Motivaciones inconscientes en el altruismo.

Autor: Anette Worthalter.

 

El altruismo está definido por la Real Academia Española como: ¨Diligencia en procurar el bien ajeno, aún a costa del propio¨. ¨Fenómeno por el que algunos individuos de la misma especie benefician a otros a costa de sí mismos¨ (RAE, 2019).

También se acostumbra definir al altruismo como la ¨conducta humana que consiste en brindar una atención desinteresada al prójimo, aún cuando dicha diligencia atente contra el bien propio¨ (Definición.de, 2019).

Lo que llama la atención de estas definiciones es la posibilidad de considerar que el ser humano ofrece la ayuda al prójimo de forma desinteresada y a costa de uno mismo. Esto significaría que la persona que proporciona la ayuda no lo estaría haciendo con una intención (al menos consciente) de obtener algo a cambio, por lo que surge la siguiente pregunta: ¿Existe la posibilidad de considerar el altruismo con esta definición?

Grandes autores se han cuestionado lo mismo, buscan responder la incógnita preguntándose si los seres humanos tendemos al altruismo o al egoísmo. Filósofos como David Hume, Jean- Jacques Rousseau o Adam Smith afirmaban en sus teorías que las personas están motivadas por el deseo de bienestar de los demás. Por otro lado Jeremy Bentham, Stuart Mill y Nietzsche defendían la posición descriptiva en psicología moral afirmando que cada individuo tiene como prioridad su interés propio y su bienestar, colocándose del lado del egoísmo. (Jimenez Cano, 2014).

Hobbes (1642) afirmaba que el ser humano busca rodearse de personas por interés propio, no por generosidad. Para este autor el hombre no es social por naturaleza, la tendencia que tiene el hombre de buscar a los demás proviene de la utilidad que esto le trae. Para Hobbes la sociedad surge por un interés egoísta (Hobbes, 1642, citado en Stiefken, 2014). Siguiendo con este pensamiento, el ser humano actúa a favor de los demás porque como consecuencia esto lo beneficiará a él. De esta manera el interés de ofrecer ayuda sería de forma egoísta, en donde el fin último del individuo es brindar apoyo al otro porque sabe que va a obtener beneficios de esa acción ¨generosa¨. Sin embargo, esto ya no sería considerando como altruismo según la definición porque la acción no estaría siendo de forma desinteresada.

Hume y Smith refutan la tesis acerca de que el hombre es principalmente egoísta, para Hume (1993) el altruismo es un principio inherente al ser humano, él afirma que:

¨No es necesario que prosigamos nuestras investigaciones hasta el punto de preguntarnos por qué tenemos un sentido humanitario o de camaradería para con los otros. Es suficiente que lo experimentemos como un principio inherente a la naturaleza humana… En toda ciencia hay unos principios generales más allá de los cuales no podemos esperar encontrar otro principio aún más general (Hume, 1993, p. 90)”.

Smith (1997) por su parte, dice, que existe también el sentimiento de simpatía el cual expresa solidaridad y preocupación por el otro. “Por más egoísta que se pueda suponer el hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de otros, y hacen que la felicidad de estos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla” (Smith, 1997, p. 49).

Lichtenberg (2010) una profesora de filosofía quien escribe un libro titulado ¨La idea de la caridad¨, escribe también un artículo para The New York Times, en el cual dice que dudar acerca de la existencia del altruismo es fácil, una de las razones por las que las personas niegan su existencia es que al mirar en su interior, dudan de la pureza de sus propias motivaciones. Aún cuando parece que se actúa de manera desinteresada, muchas veces existen otras razones para ese comportamiento, como por ejemplo: la perspectiva de un favor futuro, el estímulo de la reputación o, simplemente, la sensación de sentirse bien que se deriva de dar la impresión de que actuamos de forma desinteresada. Esta filosofa afirma que negar el altruismo da también una excusa cómoda para aceptar los comportamientos egoístas, ya que, si así actúa todo mundo, no hay necesidad de sentir culpa ante la propia conducta egoísta. Por otro lado Lichtenberg (2010) afirma que a pesar del escepticismo que existe con respecto a este tema, el altruismo es posible y es real. Explica que la manera de aumentar el altruismo en el mundo es educando a la sociedad desde jóvenes para que se conmuevan con el dolor y el sufrimiento del otro.

