El siguiente trabajo de la Dra. Rosalba Bueno de Osawa  es resultado de discusiones detalladas y sistemáticas con el Dr. Avelino González, realizadas en el curso de 1977 y principios de 1978. Fue presentado en la Sociedad Psicoanalítica de México, A.C. el 28 de junio de 1978, y forma parte de la Revista Gradiva número 1 enero-abril, volumen  II año 1981.

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Uno de los conceptos psicoanalíticos sobre los que todavía existen importantes diferencias en el significado y uso del mismo, es el de actuación (acting out).***

Las diferencias importantes que existen respecto del significado que se da al uso del concepto actuación, son las siguientes: 1) Que debe usarse exclusivamente en referencia a sujetos que se encuentran en tratamiento psicoanalítico, como una respuesta resistencial a la transferencia y al tratamiento en sí. (A. Freud 1967, Van Der Sterren 1967, E. Wood 1967, J. Sandler Holder y Dare, 1970, G. Lancele 1974, T. Gioia 1974). Que se use solamente en la forma anterior restringe el concepto, ya que éste se puede ampliar para incluir cualquier tipo de conducta impulsiva, irracional o de acciones inapropiadas en el análisis o en situaciones de la vida diaria. (Hartmann 1945, Fenichel 1945, Ph. Greenacre 1950, 1967, Abt  y Weissman 1965, Bellak 1965, H. Deutsch 1966, A, González 1977-78).

El Diccionario Oxford define “To Act Out” como: “Demostrar o ilustrar por medio de pantomima o por palabras y gestos”. En castellano, el Diccionario de la Lengua Española define Actuación como: “Acción y efecto de actuar””. Actuar: “Poner en acción”. Acción: “Posibilidad o facultad de hacer alguna cosa. Ejercer una potencia”.

En Recuerdo Repetición y Elaboración (1914) Freud habla de la actuación en el tratamiento y dice: “Con la nueva técnica el curso del análisis se hace más complicado y trabajoso. . . podemos decir que el paciente no recuerda nada de lo que ha olvidado y reprimido, pero lo actúa. (Una nota dice que Freud en 1905 en su adendum del análisis de Dora ya había explicado lo mismo). El lo reproduce no como un recuerdo sino como una acción; lo repite sin saber por supuesto que lo está repitiendo. . . mientras el paciente está sometido al tratamiento no puede escaparse de esta compulsión a repetir, y acabamos por comprender que este fenómeno constituye su manera especial de recordar. . . Pronto percibimos que la transferencia es en sí misma solamente un trozo de repetición, y que la repetición es una transferencia del pasado olvidado no solamente sobre el Doctor sino también sobre todos los aspectos de la situación actual. La participación de la resistencia es fácilmente reconocida. Cuando es más  intensa la resistencia más completamente la actuación (repetición) sustituirá al recuerdo. Pero si al continuar el análisis la transferencia se hace hostil o muy intensa y como consecuencia se hace necesaria la represión.*  El recuerdo da de inmediato lugar a la actuación. . . hemos visto que el paciente repite en lugar de recordar, y que lo hace bajo las condiciones de la resistencia. Ahora nos preguntamos qué es lo que de hecho repite o acts out (actúa). La respuesta es que repite todo lo que ha surgido de la fuente de lo reprimido y ahora forma parte de su personalidad, sus inhibiciones y actitudes inservibles, sus rasgos de carácter patológico. . . Otros peligros surgen cuando en el curso del tratamiento nuevos impulsos situados en estratos más profundos, que no se habían hecho sentir pueden surgir y ser ‘repetidos’. Finalmente, es posible que las acciones del paciente fuera de la transferencia puedan dañarle temporalmente en su vida diaria, o aún más, el haber sido escogidos en forma permanente para invalidar sus posibilidades de cura. . . El está preparado (el analista) para una lucha continúa con su paciente para mantener en el terreno psíquico todos los impulsos que éste quisiera dirigir al terreno de la motilidad y considera como un triunfo para el tratamiento si consigue que aquello que el paciente quiere descargar por medio de la acción sea descargado por medio del recuerdo”. (Traducción mía).

Posteriormente, fue Fenichel (1945) quien retomó el tema de la actuación, ampliándolo al describirlo como: “una actuación que relaja tensiones internas inconscientes y proporciona una descarga parcial para hacer a un lado impulsos (no importa si esos impulsos expresa directamente demandas instintivas o reacciones a demandas instintivas originales, por ejemplo, sentimientos de culpa); la situación presente, asociada de alguna manera con el contenido reprimido, es usada como una oportunidad para la descarga de energía reprimida: las catexias se desplazan de los recuerdos reprimidos al presente derivativo, este desplazamiento hace que la descarga sea posible . . . la calidad de las acciones es por sí misma conspicua e importante, generalmente es una actividad bastante bien organizada no es solamente un movimiento, gesto o expresión mímica. . . Por medio del desplazamiento y la racionalización es generalmente sintónico con el yo. . .  comparte con la transferencia el hecho de que no hay diferenciación ente el pasado y el presente, un rechazo al aprendizaje, y una disponibilidad a sustituir las respuestas adecuadas a los estímulos actuales con patrones reactivos rígidos”.

