Más allá del diván.
Autor: Dra. Luisa Rossi

 

Antes de leer mi comentario quiero agradecer a las coordinadoras del libro,Dras. Bertha Blum y Emiliy Ito por invitarme a participar en ésta presentación. Es un honor compartir con todos los aquí presentes.

Hace varios meses en la explanada de la Facultad de Psicología, por supuesto de la UNAM, la Dra. Blum me comentó que junto con la Dra. Ito, estaban compilando un libro y les gustaría que en su momento participara en la presentación del mismo. Por supuesto mi respuesta fue afirmativa y por discreción no pregunté de que se trataba, quienes participaban, ni todas esas fantasías que surgen ante una invitación como esta, recuerdo que me sentí muy halagada y lo único que con certeza podía imaginar, es que sería de corte psicoanalítico. No me equivoqué. Bajo ésta premisa, un medio día hacia finales del mes deseptiembre, principios de octubre de éste año, la Dra. Blum me llamó por teléfono para darme la buena noticia: el libro ya había salido y empezaban los preparativos para presentarlo. Su tono de voz denotaba una inmensa alegría, de esas que todos sentimos cuando el producto está terminado, cuando hemos cumplido con el objetivo y cuando sabemos que el resultado no es sólo bueno, si no muy bueno.El viernes siguiente, llegó a casa un enorme folder tamaño oficio con el escudo de la UNAM, mi primera fantasía, por cierto bastante paranoide, fue que se trataba de algún recordatorio, de documentos que no había firmado o, en el mejor de los casos, de una invitación. Lo abrí con cierta cautela como suelen abrirse los sobres con escudo oficial. Con enorme gustó vi que se trataba del libro “Más allá del diván”. Cabe señalar que se trata de un título sugestivo, atractivo, que a mi juicio puede despertar tanto la curiosidad morbosa como la científica.

Para todos aquellos que hemos sido analizados por años y años y en distintas épocas de nuestra vida, la pregunta o asociación casi obligada al leer con tono contundente , firme,y con signos de admiración “ ¡Más allá del diván ¡”sería algo así como: ¿Hay algo más?…¿No llegó a la conciencia lo reprimido?, ¿no se vencieron las múltiples resistencias?, todas las preguntas que se nos pueden ocurrir o todo aquello con lo que asociemos el título de este libro es válido, también podemos decir en silencio o en voz alta: bueno, todo es subjetivo y siempre hay más. Al día siguiente inicié con entusiasmo su lectura.

Desde el prólogo del Dr. Cueli, hasta las conclusiones de las coordinadoras. Fue una lectura, ágil, conmovedora, llena de sorpresas, desde lo emocional hasta lo científico – metodológico. Cuando terminé de leerlo, tuve la sensación de que casi todo estaba dicho, recordé los exámenes de grado, donde generalmente si se es de los últimos sinodales, otros ya comentaron y preguntaron lo mismo que uno había acotado. Mi primera intención fue hacer un breve comentario sobre cada artículo, darle su momento y su tiempo a cada caso, sin embargo descarté la idea porque salía de los propósitos de la presentación, por lo tanto decidí hablar del libro en su conjunto aunque seguramente se quedaran algunos comentarios en el tintero.

“Más allá del diván” es un testimonio claro y conciso, sin duda alguna se trata de una obra que nos habla de los diferentes temas que se pueden y deben investigar dentro del ámbito psicoanalítico. Sigmund Freud inicia su artículo: “Nuevos caminos de la terapia psicoanalítica”(1919) diciéndonos: “Estimados colegas: ustedes saben que nunca nos enorgullecemos de poseer un saber o un poder-saber completos y concluidos; hoy, como siempre, estamos dispuestos a admitir las imperfecciones de nuestro conocimiento, a aprender cosas nuevas y a modificar nuestros procedimientos toda vez que se les pueda sustituir por algo mejor.

Nos encontramos hoy tras largos años de separación y de dura prueba; este reencuentro me mueve a pasar revista al estado de nuestra terapia, a la cual debemos sin duda la posición que tenemos en la sociedad de los hombres, y a observar en perspectiva las nuevas direcciones en que podría desarrollarse”.

A mi juicio, estos párrafos ilustranlo que Más allá del diván nos demuestra de manera acuciosa,determinante y sumamente cuidada; la inserción de la teoría psicoanalítica en una metodología cualitativa y viceversa, ambas responden ycomplementan las inquietudes de los investigadores, el psicoanálisis per se, da respuesta a una serie de hipótesis que se plantean desde los diferentes motivos de la consulta,la sintomatología predominante de cada caso,la narraciónde las historias de vida, desde la subjetividad de la diada terapeuta- paciente, que nos señalan, cómo a partir de esa relación evidentemente transferencial – aunque el término como tal no se mencione todo lo que a mi en lo particular me hubiera gustado- los pacienteslogran obtenerun bienestar y/o equilibrio psíquico que les permiteafrontar sus desafíos del mundo externo.

La contratransferencia también está descrita, los autores en un digno ejercicio de elaboración y honestidad, nos transmiten sus miedos, sus angustias, somatizaciones, tristeza, necesidad de ayudatanto en las sesiones, como en lahora de supervisión o bienen sus propios procesos analíticos.   Al finalizar la narración de cada uno de los casos, nos queda claro, lo formativa y compleja que resulta serla atención psicológica desde la clínica, desde la escucha del analista, desde el discurso del paciente, desde el contenido manifiesto y latente y desde luego, la formación psicoanalítica propiamente dicha. Para los psicoanalistas, los psicoterapeutas, ha sido normal analizarse, supervisar, ver pacientes, formar grupos de estudios, hacer investigación etc.…así es, y no lo cuestionamos, pero estoy segura que para muchas personas hoy día puede ser una gran sorpresa saber como se trabaja desde ésta técnica ,desde éste enfoque, dentro y fuera del diván..

