Diana Victoria Iturbe 

La vida está conformada por historias, historias que vivimos, que nos cuentan o que nosotros mismos nos contamos. Las historias son parte de lo que estamos hechos, tienen un efecto formador en nuestra psique desde edades tempranas, por lo que nos van construyendo a lo largo del tiempo. Me gustaría comenzar este texto con tres fragmentos de tres historias que me llevaron a escribirlo. 

Historia 1: Juan*

“No recuerdo el día, pero recuerdo que era en la mañana, probablemente un fin de semana ya que no fui a la escuela, recuerdo que mi madre me regañaba porque le dije algo que no debía a mi padre biológico, y que por eso podría haber problemas después. Para una persona normal, no suena nada raro aquí, pero la definición de problemas en mi vida es distinta…. A lo que se refería mi madre es que ella iba a ser golpeada hasta el cansancio por mi padre y yo, sería el culpable de esto. Esto fue antes de los 6 años. Más tarde, alrededor de los 8 años, escuché una canción de Cartel de Santa titulada “En el nombre del padre” que habla sobre violencia intrafamiliar, como ningún otro género que había escuchado hablaba de una situación que yo estaba viviendo, me llamó la atención, y a partir de ahí, comencé mi camino en el rap…” 

Historia 2: Pedro* 

“Mis primos en Guatemala*, ponían mucha música de unos que se llaman Lito & Polaco que son reggaetoneros, pero también hacen rap, y eso fue lo primero que yo escuché. Tenía como 7 años, me gustó el hecho de que hablaban de lo que estábamos pasando, exactamente la misma mierda que estábamos pasando mis primos y yo, era algo con lo que te podías identificar, por eso me gustó, por eso es porque me gusta la música rap. Mi vida siempre ha sido dura, primero en Guatemala*  y luego en Estados Unidos*, pero pues… mi vida fue normal, tengo a mis dos padres, entonces fue normal”.  

Historia 3: Mario* 

“Tenía 7 años y del otro lado del metro había un wey que vendía cassettes, en ese entonces estaba de moda Control Machete y Molotov y ahí valió… Me enamoré de la vida de la calle, de la cultura del hip-hop, por ejemplo a los 7 años le agarré el gusto a la música, el año siguiente conocí el graffiti y toda la vida en el graffiti pintando, donde quiera que había graffiti, había rap, y pues mucho rap hablaba del graffitti, de la calle, lo que siempre vivía o lo que siempre andaba pasando y pues, de ahí le agarré el gusto, porque hablaba de la vida que vivíamos…“ 

Es bien sabido que la vida en el barrio nunca ha sido fácil: la violencia, impunidad, desigualdad y la injusticia que se viven a diario son temas que se tratan con regularidad en distintos ámbitos. Los relatos de Juan, Pedro y Mario coinciden en las dificultades de esta vida pero, sobre todo, coinciden en algo más: El amor a la cultura hip-hop, aquella que vino a llenar de color y música la vida en el barrio en donde, como nos dice Juan, “el dolor se volvió combustible”. 

El objetivo de este trabajo es conocer el impacto que tiene uno de los elementos de la cultura hip-hop, el rap, en el psiquismo de quien lo escucha o lo escribe, el cual podría producir movimientos internos similares a los que se producen dentro del trabajo psicoanalítico. 

Hablar sobre el rap nos lleva forzosamente a hablar del hip-hop. El hip-hop es un movimiento cultural que nació en el Bronx, Nueva York a principios de los años setenta, a raíz de los movimientos sociales en donde se denunciaban las desigualdades a las que la sociedad se enfrentaba, en especial la comunidad afroamericana. Como consecuencia a las injusticias, los movimientos sociales y los asesinatos que se dieron debido a estos, en el Bronx surgieron las fiestas callejeras, mejor conocidas como “Block Parties”, en donde se buscaba una forma de distraerse de esta realidad. En estas fiestas, se reunían los jóvenes del barrio, y fue justo ahí que, en una unión de culturas, sociedades y subjetividades, nació el hip-hop, tomando como elementos cuatro de las siete bellas artes: La música, escenificada por el DJ, la pintura, representada en el graffiti, la danza, expuesta por el b-boy y la literatura, interpretada en el rap (Price, 2006 en Gago, 2017).  

