Por: Paola Saenz
“Hay una verdad ineludible en el corazón mismo de nuestra esencia de ser.
Y el ser auténtico encuentra su mejor alimento en la verdad” De Miguel, 1997
El interés de realizar este escrito surgió por diversos motivos que experimenté en diferentes contextos. En primer lugar, me ha tocado dar clases de filosofía con varios grupos de preparatoria y he discutido con los alumnos el tema sobre “LA VERDAD”. Con algunos chavos se ha llegado a la conclusión de que no hay y que nunca ha existido una verdad y que no es posible llegar a ella. En otro grupo me han dicho, que la verdad evidentemente es todo aquello que nuestros sentidos pueden capturar, mientras que en otros opinan que les parece una reflexión tan angustiante que es mejor mantenerse imparcial. A lo largo del trabajo les compartiré con cual grupo comparto opinión. El segundo motivo, es el caso de una paciente con la cual contratransferencialmente siento que gran parte de sus relatos en sesión son mentira o le añade tal dramatismo que me genera duda de si los hechos pasaron tal cual ella los cuenta. Esto me llevó a pensar ¿qué es lo que en psicoanálisis consideramos como real? La interpretación psicoanalítica es nuestra herramienta para hacer consciente lo inconsciente, para que el paciente llegue a un insight, para que se genere un cambio pero ¿cómo saber que lo que vamos a interpretar es lo correcto? ¿cómo sabemos que es una verdad que requiere el paciente?.
Por último, la tercera razón es la siguiente:
Cuando volví a ver una de mis películas favoritas, fantaseé que Morfeo era un analista y que Neo era un paciente. Morfeo le dice a Neo que acude con él porque sabe que hay algo que siempre ha sentido pero no sabe qué es, le astilla la mente y siente que lo vuelve loco, eso es la matrix, una falsa realidad que impide ver la verdad. Es un motivo muy similar por lo que nosotros y nuestros pacientes decidimos acudir a análisis, deseamos conocernos más, entender aquello que no podemos explicar, deseamos descubrir una verdad. Emilia Kanan en su trabajo “Técnica de la interpretación” (2001) cita a Lewald (1969) quien menciona “En cierto sentido cada paciente y cada uno de nosotros crea un mito acerca de nuestra vida y de nuestro pasado, mito que nos sostiene y que podría destruirnos. El mito podría cambiar, y en análisis, frecuentemente cambia” (Kanan, 2001, pg. 174). ¿cuál es ese mito? ¿Y si ese mito puede cambiar, entonces…podríamos decir que la verdad son lecturas que pueden irse transformando?
Con este trabajo no pretendo conceptualizar o llegar a una definición absoluta sobre la verdad en el psicoanálisis, sin embargo, sí es de mi interés acercarme a comprender acertadamente desde qué punto el psicoanálisis trabaja con la “verdad”. Sobre la pregunta que utilicé como título para el trabajo, debo confesar que no tengo una respuesta contundente, pero mi intención es hacer una pequeña reflexión, y tal vez ustedes me puedan sacar de la duda.
Freud en 1926 en su texto ¿Pueden los legos ejercer el análisis? nos dice “¡Interpretar! Peliaguda palabra. No me gusta oírla, con ella usted me destruye toda certeza. Si todo depende de mi interpretación, ¿quién me asegura que interpreto correctamente? Todo queda así librado a mi albedrío” (Freud, 1926, pg. 205).
