Publicación de Grecia Rivera en Revistapharmanews.com.mx
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El enojo es un estado emocional que varía en intensidad; puede ir desde una irritación leve hasta una furia de ira intensa. Como cualquier otra emoción, el enojo se acompaña de cambios psicológicos y biológicos. Cuando se detona el enojo la frecuencia cardíaca y presión arterial se elevan y lo mismo sucede con el  nivel de hormonas que regulan la energía, como la adrenalina y la noradrenalina.
El enojo es una respuesta emocional y fisiológica ante la percepción de una amenaza, ya sea hacia nosotros mismos, nuestra propiedad, nuestros derechos, nuestros seres queridos o en general cualquier parte de nuestra identidad. Asimismo, es una respuesta instintiva de nuestro organismo que nos da la energía necesaria para defendernos cuando somos atacados físicamente o cuando nuestra vida está en peligro.
Sin duda, sentir enojo es normal y es útil, porque nos motiva a defendernos y a protegernos. Cuando esta emoción se maneja correctamente, nos empuja a realizar cambios positivos y nos ayuda a afrontar las situaciones de la vida. Pero, cuando el enojo se vuelve crónico, y no se canaliza de forma correcta,  ocasiona efectos negativos en nuestra salud física, emocional, mental y social.
Es un hecho, que el enojo es una emoción que no se puede evitar, sin embargo, se pueden encontrar estrategias para poder manejarlo y así,  controlar los impulsos, incrementar la tolerancia a la frustración y afrontar los problemas de una manera más firme sin llegar a la agresión, ni contra nosotros mismos ni contra los demás.
No debemos olvidar que se trata de una emoción humana totalmente normal y, por lo general, saludable. No obstante, cuando perdemos el control de esta emoción y se vuelve destructiva, puede ocasionar muchos problemas en el trabajo, en las relaciones personales y en la calidad general de nuestra vida.
El enojo es causado por sucesos externos o internos, ya sea por algún problema con alguna persona, un problema familiar o laboral, alguna preocupación o problema no resuelto. Ante cualquier situación, es importante expresar los sentimientos de enojo para no guardar coraje, resentimientos, envidias o pensamientos de ira. Dichos sentimientos se pueden expresar con firmeza, pero sin agresividad para no provocar ningún problema de tipo psicológico o somático. Algunas formas de canalizar esta emoción son:
Antes que nada se debe detener la conducta o el pensamiento agresivo, evitando llevar a cabo acciones impulsivas. Enseguida se debe razonar la situación y hacer un pequeño estudio de las ventajas y desventajas sobre las diferentes posibilidades de actuar, se deben ver todas las alternativas y seleccionar la más adaptativa a la situación. Una vez encontrada la mejor opción, se ejecuta la conducta evitando herir a otras personas y buscando respuestas asertivas.
Asimismo, la relajación muscular progresiva se toma en cuenta debido a la tensión que se provoca en el cuerpo al pasar por un momento de mucho enojo, por eso es importante relajar y tensar alternativamente los músculos para reducir la actividad generalizada del organismo, así como hacer una serie de respiraciones profundas, lo cual permite que el cuerpo se oxigene. Esto evitará la descarga de adrenalina, este flujo de oxígeno adicional relajará el cuerpo, disminuirá la frecuencia cardiaca y permitirá que el cerebro reanude su pensamiento racional para, de esta manera, encontrar un equilibrio en la relajación mental, física y emocional.
Otra buena opción para manejar correctamente el enojo es anticipar y prepararse ante la situación, lo cual implica visualizar activamente escenas reales donde solemos sentir enojo, sirve para pensar en las aéreas de conflicto y diseñar respuestas haciendo un mapa mental de la forma en cómo se va  a actuar para tener mayor control de la situación y resolver problemas de manera positiva.
Reconocer las señales tempranas de enojo da mayor oportunidad de detener cualquier enojo destructivo, se pueden utilizar diferentes métodos para restablecer el control y hacer que el enojo funcione constructivamente.
De la misma manera, tener un espacio y tiempo implica alejarse de la situación, recuperar el control de impulsos y pensamientos de ira. El uso efectivo del tiempo implica reconocer las señales tempranas de que el enojo está fuera de control o está siendo destructivo y da una mejor visión de cómo resolver la situación.
Como conclusión, el enojo se debe afrontar y buscar ayuda psicológica cuando es difícil canalizarlo positivamente, así se tendrán mayores herramientas para afrontar cualquier tipo de problema y controlar nuestro enojo y nuestros impulsos, Además de encontrar maneras adaptativas que nos ayuden a tener un mejor control en diferentes situaciones, lo que dará como resultado un equilibrio emocional, físico y social.