Orlando. Virginia Woolf. 1928

Editorial Pocket Edahasa. ISBN: 9788435033060

Por Abigail Cobar.

Relato que salió de la imprenta en 1928 captando de inmediato la atención de la Inglaterra que trabajosamente se reponía de los desastres de la Primera Guerra Mundial. Esta obra ha merecido diversos adjetivos como que es  una biografía fantástica o que se trata de una larga carta de amor, amén de otros muchos.

La autora, Virginia Woolf,  fue y es celebérrima mujer en todos sus aspectos; por su origen, belleza,  talento, capacidad para desafiar los convencionalismos de su tiempo,  su terrible enfermedad –que hoy se la definiría como bipolar– y al final, por su dolorosa muerte, el suicidio. Se dice que escribió este relato como un regalo para su amante, Vita,  y fue impreso y publicado en la editorial que ella y su marido poseían.

La historia que se nos presenta la vive un hermoso hombre de nombre Orlando quien vive su vida a lo largo de tres siglos. Además de esta sobresaliente longevidad este privilegiado personaje, justo a sus treinta años de edad, se convierte en mujer y, por algún beneficio, en ningún momento pierde el hilo de su propio acontecer,  recordando y comparando la diferencia de existir en el mundo siendo hombre o siendo mujer. Además Orlando, en cualquier etapa de su muy larga vida conserva el interés por escribir, lo que le confiere la posibilidad de no perder su identidad. El transcurso de sus reflexiones nos muestra el gozo de la juventud y el dolor connatural del desencanto, causado por la proclividad a idealizar.

Desde el punto de vista de las cuestiones de género se puede decir que la temática  está vigente ya que la trama nos pone sobre la mesa cómo es el trato para un hombre, cuál para mujer, el manejo de la bisexualidad y las dificultades legales que se presentan ante un cambio de sexo.

La lectura no es sencilla, ya que exige desempolvar algunos puntos básicos de historia relacionados a los acontecimientos políticos ocurridos en la Inglaterra Isabelina  hasta la terrible guerra que involucró a toda Europa a fines del siglo XIX y principios del XX. Lo mismo ocurre con las referencias a grandes literatos que enriquecieron esos mismos tiempos. El estilo nos pueda parecer culterano pero si esto nos pudiera detener sólo tenemos que recordar que la traducción al castellano se debe a Jorge Luis Borges, lo que en sí mismo es ya una garantía.

Deseo  comentarles que Virginia Woolf perteneció  al Círculo de Bloomsbury al que también perteneció Lewis Carroll, el autor de Alicia en el país de las maravillas, y aunque no coincidieron en tiempo ya que Lewis murió cuando Virginia apenas contaba con 16 años, seguramente ella tuvo que haber leído ese cuento. Y no únicamente por el hecho de que ambos hayan pertenecido al mismo círculo, sino porque para 1928, tal relato tenía gran reconocimiento contando con varias reediciones  en Estados Unidos y Europa y algunas versiones cinematográficas. Esta apreciación mía viene a cuenta ya que encuentro algunos pasajes que automáticamente me remiten a otros de Alicia. Por otra parte, si el lector está un tanto enterado de la biografía de esta mujer, entreverá aquellos puntos que son claramente autobiográficos.

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