Título: Organización Psicótica de la Personalidad

Autor: Antonio Perez-Sanchez

Editorial: Herder

Nos encontramos con un psicoanalista que acepta tomar el tratamiento de una paciente diagnosticada como esquizofrenia por varios hospitales donde estuvo internada y con una evolución de 20 años con episodios psicóticos con internaciones e intentos de suicidio.

Ese psicoanalista es Antonio Perez-Sanchez. Yo prefiero rebautizarlo como un valiente, tesonero, curioso, con coraje, con sentido común y valentía. Este psicoanalista la acepta en tratamiento, con un clásico tratamiento psicoanalítico de 5 veces por semana y hasta propone el tratamiento en diván. Y así comienza el tratamiento con el encuadre clásico. Este psicoanalista Antonio Perez-Sanchez igual que Julio Cesar cruza el río Rubicón, avanza y ya nada lo detiene. 

Es una obra enciclopédica donde muestra cómo trabaja un psicoanalista en la práctica clínica con un paciente psicótico.  Es un verdadero tratado para estudiar en detalle. Por la forma microscópica en que presenta cada sesión, cada palabra del paciente y cada interpretación del terapeuta.   Este deberá ser texto de estudio fundamental para comprender los mecanismos mentales de la psicosis y además para ver cómo se puede trabajar como psicoanalista con los aspectos psicóticos de la personalidad. Y también como tolerar en la contratransferencia las poderosas proyecciones de un paciente psicótico que provocan tal impacto emocional en la contratransferencia.

En conjunto esta es una obra maestra de teoría y de práctica psicoanalítica. Después de estudiar el trabajo de Freud sobre el caso Schreber habría que actualizarlo en el siglo XXI y estudiar la continuidad que es este libro.

La primer parte de este libro es sobre la bibliografía. Comienza con una frondosa bibliografía, muy bien seleccionada y utilizada por el autor en su formación psicoanalítica. Y con cada autor comenta la relación con la parte psicótica de la personalidad y la dinámica psicótica y su efecto en lo que él denomina la organización psicótica de la personalidad. 

Además de la teoría da ejemplos de transferencia psicótica también llamada transferencia delirante.

Y parte de la historia infantil de esta paciente aparece en orden cronológico y en sueños maravillosos en los últimos capítulos de este libro. Donde comprendemos más la historia del padre, de la madre y el vínculo simbiótico muy intenso con la hermana, pag.219,  vínculos simbióticos que también terminan o se rompen con intentos de suicidio, cosa que no solo pasó con la paciente sino también ocurre con la hermana. 

Debe ser por eso que en la pag. 221 aparece resaltada la importancia de la musicalidad de la voz como si fuera la música de una canción de cuna infantil.

Desde la pag.224 en adelante hay extensos comentarios de cada sesión, de cada palabra de la paciente, y de cada interpretación del terapeuta. Esto es una tarea microscópica de la transferencia y del trabajo en sesión. 

Cuando la paciente alcanza, gracias al tratamiento, la posibilidad de tomar en cuenta su mundo interno, pueden hablar acerca de los 20 años perdidos cuando no tuvo tratamiento psicoanalítico, y esto lo vemos en la pag. 194, donde hay un insight muy doloroso de los 20 años perdidos sin tratamiento, donde solo hubo internaciones y medicación.

Por eso es muy importante valorar el desafío y la curiosidad de Antonio Perez-Sanchez.  De investigar y demostrar la utilidad del psicoanálisis aún con pacientes con diagnóstico de esquizofrenia. Pág. 174.

La identificación proyectiva normal y especialmente la patológica, también llamada identificación proyectiva omnipotente (Klein, Herbert Rosenfeld, Bion, H. Segal, Britton) que provocan enormes estados afectivos en el terapeuta a menos que sepa contenerlos, elaborarlos y transformarlos en palabras e interpretaciones comprensibles. 

Como bien cita el autor, en la pág. 9, la buena interpretación no quiere decir que el paciente la comprendió y la entendió. 

