Tania Díaz Michel

“Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya” 

El principito 

Como humanidad, tendemos a buscar explicaciones acerca de dónde venimos o cómo comenzó nuestra existencia, ¿quién creó el universo?, ¿cómo se explican los fenómenos que nos rodean? O bien sobre cómo se explica la propia humanidad. La cosmogonía griega y la romana, son ahora mitos que nos parecen maravillosos pero lejanos, los mayas o aztecas nos parecen más cercanos (geográficamente) pero a la vez distantes. El punto en común: Dioses sanguinarios que rigen la vida de los seres humanos, buscando retribuciones y aplicando castigos a falta de éstas y humanos rindiendo tributos para redimirse o subsistir. 

Freud, en Introducción al Narcisismo (1914/ 2012) habla acerca del narcisismo primario, asociado con esquizofrénicos, niños y pueblos primitivos. Los rasgos distintivos de éste son: el delirio de grandeza y la falta de interés respecto al mundo exterior. En este mismo texto, menciona que en la neurosis, el vínculo con la realidad también se ve afectado; no obstante, los objetos reales son sustituidos por objetos imaginarios de sus recuerdos, mezclándose así lo real con lo imaginario. En los pueblos primitivos, dice, si los rasgos se presentaran aislados, serían catalogados como delirios de grandeza, sobreestimación del poder de sus deseos o actos psíquicos, la omnipotencia de los pensamientos y la magia. 

El aparato psíquico del neurótico funciona con el proceso secundario del pensamiento durante la vigilia; no obstante, las fantasías inconscientes están presentes y activas en todo individuo. Según Melanie Klein, es la expresión mental de los instintos y existe desde el comienzo de la vida. El crear fantasías, al ser una función del yo, hace que éstas influyan y alteren la percepción o interpretación de realidad y a la inversa, la realidad influye sobre la fantasía inconsciente. Al ser el objetivo de la fantasía satisfacer impulsos instintivos prescindiendo de la realidad externa, se puede considerar que la gratificación proveniente de la fantasía es una defensa contra la realidad externa llena de privación y del mismo modo, es también una defensa contra la realidad interna. 

Si bien, en el mejor de los casos, transitamos del proceso primario hacia el proceso secundario, los vestigios del proceso primario quedan anclados a la personalidad, como lo describe Bion con las partes neuróticas y psicóticas de la personalidad. De igual manera, al dormir, y más específicamente, al soñar, regresamos al funcionamiento del proceso primario, avistando lo inconsciente. 

Como menciona Elisabeth Roudinesco en su diccionario de Psicoanálisis:

[…] Freud no fue el primer pensador que descubrió el inconsciente o inventó la palabra para definirlo. Sin embargo fue él quien terminó por convertirlo en el concepto principal de su doctrina, asignándole una significación muy distinta a la que le atribuían sus predecesores.[…] (Roudinesco, E., 1997/2008, p.527)

Es así que Freud, al anclar su teoría sobre lo inconsciente, comenzó una revolución del conocimiento de la mente humana. Al igual que los antiguos pobladores de la Tierra, que comenzaron a buscar explicaciones sobre los fenómenos naturales, la observación de los astros y los saberes que hoy en día conocemos como ciencia, Freud comenzó a unir saberes, filosóficos, mitológicos, neurológicos, etc. Y comenzó a darles forma de una nueva teoría: el psicoanálisis. 

Aristóteles en el año 340 a.C. a través de sus observaciones de los astros planteaba que la Tierra era una esfera redonda y no una plataforma plana como se creía, o que el sol y los planetas orbitaban alrededor de ésta. Años más tarde, en 1514, Nicolás Copérnico planteó que el sol era estacionario y los planetas orbitaban alrededor de éste. No fue hasta 1609, que Galileo Galilei, comenzó a observar el cielo con su flamante invento: el telescopio. Unos años más tarde en 1687, Isaac Newton presentó una teoría en la que planteaba cómo se mueven los cuerpos en el espacio y el tiempo, además de crear las matemáticas necesarias para analizar estos movimientos. 

De igual forma, Newton formuló su teoría de la gravedad, y de acuerdo con ésta, las estrellas deberían atraerse unas a otras por lo que no parecía que pudieran permanecer en reposo. Argumentaba que si hubiera un número infinito de estrellas, distribuidas más o menos uniformemente sobre un espacio infinito, éstas no podrían aglutinarse ya que no habría ningún punto central donde hacerlo. Por ello, en un universo infinito, cada punto puede ser considerado central, ya que todo punto puede estar rodeado de un número infinito de estrellas. 

