“¿Qué podemos aprender de la sexualidad femenina y masculina con los clics de un sitio porno?”

Autor: Edgar Ventura

 

Al formularme esta pregunta no puedo evitar pensar en uno de los pornógrafos más importantes de la historia humana y como sus trabajos filosóficos nos puede ayudar a pensar cómo responde la gente ante la libertad radical y el libre albedrío cuando se le presentan muchas opciones para alcanzar su satisfacción.

El Marqués Donatien de Sade es una figura a la que me remonto para intentar comprender cómo es que el individuo se puede comportar cuando se le pone enfrente una gama de opciones sexuales y de satisfacción bajo la segura protección de la intimidad de un libro y su lector o, acudiendo a un ejemplo más actual, de un cibernauta y su computadora.

En su libro “Los 120 días de Sodoma” se propone a enumerar actos sexuales que en el momento se consideraban prohibidos y perversos, desde el sexo oral hasta los actos de agresión por lo cual se acuñó el término “sádico” pasando por actos cropofílicos y fetichistas. En un momento su trabajo fue considerado controversial e inclusive incendiario. Fue prohibido y condenado por múltiples instituciones y aunque con el tiempo algunos de los acto que describe se han normalizado por lo cambios de la cultura la mayoría siguen siendo prohibidos y rechazados. Aunque es difícil proponernos a desentrañar los motivos de un autor para concretar su obra y la mayoría de las veces es poco provechoso en este caso me parece lícito y menester ya que puede darnos pie a considerar los alcances meta-narrativos de esta y a comprender como la reacción de un individuo o población frente a un elemento sexual puede darnos información valiosa sobre las personas y sus deseos.

Y es que más allá de buscar escandalizar al público o intentar perpetrar una “neosexualidad” en la época que vivía a mi parecer buscaba generar una paleta de situaciones y tipos de relaciones entre personas. Generar un espectro en el cual inevitablemente encontraríamos en nosotros mismos sensaciones de asco o atracción, de identificación o no reconocimiento que ultimadamente nos llevan a develar la naturaleza verdadera de nuestro deseo.

“Desprecias a nuestros libertinos por practicar tal o cual vicio? Pues bien, también ellos te desprecian por practicar tal o cual virtud. En último análisis a nadie le importa, y menos que a nadie a la naturaleza, la cual, al darnos nuestras aficiones no pudo dejar de comprender que no habíamos de guiar por ellas”. (Sade, 2005)

Al final todos ejercemos una forma de sexualidad, ya sea de nuestra elección o no, y esta elecciones sin duda alguna simbólica de cómo están conformadas ciertas partes de nuestra psique y cómo es que nos relacionamos con los demás. Hay elementos transferenciales en estos actos que hablan de nuestro desarrollo y personalidad. Todas las cosas que nos excitan, que nos solazan y que nos seducen hablan del tipo de hombre y mujeres que somos, no necesariamente en el sentido moral o en términos de normalidad o desviación, si no en términos de lo que la riqueza subjetiva que tenemos y lo que intentamos replicar de la misma. Habla de nuestra historia de vida.

Esta idea regresa en una óptica psicoanalítica desde la perspectiva de Joyce McDougall quién en su artículo “Sexualidad y lo Neosexual” se da a la tarea de comprender las múltiples manifestaciones que puede tomar el impulso libidinal y “los mil y un disfraces de nuestra sexualidad”. (McDougall, 2000).

Se propone que muchas veces la sexualidad adulta puede estar permeada de miedos de castración, aniquilación e inclusive muerte por eventos traumáticos a corta edad. Ante estas angustias el individuo intenta resolver su conflicto a través de desviaciones que le permiten acceder a vínculos amorosos y relaciones sexuales. Así mismo más adelante pueden llegar fantasías perturbadoras sobre la escena primaria que cuando no pueden ser integradas para generar un erotismo genital adulto devienen en formas de excitación pre genital como lo la deglución mutua o intercambios erótico-anales. (McDougall, 2000).

Posteriormente llegamos a la etapa edípica que cuenta con dos dimensiones, la homosexual y la heterosexual, en la que se desea pertenecer a ambos sexos y poseer los órganos sexuales de la madre y el padre para ser como ellos. El deseo de poseer todas las ventajas y dones de ambos padres, así como a ellos en sí, persiste en la vida inconsciente del adulto, ya sea de maneras más explícitas como en la selección de pareja bisexual o de formas más crípticas y enredadas, cómo síntomas o en rasgos. (McDougall, 2000).

Puede ser por todo esto que la paleta de colores y tonos que se encuentran en la sexualidad humana es tan variada. Nuestro gustos no solo hablan de nuestros deseos y fantasías si no de nuestras frustraciones y carencias y de cómo intentamos acomodarlas a través de nuestra sexualidad. Todas estas se manifiestan en los productos de consumo cultural a los cuales tenemos acceso diariamente.