Ph. Greenacre (1950) también visualiza la actuación como: “una forma especial de recordar, en la que la memoria de lo anterior es re-actuada en una forma más o menos organizada y apenas disfrazada. No es un recuerdo consciente visual o verbal, tampoco hay ninguna conciencia de que la actividad en cuestión está motivada por el recordar. El sujeto piensa que su conducta es apropiada, sin embargo al psicoanalista y a los amigos del paciente les parece como desproporcionada e inapropiada”.

Más tarde, en 1968, define Actuación diciendo que es: “Una forma específica de acción neurótica dirigida a interrumpir el proceso de insight efectivo y por consecuencia vista principalmente en el curso del psicoanálisis pero también en otro lugares”. (Traducción mía).

H. Nunberg (1955), al igual que Freud, considera la actuación como un substituto al recuerdo y una repetición pues dice: “En el curso del tratamiento, la tendencia a la repetición se controla por medio del yo, que a su vez puede aumentar su capacidad para recordar y así disminuir la repetición en la actuación. También dice que la actuación es: ‘Acciones inconscientes’ . . . En la actuación los deseos, fantasías y experiencias tempranas no descargadas y reprimidas son repetidas”. 1 (Traducción mía).

Bellak (1965) en su artículo El Concepto de Actuación, dice: “El término actuación se utiliza cuando cierta conducta parece expresa una formulación inconsciente simple. Esto es precisamente lo que distingue la actuación de otras conductas neuróticas con actividad fóbica u obsesiva, además de que la actuación suele ser sintónica con el yo, por lo menos en el momento de la acción”.

A. Freud, (1967) describió los diferentes componentes de la actuación: Memoria, cuando ésta se amplia como consecuencia de la asociación libre, y la interpretación de los sueños2,  esto permite que se recuperen fantasías reprimidas así como eventos verbalizados originales también reprimidos. Revivir3, recupera actitudes infantiles del yo, éstas se reproducen como sentimientos regresivos, de dependencia o desafío hacia el analista, Actuar de nuevo  (Reenactement) en la transferencia es la forma de llegar a las experiencias preverbales con frecuencia a través de la transgresión de las reglas analíticas”.

“El llamado fenómeno transferencial delirante que para el paciente tiene el impacto (la sensación) de realidad y desafía la interpretación: éstos fenómenos son causados por experiencias emocionales tempranas o por fantasías muy intensas en etapas muy tempranas. Asimismo, cantidades excesivas de catexias provenientes de impulsos revividos son responsables de las irrupciones del Ello que llevan al paciente a realizar acciones reales (reality actions) repetidas de naturaleza psicopática”.

A. Freud termina diciendo:

“Me parece a mí que existe un enlace firme entre las propiedades cualitativas y cuantitativas del ‘pasado olvidado’ y las formas y maneras en las que se revive en el análisis, ya sea que este revivir toma la forma de sólo recordar, o sucede bajo el disfraz de re-experimentar, re-vivir, re-actuar, o cualquier otra variedad de repetición controlada o no controlada”. 4 (Traducción mía).

L. Grinberg (1967) define la actuación como: “Básicamente un proceso que se desarrolla en un relación de objeto. . . Es la repetición de una situación psíquica del pasado en el presente, con el propósito de dar actualidad al pasado ausente y no  existente. . . La angustia de separación es un elemento significativo en la actuación”. (Traducción mía).

Otros ponentes en el Congreso Internacional del Psicoanálisis en 1967, también intentaron definiciones de la actuación:

H. Garbarino (1967) considera que la actuación es un proceso opuesto a la elaboración y al insight.

L. Rangell (1967) define la actuación como “una respuesta individualizada de resistencia en cualquier fase de la trayectoria del análisis, basada en la ansiedad por alcanzar un insight exitoso y afectivo a través de deshacer los contenidos mentales reprimidos.

Th. Vangaard (1967) dice: “La actuación puede ser caracterizada como un acción que sirve para reducir la tensión creada por conflictos inconscientes no resueltos que han sido estimulados por la situación analítica”.

“El tipo de tensión que lleva a la actuación puede ser debido a diferentes elementos del conflicto inconsciente. Primero, puede ser el efecto directo de un impulso estancado. En ese caso, la actuación que resulta es la descarga desplazada de los impulsos originales sexuales y agresivos. Segundo, la tensión puede ser causada por un afecto que está siendo utilizado como una defensa contra impulso original. Tercero, la ansiedad, puede ser la fuente directa de la huída o la evasión. Finalmente, la actuación puede ser el resultado de la tensión de un conflicto secundario creado por un elemento defensivo del conflicto primario. . . la actuación lleva a la reducción de la tensión,  en forma de corto circuito, sin tocar el conflicto y sin cambiarlo, y como consecuencia funciona como resistencia”. (Traducción mía).

Posteriormente D. Lagache (1968) comentando sobre lo discutido en el Congreso Internacional de Psicoanálisis  (1967) acerca de la actuación, dice; “Para definir la actuación, en lugar de ‘descarga de impulsos’, sería mejor hablar de deseos inconscientes, lo cual refiere la actuación a estructuras de fantasías y recuerdos inconscientes. . .

Una actuación puede manifestar por medio de una postura, un movimiento, un gesto, una mímica. . .  Pero toda mímica, todo movimiento o todo gesto, no son necesariamente una actuación. . .  Dicho de otra manera, la actuación se refiere efectivamente a acciones concretas particulares, pero siempre que construyamos tras sus especies concretas, un proceso latente, cuyo modelo poseemos”.