El arte, que parecía encontrarse en un lugar muy alejado del barrio, encontró su camino a este a través de la cultura hip-hop. Ramírez (2019) nos dice que cualquiera de los cuatro elementos del hip-hop posibilita la transmutación de la violencia y el malestar en algo creador, partiendo de lo que dice Ventura (2009) quien indica que el hip-hop es una representación misma de la creación: Permite crear nuevas formas de ser, expresarse y reconocerse, de compartir con otros, de estar en el barrio. 

El hip-hop creó un espacio para la denuncia social y este espacio a su vez, abrió paso a nuevas formas de expresión. Al comienzo de la historia del hip-hop, los Maestros de Ceremonias, mejor conocidos como MCs, se encargaban de acompañar al DJ y animar al público pero, debido a la naturaleza misma de un movimiento en continua transformación, su labor fue cambiando y llevó a aquellos MCs a escribir sus propios textos, sus propias “rimas”, a relatar su propia historia, convirtiéndose así en raperos, en aquellas personas que llevarían el mensaje del hip-hop a través de su discurso, el cual permitía transmitir las vivencias cotidianas de una sociedad que estaba silenciada (Calderón, 2015). 

Ser rapero implica hacer (y ser) rap. La palabra “rap” es un acrónimo. El origen y el significado del acrónimo es un tanto desconocido, la mayoría de las personas consideran que representa las palabras rhythm and poetry, mientras que otros consideran que representa rhythm adapted to poetry; otros tantos consideran que significa revolution afroamerican art popular, refiriéndose a que pertenece al pueblo  (Gago, 2017, p 7). Dejando de lado el significado del acrónimo, no porque sea menos importante, sino porque no existe forma alguna de validar algo que surgió de boca en boca, lo que se puede asegurar es que la cultura hip-hop representa todas esas palabras que lo conforman, por ende, los temas centrales de este género suelen ir alrededor de la revolución, la denuncia y el barrio, aquel lugar de donde vienen, que forma parte de lo que ellos son. 

Un gran ejemplo del relato de esta sociedad silenciada y cansada se dio a conocer en 1982 con la canción “The Message” de Grandmaster Flash and The Furious Five. Esta canción es un hito en la historia del rap debido a que, por primera vez, nos permite escuchar ritmos pegajosos acompañados de la denuncia de las injusticias vividas en el barrio, contando una historia que es más que conocida, aquella que dice que quien nace en el barrio no podrá salir de ahí. El mensaje, como tal, no es un mensaje de cambio, es un mensaje de protesta y, al mismo tiempo, un mensaje que buscaba que el pueblo se identificara con el relato. 

La transformación musical del rap creó dos estilos distintos para realizar estas denuncias sociales. El primero de ellos se conoce como “dropping knowledge”  y el segundo como “kicking wisdom” (Toner, 1998 en Calderón, 2015). El término “dropping knowledge” hace referencia a la transmisión del conocimiento, el cual puede ser social, político, de vida, entre otros, con el fin de motivar el cambio. Este estilo lo encontramos en distintas canciones del rap, me viene a la mente la canción de Canserbero titulada “Llovía” en donde cuenta la historia de unos chicos que decidieron convertirse en narcotraficantes con el fin de obtener poder y dinero, lo cual los llevó a vivir grandes consecuencias, como que asesinaran a la madre de uno de ellos. En una de las estrofas finales, Canserbero nos dice: “Esto es solo una historia más de lo que está pasando en mis barrios latinos, respeto no merece el malo, sino el que consigue la felicidad, ese sí es el más malandro” (Canserbero, 2012) con el objetivo de hacer conciencia en las y los jóvenes del barrio que buscan obtener de la misma forma lo antes mencionado. Ser el más malandro es un atributo reconocido en el barrio, al igual que ser respetado, por ende da este título a aquellas personas que buscan la felicidad a través de la comunidad, el amor o el crecimiento personal y hunde a aquellos que deciden irse por el camino de la violencia. 