Habiendo establecido que es posible conocer una parte de la conformación psicológica e historia de vida de un individuo o población a través de sus preferencias sexuales, sus hábitos y conductas en situaciones o con materiales que producen excitación surge la necesidad de encontrar una herramienta que nos facilite el conocer qué es lo que buscan la personas para satisfacer, aunque sea parcialmente, sus fantasía y necesidades sexuales.

Afortunadamente, al vivir en la época del panóptico virtual, en donde todo lo que hacemos en línea es almacenado y forma parte de la afinidad estadística a la que el discurso científico busca ligarnos, podemos encontrar numeraria de casi cualquier tema. Y, con la perspectiva psicoanalítica, dichos números tienen mucho que decirnos.

Pornhub.com es uno de los sitios pornográficos con más tráfico a nivel mundial desde su lanzamiento hace 10 años. Tiene alrededor de 28.5 billones de visitas anuales, 81 millones al día. 3732 petabytes de contenido sexual han sido transmitidos por este sitio a casi todos los rincones del planeta. Con el fin de no caer en una metáfora cliché solo diré que eso es suficiente para almacenar la información necesaria para mandar al hombre a la luna una cantidad obscena de veces. (Pornhub, 2017).

Al darse cuenta de los insumos de información a la que tiene acceso la compañía decidió abrir un centro de investigación llamado “Pornhub insights” el cual hace análisis y estadística de los géneros más vistos y los patrones de consumo de los visitantes de todo el mundo que ingresan al sitio. Se segmenta por temporadas, sexos, países y búsquedas. Se hizo una breve revisión del contenido del informe anual de 2017 y se optó por recabar los apartados más vistos por género con el fin de examinarlos bajo el paradigma psicoanalítico y así comprender un poco más a fondo los retos del desarrollo, aparentemente más importantes, de la población mundial.

Algo que vale la pena recalcar en un trabajo que busca hacer una descripción de la sexualidad femenina en contraste con la masculina es que se entiende que ambos géneros tienen retos del desarrollo distintos, prescritos por la cultura, el medio y mediados por las capacidades del individuo. Hay muchas similitudes en nuestro progreso a la maduración y los nuevos aportes teóricos de la psicología profunda nos pueden llevar a pensar que no hay diferencias fundamentales entre el devenir hombre o mujer sexual de las personas si no variaciones en la expresión del conflicto y la elaboración. Como diría Andrés Gaitán “Nuestras similitudes son más que nuestras diferencias”. (Gaitán, 2018)

Dicho esto, a mi perspectiva, se justifica el hacer la diferenciación y comparación de géneros para entender, quizá, cuáles son las variaciones del desarrollo, fantasías, deseos e inclusive problemas que tienen mayor penetración y relevancia en cada grupo. Muchos piensan que del conocimiento y el reconocimiento nace la empatía.

Mi razón para intuir que los números de visitas de un sitio porno y las elecciones que se hacen en el mismo tienen una correlación con el tipo de sexualidad que ejerce predominantemente una población es el principio del determinismo sobre el cual Freud buscó cimentar la teoría de lo inconsciente y en el cual se apoya el método del psicoanálisis. Este punto es mejor expresado por él mismo en su texto “Introducción al psicoanálisis” cuando habla sobre la importancia de tomar en cuenta los actos fallidos como productos importantes de la psique. Comenta que si consideramos que hay “sucesos tan ínfimos que se salen del encadenamiento del acaecer universal se quebranta el determinismo de la naturaleza y se echa por tierra toda la cosmovisión científica”. (Freud, 1917)

Hay un sistema asociativo meta-psicológico por el cual funciona la mente humana y puede ser visto en las cosas que producimos y consumimos por medio de la proyección. En pocas palabras vale la pena no ignorar las producciones culturales o asumir que son arbitrarias o al azar. Están ligadas al zeitgeist de los individuos que conforman la sociedad. Hay una idiosincrasia de por medio cuando se habla de la pornografía que se produce y consume.

Por otra parte se podría hacer una comparación entre la visita a un sitio porno y la visita al de un niño al consultorio de un analista. El niño ha de tener una gama de juguetes y materiales con los cuales podrá poner en el exterior su mundo interno y actuar lo que está pasando en un determinado momento de su vida. No habrá una coerción o seducción hacia ningún juguete que no venga del mismo y su elección será significativa e interpretable para el observador atento.