J. Infante (1975) dice: “En mi opinión hay dos grupos de fenómenos clínicos que pueden ser llamados actuación: 1) Acciones dirigidas a aliviar las tensiones originadas en la relación terapéutica, que no han podido ser resueltas dentro de sus fronteras; y 2) acciones que no se originan en la relación terapéutica pero que tienen en común con las que si se originan, el propósito esencial de evitar el doloroso proceso que llevará a la resolución del conflicto y la maduración del yo. . .” (Traducción mía).

Por último, la Asociación Psicoanalítica Americana en su Glosario de Términos y Conceptos Psicoanalíticos, define la actuación como: “La tendencia de algunas personas a reproducir recuerdos olvidados, actitudes y conflictos por medio de la acción en lugar de las palabras, sin tenerlo consciente o poder reconocer el hecho. . . Usualmente es una manifestación de resistencia inconsciente al tratamiento. La actuación es útil ocasionalmente para facilitar la recuperación de un incidente traumático olvidado o algún período de la vida”. (Traducción mía).

No pretendo haber incluido todas las definiciones existentes sobre el concepto de actuación; sin embargo, he intentado incluir un panorama amplio, respecto de las diferentes visiones del concepto.

Todas las definiciones de la actuación tiene en común: 1) que es una forma de recordar; 2) que la actuación es resultado de motivaciones inconscientes; 3) que es sintónica al yo; 4) que es una respuesta resistencial a la transferencia; 5) que es una conducta organizada aún siendo impulsiva; 6) que proporciona al sujeto una descarga parcial de la angustia: a) por los impulsos, o b) por la relación transferencial.

De lo anterior se deduce que los psicoanalista no sostiene un criterio unánime respecto a la definición de actuación y lo que es más importante, qué conducta se puede denominar como tal, y cuál no.

Debido al uso amplio que se ha dado del concepto de Actuación5 y a las diferentes interpretaciones del mismo, se ha producido una reacción en algunos psicoanalistas que en el XXV Congreso Psicoanalítico celebrado en Copenhague en 1967 cuyo tema fue la actuación, un gran número de los ponentes insistieron en la necesidad de restringir el uso del concepto que ha tomado un giro incluso peyorativo. A. Freud (1967) propone se limite el uso del término al adulto neurótico en la situación analítica, y como resistencia a la transferencia.

Sin embargo, otros psicoanalistas insisten que aún cuando hay que restringir quizá el uso que se hace del término, de ninguna manera es posible limitarlo en la forma que propone A. Freud, que parece estar hablando de un paciente neurótico idealizado, y no todos los pacientes encajan en esa descripción.

A continuación incluiré las opiniones de algunos psicoanalistas que consideran a igual que A. Freud (1967) que: “Cuando se usa el término debemos recordar que el concepto original en su sentido técnico estaba casado a las circunstancias del adulto neurótico para quien fue utilizado por primera vez, a la idea de una personalidad con suficiente fuerza yoica para imponer transacciones neuróticas sobre los impulsos, con pensamiento de proceso secundario, y la capacidad de síntesis del yo casi intacta, el yo en control de la motilidad; y con la suficiente madurez para sustituir la acción, con los pensamientos y palabras en las condiciones normales de la vida. Según la definición, estos individuos se considera que actuaban cuando estaban bajo la presión de la técnica psicoanalítica”. (Traducción mía).

Aun cuando la posición de A. Freud parece la más extrema, otros psicoanalistas como L. Gringerg (1967) dice: “Considero recomendable restringir su uso (del término actuación) a la experiencia psicoanalítica para poder limitar el campo donde aparece más claramente”. (Traducción mía).

L. Rangell (1967) opina igual diciendo que algunos psicoanalistas utilizan el término incluyendo “casi todas las acciones irracionales, impulsivas o inapropiadas, en situaciones de la vida o en el proceso psicoanalítico. . . Sugiero como una base para restablecer el orden, que retornemos al significado original de la actuación; que son acciones del paciente para resistir el movimiento del proceso terapéutico”. Sin embargo, al continuar leyendo el artículo parece que no le fue tan simple delimitar el campo, ya que dice: “Las acciones como alternativa a la comprensión, en el tratamiento, es más probable que ocurran en aquellos que están predispuestos a la acción como una alternativa al pensar en la vida”. Y termina con lo que yo considero una contradicción: “La actuación es pues un tipo de acción neurótica dirigida a interrumpir el proceso de alcanzar un insight efectivo, por consiguiente visto principalmente en el curso del psicoanálisis pero también en otros lados”. (Traducción mía).

T. Gioia (1974) dice: “La progresiva aplicación de la terapia analítica a pacientes con alteraciones cada vez más serias de la personalidad, incluyendo perversiones, psicopatías, adicciones y psicosis por un lado, y por otro, la extensión de los límites de edad, sobre todo abarcando niños y adolescentes, trajo nuevos y más complejos problemas clínicos”.