Lo que es evidente es que existen seres humanos que dedican su vida a ayudar a los demás, personas que trabajan arduamente dedicando su existencia a causas sociales, voluntarios buscando fundaciones a las cuales puedan ir a donar su tiempo, empresarios que contribuyen con grandes cantidades mensuales a fundaciones y personas que han llegado hasta sacrificar su propia vida por alguien más. Es evidente que la ayuda al prójimo existe y se puede observar de distintas maneras, lo que falta cuestionarse es ¿qué es lo que realmente motiva a que una persona desee ayudar a otra? ¿por qué hay personas que ayudan a los demás más que otras? Muchas veces las motivaciones son inconscientes y es por eso que dentro de la definición de altruismo se puede llegar a afirmar que se brinda la atención de forma desinteresada, ya que posiblemente de forma consciente no exista un interés claro o explícito, o las motivaciones conscientes no son socialmente aceptadas, por ejemplo no se escucha a personas diciendo ¨ a mi me gusta ayudar a los necesitados porque me da culpa tener una situación privilegiada¨ o ¨yo dono mensualmente a esta fundación porque me mencionan en su discurso mensual y me gusta sentirme reconocido por los demás¨, es por eso que generalmente se opta por adquirir una posición desinteresada, en la que se aparenta que no se adquiere una ganancia o satisfacción propia.

Agustín Pérez López director de Ágora Social es un especialista en la captación de fondos para organizaciones no lucrativas, él afirma que para poder solicitar donativos o algún tipo de apoyo social es necesario conocer la psicología de los donantes. En su libro ¨Introducción a la captación de fondos¨ (un libro destinado a personas que trabajan en la recaudación de donativos para ONG´s) subraya que; ¨Es importante conocer los resortes que mueven a las personas a contribuir, ya sean sus impulsores más nobles o los más bajos¨ (Pérez López, 2006). También menciona que:

¨Lo normal es que las personas se conduzcan por una mezcla, en mayor o menor proporción, de benevolencia hacia el prójimo y de deseos y necesidades propias. Por tanto, donar no es casi nunca un acto gratuito, absolutamente desinteresado. La donación, más que una entrega, es una transacción. El donante da un bien (habitualmente dinero) que necesita la organización y espera recibir a cambio una satisfacción psicológica que la organización debe ser capaz de proporcionarle¨ (Pérez López, 2006).

Pérez López (2006) describe cuatro categorías de las motivaciones que tienen los donantes particulares:

  • Preocupación e implicación en la causa: por ejemplo, alguien que tuvo un familiar que atravesó por una enfermedad, dona a una fundación u hospital que apoya a personas que padecen específicamente esa misma enfermedad.
  • Sentido del deber hacia los desfavorecidos: relacionado con el imperativo moral de compensar la buena situación propia ayudando a los que se encuentran en una situación peor.
  • Sentimiento de culpa: se diferencia del anterior en que generalmente no lleva relaciones a largo plazo, en muchas ocasiones el sentimiento desaparece con una sola donación
  • Motivos sociales: como por ejemplo la búsqueda de un reconocimiento social, poner una placa con el nombre del donante o ser mencionado ante un discurso de agradecimiento.

Es por eso que como menciona este autor ¨cuando captamos recursos, más que pedir una dádiva, “vendemos”. A cambio del dinero o de otro bien no damos simplemente nuestro agradecimiento, damos oportunidad a una persona de que canalice su necesidad de ser solidaria o de ver colmadas otro tipo de aspiraciones menos nobles¨ (Pérez López, 2006).