A mi parecer lo mismo sucede con el cibernauta que accede al sitio, tiene una gama de escenarios sexuales de los cuales podrá disfrutar, el que elija estará íntimamente ligado con sus prohibiciones y sus predilecciones. Hará su juego erótico con el contenido que le permita hacer la mejor representación de su mundo interno y obtener la mayor cantidad de satisfacción. Y su elección puede ser entendida.

Para la sorpresa de muchos de los que no están familiarizados con los preceptos de la teoría psicoanalítica los 3 términos más recurrentes en las revisiones de pornhub fueron “Step-mom”, “MILF”y “Mother”.

Si seguimos la premisa de que la pornografía está siendo un artefacto para actuar la elaboración de la sexualidad del individuo y una representación de su situación psicosexual se puede inferir que en muchos individuos hay una fijación o conflictiva edípica que exhorta al sujeto a desear todavía a su objeto original. Sin embargo la culpa lo lleva a reprimir este deseo y sacarlo en satisfacciones parciales como el ver pornografía relacionada con el incesto materno.

Cabe recalcar que seguramente es muy posible que la mayoría de los usuarios no pueden hacer la conexión de lo que ven en la computadora y sus propios deseos reprimidos. Si lo hicieran seguramente la categoría sería escasamente visitada debido a las prescripciones y prohibiciones sociales extremadamente vigentes en la mayoría de los contextos y situaciones humanas.

No es nada nuevo que una gran parte de la población tiene dificultades con el complejo de Edipo y es uno de los retos más importantes a tratar en el análisis. Aun así me parece valioso que detectemos referentes de este fenómeno en las representaciones culturales. En especial un ejemplo tan grande.

Por otra parte es interesante ver que se puede establecer un espectro de cercanía con el objeto original a raíz de las 3 categorías revisadas. La más lejana es MILF en la que usualmente es una mujer madura o madre explícitamente de alguien más que del personaje o camarógrafo. Después está Step-mom en la que se establece una cercanía entre los personajes pero se válida y se escapa del tabú por la aclaración de que no hay parentesco genético de los individuos. Por último está “Mom” en la que cabalmente se busca a la figura materna desde la perspectiva del observador, fungiendo en el video el rol de madre. Muchos de los videos de esta categoría manifiesta el incesto explícito y la incompetencia del padre.

En cuanto a las mujeres es posible ver que hay mayor variación en las tendencias principales categorías principales. La categoría más visitada es Lesbian y si tomamos en cuenta lo revisado de los hábitos de los hombres en el párrafo pasado nos damos cuenta de que la pornografía es una forma de satisfacción de deseos que quizá no empatan con el ideal del yo o con las prohibiciones y costumbres del medio.

También es posible considerar que una gran parte de la población femenina que visita sitios porno tuvo una variación edípica que lo hizo mantener cómo objeto predilecto a la mujer partiendo de la simbiosis de la madre o que muchas mujeres heterosexuales conservan núcleos homosexuales que obtienen saciedad a través del mundo virtual. Viviendo una fantasía asistida que les permite disfrutar de lo heterosexual y lo homosexual al mismo tiempo.

El punto es que difícilmente la totalidad o la mayoría de las mujeres que visitan al sitio son homosexuales, lo cual implica que es posible que muchas mujeres manifiesten su bisexualidad a través de este medio y satisfacen deseos sexuales latentes. O puede ser una curiosidad constante por parte de ambos sexos sobre la condición del otro que se manifiesta con mayor facilidad en las mujeres. Lo anterior tampoco es algo nuevo, es derivativo de todo lo dicho sobre la bisexualidad inherente del ser humano. En lo inconsciente quedan remanentes de cuando queríamos ser todo y tener todo.

Después tenemos “Big Dick”. Siguiendo los pasos del padre del psicoanálisis diré antes de enunciar mis postulados que no creo comprender mucho de las motivaciones femeninas en esta instancia del escrito y se necesitaría más investigación clínica con experiencias relatadas en el consultorio por mujeres en busca de un miembro masculino grande y su correlato inconsciente.

Dicho esto hay que recordar que el pene es un símbolo fálico y con su condición de símbolo fálico remite a los atributos usualmente vistos como masculinos como lo son la audacia el poder y la violencia. Estos atributos son deseables para mujeres tanto para hombres y hay distintos caminos para obtenerlos en ambos casos. No estoy seguro si el deseo es de recibir y por ese camino poseer o tenerlo y así podérselo dar a alguien más. En otras palabras es difícil definir si las mujeres que ven esta categoría se ponen a sí mismas como la mujer que recibe el falo o como el hombre que lo da a nivel inconsciente. (Gardiner, 2012).