“Uno de éstos es la innegable e intensificada tendencia que ostentan estos tipos de personalidades a la actuación, durante su tratamiento, dentro y fuera de la sesión. . .  Quiero decir con esto que, a mi entender, incurrimos  en una seria indiscriminación conceptual si rotulamos, por ejemplo y como a veces ocurre, con la designación de acting out a una determinada conducta impulsiva, crónica o aguda, llevada a cabo por un individuo con una personalidad psicopática”.

Algunos psicoanalistas como H. Garbarino (1967) no parecen poder tomar una posición definida respecto al uso del concepto. En lo que se refiere a la extensión del concepto, el término actuación ha sido utilizado para indicar áreas del fenómeno mental que aún cuando coinciden en algunos puntos, tiene diferentes dimensiones”. Propone que se reduzca el uso del término actuación solamente durante el proceso psicoanalítico o a conductas independientes de la relación analítica, sin embargo, no da respuesta a este planteamiento.

En la revisión que hice de los artículos  relacionados con este concepto, encontré que más bien parecería que fue a partir del Congreso Internacional de Psicoanálisis de 1967, que los psicoanalistas se empezaron a plantear la necesidad de restringir el concepto de actuación. Anterior a esta fecha el concepto había ido ampliándose, y H. Hartmann (1945) dice: “Hay. . . un gran número de personas que las que la conducta social activa representa una actuación y no una acción racional, que es más o menos neurótica, en relación con la realidad”, asimismo Fenichel (1945) habla de: “Personalidades dominadas por impulsos” (instinct ridden caractera). . . relacionado con el problema de la conducta impulsiva está el de la actuación. . .  algunos pacientes, sin embargo, están más inclinados a la actuación que otros, y hay un tipo de neurosis en el que esta actuación no se limita a la cura psicoanalítica, en el cual la vida entera del paciente consiste en acciones no adaptadas a la realidad, sino más bien dirigidas a aliviar tensiones inconscientes”. (Traducción mía).

Ph. Greenacre (1950, 1967) también se refiere a la actuación como una forma generalizada de conducta que tiene que ser manejada en el tratamiento. “La actuación puede llegar a extremos cuando se enfoca, se canaliza y se aumenta por el proceso psicoanalítico bajo la presión de una relación transferencial intensa. Si limitamos el término de actuación para describir solamente esto, en forma precisa debemos reconocer la conexión intrínseca de esta conducta con la tendencia a repetir memorias organizadas de eventos tempranos o fantasías en acción, en lugar de, y algunas veces como paso para traerlas a la conciencia y hacia una forma de comunicación verbal; esto ocurre fuera del análisis y puede ser estimulación de fuentes externas puede ocurrir aún en el curso de un proceso analítico y puede combinarse con él en lugar de resultar del trabajo del proceso analítico. (Subrayado y traducción mías).

La ampliación del uso del concepto de actuación para referirlo a conductas impulsivas continuó y Abt y Weissman (1965) publicaron un libro denominado Teoría y Clínica de la Actuación en donde se discute todo tipo de conducta impulsiva y sociopática como actuación. En esa misma publicación Bellak en su artículo El Concepto de la Actuación, Consideraciones Teóricas, dice: “La actuación en un sentido amplio, constituye uno de los problemas más importante de nuestra sociedad: La transformación de los impulsos en acción implica los problemas de la delincuencia, así como los de la sociopatía en general. . . ¿Conviene dar de alta al paciente hospitalizado por sus actitudes paranoides y devolverlo a la comunidad, o existe el peligro de que lleve sus ideas al plano de la acción?. Aquí se ve claramente que Bellak no está hablando solamente de impulsos, fantasías o deseos tempranos  (Nunberg (1955) como dice A. González (1977-78) de deseos actuales que desde luego están relacionados con eventos infantiles pero son desencadenados por eventos actuales.

H. Deutsch (1966) expone claramente su posición diciendo: “La actuación sin embargo, no está restringida al análisis. En cierto grado todos somos actuadores (actors out), porque nadie está libre de tendencias regresivas, anhelos reprimidos y cargamentos de fantasías más o menos conscientes, etc.”. (Traducción mía)

En el grupo de discusión en español del Congreso Internacional de Psicoanálisis (1967) sintetizado en inglés, por A. González se planteó la posibilidad de restringir el uso del término acting out a “esas situaciones que surgen dentro del proceso psicoanalítico”. . . Otros fueron más lejos y pensaron que el concepto debería “extenderse a todas las acciones en las que aparece una elaboración insuficiente en la esfera del pensamiento verbal”. Sin embargo, al finalizar su síntesis. A. González claramente se decide por el uso en el sentido más amplio, al decir “Hay algo en común en las aseveraciones hechas por los dos autores (A. Freud y L. Grinberg) que espero pueda aplicarse más allá de la práctica psicoanalítica y es que no solamente el psicoanalista, sino también el hombre en general pueda “retrotraer” al dominio del pensamiento, de las fantasías y de los sueños, la actuación que parece estar inundando al mundo actual”. (Traducción mía).

