Old couplePor Eugenia Narro
Sin duda la enfermedad de Alzheimer es un mal temido por muchos y desconocido por otros del cual se habla y se conoce hasta cierto punto, pero se ignora y se desconoce desde otro.
El tema, despertó en mí un interés por conocer la enfermedad desde un punto de vista psicoanalítico y me surgieron preguntas como: ¿Qué sucede con las catexiasobjetales de dichos pacientes? ¿Qué sucede con sus imagos en los casos más avanzados? ¿Qué pasa con su mundo interno? ¿Qué papel juega el mundo real antes percibido? ¿Cómo se vive el duelo de la pérdida de la esencia del propio sujeto? ¿Qué papel juega en los familiares más cercanos la falta de reconocimiento que hay de ellos? ¿Provoca una herida narcisista en el otro el hecho de que la persona siga viva pero su recuerdo de ti no lo esté?
Me parece que hay muchas preguntas que despierta el tema, por lo que mi principal interés es poder reflexionar en conjunto a cerca del mismo.
El Alzheimer es una enfermedad que pasa normalmente inadvertida durante aproximadamente una década antes de que empiecen a aparecer los síntomas que la acompañan. Se caracteriza por una pérdida progresiva de la memoria y otras funciones cognitivas. “El Alzheimer, provoca una gran pérdida de peso y volumen del cerebro, afectando a algunas regiones cerebrales y poblaciones neuronales más que a otras (Gómez-Isla citado en Huang y Mucke, 2012) y causandola pérdida de neuronas en regiones específicas del cerebro, razón por la cual se da la pérdida global del volumen cerebral antes mencionada.
Siguiendo a los autores Huang y Mucke, no hay soluciones simples a problemas complejos y ésta enfermedad es tristemente un buen ejemplo de ello. Aunque existe un gran avance en diversas disciplinas científicas, aún sigue siendo una enfermedad misteriosa y de difícil tratamiento, en donde los pacientes mueren en un estado completo de indefensión.
Los datos estadísticos son aterradores, hay alrededor de 44 millones de personas que sufren demencia a nivel mundial, incluyendo la enfermedad de Alzheimer. Por lo mismo, se considera uno de los mayores retos de salud pública que hay que atender. (Latypova y  Ludovic, 2014).
Debido a la larga duración de la enfermedad y a sus consecuencias en la vida de la persona afectada, se desencadena una enorme afección tanto emocional como financiera en dichos pacientes, sus familias y la sociedad. “Se estima que ha costado al mundo $ 604 mil millones de dólares sólo en 2010 (Wimo y Prince citado en Huang y Mucke, 2012). Estos costos son asombrosos, particularmente a la luz de las predicciones de que el número mundial de casos con Alzheimerse triplicará para el año 2050 (Wimo y Prince, 2010 citado en Huang y Mucke, 2012). Los autores mencionan que pocos sistemas de atención a la salud serán capaces de hacer frente a este número de casos.
Siguiendo con Korolev, (2014), la enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia irreversible en adultos mayores, síndrome clínico que, complementando la descripción anterior, implica el deterioro progresivo de la función intelectual, incluyendo la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la toma de decisiones, la función visuoespacial, la atención y la orientación. El deterioro cognitivo a menudo se acompaña por cambios en la personalidad, en la regulación emocional y en las conductas sociales. Y consecuentemente, dichos cambios cognitivos y conductuales, interfieren con el trabajo, las actividades sociales y las relaciones interpersonales, afectando drásticamente la capacidad de una persona para realizar sus actividades diarias (Korolev, 2014).
El Alzheimer es una enfermedad multifactorial, sin una sola causa conocida específica, la prevalencia de la enfermedad es mayor entre las mujeres. Hay estudios que la han asociado a un menor nivel educativo, a personas con antecedentes de diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismocomo factores de riesgo considerables. Así mismo se suman al desarrollo de la enfermedad factores genéticos y un historial de lesiones en la cabeza con pérdida de conocimiento (Korolev, 2014).
Alois Alzheimer fue un psiquiatra alemán y neuropatólogo quién, tras trabajar con Kraepelin, describió por primera vez una condición de demencia que más tarde llegó a ser nombrada por el mismo Kraepelincomo enfermedad de Alzheimer en honor al descubrimiento de su colega. El primer caso, sin duda polémico en su diagnóstico, fue expuesto por Alzheimer, quien describió el caso de Auguste D, una mujer de 51 años de edad, con una “enfermedad peculiar de la corteza cerebral”, que había presentado un deterioro de la memoria progresiva y el lenguaje, sufría de desorientación y manifestaba síntomas conductuales como alucinaciones, delirios y paranoia.