La verdad es incognoscible, a lo largo de la historia miles de pensadores han intentado encontrar un método o un camino para conocerla o simplemente para acercarnos a ella aunque sea un poco. Los positivistas dirán que la verdad existe y es aquello que es empíricamente demostrable científicamente. Opino que podría existir una diferencia entre <<realidad>> y <<verdad>>. La realidad es aquello que cada uno de nosotros percibe de la verdad, sin embargo, no hemos llegado jamás al conocimiento verdadero. Por ejemplo, tenemos las tres famosas heridas narcisistas. La primera es cuando la humanidad creía que la tierra era el centro de todo y que los demás planetas, el sol, la luna, giraban alrededor de ella; fue hasta Copérnico que se supo que era totalmente lo contrario, somos uno más de los planetas que giran alrededor del sol en una galaxia particular de posibles miles de millones de más constelaciones. La segunda herida es la de Charles Darwin con su famoso escrito “La evolución de las especies”, en este punto la humanidad se da cuenta que no es un ser vivo aislado y colocado particularmente por las manos divinas, no somos un ser totalmente diferente a los animales sino que somos animales y a lo largo de los años el ser humano fue evolucionando y se dieron modificaciones físicas y cognitivas. Como tercera y última herida narcisista de la humanidad, se encuentra aquella promovida por el padre del psicoanálisis: Sigmund Freud. Antes las personas creían que cada una de sus acciones eran voluntarias y controladas por sí mismos, hasta que Freud lanzó su primera tópica, en la cual describe que muchas de nuestras acciones, de nuestros pensamientos, sueños y fantasías tienen un contenido inconsciente e incontrolable, por lo tanto, nuestra conducta no era totalmente controlada por nosotros de manera voluntaria y consciente. Estos tres ejemplos muestran como en su tiempo, la gente tenían información que era tomada como VERDAD, hasta que llegaron magníficos pensadores con una antítesis. Me pregunto ¿a través del psicoanálisis el sujeto conoce la verdad, se acerca a la verdad o se va transformando una <<verdad>> por una nueva <<realidad>>?.
La verdad se podría interpretar como “reflejos de la realidad” de un tiempo determinado. Las verdades como las teorías no duran toda la vida, cuando la verdad o las teorías cambian también lo hace la realidad. Varios filósofos teorizaron sobre el concepto de verdad. Un ejemplo es Platón, él hablaba del mundo de las ideas, un lugar donde se encontraba -por llamarlo así- un “molde” universal, único, bello y perfecto de cada una de las cosas que conocemos. Hemos visto muchos tipos de arboles: el pino, el olmo, el cerezo, etc. pero, para Platón estos árboles surgen de un único árbol, perfecto, bello y universal y es de él de donde surgen los demás. Ese árbol puede ser concebido como <<la verdad árbol>>, y así podemos irnos con cualquier cosa. Ahora, para Platón cómo es que un ser puede llegar a conocer la verdad, bueno, pues él nos invita a cuestionarnos, a filosofar y de esta manera podremos ACERCARNOS a la verdad, de hecho, esto tiene semejanza a lo que hacemos en psicoanálisis. De manera contraria, el gran filósofo Aristóteles no cree que haya un lugar donde se encuentre la verdad, sino que en este mundo, en todo aquello que nuestros sentidos pueden percibir es posible conocer la verdad. Aunque también habla de la metafísica, es decir, lo que esta más allá de la física y es ahí donde realiza un método para conocer la verdad, la esencia de algo, del ser. Aristóteles crea un tipo de fórmula.