Para retomar el argumento central de este trabajo vemos que dentro de las dos posturas de utilización del concepto hay variantes en cuanto a las propuestas para su restricción así como para la ampliación de su uso. Algunos psicoanalistas que argumentan la necesidad de restringir el uso del concepto lo hacen basándose en “Análisis Fragmentario de una Histeria” donde Freud (1905) por primera vez usó el término ‘agieren’ 6 para referirse a una respuesta resistencial dentro de la Neurosis de Transferencia. Sin embargo, otros psicoanalistas (Greenacre 1950, Bellak 1965, Schwarz 1968, González 1978) sostienen que Freud usó por primera vez el concepto en Psicopatología de la Vida Cotidiana (1901) refiriéndose a la actuación (Handeln) 7 de personas normales en los actos fallidos y sintomáticos, dice: “La interpretación de estas pequeñas acciones accidentales, y la evidencia para estas interpretaciones  surge cada vez con suficiente certeza, del material que los acompaña durante las sesiones, del tema que está discutiendo y de las asociaciones que ocurren cuando se les llama la atención sobre estas acciones aparentemente accidentales. Debido a esto no procederé apoyar mis aseveraciones con ejemplos acompañados por el análisis, pero menciono estas acciones porque yo creo que tienen el mismo significado en el caso de personas normales que tienen para mis pacientes”. (Subrayado y traducción mías).

Sandler (1973) dice: “Parte de la confusión alrededor del concepto se deriva de la traducción del término originalmente usado por Freud. En 1901, en Psicopatología de la Vida Cotidiana, él hizo uso del término coloquial alemán haldeln (to act) en su descripción de actos fallidos y sintomáticos que se entendía tenían significado inconsciente. . . Sin embargo en 1905, en su descripción del caso Dora, él hizo uso de la palabra menos coloquial agieren (que también significa actuar, peo con un sentido un poco más enfático) en un sentido técnico particular. Agieren fue traducido como “acting out” y es probable que la elección de este término y en particular la inclusión de la preposición “out”, ha contribuido a algunos de los cambios en el significado del concepto en la literatura Inglesa y Americana”. Con un pie de página que dice: “Así Bellak dice: ‘Freud mencionó por primera vez acting out en Psicopatología de la Vida Cotidiana (pero aquí Bellak confunde handeln y agieren). El continúa describiendo prácticamente todo tipo de acciones significativas clínicamente como una  u otra forma de acting out (handlen) y acting out (agieren) es también hecha por Greenacre (1950) y Rexford (1960)”.

Sin embargo, A. González (1977-78) opina que Freud usó primero en Psicopatología de la Vida Cotidiana el término handeln porque estaba refiriéndose a actos motores sencillos y que más delante en relación con el caso “Dora” usó la palabra Agieren ya que se refería a actos que implicaban una conducta más compleja. Pero piensa que es correcto asumir que Freud ya se refería al concepto de actuación en Psicopatología de la Vida Cotidiana. El que usara por primera vez el término agieren refiriéndose al caso Dora no necesariamente implica que éste sea privativo de la situación analítica; él piensa que al igual que otros fenómenos como la regresión y la transferencia que no son privativos del análisis, lo mismo puede ser aplicado a la actuación. “De hecho nada ocurre con las personas que se analizan que no ocurra con los que no lo hacen. La extensión del concepto de actuación al contexto no analítico forma parte de la evolución general en los terrenos de la teoría y la técnica psicoanalítica a la explicación y curación de la psicosis, sociopatías, perversiones y patología fronteriza. De hecho la tendencia a la actuación es característica universal del individuo y adquiere particular importancia durante el proceso psicoanalítico en virtud de la cercanía de la relación entre analista y analizado y la interpretación sistemática de las resistencias del paciente a conocerse mejor.

Asimismo, A. González considera que el término acting out prevaleció en el idioma castellano en lugar de actuación debido a que en la primera traducción que hizo López Ballesteros de “Análisis Fragmentario de una Histeria” (Freud 1905) tradujo: . . . de este modo la transferencia me sorprendió desprevenido y a causa de un ‘algo’ en que yo le recordaba a K, Dora hizo recaer sobre mí la venganza que quería ejercitar contra K, y me abandonó como ella creía haber sido engañada y abandonada por él. La paciente vivió así de nuevo un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbalmente en la cura”.

No fue hasta 1973 en la tercera edición de esta misma traducción que el Psicoanalista J. Humhauser corrigió la traducción como sigue: “La paciente actúo (pone un pie de página que dice: Acting out denominación inglesa de este importante fenómeno en el análisis) así de nuevo un fragmento esencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbalmente en la cura”.

D. Lagache (1968) dice: La cuestión no es fácil. . . Cómo traducir acertadamente acting out? La expresión plantea en primer término un problema lingüístico. . . Pero así como la raíz de tu act es romance, to act out es un giro idiomático propio de la lengua inglesa: es un ‘verbo enfático’ (marked verb) en el cual la preposición ‘out’ particulariza con una idea dirección el sentido general de tu act. (E. R. Hawelka)”.

“Desde el punto de vista de la semántica, to act significa ‘representar una obra hasta el final’, pero además, dar efecto a una determinación. . .; To act, por lo tanto, estaba muy próximo del Agieren, término que había utilizado Freud (1912-1914) para manifestar, en el análisis, la sustitución de la expresión por medio de la palabra, a la expresión por medio de la acción. . . En cuanto al término acting out mismo, la belleza expresiva se mezcla con la eficacia simbólica. Acting out pertenece al tesoro de la lengua inglesa; merecería pasar el patrimonio común al psicoanálisis.