Porque el paciente psicótico parte de una comprensión distinta y diferente ,  que Bion llama reversión de la perspectiva , lo que en lingüística aplicado al psicoanálisis uso yo  habitualmente con el concepto de “distorsión semántica”. O sea sema, que quiere decir señal, el paciente le da una señal y sentido distinto a cada palabra. 

Es muy valiosa la original definición del autor que le da al término del dolor psíquico y dice textualmente en la página 15: “en este trabajo utilizaré la expresión dolor en el sistema amplio porque es el uso que he encontrado en la clínica. Cuando el paciente habla de dolor se refiere a todo un abanico de fenómenos emocionales displacenteros… “

Pero cuando el dolor es vivido como amenaza para la integración mental el individuo tratará de evitarlo, incluso poniendo en peligro su relación con la realidad.

Lo que en forma teórica H. Segal teoriza como la movilización del instinto de muerte desde dentro, es decir, una amenaza de aniquilación. 

Dicho en otras palabras no hay lugar mental para albergar emociones tan intensas. Esto es el trabajo diario que vemos nosotros, los psicoanalistas, que tratamos muchos pacientes psicóticos. 

Es muy detallada y minuciosa la descripción de la organización patológica u organización psicótica de la personalidad, tiene mucho que ver con las teorías del narcisismo destructivo y la organización patológica (Herbert Rosenfeld, J. Steiner). 

Quiero resaltar la minuciosa descripción de los episodios psicóticos llevados a la transferencia psicoanalítica durante la sesión. Como en un caso que requirió internación hospitalaria, pag. 147 y pag.162. 

Es muy ardua la tarea del autor, de detallar cada sesión. Y también notable el esfuerzo para mantener el clásico encuadre psicoanalítico, detallar palabra por palabra o dibujo que trae el paciente, pag.158, que los toma como asociaciones libres o parte del self que quiere dejar en el consultorio antes de la separación de un fin de semana. 

Lo valioso es la capacidad de la paciente de poder comenzar a traer sueños, lo que indica que puede sentir contención en el encuadre y en el terapeuta y además en ese sueño hay niños y extraterrestres. Los extraterrestres que le hablaban y dirigían la mente, era una parte de ella misma escindida y proyectada al espacio exterior, hacia galaxias lejanas, y desde allí le hablaban como si fueran otras personas.

Todo este material de los sueños continúa después con la sesión 221 del día jueves donde explica cómo se está saliendo de canales o de vías y que no puede parar. Y como la transferencia psicótica o delirante intenta solucionarlo con erotización sexual durante la sesión.

En las últimas partes de este libro  el delirio de los extraterrestres y las fantasías catastróficas y de aniquilación lo trae en sueños y puede plasmarlos en cuentos que ella escribe. Acá en la capacidad de simbolizar es donde se explican los problemas de la simbolización por los ataques de la parte psicótica.

 Y cómo los logros de la simbolización y de comprender el mundo interno, o sea, sus logros de los insights se le van escapando como si fuera un vaciamiento. Por eso dice el autor, es tan importante repetir explicaciones porque al paciente psicótico se le escapan o las expulsa.

Y dice el autor, pag. 234 : “así el mayor conocimiento de los estados primitivos del desarrollo del individuo, en parte también por el trabajo en pacientes psicóticos, además de con niños, permite plantear la simbolización, no como una capacidad que se tiene o no, o que se adquiere de una vez por todas, sino como un aprendizaje progresivo que requiere un proceso …”

Este libro es digno de ser estudiado en los seminarios psicoanalíticos, especialmente subrayar la importancia de la toma de conciencia de los nuevos aspectos de la vida psíquica.  

Y hay que insistir en esto, esto abre la posibilidad de salida de la organización psicótica de la personalidad donde perciben por primera vez el mundo interno gracias a la “Luz” del analista que los iluminó. 

Este libro es un tratado de lo valioso que es el método de investigación en psicoanálisis dentro del espacio del encuadre psicoanalítico.

David Rosenfeld

Buenos Aires