Calderón (2015) nos dice que el hecho de comunicar lo que puede pasar al vivir una vida atravesada por la violencia y por la misma calle, manifiesta un gran nivel de sensibilidad ante el otro. Coincido con lo que ella indica, debido a que contar estas historias no solo implica poder ponerse en la situación del otro, y comprenderla, sino que también implica alertar y prevenir que alguien más viva estas situaciones que suelen acompañarse de dolor y sufrimiento, es decir, buscan evitar que otras personas vivan esas historias. 

Trujillo (2016) señala que el hip-hop tiene un quinto elemento: el conocimiento. En el 2015, Travis Gosa ya había reconocido a este como el quinto elemento del hip-hop. El conocimiento engloba la parte intelectual pero también hace referencia a conocer el entorno, la parte que a cada quién le toca dentro de su sociedad y su cultura y, en consecuencia, a uno mismo. El conocimiento da pie a la creación de conciencia, del entorno y de uno mismo, la cual a su vez permite el cambio. De este flujo de conocimiento – conciencia – cambio se conecta el segundo estilo “kicking wisdom” el cual podría considerarse como las raíces del rap conciencia. 

El rap conciencia es considerado como un subgénero “underground” del rap, lo cual implica que sus producciones no son parte de lo comercial y suele ser creado por músicos independientes, como Ali AKA Mind, THR Crew o Proof, aunque es importante señalar que también han existido exponentes populares del mismo, como es el caso de 2Pac y Canserbero (Generorap11, 2021)

Algunas personas consideran que nombrarlo como rap conciencia es un pleonasmo ya que, como lo hemos expuesto anteriormente, el hip-hop está atravesado por el conocimiento y la conciencia, por lo tanto la mayoría de las producciones del rap estarían cargadas por ambos componentes, por otro lado, cualquier representante de la cultura hip-hop podría transmitir estos componentes en sus materiales a pesar de que su enfoque principal no sea el rap conciencia. La consciencia a la que se refiere este subgénero parece relacionarse de manera más íntima con la reconstrucción de la historia de vida que, como nos dice Ramírez (2019) permite traducir lo cotidiano en lenguaje. Al ponerse en palabras, de alguna manera, el rap lleva consigo la cura. 

Hablar de cura a través de la palabra me remonta al trabajo de Mauricio García, escrito en el 2011, en donde analiza el texto de “La eficacia simbólica” de Lévi-Strauss, en donde hace una comparación entre el discurso de los chamanes y el trabajo psicoanalítico. La propuesta que realiza es que la eficacia del discurso que da lugar a la cura se presenta de dos modos distintos: El primer modo indica que “el lenguaje del chamán es un lenguaje cercano a los sensible, no es una abstracción (…) lo que implica que el lenguaje eficaz es aquel que formula las cosas de manera cercana a lo vivido, a la experiencia” (García, 2011, p 108). Este primer modo me parece que lo podemos observar en el rap debido a que, como se relata en los tres fragmentos iniciales, las personas suelen interesarse en él debido a que éste narra experiencias similares a lo vivido, por lo tanto, se convierte de alguna manera en un lenguaje sensible al igual que el discurso de los chamanes. El segundo modo, indica que “el lenguaje del chamán es un acto, comporta un vector pragmático que le da la fuerza [al discurso] (…) de una simbolización. Esta fuerza es interior a su discurso puesto que es indisociable de la enunciación misma” (García, 2011, p 108). El discurso del chamán suele estar acompañado de una puesta en escena, una actuación que se produce junto al discurso y que permite transformar. En el rap vemos que el discurso se acompaña de igual manera de una actuación, la letra suele interpretarse con una entonación y fuerza específica, que resulta ser similar a la actuación chamánica. 