Hay una diferencia psicológica importante entre ambas fantasías por lo cual no me atrevo a definir alguna pero esta podría ser una de las explicaciones de por qué este contenido tiene tanta popularidad en el sitio. Si es verdad que las mujeres prefieren ponerse en el lugar del que tiene el pene en el video puede ser un gran ejemplo de la elaboración de lo que comúnmente se entiende como “envidia de pene” útil para la validez del constructo y para unir más la teoría y la práctica en psicoanálisis por lo cual valdría la pena investigar más a fondo el fenómeno en el consultorio. (Gardiner, 2012).

Otra explicación posible es que el hecho de que se busque el “gran pene” puede hablarnos de una acción sobre compensadora para solventar una carencia de la persona que lo busca, ya sea debido a su mundo externo-material (por ejemplo por las carencias de su pareja) o por su mundo interno-subjetivo y su relación con su cuerpo. Así mismo no hay que olvidar que hay una percepción cultural de que a mayor tamaño hay mayor “poder” o satisfacción para la mujer. Eso lo convierte en un objeto de deseo y una fantasía consciente recurrente. La estética y lo anhelado muchas veces es definido por la cultura y el discurso social dominante.

Todo lo dicho anteriormente no parece aportar nada muy novedoso al entendimiento del desarrollo sexual contemporáneo. Sin embargo si nos ha dado una breve descripción poblacional de qué es lo que las personas buscan y cómo esto podría relacionarse con su personalidad desde el punto de vista psicoanalítico. Algo que hay que recordar es que, aunque los hábitos de consumo pueden ser una herramienta para entender el mundo interno de los individuos, no necesariamente hay una correlación directa entre lo que uno disfruta y cómo uno está estructurado. La realidad rara vez es suficiente para cumplir con la demanda de satisfacción que tenemos y por ello recurrimos a la fantasía. La pornografía bien podría ser un catalizador para disfrutar, de cierta manera, de todo lo que no tenemos en el mundo externo. Es posible que sea una muleta para ayudar con la herida narcisista de no poder ser y hacer todo o no poseer a nuestros objetos originales.

Por otra parte también hay que tomar en cuenta las limitaciones de este trabajo y los huecos que hay en la información proporcionada. Hay que pensar que no se sabe la distribución de hombres y mujeres del grupo, las edades, la orientación sexual y muchos otros factores relevantes que puedan incitar al sujeto a elegir una u otra cosa. Este solo es un ejemplo de cómo las personas involucradas en la salud mental pueden utilizar los productos de consumo cultural de los individuos y grupos para entender mejor su vivencia subjetiva e inclusive su psicodinamia.

En términos de género podemos decir que más allá de calidad de consumo y variabilidad de categorías no hubo mucha diferencia. En ambos casos se utilizó la pornografía para dar rienda suelta a los deseos prohibidos o no integrados por la persona. Para solventar las faltas que nos deja la especificación que conlleva la maduración de la persona. Somos parecidos en el proceso constante de construcción y deconstrucción del sí mismo y nuestra búsqueda constante de nuestra verdad.

Si quedan preguntas importantes nos son, a mi parecer, de contenido si no del proceso y la experiencia de los hombres contrastada con la de las mujeres. Algunas podrían ser “Por qué se diferencian más los grupos principales de las mujeres?” y ¿Qué tan importante es la pornografía para cada género?

En conclusión, vale la pena pensar frases como eres lo que comes como una alusión al determinismo que hace que la relación que tienen las cosas que queremos con lo que somos. Vale la pena preguntarnos por qué nos gusta lo que nos gusta, de dónde vino ese gusto y qué ganamos o perdemos teniendo el mismo. En cuanto al estudio del tema creo que vale la pena considerar esta nueva pornografía que es casi infinita, específica a las necesidades y deseos de casi cualquiera. Que es constante, accesible y cada vez más cotidiana. Y cómo esta influye en el desarrollo psicosexual de la persona, en sus relaciones y en su vida diaria. Vale la pena pensar que elementos psicodinámicos, especialmente los relacionados con la frustración y la satisfacción inmediata, se verán beneficiados y afectados por esta nueva faceta de la vida humana que, por lo que dicen los números, parece haber llegado para quedarse.

 

Bibliografía:

  • McDougall, Joyce. “Sexuality and the Neosexual”. 2000
  • Sade, Donatien. “Los 120 días de Sodoma” Edición 2005
  • com/insights 2017
  • Gaitán, Andrés. “Seminario de conceptos básicos de psicoanálisis de la Sociedad Psicoanalítica de México”. 2018
  • Freud, Sigmund. “Introducción al psicoanálisis” 1921. Tomo XV Amorrortu. Pag. 6.
  • Bergmann, Martin. Öedipus Complez and Psychoanalytic Technique”. Psychoanalytic Inquiry, 30:535–540, 2010.
  • Gardiner, Judith K. “Female Masculinity and Phallic Women-Unruly Concepts”. 2012