Las categorías presentadas por Pérez López revelan de forma general algunas de las motivaciones que tienen los donantes al dar algo al prójimo, sin embargo, estas motivaciones son generalmente conscientes y el acto altruista no se puede tener en cuenta solo en la vida consciente, por lo que a pesar de que no haya suficiente investigación sobre el altruismo desde el campo psicoanalítico, se puede decir, que es en el inconsciente donde se encuentran las verdaderas motivaciones por las cuales las personas actúan de forma altruista. Todo acto altruista tiene una motivación consciente (muchas veces no dicha) y/o inconsciente (muchas veces no sabida o conocida), por lo que al final, la acción de ayudar al prójimo obedece a una necesidad y motivación propia.

Freud no habla explicítame sobre el altruismo pero lo menciona de forma breve en algunos de sus escritos, comenzando por ¨Tótem y tabú¨ en donde escribe:

De la violación de un tabú los primitivos temen un castigo, las más de las veces una enfermedad grave o la muerte. Y ese castigo amenaza a quien se ha hecho culpable de la violación. No es así en la neurosis obsesiva. Si el enfermo ha de ejecutar algo que le está prohibido tiene miedo al castigo que sufriría no él sino otra persona, que casi siempre se deja indeterminada pero en quien se discierne, mediante el análisis, a uno de los seres más allegado a él y más amados. El neurótico se comporta en este punto, pues, como altruista y el primitivo como egoísta (Freud S. , Tótem y tabú, 1913, p. 76)

En ¨El malestar en la cultura¨:

Expresado de otro modo: el desarrollo individual se nos aparece como un producto de la interferencia entre dos aspiraciones: el afán por alcanzar dicha, que solemos llamar ¨egoísta¨ y el de reunirse con los demás en la comunidad, que denominamos ¨altruista¨. Según dijimos en el desarrollo individual el acento principal recae, las más de las veces, sobre la aspiración egoísta o de dicha; la otra que se diría ¨cultural¨, se contenta por lo regular con el papel de una limitación. La ética llamada natural no tiene nada para ofrecer aquí, como no sea la satisfacción narcisista de tener derecho a considerarse mejor que los demás (Freud S. , El malestar en la cultura, 1996, p. 136).

En ¨Teoría de la libido y narcisismo¨, menciona al altruismo diciendo que:

Lo opuesto del egoísmo, el altruismo, no coincide con la investidura libidinosa de objeto; se separa de esta porque faltan en él las aspiraciones a la satisfacción sexual. Empero, en el enamoramiento pleno el altruismo coincide con la investidura libidinosa de objeto. El objeto sexual atrae sobre sí, por regla general, una parte del narcisismo del yo, lo que se hace notable en la llamada “sobrestimación sexual” del objeto. Si en cambio se produce la transmisión altruista del egoísmo al objeto sexual, éste cobra máximo poder; por así decir, deglute al yo (Freud S. , 26ª conferencia: La teoría de la Libido y el narcisimo, 1917, p. 380)

En los escritos antes mencionados en los que Freud hace referencia al altruismo, se puede observar que utiliza este termino para resaltar la diferenciación entre altruismo y egoísmo, inclusive hace mención al decir que son lo opuesto. Cuando habla del altruismo lo hace con la intención de especificar que el altruista es quien demuestra una preocupación por el otro, es quien toma en cuenta al objeto, sin embargo, no profundiza más allá del término, tampoco escribe acerca de qué es lo que origina que una persona se comporte de forma altruista y no se cuestiona si dentro de ese altruismo podría existir también ciertos componentes narcisista, por lo que deja abierta esta investigación a los futuros psicoanalistas.