Algunos siglos después, Einstein formuló la teoría de la relatividad. Con ella fue posible dar una explicación matemática a lo que se conocía hasta el momento y predecir aquello que no se conocía o que, hasta la fecha, resulta desconocido. 

El postulado fundamental de la teoría de la relatividad, nombre de esta nueva teoría, era que las leyes de la ciencia deberían ser las mismas para todos los observadores en movimiento libre, independientemente de cual fuera su velocidad. Esto ya era cierto para las leyes de Newton, pero ahora se extendía la idea para incluir también la teoría de Maxwell y la velocidad de la luz: todos los observadores deberían medir la misma velocidad de la luz sin importar la rapidez con la que se estuvieran moviendo. Esta idea tan simple tiene algunas consecuencias extraordinarias. Quizás las más conocidas sean la equivalencia entre masa y energía, resumida en la famosa ecuación de Einstein E=mc2 (en donde E es la energía, m, la masa y c, la velocidad de la luz), y la ley de que ningún objeto puede viajar a una velocidad mayor que la de la luz. (Hawking, S., 1998/2017, pp.24-25)

Steven Hawking, en su libro Historia del tiempo del Big Bang a los agujeros negros (1988/2017), describe cómo fue evolucionando la ciencia hasta que lo llevó a plantear su tesis doctoral titulada: Propiedades de un Universo en expansión. Según Hawking, el universo se encuentra en constante expansión, contrariando algunas de las corrientes del pensamiento del Siglo XX en las que era aceptado que el universo había existido siempre en un estado inmóvil o bien había sido creado como lo vemos ahora. 

Y se preguntarán, ¿qué relación tiene la física o la astronomía con Freud o el psicoanálisis?. Al igual que algunos de estos pensadores, Freud comenzó a construir su teoría basándose en sus observaciones y sin muchas herramientas para poder comprobarlo, quedando así en hipótesis o teorías de la mente y su funcionamiento.

Él mismo habló sobre la confrontación de su teoría con la ciencia. En Pulsiones y destinos de pulsión (1915/2012) dice: 

Muchas veces hemos oído sostener el reclamo de que una ciencia debe construirse sobre conceptos básicos claros y definidos con precisión. En realidad, ninguna, ni aun la más exacta, empieza con tales definiciones. El comienzo correcto de la actividad científica consiste más bien en describir fenómenos que luego son agrupados, ordenados e insertados en conexiones. Ya para la descripción misma es inevitable aplicar al material ciertas ideas abstractas que se recogieron de alguna otra parte, no de la sola experiencia nueva. Y más insoslayables todavía son esas ideas —los posteriores conceptos básicos de la ciencia— en el ulterior tratamiento del material. Al principio deben comportar cierto grado de indeterminación; no puede pensarse en ceñir con claridad su contenido. 

Mientras se encuentran en ese estado, tenemos que ponernos de acuerdo acerca de su significado por la remisión repetida al material empírico del que parecen extraídas, pero que, en realidad, les es sometido. En rigor, poseen entonces el carácter de convenciones, no obstante lo cual es de interés extremo que no se las escoja al azar, sino que estén determinadas por relaciones significativas con el material empírico, relaciones que se cree colegir aun antes que se las pueda conocer y demostrar. (Freud, S. 1915/2012, p.113)

A su vez, el psicoanálisis creado por Freud ha sido enriquecido por diversas personas y/o escuelas. Es así como podemos encontrar la escuela clásica, que se apega a Freud; la escuela inglesa, que se enfoca en las relaciones objetales; la escuela americana con la Psicología del yo o del Self; la escuela francesa enfocada en la psicosomática; la escuela Lacaniana, por mencionar algunas. Cada una de estas escuelas puede ser vista como un universo por sí mismo. 

Si extrapolamos la teoría en la que el universo se encuentra en continua expansión, podemos decir que al igual que el universo o las galaxias, que en algún momento estuvieron muy cerca las unas de las otras, las distintas escuelas de psicoanálisis han ido expandiéndose y alejándose cada vez más tomando un rumbo propio, aunque en esencia siguen rigiéndose por los mismos principios, los planteados por Freud. 

Por otro lado, el término multiverso parece haber sido acuñado por el psicólogo y filósofo William James en 1895 en su libro “Is Life Worth living?”. Dirigido a una comunidad cristiana de varones en Harvard, sustenta que: “La naturaleza visible es toda plasticidad e indiferencia, un multiverso, como se podría llamar, y no un universo”. (Citado en: Rubenstein, M., 2014 p. 15). Para James, la variedad de cosas de nuestro mundo visible constituyen el multiverso mientras que la congruencia entre ellas es el universo. 

