Autor: Rómulo Lander, Sociedad Psicoanalítica de Caracas
Este es el doceavo film que producen los célebres y muy apreciados hermanos Ethan y Joel Coen. En esta ocasión su film sigue fielmente el texto de la exitosa novela del mismo nombre, escrita por Cormac McCarthy, quién además este año ha recibido el premio Pulitzer por su última novela: La carretera (The road).

Para mi gusto y para mi entender, este film guionado y dirigido por los Coen: es absolutamente extraordinario. Es un film memorable que perdurará en el tiempo. Al igual que lo hizo hace veinte y tres años su primer film: Blood Simple (1984). Sin embargo también opino que este no es un film comercial, un film que sea de fácil aceptación, como fueron Fargo (1996), Miller’s Crossing (1990) o Raising Arisona (1987). En este film la intriga imprecisa y especialmente el epílogo, donde por razones del azar de la vida, se impone el mal, son asuntos frustrantes para el gran público que asiste a entretenerse en los múltiplex de las salas comerciales. He observado personalmente que al salir del cine este gran público queda incómodo y disgustado.

Sin duda este es uno de los mejores films del año. Es extraordinario por muchas razones. Primero: La extraña naturaleza de la historia. Segundo: Las actuaciones de todos los actores, especialmente las de Javier Bardem, Josh Brolin y Tommy Lee Jones. Tercero: La calidad de las imágenes cinemáticas y el escenario de las esplendorosas planicies solitarias de Texas. Cuarto: La completa ausencia de música, donde el suspenso aumenta al oírse solamente los ruidos propios y naturales de cada escena. Quinto: El desarrollo intrínseco de los tres personajes dramáticos de esta historia. Sexto: La montaje de las escenas y el suspenso que produce. Séptimo: Lo breve y preciso de los parlamentos. Todo esto hace de esta narrativa cinematográfica un film maravilloso.

La historia es simple y a la vez es profunda: La simple búsqueda de un botín nos plantea la lucha del bien y el mal. Una narrativa del perseguidor y el perseguido: narrada desde un real aterrador. El género del film puede ubicarse en lo que se llamaba en los años sesenta: el film noir. Es un film que sostiene el suspenso en la extraña historia, en la secuencia cinematográfica y en el parlamento corto y preciso. Además en el film noir la persecución angustiosa da espacio para que aparezcan claros elementos de un drama. Estos elementos dramáticos nos muestran el desarrollo de tres personajes de carácter. Así pues este no es un simple film de acción, ni es un film de policías: Este es un verdadero film noir.

El film puede ser abordado para su discusión en tres aristas diferentes. Una: la arista de examinar la particular cinematografía de los Coen. Otra: la arista criminal y sociológica. Finalmente la arista intimista, personal o si se quiere: el estudio de las motivaciones y de la conducta bizarra de los personajes y de la historia en sí misma. Esta última arista es la que me corresponde como profesional del psicoanálisis.

El film comienza con una visión panorámica de las bellísimas planicies desoladas de Texas en los años ochenta. La voz en off del Sheriff  Bell (Tommy Lee Jones) nos habla de los tiempos: que han cambiado. Hijo y nieto de Sheriffs recuerda como en los viejos tiempos, los Sheriffs ni siquiera portaban armas. Hoy día, cuando ha desaparecido el respeto de los jóvenes, al dirigirse a los mayores, ya no nos queda nada bueno que esperar.

Un hombre llamado Antón Chigurth (Javier Bardem) es arrestado en algún lugar rural de Texas, con una extraña posesión: un cilindro de aire comprimido que tiene un dispositivo que dispara algo para sacrificar las vacas. El asistente del Sheriff cree que es un cilindro de oxigeno para ayudar a respirar al que padece de enfisema pulmonar. De regreso en la estación local de policías, el detenido Chigurth logra zafarse de la inmovilidad de las esposas y con estas todavía en sus muñecas, estrangula al asistente del Sheriff en una escena criminal espeluznante. El asesino en el suelo lo estrangula mirando el techo, mientras su victima pataleando, agoniza. Su fuerza es brutal, tanto que se rompe la piel de sus propias muñecas con las esposas mientras en silencio realizaba la insólita estrangulación.