Más adelante, su hija Anna Freud (1965) empleó el término de ¨renuncia altruista¨ para explicar el comportamiento altruista que observó en sus pacientes, los cuales mostraban una proyección de los propios impulsos instintivos en favor al bien de los demás. Explica que la renuncia altruista es un proceso de defensa que resulta de una combinación de los mecanismo de proyección e identificación. Expone este mecanismo ejemplificando a sus pacientes; ¨Una paciente que sufría una inhibición neurótica de tipo obsesivo cuando debía gastar dinero para sí, al comprar regalos repentinamente tornábase generosa. Otra enferma cuya angustia no le dejaba realizar sus proyectos de viaje, aconsejaba calurosamente a sus amigas que lo hicieran¨ (p. 141). En estos ejemplos sus pacientes utilizan sus impulsos instintivos involucrándose en la vida de los demás. En lugar de ellos experimentar la satisfacción por si mismos, viven esa satisfacción por medio de la identificación con el otro. Aparece un vínculo de cálidos sentimientos que se establecen con el cumplimiento del propio deseo en la persona sustituta.

Anna Freud (1965) menciona que la renuncia altruista es un proceso defensivo que tiene doble filo. Por un lado asegura la benevolencia del sujeto, permitiéndole así la autosatisfacción instintiva por vía indirecta aunque exista la prohibición del superyó, y por otro lado libera la actividad inhibida y la agresividad que debían garantizar los deseos primitivos. Para explicar el porque ¨una empleada que jamás se animaría a pedir un aumento de sueldo para sí, de pronto asedia a su jefe a fin de hacer valer los derechos de otra compañera¨ (p. 142).

Anna Freud (1965) dice que:ƒana

El análisis de tales situaciones demuestra que este proceso de defensa proviene de un conflicto infantil con una autoridad parental en relación con alguna forma de gratificación instintiva. La agresividad contra la madre velada en tanto se exprese en el propio deseo instintivo, se ejecuta cuando en apariencia se trata de la satisfacción de deseos extraños. El objeto contra el cual se dirige la agresión liberada es, siempre, el representante de aquella autoridad que en la época infantil impuso la renuncia instintiva… En la generalidad de los casos se escoge como persona sustitutiva a un antiguo objeto de envidia (pp. 142- 143)¨

Por otro lado, Anna Freud (1965) también estudia el mecanismo de renuncia altruista con relación al fenómeno de la angustia de muerte. Menciona que la angustia de muerte se halla ausente cuando el individuo proyecta sus propios impulsos instintivos. Cuando hay peligro, el yo con esa característica no experimenta ninguna preocupación real por su propia vida. En su lugar, siente angustia y practica un cuidado intenso por la vida de sus objetos de amor. En este estudio Anna Freud demuestra que estas personas (que son los objetos de amor), cuya seguridad es importante, son los mismos sustitutos sobre quienes se desplazaron los deseos instintivos.

La propia existencia sólo se estima valiosa y digna de vivirse en tanto se encuentre en ella posibilidades de satisfacción instintiva. Cuando esta realización instintiva ha sido delegada en beneficio de otro, considérese a la vida extraña más valiosa que la propia. El aniquilamiento del objeto sustitutivo significa el aniquilamiento de toda esperanza y perspectiva de cumplimiento (Freud A. , 1965, p. 146).

Guiter y Halac de Lifschitz (1997) dos psicoanalistas, escriben un artículo sobre el altruismo desde el punto de vista psicoanalítico, mencionando que, a diferencia de los sentimientos como ternura, gratitud y cooperación, en los que habitualmente se tiene como compensación el recibir del objeto el mismo trato, en el altruismo existe una característica única; que produce placer al sujeto el echo de sacrificar algo de sí, por el bien de otra persona. Estos autores se cuestionan lo siguiente:

Si la condición de perder algo y complacerse en ello, por el otro, es, primero, un rasgo inherente a todos los seres humanos o pertenece a unos pocos. Y segundo, si es, verdaderamente, expresión auténtica de amor o, meramente, una expresión encubierta de otros sentimientos o situaciones, por ej., de masoquismo. O una forma sofisticada de narcisismo, para ser considerado mejor que los otros. O una manera de resolver un conflicto superyoico que censura el egoísmo inconsciente del sujeto, invirtiendo el proceso y transformándolo en altruismo, es decir haciendo una formación reactiva y apareciendo el propio sujeto como humilde, lo cual es bien visto por el grupo social (Guiter & Halac de Lifschitz, 1997, p. 428).