  • Decir de lo que es que es / y / decir de lo que no es que no es = eso es verdadero
  • Decir de lo que es que no es/ y / de lo que no es que es = eso es falso

 
Como ultimo ejemplo, también me gustaría mencionar a Rene Descartes quien también formula un método para conocer la verdad. A pesar de proponer este método, Descartes llega a la conclusión de que sólo hay un hecho del que no cabe la menor duda, de que si piensa, entonces, sabe que existe. El ser humano puede imaginarse sin cuerpo pero es inconcebible que uno se imagine sin mente, ya que en el mismo acto de la imaginación, se esta ejecutando la acción indeseada por lo tanto, si pensamos, estamos existiendo.
Estos otros ejemplos, son una muestra de cómo a través del tiempo el ser humano a intentado desarrollar métodos que nos acerquen a la verdad. ¿Cuál es el método que el psicoanálisis utiliza? Y ¿qué verdad es la que el psicoanálisis quiere encontrar? Pienso y hasta donde mi experiencia me ha llevado, que no es posible conocer la verdad, coincido con que tenemos muestras de lo que en un tiempo y lugar determinado consideramos la realidad y por lo tanto es nuestra verdad del momento. Luis Martin Cabré (2006) en su artículo Nec joco quidem mentiretur! Algunas consideraciones clínicas de Ferenczi sobre la naturaleza de la verdad psíquica y la función terapéutica de la interpretación menciona “El mismo Freud (Freud, 1937), años después de la muerte de Ferenczi, aseguraba que <<la relación analítica se funda en el amor por la verdad y no tolera ni ficciones ni engaños>> y con mayor contundencia aún en la carta a J. Putnam afirmaba que <<el gran aspecto ético del trabajo psicoanalítico es la verdad y siempre la verdad>>. Del mismo modo, analistas posteriores como Yankelovich y Barret (1969), Meltzer (1967) o Bion (1970), han considerado también que lo nuclear del análisis y la finalidad misma del movimiento psicoanalítico radica en un compromiso incuestionable con la búsqueda de la verdad, o si se prefiere de la verdad psíquica […]”(Cabré, 2006, pg. 87). En el caso de las interpretaciones que hace el psicoanálisis mi postura radica en que efectivamente el paciente vive una realidad en su momento y a lo largo del análisis se vivencia de nuevo la manera en que interpretó su realidad y se re construye en la relación analista y analizando para construir una nueva realidad y que nuevamente vivirá como verdad, pero, siempre cuestionado nuevas posibilidades de interpretación. “Freud señalaba en cierto modo la fragilidad teórica que suponía entender la interpretación como el desvelamiento de una verdad material, histórica e inconsciente que se ocultaba a la conciencia del paciente y que era totalmente ajena a la persona del analista” (Cabré, 2006, pg. 89).
No podemos hablar de una verdad absoluta, así como tampoco de una verdad psíquica ya que esta puede ser alterada por mecanismos inconscientes como la represión y de esta forma los eventos pueden de alguna forma ser modificados en contenido como medida de protección ante la angustia que pudiera provenir. Dentro de aquella búsqueda del psicoanálisis por el self genuino del sujeto, como dice Racker “la técnica psicoanalítica es […] todo para llegar a ser lo que se es, puesto que no hace otra cosa que intentar devolver al ser lo que es suyo y lo que, en el camino de su vida, en el ínterjuego de conflictos internos y sucesos externos, él había perdido o no había podido desarrollar” (Racker, 1970, pp. 25-29). Tengo el caso de un paciente que en diversas ocasiones llego a relatar como su padre era un hombre imponente, demandante, frío y con el cual no podía tener una cercanía emocional. A través de los meses parecía que esa verdad histórica se iba modificando hasta que en un momento comentó que en verdad su padre no era tan malo como el lo aseguraba sino que era la manera en la que él lo vivía por cuestión de las catexias depositadas en ese objeto muy idealizado y por otro lado por identificación con su madre que realizaba comentarios similares a los del paciente. Llegó un momento en el paciente en que “la verdad o la realidad” de lo que en algún momento afirmaba que era “verdadero o real” cambió. Me pregunto, a lo largo de nuestra vida, ¿cuántas modificaciones de perspectiva de un mismo evento podemos tener?. En relación sobre la actitud que debe tener el analista en relación a la verdad del paciente, Cabré nos dice “la humildad del analista implica por tanto fundamentalmente creer al paciente, creer en su <<verdad psíquica>>, creer en la versión de sus afectos, en sus miedos, en su dolor, en sus delirios y creer en todo ello hasta sus ultimas consecuencias, es decir, estar dispuesto a sacrificar las propias teorías y las propias convicciones interpretativas cuando estas no funcionan o resultan clínicamente ineficientes, y contrarrestar así el <<fanatismo interpretativo>> (Ferenczi y Rank, 1924)” (Cabré, 2006, pg. 91).
Finalmente, opino que el concepto de verdad en psicoanálisis es inasible, pero lo que sí es un hecho es que a lo largo del análisis el sujeto va reconstruyendo nuevas experiencias tanto de sí mismo como de sus recuerdos, de sus aseveraciones y creencias de viejos tiempos para construir una nueva realidad que no es estática ni definitiva ya que en algún momento tal vez pueda requerir adaptarse a nuevas experiencias en la vida. Analista y analizando van formando nuevos significados, nuevas verdades que lleven al sujeto a una mayor adaptabilidad social y a un sentimiento de armonía con sí mismo. No hay una definición de verdad en psicoanálisis sino muchas formas de entenderla, ya que lo que hoy creemos mañana podrá cambiar. “La narración del paciente adquiere el valor de <<realidad>> y sobre todo de <<verdad>> sólo dentro de ese dispositivo tan especial que es el <<encuadre>> analítico donde el discurso se convierte en un discurso <<vivo>> y el saber es un saber que sostiene la existencia porque alguien, el analista, escucha las palabras del paciente como verdad” (Cabré, 2006, pg. 94).
 
Bibliografía

  • Cabré, L.J. (2006). Nec joco quidem mentiretur! Algunas consideraciones clínicas de Ferenczi sobre la naturaleza de la verdad psíquica y la función terapéutica de la interpretación. Rev. Psicoanál. Asoc. Psico. Madrid, 47(6):87-102
  • De Miguel, J.(1997). Sobre la génesis del pensamiento y la verdad en psicoanálisis. Rev. Psicoanál. Asoc. Psico. Madrid, 25 : 1007 – 122
  • Freud, S. (2012). Presentación autobiográfica. Inhibición, síntoma y angustia. ¿Pueden los legos ejercer el análisis? y otras obras. 2da ed. Buenos Aire: Argentina
  • Kanan, E. citada en: Sociedad Psicoanalítica de México,(2001). Gradiva Antología, 1era Ed. D.F : México

 
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