En otra parte del estado en las bellas planicies solitarias de Texas, un hombre llamado Llewelyn Moss (Josh Brolin) se encuentra en una colina. Obviamente es un cazador bien equipado con un rifle de mira telescópica y unos binoculares. Se dispone a la cacería de un antílope americano. Cuidadosamente apunta, ajusta la mira telescópica, dispara y yerra en el tiro. No repite el disparo, ni se molesta por haber errado. Recoge del suelo su cartucho usado, se pone de nuevo las botas, se levanta y tal parece que es un cazador de oficio, es decir un profesional. Baja a la planicie y descubre un rastro de sangre fresca que corresponde a un perro Rotweiler que herido se aleja en cierta dirección. El lo sigue y descubre el sitio donde ha ocurrido un intento frustrado de venta de heroína, que resultó en una docena de muertos y varias camionetas abandonadas. Como buen cazador sabe que alguien ha debido sobrevivir. Siempre hay el último sobreviviente (the last man standing). Descubre recostado de un árbol a este último hombre que sobrevivió al tiroteo pero que está mortalmente herido. Al acercarse se da cuenta que ya está muerto. Le retira un maletín con dos millones de dólares y una pistola de plata calibre 45. Llewelyn decide quedarse con el dinero y con la pistola.

En otra escena tenemos a nuestro tercer personaje de carácter. Clave de esta historia: al Sheriff Bell. Se trata de un hombre nieto e hijo de Sheriffs, condecorado de la segunda guerra mundial, quien se encuentra cercano a la edad de retiro de su oficio. Es un hombre de pensamientos filosóficos y que ha dedicado su vida a hacer el bien en su comunidad. Parece ser querido y respetado por todos. Sin embargo está desilusionado de la espontánea evolución maligna que ha tenido su sociedad. Como Sheriff le ha tocado encontrar muchas veces el mal en este mundo. Nos cuenta la historia de un joven que mato a una adolescente de 14 años sin ninguna razón: …solo por el gusto de matarla. Al Sheriff Bell le tocó dar el testimonio que finalmente mandó a este joven a la silla eléctrica. Siempre pensó que en el momento de su retiro, encontraría la figura de Dios. No ha sido así y al final de su vida se encuentra: sin camino y sin Dios. Es un Sheriff muy competente que descubre rápidamente el sentido de los acontecimientos de esta historia. Solamente que no puede hacer nada por prevenir o evitar todo lo que el sabe está por venir. Inútilmente trata de proteger y de salvar la vida del buen cazador Llewelyn Moss.

Cuando Llewelyn decide quedarse con el dinero ajeno, los dos millones de dólares del grupo de narcotraficantes: el mismo ha dado inicio a una persecución. Los narcos contratan a un sicario de oficio (Chigurth) para que encuentre, rescate y entregue el dinero perdido. Solo que Chigurth decide buscar el dinero para quedarse con el. Además va a estar en persecución de un cazador profesional. No de un ser indefenso. Llewelyn es un veterano de la Guerra de Vietnam que ha hecho dos turnos prolongados allí. Es un hombre que se sabe capaz de enfrentar a un sicario y vencerlo. Inteligentemente planea: como esconder y conservar el dinero, salvar la vida y como lograr huir. Planea su propio escape y la protección de su esposa. Con inteligencia descubre el trasmisor que lleva escondido entre los billetes el maletín de dólares. Llewelyn no es un asesino, tampoco es un delincuente. Es un hombre que decidió tomar la oportunidad de quedarse con dos millones de dólares pertenecientes al narcotráfico. Su problema no era moral. Su problema era como sobrevivir a la persecución de un sicario (un hitman) y vencerlo. Es un hombre que muestra su moral cuando en la primera noche siente culpa y remordimiento al haber abandonado en la escena del crimen, allá en la pradera, a una persona moribunda que le pidió ayuda. El sabe que regresar allí es una estupidez y así de los dice a su esposa. Sin embargo se cree capaz de ir, ayudar al moribundo y regresar vivo. La historia nos muestra que efectivamente es capaz de regresar vivo. Algo herido con un balazo en el hombro, pero vivo.