En este artículo Guiter y Halac de Lifschitz (1997) concluyen diciendo que es en el proceso de crianza por medio de los vínculos que se crean entre los padres e hijos que aparece el altruismo, ¨aparece como un rasgo humano universal, tanto como el narcisismo¨ (p. 435). Para estos autores el altruismo es un componente del cariño que surge de la pulsión y el deseo, los cuales son elementos del amor. Consideran que implica una fusión pulsional de libido y agresión, donde la agresión sólo tiene el propósito de colocar a Eros a la consecuencia de sus fines. Más que ser impulsos tiernos del yo hacia el objeto, son derivados de lo libidinal, como la ternura, gratitud, confianza, credibilidad, alegría, deseo de ayudar, cooperación (entre otros que mencionan), ellos agregan al altruismo como uno de esos ingredientes que derivan de lo amoroso, de lo libidinal. Finalmente, estos autores afirman que se debe tomar al altruismo como un rasgo esencial presente en los seres vivos.

Al pensar en altruismo es muy común pensar también en que existen sentimientos de culpa detrás de ese altruismo. O´Connor, Berry, Lewis, & Stiver (2011) describen un mecanismo al que llaman ¨culpa basada en la empatía¨, explican que cuando este mecanismo está mal dirigido o es excesivo, puede volverse desadaptativo y llevar al altruismo patológico. La culpa basada en la empatía comunmente se esconde detrás de actos patológicos de altruismo, generando un gasto de energía en esfuerzos inútiles de ayudar al prójimo que a menudo se vuelven autodestructivos. La culpa basada en la empatía se convierte patológica cuando provoca errores en el entendimiento de la causalidad, por ejemplo; cuando las personas que sienten empatía al presenciar las desgracias de los demás, falsamente creen que ellos causaron esos problemas por lo que ese sentimiento de culpa los mueve también a creer que falsamente tienen la responsabilidad y los medios para aliviar a la persona que se encuentra en sufrimiento.

Seelig y Rosof (2001) escriben un artículo llamado: ¨Altruismo normal o patológico¨ en dónde presentan una categoría para distinguir los distintos tipos de altruismo. Los cuales se presentan a continuación:

  • Protoaltruismo: este tiene una raíz biológica. Parece ser un tipo de altruismo instintivo que busca preservar la especie, se observa en la crianza que tiene la madre con su hijo (altruismo maternal). También se puede observar en los niños, en su capacidad de sentir gratitud y en su empatía al percibir los estados de ánimo de la madre. Esto se respalda en la propia supervivencia del niño ya que en medida en la que es capaz de interactuar con su madre de una manera más solidaria, tiene mayor posibilidad de que sus necesidades físicas y emocionales sean satisfechas por la madre. ¨Melanie Klein (1957) vio este comportamiento empático del bebé como muestra de su capacidad para la reparación y del deseo de corresponder al placer. Entendió este desarrollo como posible sólo después una temprana posición esquizo-paranoide en la cual el bebé proyectaría su agresión en el pecho materno y experimentaría ansiedad persecutoria¨ (Klein, 1957, citado en Seelig & Rosof, 2001).
  • Altruismo generativo: la capacidad para experimentar placer por los éxitos o logros del otro. Para presentar este tipo de altruismo anteriormente se tiene que desarrollar la empatía generativa la cual es “la experiencia interna de participar de y comprender el estado psicológico momentáneo de otra persona” (Schafer, 1959 citado en Seelig & Rosof, 2001). Se puede entender como una función del yo secundariamente autónoma de la cual habla Hartmann (1955) la cual sería parecida a la sublimación, vista como un mecanismo de defensa eficiente para tratar con el peligro amenazador de las pulsiones y también como un agente que se hace cargo económicamente de las funciones defensivas del yo (Hartmann, 1955, citado en Seelig & Rosof, 2001).
  • Altruismo conflictivo: Se divide en dos tipos; altruismo generativo que ha entrado en conflicto y el altruismo que se origina en un conflicto. Aunque ambos tienen elementos patológicos y posiblemente propósitos defensivos, también son comportamientos con cualidades de adaptación. Un ejemplo de este tipo de altruismo es el que observamos anteriormente con la renuncia altruista mencionada por Anna Freud. Al resolver el conflicto, los impulsos de altruismo pueden ser expresados y permitirse a uno mismo la gratificación instintiva de forma directa.
  • Pseudoaltruismo: Conlleva una disminución significativa en la capacidad de gratificar impulsos libidinales y agresivos. La forma en la que se desarrolla de manera compulsiva, despegándose de si mismos en el autosacrificio, es una forma de disfrazar su agresión, envidia y necesidad de controlar al objeto. Este tipo de altruismo se relaciona con patologías masoquistas o narcisistas.
  • Altruismo psicótico: Se encuentra en pacientes con estructura psicótica, los cuales muestran conductas de cuidado y autosacrificio extremos que pueden llegar a dañarlos. Estas conductas son basadas en creencias delirantes. Cuando se lleva a cabo el altruismo psicótico lo hacen de manera extravagante, se pueden llegar a autodenominar profetas o salvadores.