La conclusión del trabajo de García (2011) dice que el chamán, a través de su narración y actuación, ordena el sufrimiento, situándolo en un orden simbólico. Este orden cura debido a que transforma la posición del sujeto, por lo tanto, la palabra cura. Debido a las similitudes antes mencionadas, considero que el rap opera de la misma manera. 

Encuentro que, además de lo ya dicho, el acto de escuchar o crear rap conciencia, lleva al sujeto a transformar su posición a través de tres procesos similares hallados en el trabajo analítico: El autoconocimiento, el insight y la elaboración. A continuación, desarrollaré estos tres puntos a detalle. 

Autoconocimiento. 

El conocerse a sí mismo es uno de los puntos fundamentales en la cultura hip-hop. Por un lado, en el entorno en el que suelen desarrollarse los sujetos que escuchan y crean el rap, se vuelve necesario tener una identidad firme y sólida que les permita enfrentarse de mejor manera a los obstáculos que se encuentran. Ramírez (2019) hace referencia a lo que Díaz (2004) menciona acerca de la identidad, indicando que esta es una construcción relatada como la apertura hacia un proyecto y que trae consigo la lectura y la relectura de la historia del sujeto. Esta lectura permite interpretar el pasado con base en ese proyecto. Por otro lado, como ya hemos hecho mención, en la cultura hip-hop se indica que para poder hacer una transformación, una revolución, es necesario contar con el conocimiento de la situación. La necesidad de tener una identidad sólida y además de transformar el mundo externo y el interno hacen que los artistas del rap produzcan material en el que ellos mismos se cuestionan, conocen e invitan, de manera implícita a que el otro lo haga. Proof, en su canción “La divina comedia” dice: “Desde que el sol despunta me hago cientos de preguntas, ángeles y demonios que quieren que me confunda, las dudas abundan, la ciudad es una jungla, nadie sabe si es el dueño, o es el perro o es la pulga” (Proof, 2021) 

¿De qué nos sirve que las personas que escuchan o crean el rap pasen por un proceso de autoconocimiento? Frank (2002) nos dice que el logro del autoconocimiento y la autoexploración revela la existencia de una motivación exploratorio-asertiva la cual, en el trabajo psicoanalítico, es una pieza clave ya que permite redefinir y ampliar la potencia de las intervenciones psicoanalíticas, además de que el resultado de estas pueden crear experiencias de dominio y autoeficacia que fomentan y fortalecen el crecimiento y el cambio. Es bastante claro que el rap no sustituye al trabajo analítico, no es la idea que intento expresar aquí, lo que me interesa resaltar es que, así como en el trabajo analítico el autoconocimiento es pieza clave, en el rap también lo es, además de que pareciera que la motivación exploratorio-asertiva también está presente en las personas que escuchan o crean rap. Es probable que esta motivación se origine de otras tantas razones, como el hecho de pertenecer a la cultura, de crear diferentes caminos de vida de los que se conocen, entre otras. Sea cual sea, es un hecho que se llega a la motivación exploratorio-asertiva y por ende, al autoconocimiento. 

El autoconocimiento deriva de dos funciones que se sobreponen: La auto-observación y la reflexión. Valdivieso y Ramírez (2002) mencionan que Hatcher, en 1973, hace un análisis de ambas funciones a partir de la teoría freudiana, en la cual se basa para indicar que la auto-observación se presenta en diferentes grados y niveles y la divide principalmente en dos: la auto-observación experiencial y la auto-observación reflexiva. En el trabajo analítico, lo que se busca es transformar la auto-observación experiencial a una reflexiva. La primera, suele proporcionar el contenido al análisis mismo, lo que permite crear una interpretación a partir de la cual se reestructuran viejos contextos y se asimilan nuevos. Es claro que en el rap la interpretación podría no existir, también podría ser una interpretación dada por uno mismo que podría estar acompañada de defensas que no se han retirado, sin embargo, debido a la motivación exploratorio-asertiva, también es posible que el sujeto se encuentre con una interpretación que le permita cambiar de posición. 