En lo sucesivo Llewelyn es el que representa al bien. Chigurth, el sicario va a representar al mal. Es una lucha entre el bien y el mal. Donde el bien esta representado por un hábil veterano de guerra, un cazador experimentado inteligente y seguro de si mismo, quien tiene una buena oportunidad de vencer al mal. El mal va a estar representado por un hombre con una seria patología mental. En el film lo ubican como un asesino psicopático: ‘a psychopathic killer or psycho killer’. Esto quiere decir que padece de una psicopatía aunque pudiera tratarse también de una sociopatía. Lo importante es que en ambos casos, Chigurth no es un Psicótico o un Paranoico, como es el caso de Aníbal Lecter (el psiquiatra antropófago asesino del Silencio de los Inocentes). Chigurth nos muestra una personalidad que no ha desarrollado un sentido de la moral. De esa moral que se basa en los ideales. La moral social que le permite diferenciar: el bien del mal. Al carecer de una pauta moral social sus crímenes son cometidos a sangre fría, sin ningún tipo de duda, temor, culpa o arrepentimiento. Chigurth es una máquina de matar, que no tiene un SuperYo que ofrezca las restricciones y las dudas producidas por los valores de la moral. Esto es lo que llamamos una ‘Personalidad Psicopática’ en este caso ‘un psicópata asesino’. Según mi opinión Chigurth no representa a un ‘asesino serial’ o llamado ‘serial killer’. Los asesinos seriales son más bien psicóticos, tal como es presentado por Aníbal Lecter.

Los crímenes de un ‘serial killer’ obedecen a una lógica psicótica. Presentan un empuje a matar que surge de conflictos inconscientes infantiles. Algo que ellos mismos no pueden evitar. En cambio los ‘psicópatas asesinos’ matan por una razón más comprensible. Algo más cercano a la conveniencia. Esto los hace completamente responsables de sus actos. Chigurth mataba por alguna razón. Muchos de los crímenes de esta film ocurren porque él necesita librarse de la cárcel, obtener un auto, quedarse con el dinero, no dejar testigos que lo pudieran identificar posteriormente, etcétera. Todas estas son razones de conveniencia. Es algo sorprendente, pero estas personalidades psicopáticas asesinas y también los ‘psicópatas estafadores’ (los corruptos), muestran tener una peculiar ética personal. Estos psicópatas tienen su ética, tal como la vemos en los extraños valores de los mafiosos. Estos delincuentes tienen un código particular llamado ‘la omerta’: consiste en un voto de secrecía, de no delatar, de no traicionar a los miembros de pandilla y de respetar a la familia. Si violan este código ético sufren de vergüenza.

Chigurth nos muestra su capacidad de accionar en solitario, su inteligencia superior para manejar lo inesperado, sus recursos mentales durante la emergencia y especialmente nos muestra su ética personal: …La vida y la muerte son para él un asunto del azar. La vida y la muerte serán decididas por un llamado a la suerte: …el cara o cruz de una moneda. Lo cual Chigurth respeta a cabalidad. Se ríe del pedido de clemencia de sus víctimas, cuando antes de matarlas estas le dicen: ‘esto es algo que no tienes que hacer’ (you don’t have to do this). Sin embargo es capaz de perdonar la vida a su víctima, cuando así lo dice: el azar de una moneda.

La historia nos lleva a un epilogo que pareciera indicar que esta vez pudiera triunfar el bien sobre el mal. Sin embargo el azar de la vida hace, que los mexicanos narcos descubran, debido a una imprudencia verbal que tiene la madre de su esposa Carla Jean el paradero de Llewelyn. Esto ocurre en el estacionamiento del aeropuerto. Sin darse cuenta ella les revela el paradero preciso ubicado en cierto Hotel de El Paso (Texas). Esta vez Llewelyn no puede escaparse de las balas asesinas, que de paso matan a una inocente inquilina. Llewelyn logra matar a uno de sus asaltantes asesinos, mientras los otros dos restantes huyen sin llevarse el dinero.