 

Seelig & Rosof (2001) concluyen su artículo remarcando la importancia de realizar una distinción entre el altruismo normal y el patológico, ya que mencionan que el altruismo ha sido observado como patológico en la mayoría de la bibliográfia psiconalítica. Desciben al altruismo normal como: la capacidad de experimentar placer libre de conflicto al favorecer el bienestar de los demás, en el altruismo normal la persona es capaz de compensar sus necesidades pulsionales directamente, posponer la gratificación inmediata y disfrutar cuando ayuda a los demás. Este tipo de altruismo puede llegar a existir principalmente en personas con estructuras neuróticas, sin embargo; es importante subrrayar que hasta en el altruismo normal o ¨saludable¨ se estaría obtentiendo una gratificación personal a través de un sustituto.

 

Conclusión

Realizando el presente trabajo me encontré con un artículo titulado: ¨¿Porqué ayudamos a otros a cambio de nada?¨ después de realizar este trabajo la respuesta a esta pregunta es obvia, nadie ayuda al otro a cambio de nada, siempre va a existir una satisfacción personal, alguna ganancia consciente o inconsciente, o algún mecanismo de defensa actuando detrás del altruismo.

El altruismo es posible y real, siempre y cuando se cambie la definición y se acepte la idea de que en todos los casos de altruismo se va a obtener de alguna u otra manera una ganancia propia, aunque sea de forma inconsciente. A pesar de que existan autores que afirmen la existencia pura del altruismo, pienso que son autores que no están tomando en cuenta el actuar del inconsciente en el ser humano. Por lo que respondiendo a la pregunta del inicio en la que se cuestiona si ¿Existe la posibilidad de considerar el altruismo tal y como se define en el diccionario? pienso que no se puede hablar de la existencia de ese altruismo en una definición en la que se dice que lo principal y más importante es ¨brindar una atención desinteresada¨ al prójimo, porque finalmente se podría decir que en cada acto altruista existe una pieza egoísta que mueve al individuo (si no es consciente al menos de forma inconsciente).

Aunque se podría decir que el fin último del altruismo es en parte egoísta, este es un mecanismo que sirve para establecer lazos positivos y consolidar relaciones humanas. Por medio de este, se estaría utilizando las necesidades propias o los impulsos egoístas a favor de otros, ya que el sujeto estaría obteniendo una satisfacción a través del objeto pero al mismo tiempo le estaría dando una satisfacción a cambio. Pienso que en cada persona altruista reside una motivación inconsciente lo cual lo moviliza a actuar de tal manera, esta forma de actuar garantiza en la mayoría de los casos una satisfacción tanto para quien práctica el altruismo como para el que recibe la ayuda por parte del altruista, por lo que finalmente sería una ganancia en doble dirección.

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