Insight. 

Las definiciones dadas por Hatcher, me llevan a pensar que este movimiento de la auto-observación experiencial a la reflexiva se puede traducir en el proceso de insight. Etchegoyen en 1986 publicó el libro de “Los fundamentos de la técnica psicoanalítica” en donde hace una importante revisión acerca de este concepto. El autor señala que, en la teoría freudiana, el conocimiento es lo fundamental del método psicoanalítico, por lo que el insight sería un proceso clave del método ya que implica acceder a un conocimiento que hasta ese momento era desconocido.  El autor define el insight como “el proceso a través del cual alcanzamos una visión nueva y distinta de nosotros mismos” (Etchegoyen, 1986, p 613). Este conocimiento parte de una nueva relación de significados que hasta ese momento había sido incomprensible y que le permite tener acceso al aprendizaje de una nueva realidad, lo que a su vez, hace posible el cambio del significado de la experiencia, gracias a que transforma la idea que el sujeto tiene de la realidad y de sí mismo. “El insight debe considerarse, entonces, como el acto fundamentalmente personal de verse a sí mismo” (Paula Heimann, 1962, p 231 en Etchegoyen, 1986, p 617). 

El autor toma la clasificación de Richfield del insight, quien se basa en la teoría de Bertrand Russell de las definiciones, el cual las divide en dos tipos: Definiciones de palabra a palabra, llamadas definiciones verbales y definiciones de palabra a cosa, llamadas definiciones ostensivas. Al existir dos tipos de definiciones, se puede inferir que hay dos tipos de conocimientos: el primero, es un conocimiento indirecto ya que se obtiene por descripción y el segundo es un conocimiento directo ya que se obtiene por familiaridad. Por lo tanto, se podría decir que existen dos tipos de insight: el descriptivo, el cual permite el conocimiento a través de las palabras y el ostensivo, en el cual la sensación que se tiene es de contacto directo con la situación psicológica. Para Etchegoyen, la elaboración de la que habló Freud en 1914 es el camino del insight descriptivo al insight ostensivo, el cual se recorre a través del trabajo sobre las resistencias, buscando dar significado a los afectos y traduciendo las emociones en palabras. Si el proceso de convertir en palabras las emociones no se lleva a cabo, entonces el insight ostensivo quedará como un proceso abreactivo que no permite la integración. 

El ordenamiento del sufrimiento del que hablábamos anteriormente respecto a los chamanes, pareciera encontrarse con el trabajo de insight, en donde a través del acto de nombrar las emociones, se realiza una traducción que permite la elaboración y la integración de las vivencias al yo. Es aquí donde la auto-observación y el autoconocimiento toman importancia en las personas que crean y que escuchan el rap, ya que la persistente búsqueda de transformación y mejora, les motiva a realizar el acto de verse a sí mismos, conocerse y tratar de entender aquello que sienten, lo que los lleva a cambiar su visión del mundo. La elaboración y la integración se dan de diferente manera de acuerdo a la posición del sujeto: El artista busca como expresar aquello que siente a través del arte de la poesía, realizando asociaciones libres que le permiten acomodar de mejor manera su rima o prosa y expresando en palabras aquello que no había sido traducido. Por su parte, el que escucha, suele identificarse con las vivencias de la persona que recita, aquella que ya puso en palabras lo que siente, por lo que la canción tiene también una función de traductor: El otro habla de aquello que siento y gracias a eso puedo entenderlo (al otro y a lo que yo mismo siento). Como nos dice Doble P Ache Ene (2020) en su canción “Doble filo”: 

“A veces por mí mismo encajo piezas interiores, y a veces resiento fuerte esas viejas lesiones, doto por vivir en una retrospectiva, otro domingo con petróleo en la saliva… Y si escribo es pa presumir cicatrices, ya casi ni recuerdo que fuimos muy infelices, mi niño interno es el que cumplió la misión, yo solo soy resultado de su constante ambición”  

  • (Doble P Ache Ene, 2020)

Elaboración. 