Esa misma noche, muchas horas después, la intuición hábil del Sheriff Bell, lo lleva de regreso al hotel de El Paso donde se hospedaba Llewelyn. Al notar que la cerradura del cuarto ha sido volada, al igual que ocurrió en el trailer de Llewelyn al inicio del film, su intuición le permite presentir que el sicario Chigurth está en el cuarto. Efectivamente Chigurth esta adentro, solo que el Sheriff no lo ve, ya que está escondido detrás de la puerta. Chigurth ya ha encontrado el dinero que estaba escondido de nuevo en el tubo de ventilación del Aire acondicionado. Así, sorprendido en el Hotel esa mañana, Llewelyn muere bajo la ráfaga de una ametralladora mexicana y luego en horas de la noche, el dinero queda en manos de Chigurth –el sicario, el representante del mal en este mundo.

Posteriormente la patología mental de Chigurth muestra su insistencia y su rigidez ya conocida. En una escena anterior, cuando Chigurth habla por teléfono con Llewelyn, en la escena donde mata al otro sicario Carson Wells (Woody Harrelson) contratado para eliminar a Chigurth, Chigurth le ofrece por teléfono a Llewelyn un pacto: que entregue el dinero y su vida y el se compromete a perdonar la vida de su esposa: Carla Jean. Llewelyn no acepta, lo desafía y ofrece ir a buscarlo. Cosa que Llewelyn se proponía hacer después de enviar a su esposa lejos, a un lugar seguro. Por eso la cita en El Paso ya que allí está: el más cercano aeropuerto. Pero el destino lo alcanza primero. En ese Hotel de El Paso Llewelyn tiene una cita con la muerte. Insisto en que su muerte es una jugarreta del destino, producto del azar de la vida. Sabemos que su muerte se debe a una indiscreción de la suegra. No es un triunfo de Chigurth sobre Llewelyn. Ni siquiera su cilindro asesino lo mató. El sicario no vence al cazador. Sin embargo el sicario después de rescatar su dinero se propone cumplir el pacto roto por Llewelyn y se dispone a matar a Carla Jean. Entiendo que el móvil de ese crimen aparentemente absurdo, es mantener dentro de la psique de Chigurth, la pureza del pacto. La misma pureza que le permite perdonar la vida de alguien cuando la moneda así se lo indica.

A la salida de la casa de Carla Jean, después de matarla, Chigurth nos muestra esa extraña paz interior que le da la ausencia de culpa y remordimiento. De nuevo el azar de la vida aparece en esta historia. Este azar le va a ofrecer una jugarreta al sicario Chigurth. Al pasar el semáforo, un carro anónimo lo enviste de lado y le hiere gravemente. Le fractura el brazo y le hiere la cabeza. Sin embargo la ausencia de miedo –ya que Chigurth no le teme a la muerte, ni al dolor– hace que consiga ayuda inmediata con unos jóvenes ciclistas y se aleja caminando de la escena del choque y de la cercana escena del crimen, así sin mayores problemas.

Al final de esta extraordinaria y bizarra historia aparece el Sheriff Bell ya retirado y sin un camino claro en esta vida. Habla con su esposa en la mesa del desayuno y le cuenta dos sueños que ha tenido esa noche. En el segundo sueño, el más largo e importante, se encuentra con su padre cabalgando en la alta montaña. El padre ya muerto le pasa por el lado, sin verlo y se pierde en el camino. El apura la marcha en su caballo para encontrarlo. Podría entenderse como una metáfora, en la cual el deseo del Sheriff Bell lo apura a encontrar su propia muerte. Tal parece que el único que queda vivo de estos tres personajes: es el brazo ejecutor de la maldad en este mundo. Tal así son los hechos desnudos que ocurren a diario en esta vida.