Aún cuando en la literatura en castellano ha prevalecido (y continuará) hasta la fecha el uso del término en inglés Acting Out y aún cuando algunos autores como Lagache consideran que el término acting out debería pasar al patrimonio común del psicoanálisis yo pienso que la palabra actuación en castellano es equivalente en la truducción a ambas palabras usadas por Freud: handeln y agieren. Debido a que la mayoría de las traducciones  que se hacen al castellano de la literatura psicoanalítica están en inglés y debido a que los primeros traductores no consideraron que actuación correspondía a acting out; prevaleció el uso de la palabra en inglés y la costumbre hace que continúe el uso del anglicismo.

Algunos intentos para delimitar el uso del concepto de actuación están basados en la idea de que la actuación no incluye conductas impulsivas o inapropiadas o sea patológicas, sino que sólo puede referirse a una reacción en la relación transferencial y como tal no tiene significación patológica.

Creo que los numerosos intentos de resolver la confusión alrededor de la utilización del concepto han sido necesarios, sin embargo el restringir su aplicación solamente al paciente neurótico en tratamiento psicoanalítico considero que empobrece el concepto.

Freud en sus comentarios sobre el caso “Dora” así como en Recuerdo Repetición y Elaboración se refiere a la continuación como una manera de recordar sin que el paciente pueda darse cuenta del significado de sus acciones; repitiendo una conducta o una actitud hacia personajes significativos en la vida pasada del paciente y que están siendo expresados desde luego en la transferencia. Pero yo creo que aún cuando los conceptos expresados por Freud en ese momento estuvieron relacionados directamente con la situación analítica y más específicamente con la relación transferencial, eso no quiere decir que la misma conducta no pueda ocurrir fuera de la situación analítica cosa que él mismo advirtió en Psicopatología de la Vida Cotidiana (1901) cuando dijo: “menciono estas acciones porque creo que tienen el mismo significado en el caso de personas normales que tiene para mis pacientes”.

A.González dice: “La actuación no es privativa del psicoanálisis, ni tampoco de los neuróticos; lo importante es tratar de entender qué mensaje está dando el neurótico, el sociópata o el borderline; el cuál es la finalidad defensiva y su motivación inconsciente expresada a través de la actuación”.

Sin embargo, creo que debemos diferenciar entre los diversos tipos de actuaciones y al igual que distinguimos una relación transferencial psicótica y neurótica podemos asimismo diferenciar entre una actuación normal y una patológica.

La actuación normal es una conducta en la que aún cuando participen motivaciones inconscientes y relaciones de objeto infantiles, prevalecerán motivaciones inconscientes relacionadas con eventos y desafíos actuales y conflictos de adaptación más bien reales que infantiles. Asimismo la meta de la acción será limitada y se expresará básicamente por medios adecuados y socialmente aceptables.

La actuación patológica es una conducta resultado de motivaciones inconscientes, basada en elementos conflictivos de las relaciones de objeto arcaicas y persecutorias. La expresión de esta conducta será básicamente por medios no adecuados personal ni socialmente.

Dentro de las actuaciones patológicas incluyo la conducta del paciente borderline del sociópata y las perversiones.

Posteriormente a la presentación de este trabajo continué estudiando el tema y lo desarrollé para obtener el grado de Doctor en Psicología Clínica. Incluyo algunos puntos que fueron desarrollados en aquella ocasión.

En cuanto a las Consideraciones Genéticas y Dinámicas de la actuación Greenacre (1950) dice:

“El análisis de la psicogénesis del desarrollo prueba que éste (el período en el que se establece la identidad) es un periodo en el que el lenguaje y otras funciones motrices, especialmente las de locomoción, y las de acciones imitativas, puede estar sujetas a relaciones especiales muy complejas”.

“Es mi impresión, dice Greenacre, que la motilidad en la actuación es resultado de lo anterior más que de factores constitucionales inherentes, congénitos”.

“Me parece que en esos pacientes que tienden a la actuación crónica hay con frecuencia: 1) una dificultad emocional en los primeros meses de la infancia, con un aumento en la oralidad, una disminución de la tolerancia a la frustración y un aumento en el narcisismo. 2) El habla está inhibida, retardada o perturbada en su desarrollo, en contraste con el caminar que progresó adecuadamente y absorbió la necesidad de comunicación”.

“Lo importante es la perturbación en la función del habla, más que la mera forma.  Ejemplo: en algunos casos, el niño aprende a articular muy bien, pero el habla está degradada en su función de comunicación y se usa para propósitos exhibicionistas. En otros casos, puede ocurrir una inhibición del habla y, como consecuencia, se desarrolla una completa dependencia de la acción para la comunicación”.

“Un sentido de la realidad incompleto. . . Un yo débil y narcisista con dependencia de la dramatización, en lugar de una expresión a través de actividades orientadas al trabajo.  Además todo esto va asociado a una tendencia exagerada a la fantasía que a su vez impide o distorsiona el sentido de realidad”.

Posteriormente expone las deformaciones en su trabajo “El proceso psicoanalítico, transferencia y actuación”: “Las deformaciones en el habla, representa unas fijación en el desarrollo temprano del Yo. Esto ocurre inmediatamente después de la adquisición de lenguaje, cuando el niño está en proceso de adaptarse a la nueva relación con la realidad”

“Las tendencias constitucionales a la acción pueden formar parte de la disposición a la actuación”.

