Psicoanálisis y la Teoría de los Holones.

Autor: Antonio Galván

En 1900 Freud, publica su obra principal, La interpretación de los sueños. Texto, cuya importancia radica en el hecho de que, entre sus páginas, Freud va planteando las bases para explicar el psiquismo humano. Es en esta obra donde se comienzan a plantear cuestiones como: que los sueños son la vía regia a aquello que llamamos inconsciente, los deseos ocultos en nuestra propia mente y los principios de condensación y desplazamiento, entre muchos otros. De hecho, dicho texto es iniciado con una compilación, extensa y detallada de las teorías antes planteadas sobre lo que son los sueños y la forma que, hasta entonces, se tenía para interpretarlos y entenderlos. Freud, va haciendo un recorrido desde la filosofía hasta los métodos anteriormente utilizados para descifrar los sueños. Esto con el fin de descartar, corroborar o debatir las ideas antes dichas sobre el tema en cuestión y así, postular una tesis propia que sea completa y reconocida.

Posteriormente en 1913, Freud escribe Tótem y tabú. En dicha obra, Freud explica la relación de ciertos fenómenos sociales que reflejan cuestiones psíquicas del ser humano. Dentro de éste texto, el autor hace uso de la estructura social de las tribus totémicas, ya que dicha estructura, refleja fenómenos del mundo interno de las personas durante la infancia. Para poder plantear dicha idea, Freud utiliza textos e investigaciones de antropólogos y sociólogos que explican el comportamiento de las tribus totémicas y así postular una teoría mejor fundamentada.

Lo anterior, solo refleja dos ejemplos de los numerosos existentes, en donde Freud, utiliza textos e ideas planteadas por otras disciplinas para postular una explicación mejor sustentada sobre los fenómenos mentales que les suceden a las personas. Así, el psicoanálisis puede crecer y enriquecerse por lo dicho en otras áreas del conocimiento, de tal forma que las teorías y el pensamiento psicoanalítico tenga un mayor sustento para comprender la psique humana. Es con este espíritu de cooperación entre disciplinas en pos del entendimiento, que ahora entraré al tema principal de éste trabajo.

Dentro de los diferentes temas que hoy en día se hacen presentes en la vida cotidiana, el tema de género ha ido tomando un lugar central en las discusiones usuales y en las noticias diarias. Con esto, recuerdo una anécdota que muestra lo anterior: una colega me relata el hecho de que en algunos países, había un movimiento pequeño que exigía el cambio de la palabra “cuerpo” puesto que al terminar con la letra “O” esto sólo se refiere a los cuerpos masculinos, y debería plantearse la palabra “cuerpo” cuando nos referimos a un hombre, y “cuerpa” cuando nos referimos a una mujer. Aunque extraño, esto refleja el incremento sobre el tema de género en las discusiones actuales, y por lo mismo el psicoanálisis se ha inmiscuido en las discusiones dichas anteriormente, con la teoría clásica y algunas más actuales ante dicho tema.

Sin embargo, ha llamado mi atención, el hecho de no recurrir a teorías de otras disciplinas que explican los fenómenos de género y de sexualidad, desde otras visiones. Considerando que con dichas teorías, el entendimiento del tema de género y sexualidad sería enriquecido y mejor comprendido, incluso es posible que estas teorías planteen cuestionamientos que anteriormente no habían sido considerados y discutidos con la profundidad necesaria. Una de dichas teorías, es la teoría de los holones, postulada por Eusebio Rubio. El autor postula, que el intento de explicar la sexualidad humana desde sólo una postura terminará siendo incompleto y erróneo, ya que “Uno de los problemas epistemológicos más importantes en esta área del saber científico, es el hecho de que con frecuencia se confunde un método para averiguar un saber con el saber mismo” (Rubio, 1994).

Según Rubio, esto sucede por la falta de conceptos cuya aplicabilidad sea vertical, es decir, que estos conceptos puedan ser utilizados dentro de cualquier postura que se elija y así no desechar cuestiones que son implícitas de los fenómenos a explicar. Entendiendo así que: la sexualidad humana es un fenómeno, social biológico, psicológico y cultural, “Cualquiera que sea el que se quiera estudiar: biológico, psicológico, social, cultura, las características de los sistemas presentes en un nivel aparecerán en los otros” (Rubio, 1994). Así, esta teoría permite el entendimiento de la sexualidad humana de una forma integral y es a través de su teoría que Rubio busca lograr dicho sistema general que permita la inclusión de cada sistema en la comprensión de lo que llamamos sexualidad, género, etc. Dicho sistema general se divide en cuatro holones distintos, los cuales, consideran dentro de su explicación a cada uno de los caracteres que fueron mencionados anteriormente. Ahora, procederé a explicar la teoría de los holones con mayor profundidad para mejorar su entendimiento.