Hasta aquí se ha hecho una breve revisión de aspectos generales de la enfermedad, principalmente desde un punto de vista médico y social. Sin embargo, el principal interés que tenemos es sin duda entender éste fenómeno desde el punto de vista psicoanalítico.
Tras la búsqueda de información sobre el tema encontré datos interesantesque quizá valga la pena rescatar como parte del desarrollo de las distintas teorías tanto orgánico biológicas como psicoanalíticas que sabemos que aún hoy en día siguen sin poder ser integradas en su totalidad:
El año 2006 marcó el cumpleaños número 150 tanto de Emil Kraepelin como de Sigmund Freud, ambos nacidos en 1856. Kraepelin y Freud, eran, en su tiempo, los dos individuos más influyentes en el área de psiquiatría. Ambos estuvieron interesados en temas similares, sin embargo llegaron a desarrollar teorías muy diferentes abriendo públicamente su desacuerdo con el otro, sin embargo ambos dejaron por escrito la importancia de integrar los enfoques con respecto al problema mente/cuerpo (Valley Mental Health Center, 2017).
Por un lado Kraepelin, estudiaba la demencia precoz e incluía en dicho término a las personas que manifestaban brotes psicóticos. Defendía el punto de vista semiológico de las enfermedades, mientras Freud se encontraba desarrollandola teoría psicoanalítica, dándole fundamental importancia al mundo interno del sujeto y al desarrollo de las neurosis.
En 1910 Kraepelin atendió al paciente Serguei ConstantinovichPankejeff (el hombre de los lobos) al que diagnosticó como maníaco-depresivo y que, más tarde atendió Freud, diagnosticándolo como un neurótico obsesivo.
Freud escribió en 1911 “Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia” (Caso Schreber) en donde considera la pulsión como el concepto límite de lo somático frente a lo anímico y ve en él el representante psíquico de poderes orgánicos. En el curso del desarrollo de su escrito, admite la distinción corriente entre pulsiones del yo y pulsiones sexuales que coinciden con la dualidad biológica del individuo, el cual tiende tanto a su propia conservación como a la de la especie. (Freud, 1911).
Asimismo Freud, comenzó a rescatar nociones como la posibilidad de que las perturbaciones de la libido influyan sobre las cargas del yo o la posibilidad inversa de una perturbación secundaria e inducida de los procesos de la libido por alteraciones anormales del yo. Afirmóque había una relación entre la paranoia y la demencia precoz, estudiada por Kraepelin, término que no aceptaba con agrado. Sin embargo concluyódiciendo que el nombre que se le da a un cuadro clínico no es cosa esencial, dejando muy en claro que la paranoia es un “tipo clínico independiente” (Freud, 1911, p.1525), el cual se diferencia de la demencia precoz en cuanto a que tiene una diferente localización de la fijación dispositiva y un distinto mecanismo del retorno (de la producción de síntomas). Sin embargo comparten el carácter principal de la represión propiamente dicha, la retracción de la libido con regresión al yo y finalmente llama a la demencia precoz con el término deparafrenia.
Abraham, (citado en Freud, 1911) expuso cómo en la demencia precoz se resalta con especial precisión la retracción de la libido del mundo exterior y de ese hecho deduce Freud la represión por retracción de la libido.
En este sentido, le da un mejor pronóstico a las paranoias que a la demencia precoz, pues en ésta última, la regresión no llega tan solo hasta el narcisismo, que se manifiesta en el delirio de grandeza, sino se da un abandono total del amor objetivado y un retorno del autoerotismo infantil. Así, un caso puede comenzar con síntomas paranóicos y evolucionar hasta la demencia, en la cual los fenómenos paranoicos y esquizofrénicos se combinan (Freud, 1911).
A decir de Barriel y Pérez (S/A), en su estudio sobre los factores afectivos y vinculares en la enfermedad de Alzheimer, la perspectiva psicológica se ha limitado a los aspectos cognitivos y/o conductuales.
Dicho estudio se centró en determinar las características que adopta el vínculo afectivo entre el enfermo y el familiar o la personamás cercana al paciente, haciendo énfasis en los niveles de dependencia-independencia funcional y sus consecuencias psíquicas.
Así mismo, los autores buscaron establecer relación entre la historia de los pacientes que participaron en el estudio y los elementos psíquicos y/o sociales significativos, asociados al comienzo y desarrollo de la enfermedad (Barriel y Pérez, S/A).
El estudio prestó especial atención a los recuerdos que tenían los pacientes de su niñez y las aportaciones que hacían los familiares o cuidadores de la misma. En 7 casos hubo el registro de experiencias infantiles altamente traumáticas, las que implicaron situaciones de extrema violencia real y simbólica: abandono, muerte de los padres, violaciones, violencia física, etc. En cambio en otros 7 casos no hubo elementos para reconstruir dicha etapa y en los últimos 4 casos se registraron experiencias gratificantes durante la niñez.