Rosenblatt (2004) nos dice que la elaboración es el proceso por el cual el insight se traduce en una acción. En su trabajo, hace mención de Gedo, quien en 1995, indicó que la elaboración, vista desde las neurociencias, implicaría el establecer nuevas redes neuronales a través de la habituación gradual, es decir, que el cambio iniciado por el insight tendría que ser algo que requeriría de la práctica, con el fin de sobrescribir las nuevas formas de actuar, pensar y ver la vida. El insight es el que permite dirigir la práctica de las nuevas formas a partir de la nueva simbolización que se crea con él. En el trabajo analítico, la práctica suele ejercitarse en las reacciones transferenciales de la relación terapéutica, en el rap la práctica suele darse a partir de la repetición del acto de escucha y escritura, ya que aquellos que pertenecen a la cultura hip-hop suelen integrar a su vida el elemento del rap de forma habitual, todos los días escuchan rap y aquellos que escriben suelen escribir a diario. El rap llega a ser una herramienta que les permite enfocar la rabia, fuerza y energía de diferentes maneras, es por ello que necesitan usar esa herramienta de forma cotidiana. El enfoque de este enojo y energía en un material artístico permite que la persona cree nuevas formas individuales y colectivas, es decir, se elabore a sí mismo (Trujillo, 2016). Como dice Proof en “Tratos con el diablo”: “Cuando me quería matar no tenía puta escopeta, no tenía carta suicida, no tenía más que libreta, la usé como salvavidas, como barco, como aletas y al final no me maté más que por llegar a mis metas” (Proof, 2016) 

Conclusiones. 

Considero que es claro, pero más vale mencionarlo, que no podemos generalizar que toda persona que es o hace rap va a llevar a cabo este trabajo interno. Al ser organismos complejos, tenemos que tomar en cuenta muchas otras cosas que podrían inhibir el trabajo psíquico en las personas. Sin embargo, estimo que el mirar al rap más allá de un tipo de sublimación, nos permite entender un poco más a estos sujetos. El trabajo que llegan a realizar de manera autónoma acompañados del rap merece gran admiración, ya que en muchas situaciones nos encontramos con pacientes que, debido a su historia y sus defensas, no han llegado al proceso de auto-observación y conocimiento. Me parece que aquellos sujetos que utilizan el rap como una herramienta de crecimiento, llegan a la terapia o al análisis de manera más preparada, con objetivos claros que permiten muchas veces vencer las resistencias, como faltar o dejar el análisis. A pesar de esto, el acercamiento a estos sujetos es complicado, los estigmas ante la terapia siguen estando muy presentes. Dos de los entrevistados dijeron que jamás irían a una terapia, debido a que ellos consideran que, para poder entrar en un trabajo terapéutico, necesitan confiar en la persona y para hacerlo, necesitan conocerla. Mario* nos dice que además de que no confiaría en ella, considera que él mismo puede resolver sus problemas. Pedro* opina de manera similar, aunque indica que tal vez si acudiría a terapia con una persona que sepa que pertenece al barrio, ya que no cree que una persona de una clase socioeconómica privilegiada le pueda ayudar. Juan*, por su parte, se encuentra en un proceso psicoanalítico, comenta que solo cuando ya no pudo resolver sus problemas por su cuenta, fue cuando decidió iniciar el proceso. 