La teoría de los holones

En diferentes ciencias, se utiliza el sufijo on para comprender que son partes constituyentes de un sistema, pero que tienen un sistema en sí mismos, por ejemplo: electrón, protón, neutrón, etc. Mientras que el prefijo holos viene del griego que quiere decir, todo. Así, un holon es un subsistema que en conjunción con otros tres intentan explicar todas las características que comprende la sexualidad humana. Entendiendo claro, que cada holon es un subsistema en sí mismo, lleno de complejidades e integraciones que no pueden ser tomados como algo poco significativo pero que se relacionan con los otros tres presentes en el sistema completo de la sexualidad. Ya entendiendo lo que es un holon, lo que corresponde a continuación, es el entendimiento de los cuatro subsistemas que comprenden a la sexualidad humana según Rubio. Los cuatro holones que componen el sistema de la sexualidad humana son: reproductividad, género, erotismo y vinculación afectiva.

El holon de reproductividad humana, se refiere a la “posibilidad humana de producir individuos en gran medida similares (que no iguales) a los que los produjeron, como las construcciones mentales que se producen acerca de esta posibilidad” (Rubio, 1994). Con esto se refiere a que dentro del subsistema de la sexualidad humana, la reproductividad no se refiere al hecho de tener descendencia per se sino a toda la concepción mental del hecho, la potencialidad biológica y las consideraciones sociales y culturales sobre el hecho de engendrar descendencia, es decir, no es necesario pasar por el embarazo y la labor de parto, para que la reproductividad haga parte de la vida sexual del individuo, debido a las concepciones mentales y sociales sobre el tema.

El segundo holon a mencionar es el holon del género. Rubio entiende al género como: “la serie de construcciones mentales respecto a la pertenencia o no del individuo a las categorías dimórficas de los seres humanos: masculina y femenina” (Rubio, 1994). El autor aclara que este holon, es el que mayormente permea en la identidad del individuo, ya que es parte esencial del reconocimiento personal: “yo soy hombre, yo soy mujer” son las dos posibilidades que se plantean como parte de la identidad. A su vez, es con esta identidad de género que un individuo va a relacionarse con el grupo social referente a ese género de una forma y con los del género opuesto de otra forma, sin dejar fuera claro, la parte biológica que juega un papel importante debido a las manifestaciones anatómicas del género en cuestión.

El tercer holon es el holon del erotismo. En el cual se ven comprendidos: “los procesos humanos en torno al apetito por la excitación sexual, la excitación misma y el orgasmo, sus resultantes en la calidad placentera de esas vivencias humanas, así como las construcciones mentales alrededor de estas experiencias”(Rubio, 1994). El autor a su vez plantea que, así como el género es parte integral de la identidad, también existe una identidad erótica. Esto sustentado, entre otras cosas, por la cultura, “Los sociólogos y antropólogos, han identificado guiones de la conducta erótica en cada una de las culturas…una de las primeras consecuencias del estudio transcultural, es la identificación de códigos de conducta diversos, que permiten la visualización del carácter relativo de las normas de conducta erótica vigentes en nuestra cultura” (Rubio, 1994).

El holon final de esta teoría es el de la vinculación afectiva interpersonal. Éste subsistema se comprende como: “la capacidad humana de desarrollar afectos intensos (resonancia afectiva) ante la presencia o ausencia, disponibilidad o indisponibilidad de otro ser human en específico, así como las construcciones mentales, individuales y sociales que de ellos derivan” (Rubio, 1994). Según el autor, la vinculación humana se da gracias a los afectos provocados por las actitudes y conductas que los terceros tienen para con el individuo. En este holon, parece predominar el carácter sociológico, sin embargo, la teoría del apego en psicología y la necesidad de cuidado que un bebé necesita por parte de su madre es de larga duración, esto debido al desarrollo biológico del sujeto. De esta forma, dicho holon se caracteriza por los patrones de relación que son necesarios y a la vez deseados por el individuo como parte de la sexualidad humana.

Es con estos cuatro holones, que Rubio intenta hacer un sistema general que comprenda cada aspecto de la sexualidad humana. Sin embargo, la relación e interacción entre ellos es el factor esencial de la teoría. Con esto, me refiero al hecho de que las identidades tanto erótica como de género, sólo pueden ser logradas y llevadas a la meta reproductiva (si es que eso es lo que se desea) gracias a la vinculación afectiva que se tienen con otros sujetos. Además cada holon tiene su aspecto, biológico, psicológico, social y cultural que es considerado dentro de la definición misma de cada subsistema.

