Texto de Sofía González publicado en el portal www.sumedico.com
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Cada generación trae consigo una carga de cambios en cuanto a los valores y cánones establecidos pero ¿en realidad existe una tendencia del ‘padre moderno’ o sólo es un mito del escrutinio popular?, reflexionó la psicóloga Paola González (*), antes de contestar ella misma el cuestionamiento.
Claro que existe —dijo— sin embargo el rol del padre sigue siendo una figura ausente, con una postura superior en un tono machista, “y es que tenemos en México una necesidad de un padre que nos proteja, que nos dé”, explicó.
El rol que les tocó a los hombres no es tan fácil, ya que se vive lejano de los que se quiere, tanto física como sentimentalmente, pues a muchos padres les han enseñado que el hombre está sólo para mandar, para ser el fuerte como roca y para jamás llorar, creando así hombres reprimidos.
Sin embargo, conforme avanza el tiempo, y surge la nueva oleada de padres hay mayor apertura, se permite la cercanía con los hijos, los papás buscan ser amigos de sus hijos, para reír y llorar, por ejemplo, las desventuras amorosas de sus hijos.
Ya no quieren sólo ser los proveedores, quieren involucrarse, quieren estar con los hijos, en vez de ser el padre histórico que se la pasa trabajando, quiere nutrir a sus hijos no sólo con comida, sino con afecto, con consejos, con sabiduría, agregó.
El padre en el hogar
Yo preveo que con el tiempo el arquetipo del padre irá cambiando —dijo González— ya que en la actualidad sigue siendo un conflicto social que una mamá vaya a trabajar y un padre se quede en el hogar, por lo que el varón que se anima a romper con el estereotipo es juzgado, incluso ridiculizado, “lo cual es lamentable, ya que no ven que es un padre que ha decidido estar más cerca de sus hijos”
En un caso menos extremo —que es el de la actualidad— el hombre para evitar conflictos de roles, busca equilibrar su vida en el hogar, dejando que su esposa trabaje y tomando él algunas responsabilidades hogareñas o con los hijos.
El hombre moderno comienza a entender que se es útil en la familia conforme aporte algo a ella, pero no sólo en la medida de lo económico, sino también en lo afectivo, ya sea con comprensión, amor, apoyo, etcétera.
Los varones de ahora se preocupan un poco más en formar seres humanos plenos, ya que cualquier padre quiere que sus hijos tengan una vida igual o mejor que la suya, por lo que también buscan ahora enriquecer la inteligencia emocional de sus hijos, dijo.
Aún con limitaciones y entendiendo que a veces la educación es una barrera enorme, los papás de ahora buscan romper con el machismo y abrazar a su hijos, interesarse por sus gustos aunque les resulten extraños o adversos a ellos.
“Sin embargo, aún queda camino por recorrer, ya que a veces suelen no hacerlo con el tacto correcto y termina teniendo comportamientos que avergüenzan a su hijos”, dijo la especialista.
Padre soltero
Comentó González que los hombres ya no sólo buscan ser “papá” de palabra, sino de  acción, ya que algunos deciden y pelean por quedarse con los niños tras el divorcio, lo cual habla de un gran sentido de la responsabilidad, de que no sólo quieren llenarlos de lo que necesitan, sino también lo que ellos consideran les hará felices.
Los hombres ahora se rebelan contra el mito de que “los hombres no pueden cuidar a los hijos igual que las madres”, buscan su felicidad y la de sus hijos al tenerlos más cercanos, al querer estar allí cuando se enferman, cuando se ríen, cuando juegan; lo cual tiene que ver con las ganas de querer ser un buen padre, expresó.
Padre a fuerza
Las mujeres a veces en su carrera por la maternidad, y en el poco tiempo hormonal que disponen, presionan a los hombres por elegir la paternidad o el divorcio, lo cual no es lo indicado, ya que aparte de generar estrés en ellos, pueden hacerlo sentir como un objeto.
Tras lo que los hombres manifiestan sentirse relegados, pues aunque comprenden que  ellos disponen de más tiempo para ser padres, les gustaría ser escuchados, así que “mujeres no deben presionar tanto a veces, se debe dialogar en pareja y decidir juntos”, aconsejó la especialista.
Cuando las situaciones no se ponen  en palabras se actúan, un ejemplo es que la frustración o la desilusión de no poder tener un bebé, puede desencadenar en agresiones, insultos, o demás manifestaciones impropias que pueden llevar incluso a un divorcio, desenlace que es muy triste señaló González.
En conclusión, la especialista enunció que “faltan aún muchos años para que el padre evolucione del estereotipo duro como roca, al sentimentalista que convive más en el hogar, sin embargo queda en los que conforman la sociedad que esto sea posible, con un cambio hacia una mente más abierta e inclusiva del hombre en las labores del hogar, no sólo como proveedor de él”.