Ser rapero implica ser y hacer rap. El rap se es y se hace todos los días a través de diferentes formas, escribiendo, escuchando o revolucionando. El cambio, tanto interno como externo, se encuentra presente en la cultura del rap, con el fin de buscar y encontrar un camino diferente al que se pudo haber tenido acceso. Esta búsqueda de un camino diferente, me hace pensar en Hugo Bleichmar (1997), especialmente en su aportación respecto a los códigos emocionales que aprendemos en la niñez. Considero que a través del rap, así como del proceso analítico, las personas reconstruyen su historia y reestructuran el significado, lo cual permite, como bien nos dice el autor, crear nuevas formas de reaccionar emocionalmente, pero sobre todo, de pensar. Pensar a través del trabajo psicoanalítico o a través del rap permite que la persona se conozca y se cuestione, que revise su visión del mundo. Como nos dice Bleichmar: “Un buen análisis crea epistemólogos, o sea sujetos que revisan su visión del mundo preguntándose ¿por qué pienso y siento de esta manera?” (Bleichmar, 1997, p 158) Creo que una buena canción de rap también puede crear epistemólogos, sujetos que se cuestionan y que además ponen en práctica, tanto en su entorno como en su mundo interno, aquello que han elaborado a partir de esos cuestionamientos. 

Bibliografía

Bleichmar, H. B. (1997) Avances en psicoterapia psicoanalítica: hacia una técnica de intervenciones específicas. Recuperado de: https://es.scribd.com/document/266719830/Avances-en-Psicoterapia-Psicoanalitica 

Calderón Huachi, Y. (2015). La sublimación a través de la producción lirical de la música rap y su relación con procesos de callejización en la adolescencia. (Disertación previa a la obtención del título de psicóloga clínica). Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Facultad de Psicología, Quito, Ecuador.  Recuperado de: http://repositorio.puce.edu.ec/bitstream/handle/22000/9784/DISERTACI%c3%93N%20-%20Yohama%20Aracely%20Calder%c3%b3n%20Huachi..pdf?sequence=1&isAllowed=y 

Canserbero. (2012) Llovía. En Muerte [CD] Venezuela: VinilH Records 

Doble P Ache Ene feat Seor. (2020). Doble Filo. Single. 

Etchegoyen, R. H. (1986). Los fundamentos de la técnica psicoanalítica. Argentina: Amorrortu Editores. 

Frank, Kenneth A. (2002) Ampliando el campo del cambio psicoanalítico; la motivación exploratoria-asertiva, la autoeficacia, y el nuevo rol psicoanalítico para la acción.  Psychoanalytic Inquiry: A Topical Journal for Mental Health Professionals, vol. 21, No. 5, p. 620-639. Recuperado de https://aperturas.org/articulo.php?articulo=203 

Gago Gómez, L. (2017) Poesía y canción: Lírica y rap español. (Trabajo de fin de grado) Universidad de Cádiz, Cádiz, España. Recuperado de: https://rodin.uca.es/xmlui/bitstream/handle/10498/19825/TFG%20FH.pdf?sequence=1&isAllowed=y   

García, M. (Junio, 2011). Hacia una teoría pragmática y psicoanalítica de porqué las palabras curan. La literalidad de la palabra y la eficacia simbólica en la metáfora. Revista de Psicología, volumen (20) número (1), 103-126. Recuperado de https://revistapsicologia.uchile.cl/index.php/RDP/article/view/13728/14006 

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Ramírez Matta, T. (2019) Sentido de Vida: Práctica del Hip Hop en Jóvenes del Colectivo Soundarte en la Comuna 11 de la Ciudad de Ibagué. (Trabajo de grado como requisito para optar al título de psicólogo). Universidad Nacional Abierta y a Distancia. Ibagué, Colombia. Recuperado de: https://repository.unad.edu.co/jspui/bitstream/10596/27936/1/teramirezm.pdf    

Rosenblatt, A. (2004). Insight, elaboración y práctica: el papel del conocimiento procedimental. Journal of American Psychoanalytic Association,  vol. 52, No. 1, p. 883-911, 2004.Recuperado de: http://www.aperturas.org/articulo.php?articulo=0000305 

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