivo de las medidas tomadas en cuanto a la concientización del problema por sus factores nocivos a nivel personal y social, y no juzgar y castigar injustificadamente esta conducta, debido a que de ser así, la característica de rebeldía en los adolescentes como medio para separarse de los padres y del mundo infantil, contribuirá a que todo intento por prevenir fracase.

Conclusión

Es importante la existencia de medidas de prevención y de control del tabaquismo sobre todo por el riesgo a nivel salud social que este implica. Sin embargo, se debe cuidar que estas medidas no provoquen o inciten a una forma de discriminación con conductas y actitudes agresivas que puedan violar los derechos humanos de los fumadores.  Además, se considera necesario el implementar al mismo tiempo medidas de apoyo y tratamiento, por instituciones públicas y privadas, para los adictos al tabaco. En una primera fase estas medidas de tratamiento deberán incluir suplementos de nicotina o la prescripción de fármacos que ayuden a superar la fase de abstinencia. Posteriormente, será necesario el apoyo emocional que puede brindar una terapia como el psicoanálisis.   Donde el principal trabajo se centrará en reconocer las diferentes motivaciones inconscientes, muy diversas en cada persona, sobre las cuales está la base de depender de este hábito y así se logrará poco a poco vencer la adicción.