Masterson (1974) dice: “El mecanismo intrapsíquico de la actuación, puede denominarse externalización que incluye el uso de dos mecanismos de defensa: negación y proyección. La realidad es negada para, poder proyectar un conflicto intrapsíquico al ambiente y así externar, reexpresar o elaborar un conflicto infantil que causa gran angustia interna. En este proceso, se obtienen tres cosas: a) Se expresa el conflicto interno; b) Se crea una ilusión de una mejor solución al conflicto infantil; y c) Hay una descarga inmediata de tensión asociada al conflicto.

“El adolescente expresa sus sentimientos de actuación en hechos; las palabras se usan para manipular, no para expresar sentimientos; su perspectiva del tiempo es en el momento, no tiene ni pasado (sólo el que se repite en la actuación), ni futuro. Por consiguiente, no hay conexión entre el pasado, el presente y el futuro; su conducta está basada en la creencia de que la frustración es intolerable, que debe ser descargada por medio de la acción y después olvidada”.

“Las consecuencias no existen y mucho menos requieren reflexión y consideración; las conexiones entre memoria y conducta no tienen cabida en su esquema de las cosas. Finalmente, las realidades desagradables deber ser negadas y evitadas”.

A.González dice: “ La confusión en la que ha naufragado el significado del término “Acting Out se debe en su mayor parte a que es una mala traducción del verbo alemán “Agieren” (actuar) que Freud usó por primera vez en el historial clínico de Dora”. A. González continúa diciendo: “Resulta verdaderamente asombroso que a nadie se la haya ocurrido, por lo menos que yo sepa, que hablar de “acting out” es referirse a un término que nunca fue utilizado por Freud, sino acuñado por su traductor inglés, que evidentemente debe haber pensado que el verbo “to act” no equivalía al alemán “agieren”. De otra manera no se explica que el  traductor echase mano del verbo derivado “to acto ut”, cuyo significado como veremos, difiere muy poco de “to act”, pero sí lo suficiente para que se preste a múltiples interpretaciones personales”.

En el mismo trabajo, González concluye: “Propongo como única solución la de prescindir totalmente de término “acting out” y volver a Freud con los verbos “actuar” en español y “to act” en inglés, como única traducción legítima de ‘agieren’.

CONCLUSIONES

La accón-actuación dependerá de la particular configuración e interacción del ello, yo y super yo, así como de su relación con el mundo externo.

En la actuación no solamente se repiten experiencias, deseos y fantasías antigus como dice Fenichel, sino como dice Gonzále A., también las actuales, que pueden ser igualmente inconscientes o significativas.

En un sentido más amplio podemos dividir la actuación en normal y patológica.

En cualquier acontecimiento de la vida del sujeto se pueden tocar núcleos conflictivos que desencadenen una respuesta de angustia y actuación, sin que esta conducta esté causada directamente por el tratamiento. En caso que un individuo esté en tratamiento sigue siendo válida esta afirmación lo cual no excluye la posibilidad de que la actuación aunque no haya sido originada por el tratamiento en sí, lo afecte o afecte su curso, según la magnitud, características y consecuencias de la actuación.

ACTUACIÓN NORMAL

No se necesita recurrir al término “acting out” para describir por ejemplo aquellos tipos de actuaciones que yo llamaría normales de los sujetos en tratamiento y que consisten en hacer algunas cosas que nunca antes se atrevieron a realizar y que no causan daño significativo a ellos mismos ni a terceras personas.

Otro tipo de actuación normal es la que lleva a cabo el adolescente guiado por la necesidad de conocer las consecuencias que produce su conducta en la realidad externa y en sí mismo. En este caso, llevado por motivos inconscientes, se coloca en situaciones problemáticas debido a la necesidad que tiene de saber, por sí mismo, lo que se siente y la forma en que es preciso resolver los diferentes problemas.

Otra actuación normal sería la capacidad de establecer una relación terapéutica (transferencia) que implica la aceptación de las deformaciones de las que se hace objeto a la realidad (ya esté representada ésta por el terapeuta u otros objetos significativos) de tolerar las frustraciones provenientes de las características creadas por la regla de abstinencia que imponen el proceso terapéutico.

Es pertinente definir una actuación normal como una conducta, en la que aún cuando participen motivaciones inconscientes relacionadas a conflictos de adaptación o a realidades externas o internas actuales, que se manejan eligiendo en forma propositiva, es decir, intencional, los métodos más adecuados.

Una persona normal sería además aquella capaz de corregir una conducta patológica basándose en la experiencia.

ACTUACIÓN PATOLÓGICA

La actuación patológica es una conducta resultante de motivaciones inconscientes exclusivamente, basada en elementos conflictivos de las relaciones de objeto infantiles y persecutorias. La expresión de esta conducta será dada por medios no adecuados. La conducta de estos sujetos está regida por satisfacciones inmediatas y no tienen la posibilidad de tener metas a largo plazo en lo relacionado a su conflictiva; ni posibilidad de rectificar la conducta aún cuando conozcan sus consecuencias. Cuando esta conducta de actuación-gratificación es constante, debemos considerarla como un rasgo de carácter ya establecido. Estos pacientes tienen la característica de actuar antes y durante el tratamiento, proporcionando usualmente una historia de patrones de conducta complejos y contrastantes.