Cabe señalar que se exploró ampliamente las teorías que tenían los propios pacientes del surgimiento de su enfermedad, así como las teorías de sus familiares o cuidadores y se mostraron elementos que vincularon el origen de la enfermedad con situaciones de un fuerte impacto afectivo ocurridas antes del diagnóstico de la enfermedad.
“Generalmente se ha considerado a los pacientes conAlzheimer como individuos que desarrollan una enfermedad en su interior” (Barriel y Pérez, S/A p.78)
En este sentido, los autores parten de considerar a la vida psíquica como una producción compleja que se vuelve inabordable si no se incluye, dentro de su existencia a la organización social predominante: la historia grupal e individual y la vida familiar. Mencionan que independientemente de los componentes inconscientes, lo psíquico remite a las dimensiones institucionales que lo producen. Dicho lo anterior; “tratándose de una enfermedad crónica e irreversible, supone un antes y un después en la vida tanto del paciente como de su entorno” (Barriel y Pérez, S/A p.78).
Ahora bien, tratándose del vínculo del paciente con su cuidador, además de la dependencia en cuestiones funcionales, se da una dependencia psíquica que a decir de los autores es de carácter mutuo.
Para concluir con el estudio, rescatan el concepto de Freud respecto a las series complementarias para explicar la complejidad de los factores disposicionales respecto al surgimiento de la enfermedad.
Para comprender desde un sentido más individual al paciente e intentando volver a las preguntas iniciales, Hinton(2011), habla acerca de la subjetividad de dichos pacientes desde las fases más tempranas, hasta las dificultades más profundas de su enfermedad. Menciona cómo sin el ancla de la memoria reciente, su mundo se deshace y se fragmenta y se vuelveun mundo profundamente doloroso para ellos y para el entorno que los rodea.
Así, la capacidad de los demás para entender la subjetividad de las personas con Alzheimer se ve comprometida, quizá por el dolor de imaginarnos a nosotros mismos en su lugar.
Cohen(1998) citado en Hinton(2011), atribuye la imposibilidad de empatizar con la enfermedad de Alzheimer, puesto que constituye una amenaza simbólica en varios niveles y compromete los valores angloamericanos y estereotípicamente masculinos occidentales centrados en la autosuficiencia, la independencia, y la racionalidad (Herskovits y Mitteness 1994 en Hinton, 2011). La amenaza para los demás es en el sentido de ver al otro como una especie de “muerte en vida” o el camino y la transición hacia la muerte. Lo anterior revive la certeza y la falta de control sobre la propia muerte. Así pues, en ese sentido, los enfermos se convierten en destinatarios de toda una serie de proyecciones que facilitan un alejamiento que sin duda provoca dolor en ambos sentidos (Hinton,2011).
Una parte fundamental del trabajo de Hinton muestra, de cara a los encargados de la salud, en nuestro caso en la clínica, la importancia de tener conscientes nuestras propias proyecciones para así tolerar la ansiedad u otras emociones que seguramente se presentarán con dichos pacientes.
Creo entonces que sin descartar la extrema importancia de un trabajo siempre multidisciplinario, la labor analítica tanto con los pacientes diagnosticados como con sus familiares, es dar un sentido interpretativo a su subjetividad.
Con esto no quiero decir que el psicoanálisis sea la terapia adecuada para los pacientes con Alzheimer, no lo sé,  pues sumado a su enfermedad quizá haya quien cuestione la edad misma del paciente como un impedimento analítico, con lo cual no estoy del todo de acuerdo, creo que el entendimiento psicoanalítico aplicado en un contexto clínico, siempre dará frutos.
 
Bibliografía

  • Freud, S. (1911). Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia. Obras Completas: Sigmund Freud(Vol. 3, pp. 1488-1528). Buenos Aires: El Ateneo
  • Hinton, L., IV(2011). Facing the ‘Alzheimer-ed Subject’.  Anal. Psychol., 56:381-385
  • Huang, Y & Mucke, L. (2012) Alzheimer Mechanisms and Therapeutic Strategies. Leading Edge Review, Cell 148.
  • Korolev, I. (2014). Alzheimer’s Disease: A Clinical and Basic Science Review.Medical Student Research Journal. Vol: 4.
  • Latypova, X & Ludovic, M. (2014). 2015: which new directions for Alzheimer’s disease?.Frontiers in Cellular Neuroscience.Volumen 8, art. 417. Francia.
  • Valley Mental Health Center, (2017). 150 years of Freud-Kraepelin dualism. Psychiatr Q.2007 Sep; 78(3):237-40

Imagen: freeimages / Pierre Amerlynck
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