Los nueve artículos son historias desgarradoras. Leyéndolas no podemos ser ajenos, ni negar una realidad social y psicológica donde el término “doloroso” me parece poco descriptivo, estas narraciones nos despiertan sentimientos de enojo, de rabia, frustración, impotencia, ternura y al mismo tiempo, tienen la facultad de despertarnos el coraje y la ilusión de trabajar desde otros ángulos.

Con otras miradas, nos invita aformar verdaderos equipos interdisciplinarios para prevenir y atacar la enfermedad mental en cualquiera de sus manifestaciones: neuróticas, psicóticas, trastornos narcisistas, fronterizos, de la personalidad en general, la que sea, lo fundamental es hacerlo. Recordemos que la contraparte de la enfermedad psíquica es la salud mental, yrepresenta el cincuenta por ciento de nuestra vida diaria, de nuestra cotidianidad,de nuestro equilibrio en aras de una homeostasis en el sentido amplio de su propia definición.

Todos los pacientes con su historia, con su material analítico, con sus silencios y su presencia construyenverdades propias, las que sólo pertenecen a la relación terapeuta- paciente, las que se construyendesde el diván en los consultorios privados, en las instituciones de salud públicas y/o privadas, desde los consultorios improvisados en cualquier cubículo, en la banca de un parque público, en el jardín del hospital psiquiátrico,en las comunidades más remotas. Los pacientes son tan nobles que a pesar de las circunstancias adversasnos dan la oportunidad de conocer su mundo interno, sus placeres y displaceres, sus sueños y deseos, su indefensión ante la adversidad y, en nosotros, los psicoterapeutas, los psicoanalistas, siempre surge una pregunta de investigación: ¿Por qué le pasó lo que refiere comomotivo de consulta?, ¿Qué hay en su espacio mental?, ¿En su mundo interno?, ¿Cómo se resuelve?, ¿Cuál es su psicodinamia?

Así, en cada sesión, en cada encuentro, los terapeutas através de la escucha analítica hicieron un tipo deinvestigación e intervención cuyo fin fueformar nuevas teorías.  En éste libro se favoreció la investigación cualitativa con espléndidos resultados, se logró modificar la técnica y crear una que se adecuara a las circunstancias de cada caso, cada paciente fue un reto a vencer y, por lo tanto, justa es su publicación.

Los autores: Ana Lourdes Téllez, Juan José Rivera, Miriam Gutiérrez, Ximena Franco, David García, Lilia Arranz, Luis Pérez, Ana Margarita Cobián, y AsunciónÁlvarez Del Río, realizaron un espléndido trabajo de constancia de objetal. Establecieron con sus pacientes una cercanía respetuosa, de mentalización, de acompañamiento, para no favorecer lo que Green llamó lo blanco, lo vacio, la proyección infinita, la alucinación negativa del otro y de ellos mismos. Cada autor nos lleva de la mano y nos abre su espacio terapéutico para poder mirar desde adentro lo que ocurrió entre ellos. Con calidad y calidez nos muestran su trabajo. Gracias a este libro, hoy tenemos con nosotros una pequeña historia de la vida de: Fernanda, Ángela, Paloma, Abril, Luis, Ángel, Jesús, Adi, Mayra, Fabi, Anna, Chela, Blanca, Erika, María, Patricia, Don Gerardo, Doña Claudia, Guadalupe, Sergio, Esteban, Delia, los pacientes G, R, E, A, y aquellos cuya identidad quedó más guardada, todos ellos tuvieron la fortuna de ser atendidos, escuchados, analizados e interpretados, todos contaron con un terapeuta que más allá de hacer una investigación para obtener un grado académico, pusieron su yo al servicio de sus pacientes para mitigar su dolor psíquico. Me parece justo mencionar que los artículos tienen su origen en la Facultad de Psicología de la UNAM, como se señala en la dedicatoria , en nuestra verdadera Alma Mater, el libro se gestó en sus aulas y dentro de un programa de posgrado que por razones coyunturales desapareció, y hoy podemos recordarlo con nostalgia y mostrar a la comunidad tanto de la Facultad en lo particular como de la universidad en general, lo importante que fue y el hueco que dejó en el programa de posgrado; pero en su momento, en su tiempo y en su espacio, tanto el programa, como la presencia de la UNAM, en diferentes instituciones fue insustituible y cumplió con darle un servicio psicológico de alta calidad a los pacientes que lo requirieron.

Para terminar con mi participación quiero recordarles que Freud consideraba importante que los conocimientos psicoanalíticos fueran conocidos y aceptados por toda la sociedad, suponía que al conocer el significado inconsciente de los síntomas yla razón de ser de éstos , desaparecerían al no poder cumplir con el requisito de deformar y ocultar ante el sujeto y las personas de su entorno los prohibidos deseos que encuentran satisfacción mediante síntomas, reconocerían así los instintos dominantes y tendrían que afrontar el conflicto y combatir o renunciar a sus deseos; la tolerancia de la sociedad, consecuencia de la ilustración psicoanalítica, les presentaría su apoyo. En el último párrafo de su artículo. “El porvenir de una ilusión”, (1927), nos dice:”… nuestra ciencia no es una ilusión. Sí lo sería creer que podemos obtener de otra parte lo que ella no puede darnos”.

A todos los que hicieron realidad ésta publicación les deseo mucho éxito.