Los diferentes tipos de actuación sociopática provienen de rasgos patológicos de carácter. La actuación como rasgo de carácter, está presente en las diferentes conductas sociopáticas.

El grado de actuación patológica de un sujeto psicótico está proporcionalmente relacionado a la severidad de su padecimiento; la actuación se desatará cuando se toque cualquier núcleo de su historia que provoque una angustia intolerable, ya que el psicótico no discrimina entre realidad y fantasía, entre mundo interno y externo.

El término actuación ha pasado por cambios que han ampliado su significado incluyendo otras conductas fuera del contexto de la relación terapéutica, y así a la fecha, está siendo utilizado e interpretado para clasificar cualquier conducta que se asume irracionalmente, incluyendo acciones impulsivas, peligrosas y antisociales.

Considero necesario  que en la actualidad la literatura en Castellano use el término actuación, pues de esa manera simplificaría la definición de las diferentes conductas, ej.: actuación de un adolescente, actuación en la transferencia, actuación psicótica, etc.

En cualquier acontecimiento de la vida del sujeto se pueden tocar núcleos conflictivos que desencadenan una respuesta de angustia y actuación sin que esta conducta esté causada directamente por el tratamiento.

Los orígenes de la actuación están sin duda, en las etapas más tempranas del desarrollo del sujeto. El niño va aprendiendo palabras conforme las va asociando con actos específicos, actitudes y sentimientos. La unión de palabras con cosas es una función vital del yo, y conforme madura el yo las conexiones se hacen más complicadas.

Cuando los mensajes repetitivos transmiten que la acción y no la palabra es el elemento “real” en la comunicación, el yo puede no llegar a invertir la energía usual para hacer las modificaciones para investir la palaba correspondiente con una carga afectiva adecuada. En vez de la palabra, la acción se catectiza más y la reproducción de la acción se convierte en la forma más significativa de identificarse y relacionarse con el objeto.

Se considera principalmente una fijación oral con intolerancia a la frustración, con una motilidad constitucionalmente acentuada y la presencia de traumas tempranos graves que provocan una actuación repetitiva.

Se enfatiza una tendencia a la dramatización y la creencia inconsciente de las virtudes mágicas  de la acción. También se plantea que lo anterior se debe a trastornos en el desarrollo del lenguaje durante el segundo año de vida y que las funciones del lenguaje se sustituyen con acción motora.

Las capacidades de verbalizar o pensar en términos verbales están obstaculizadas y por tanto hay una incapacidad para organizar y controlar las emociones.

Los individuos actuadores permiten que la experiencia pasada domine su percepción de los estímulos actuales afectados. La función defensiva de la actuación consiste en hacer que ciertas formas de la conducta sigan siendo egosintónicas con la ayuda de la negación y la represión.

Hay una falta de fusión en distintos núcleos yoicos. (Las acciones de un momento no tienen relación con las de otro). Hay una deficiencia en la función sintética del yo.

El yo es débil y no puede controlar los impulsos. Hay falla de la prueba de la realidad. Hay una sobrecarga de la acción que adquiere connotaciones mágicas y significado simbólico subjetivo.

Las principales técnicas para el manejo terapéutico de la actuación son: la interpretación, que está limitada, ya que sólo es útil con aquellos pacientes con un yo razonable e integrado.

El reforzamiento del yo y de la autocrítica es necesario en el tratamiento de pacientes actuadores. Es necesario hacer ver al paciente que tiene una predisposición a actuar y que es una de las formas en las que mitiga la angustia.

La prohibición es poco recomendable pues puede traer consecuencias adversas a la relación terapéutica.

En el tratamiento de pacientes actuadores en psicoterapia breve, se recomienda que el paciente se retire de la situación que puede estar provocando la actuación.

***Siempre que utilice el término de actuación, me estoy refiriendo al término en inglés Acting Out.

*Lo subrayado está omitido del texto en español.

1.-  A. González (1977-78) dice que no solamente se repiten experiencias, deseos, fantasías tempranas, sino también las actuales que puede ser tan inconscientes como las tempranas.

2.- El Dr. A. González en una comunicación personal opina que la ampliación de la memoria que sobreviene a consecuencia del proceso psicoanalítico resulta de una cadena causal más compleja, de la cual la asociación libre es uno de los medios que se aplica no sólo a los sueños sino también a la neurosis de transferencia o cualquier tipo de fenómeno transferencial, o a toda suerte de fantasías, rasgos de carácter, síntomas y fenómenos conductuales, (conductas propositivas, actos fallidos, etc.). Sin embargo, es preciso aclarar que todos estos fenómenos se interpretan fundamentalmente dentro del papel que juega la neurosis de transferencia.

3.- El término usado por A. Freud es Re-experiencing lo cual consideramos A. González y yo que pone el acento en la vivencia por eso tradujimos Re-experiencing por revivir.

4.- La esencia de la actuación para A. Freud sería más bien el resultado del proceso analítico en el que el paciente para defenderse de la transferencia (no es un impulso sino un conflicto), actúa una relación de objeto, la transferencia actual. Cuando se trata de niveles regresivos más profundos no lo llama actuación. No es patológico en sí, (A. González, 1977-78).

5.- Muchos de los artículos que revise, dedican hojas a la discusión del concepto de actuación, sin tomar el trabajo de definirlo.

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