Psicoanálisis en la calle
Autor: Belem Álvarez
 
Al decir psicoanálisis en la calle me refiero a toda esa serie de pensamientos y actos que las personas con conocimientos de psicoanálisis y que están dentro de un proceso psicoanalítico, tienen y hacen fuera del espacio analítico y que de algún modo tiene intención plena de hablarlo en la sesión de análisis pero justo al llegar al diván se da el olvido de aquellos pensamientos  o acciones, y es hasta que vuelve a llegar a la calle cuando regresa aquello pensado (recordado) que se quiere trabajar pero “el olvido”(resistencia) no lo permitió además de que en los próximos acontecimientos en la vida del sujeto se repetirá el acto.
Freud en el artículo Recuerdo, repetición y elaboración habla acerca de que el anlizando tiene que tener la labor de dominar la crítica contra sus asociaciones, en observancia de la regla psicoanalítica fundamental (hablar) que le es impuesta dentro del espacio psicoanalítico, y es precisamente aquí donde surgen las ocurrencias espontaneas y los recuerdos encubridores.
Así por medio de interpretación, el analista revela al analizando resistencias que él mismo desconoce, y una vez vencidas éstas, el sujeto relata sin esfuerzo alguno las situaciones y relaciones olvidadas, consiguiendo esclarecer a si mismo por un instante su conflicto, sin embargo al salir del espacio analítico de nuevo actúa el olvido-resistencia, que lo lleva a repetir actos en otras circunstancias que tendrán consecuencias en la vida del sujeto haciendo lo pensar-recordar lo hablado en su análisis, llegando a generar ideas de sus propios conflictos y deseos de alteraciones en su realidad para cambiar, estas alteraciones pensadas se quedan en silencio durante las sesiones de análisis pues el propio sujeto no las suelta porque estás mismas son percibidas como penosas y no se ven como posibles en la realidad inmediata del sujeto, pues se mezclan con  recuerdos encubridores provocando  un sentimiento pesimista además de ver está idea como inaceptable para su analista (en transferencia).
Freud indica que:
“Cuando se le ha comunicado al paciente la regla psicoanalítica fundamental y esperamos oír un torrente de confesiones, éste, asegura no saber que decir  calla y afirma que no se le ocurre nada. Todo esto no es más que la repetición de una actitud homosexual que se ofrece como resistencia a todo recuerdo.”
“Mientras el sujeto permanece sometido al tratamiento no se libera de esta compulsión de repetir y acabamos por comprender que este fenómeno constituye su manera especial de recordar.”
“La transferencia es por si misma una repetición y no sólo sobre el médico, sino sobre todos los demás sectores de la situación presente.”
“tendremos pues que estar preparados a que el analizado se abandone a la obsesión repetidora que sustituye en él el impulso a recordar no sólo en lo que afecta su relación con el médico, sino también en todas las demás actividades y relaciones simultaneas de la vida. Cuanto más intensa es la resistencia, más ampliamente quedara sustituido el recuerdo por la acción.”
La actuación que hace el sujeto está contaminando sus relaciones y en el momento en que el analista lo interpreta va a ser más adaptativo, pero después de una elaboración.
Así un individuo puede sentirse perturbado cuando está en un proceso psicoanalítico y más cuando se sabe que estás situaciones ocurren , pero aún así se decide aguantar. Como ocurre a los candidatos en el entrenamiento psicoanalítico.
Olvido
Las personas que están en entrenamiento para ser psicoanalistas saben lo que es la transferencia, saben que olvidan, saben que actúan, etc. como elaboración; sin embargo, en infinidad de momentos se preguntan ¿por qué olvido?
Freud dice:

  • El olvido de impresiones, escenas y sucesos se reduce casi siempre a una retención de los mismos.
  • La amnesia infantil es compensada con los recuerdos encubridores.
  • Las fantasías son algo que no se recuerda porque no fue olvidado nunca fue retenido, ni llegó a ser consciente.
  • El olvido se limita a destruir conexiones, suprimir relaciones causales y aislar recuerdos enlazados entre sí.

El analizando no recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce como recuerdo sino como acto, lo repite sin saber.
El conocer esto e ir descubriendo más de la teoría a la par de conocer más de sí mismo, es angustiante, aquel sentimiento de pesimismo necesario para la comprensión del proceso por el que sus pacientes pasarán.
Y surge el autoanálisis como una condición inevitable.
Autoanálisis
Necesario en el proceso analítico de personas que pretendan psicoanalizar a otras personas.
De algún modo al estar fuera del espacio psicoanalítico por ejemplo en la calle, leyendo, viendo una película, en una fiesta, reunión etc. es común que a los candidatos en entrenamiento de psicoanálisis rasgos obsesivos surgen al detectar y pensar que el acto que se hace en situaciones de la vida presente del sujeto en análisis  es una compulsión a la repetición y se angustie por “no poder” lo hablar en el diván con su analista, pero si pensarlo.
De igual modo uno se pregunta ¿qué hace falta para poder elaborar?
Vemos elaborar como algo que se va hacer. Es completar algo cuando encuentras en algún lugar algo. Se tiene que hacer algo, es decir, provocar que se encuentre algo para  que se encuentre una respuesta a alguna duda de la propia existencia.
Algunos de los obstáculos que se presentan para elaborar:

  • Son los hábitos (por la dificultad de romper esquemas anteriores)
  • La autopercepción de las interpretaciones (inversión del tiempo)

Y de algún modo para algunos o todos los candidatos en entrenamiento psicoanalítico, el psicoanálisis es un trabajo, además de que se dedican a otras actividades, lo que implica tiempo que a veces esa “falta de tiempo” se manifiesta siendo ausentes en eventos sociales y otros, esperando que los demás se adecuen al propio estilo de vida y los propios candidatos quieren organizarse elaborando.
Ahora bien con ésto mi intención es fundamentar porque es necesario y tan importante que las personas que van psicoanalizar a otras se psicoanalicen bien y se esté dispuesto a vivir todo el estilo de “vida psicoanalista”, y con ésto señalo lo terrible que es aquellas personas, respaldadas a veces por instituciones, que se atreven a dar psicoterapia y juegan a hacer psicoanálisis, sin llevar un propio proceso psicoanalítico.
Conclusiones:

  • El autoanálisis (darse cuenta del acto que evita el recuerdo es primordial, se puede hacer caminando en la calle, en una reunión, leyendo, manejando, viendo una película, pero lo más importante es saber que se hace y hacerse responsable de él, aceptando que no es inmediata la claridad.
  • Personas que han llevado un buen proceso psicoanalítico mejora su calidad de vida, y me preguntó ¿si ese buen resultado del proceso psicoanalítico fue gracias a que el analista se entreno bien?

 
Bibliografía

  • Obras completas, Sigmund Freud
  • Obras de Avelino González Fernández, Andrés Gaitán González  y Abigail Cobar López, páginas 101-120 y 209-215.

 
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