Identidad, self y teoría de los holones.

Ahora, quisiera centrarme específicamente en cómo estos elementos van constituyendo la identidad de los individuos. Los postulados de Rubio, se han ido implementando de a poco en las disciplinas que tienen por objeto de estudio al ser humano. Con esto, es entendible que diferentes autores apliquen dicha teoría para postular ideas nuevas. Entre ellos se encuentran, Guzmán y Bolio, quienes en su libro Construyendo la herramienta perspectiva de género: cómo portar lentes nuevos, utilizan la teoría de los holones para plantear diferentes ideas de la aplicación de la teoría de Rubio en el rubro específico de la identidad de género. Para ello, Guzmán y Bolio, explican que el sexo y el género son dos elementos diferentes dentro de la constitución de la sexualidad humana. Siendo el sexo todo aquello que se refiere a las características anatómicas, tales como: Pene, Vagina, Senos, Testículos, etc. Y el género es un constructo social que se realiza en un determinado tiempo y en una cultura específica. A su vez, el sexo es una característica dada por natura, mientras que el género es algo aprendido y elegible.

Entendiendo lo anterior, los autores mencionan que la identidad de género “se refiere al sentimiento de pertenencia a la categoría femenina o masculina, que no deriva mecánicamente de la anatomía sexual o de las funciones reproductivas, sino que cada grupo humano elabora significados sobre el origen y las consecuencias de estas definiciones” (Guzmán y Bolio, 2010). Así, se entiende que la identidad de género puede ser independiente de las características sexuales y es, más que nada, lo aprendido por pertenecer a un derivado grupo en la dicotomía femenino o masculino, esto claro, dependiendo del momento histórico y el grupo sociocultural al cual se pertenece.

Lo postulado anteriormente, si bien tiene cierto sustento, es debatible. A mi juicio la separación de sexo y género es correcta en fines académicos, definiendo al sexo como las características anatómicas que le distinguirán a uno, como macho o hembra de la especie, dando así la identidad sexual. Mientras que la identidad de género es lo que define al individuo como femenino o masculino, dependiendo de lo que uno identifique como uno u otro. Sin embargo, considero que en la práctica, es esencial la unión de ambos conjuntos de características, para la creación de una identidad integral y completa que lleve al individuo a decir “este soy yo”. Para explicar mejor dicho punto, utilizaré el concepto del self y los fenómenos que le conforman para la creación de una identidad.

El self, es la entidad psíquica, constituida por fragmentos del yo, el ello y el superyó, que representa la visión que uno tiene de sí mismo, puesto que se distingue al self del concepto del yo. “Mientras que el primero es la representación del sí mismo, el segundo constituye una de las tres instancias…Así el self es una parte de cada una de las tres instancias” (Bleichmar, 1989). Propuesto por Kohut, el self hace referencia a aquello que le da al sujeto su identidad, siendo la representación mental de uno mismo. Kohut (Leído en Bleichmar) define que el self se forma debido a los diferentes introyectos de las figuras primarias: “Algunas experiencias narcisistas más intensas se relacionan con objetos; objetos que, o bien están al servicio del self y la preservación de su investidura instintiva, o bien son vividos como parte del self. A estos últimos nos referimos con la expresión objetos del self” (Bleichmar, 1989). Así, el self se va construyendo a partir de estos objetos del self, que son referidos como la madre y el padre. Debe entenderse, que el self está compuesto por dos tipos de objetos, los nucleares y los orbitales. Siendo los nucleares, aquellos introyectos que se mantienen dentro de la coerción básica del self. Mientras que los orbitales, son aquellos introyectos que se encuentran dentro del self pero no son parte del núcleo, sin embargo, tiene el potencial de integrarse al mismo, durante el proceso de crecimiento de un individuo.

A su vez, Grinberg postula que el sentimiento de identidad dado gracias al self, se da como resultado de un proceso de interrelación entre tres vínculos de integración: el espacial, el temporal y el social. “el vínculo de integración espacial comprende la relación entre las distintas partes del self entre sí, incluyendo el self corporal…tiende a la diferenciación self-no self…el vínculo de integración temporal comprende las relaciones entre las distintas representaciones del self en el tiempo, estableciendo una continuidad entre ellas y otorgando la base del sentimiento de mismidad. El tercero o vínculo de integración social es el que se refiere a la connotación social de la identidad, y está dada por la relación entre aspectos del self y aspectos de los objetos.” (Grinberg, 1993). Con esto, se entiende que la identidad, cuando se encuentra construida de forma optima, permite la diferenciación del self-no self, mantiene una mismidad y se da gracias a la interacción del sujeto con sus objetos, ya que a medida que se identifica con ellos va creando introyectos que le permitan constituir el self nuclear y objetos orbitales a los que pueda recurrir en cierto momento.

Dentro de la explicación anterior, Grinberg menciona el papel del self corporal en el vínculo de integración espacial. Posteriormente, se explica con mayor profundidad lo que se entiende por self corporal. “El esquema corporal es la imagen tridimensional que todo el mundo tiene de sí mismo” (Grinberg, 1993) dicho esquema se va construyendo a partir de las percepciones y sensaciones kinestésicas en un espacio-tiempo determinado, “Disponemos de ciertas sensaciones; vemos algunas partes de la superficie corporal, tenemos impresiones táctiles, dolorosas, musculares y viscerales. Todo ello conduce a la experiencia inmediata de que existe una unidad corporal”. (Grinberg, 1993). Así, puede entenderse que el esquema corporal creado a partir de las experiencias sensoriales, constituyen la unidad más básica de la identidad, reconociendo al cuerpo como propio y es dentro de ese “envase” que se va depositando, cada uno de los introyectos que conformaran al self.

Ahora bien, Grinberg también menciona que la identidad sexual se ve claramente definida por el self corporal que se ha construido. “El sentimiento de identidad sexual se basa en experiencias corporales desde la más temprana infancia hasta la adultez (tocar y ver los genitales propios y ajenos y experimentar sensaciones, tensiones y gratificaciones en relación con ellos)” (Grinberg, 1993). Con esto se entiende que la identidad sexual se da por el conocimiento del propio cuerpo. Sin embargo, la identidad sexual no se limita sólo a esto, también comprende las fantasías que se desarrollan en producto de la misma, “A las fantasías básicas y universales, que tomarán un carácter específico en cada individuo en función de su historia personal y la experiencia vivida, se agregaran los significados a la masculinidad y feminidad por las pautas culturales en cada sociedad o grupo en una época histórica determinada” (Grinberg, 1993).

Comprendiendo lo postulado por Grinberg, se entiende que la propuesta de Guzmán y Bolio no contempla que la separación de identidad sexual e identidad de género sin considerar la interacción entre ambos, conllevaría a una pobre integración del self, puesto que el esquema corporal se vería no empatado con la identidad de género. Dejando sólo en el carácter psicológico la situación dada para la creación de la identidad y desechando lo biológico. Así, se caería en el error que advierte Rubio al decir que el método de estudio de un saber, se ha vuelto el saber mismo. A su vez, es innegable el papel de las características biológicas para la concepción de la reproductividad, ya que es claro que, dependiendo de las características anatómicas, el papel que un sexo u otro jueguen en la procreación será distinto, y por tanto, la concepción del individuo ante la misma será única.

Conclusiones:

Admito que el trabajo presentado plantea más dudas que respuestas, pues el tema de la identidad de género e identidad sexual, es amplio y complejo. Sin embargo, me es posible concluir que la teoría propuesta por Rubio nos permite discutir la posibilidad de que la sexualidad no sólo juegue un papel esencial en la vida anímica del ser humano, no sólo es sobre la reproductividad, el fin, las pulsiones o el objeto de deseo. Se comprende que es parte inherente en la construcción de la propia identidad. Comprendiendo que cada holon postulado, menciona la concepción que el individuo tiene sobre la reproducción, el erotismo, el género y la vinculación afectiva.

Considero que valdría la pena dedicarle a cada holon un trabajo específico para poder complementarlo con la teoría psicoanalítica. Sin embargo, admito que el intento de un sistema general de la sexualidad humana de Rubio, permite la consideración de factores que comúnmente se pasan por alto en la discusión que se hace de estos delicados temas.

 

Bibliografía:

  • Bleichmar, N., Liberman, C. (1989), El psicoanálisis después de Freud. México: Editorial Paidos. (pp. 392-394).
  • Grinberg, L., Grinberg, R. (1993), Identidad y cambio, España: Editorial Paidos. (pp. 11 y 12, 41-55)
  • Guzmán, G., Bolio, M. (2010), Construyendo la herramienta perspectiva de género: cómo portar lentes nuevos, México: Ediciones Universidad Iberoamericana. (pp. 19-41)
  • Rubio, E., Pérez, C. (1994), Antología de la sexualidad humana, Vol. 1, México: Editorial Porrúa. (pp. 17-46)