Esto contrasta con lo que más tarde se teorizó en la rama de la física en la que se propone que nuestro mundo visible constituye el universo y los mundos aún no conocidos, constituyen el multiverso. 

En esta nueva configuración de multiversos podemos encontrar 4 clasificaciones principales:  

  • En la primera, encontramos la que configura al universo espacialmente con un número infinito de mundos separados ya sea por una expansión de tiempo y espacio o bien por energía en expansión.
  • En la segunda, el universo se configura temporalmente, parte del universo colapsa y crea un nuevo universo repitiéndose infinidad de veces. 
  • La tercera se basa en la Interpretación de Varios Mundos (MWI), por sus siglas en inglés. En ésta se sugiere que el universo se separa en diferentes ramas cada que una partícula subatómica toma su lugar. 
  • Finalmente encontramos el multiverso modal, el cual estipula que todos los mundos posibles existen además de que debe existir un número infinito de cada mundo posible. 

Pero ¿cómo podemos saber que algo está ahí si no podemos verlo?. Lo complicado  de estudiar la mente, o más específicamente, lo inconsciente es que no es algo tangible y no podemos interactuar directamente con éste. Freud, en Introducción al narcisismo (1914/2012) menciona:

Por cierto, representaciones como las de libido yoica, energía pulsional yoica y otras semejantes no son aprehensibles con facilidad, ni su contenido es suficientemente rico; una teoría especulativa de las relaciones entre ellas pretendería obtener primero, en calidad de fundamento, un concepto circunscrito con nitidez. Sólo que a mi juicio esa es, precisamente, la diferencia entre una teoría especulativa y una ciencia construida sobre la interpretación de la empiria. Esta última no envidiará a la especulación el privilegio de una fundamentación tersa, incontrastable desde el punto de vista lógico; de buena gana se contentará con unos pensamientos básicos que se pierden en lo nebuloso y apenas se dejan concebir; espera aprehenderlos con mayor claridad en el curso de su desarrollo en cuanto ciencia y, llegado el caso, está dispuesta a cambiarlos por otros. Es que tales ideas no son el fundamento de la ciencia, sobre el cual descansaría todo; lo es, más bien, la sola observación. No son el cimiento sino el remate del edificio íntegro, y pueden sustituirse y desecharse sin perjuicio. En nuestros días vivimos idéntica situación en la física, cuyas intuiciones básicas sobre la materia, los centros de fuerzas, la atracción y conceptos parecidos están sujetos casi a tantos reparos como los correspondientes del psicoanálisis. (Freud, 1914/2012, p.75)

Para explicar el descubrimiento de lo inconsciente, Freud creó una teoría con la cual se pudiera interpretar lo inconsciente a través de sus distintas manifestaciones. En La Interpretación de los Sueños, publicada en 1900, Freud nos habla de los sueños como la vía regia a lo inconsciente. De igual forma propuso que son cumplimientos del deseo, un deseo que es disfrazado por: condensación, desplazamiento, figurabilidad y la elaboración secundaria. Más tarde, en Psicopatología de la vida cotidiana (1901/2012), habló sobre los actos fallidos, los olvidos, recuerdos encubridores, entre otros. En esta obra, dice que a través de éstos, se puede rastrear el contenido inconsciente que es reemplazado o sustituido por estos datos.

Las propiedades del sistema inconsciente que propone Freud en su texto Lo inconsciente (1915/ 2012) son las siguientes: 

  • El núcleo del inconsciente consiste en agencias representantes de pulsión que buscan descargar su investidura; por lo tanto en mociones de deseo. Estas mociones pulsionales están coordinadas y subsisten juntas sin influirse ni contradecirse. No se quitan ni se cancelan recíprocamente sino que confluyen en la formación de una meta intermedia, un compromiso.
  • Dentro de este sistema no existe la negación. No existe ni la duda, ni la certeza. 
  • Hay una mayor movilidad de las intensidades de investidura éstas por el proceso de desplazamiento y condensación (propios del proceso primario).
  • Los procesos del sistema inconsciente son atemporales, no están ordenados con respecto al tiempo y no se ordenan o modifican por el transcurso de éste.
  • Sustitución de la realidad externa por la realidad psíquica. Su destino depende de la fuerza que posean y que cumplan con la regulación del placer- displacer.  

Al comparar las configuraciones de los multiversos en la Física con las psicoanalíticas, propongo lo siguiente: 

Al igual que la configuración espacial, para Freud, en su primera tópica, el aparato psíquico se divide en tres niveles o universos: consciente, preconsciente e inconsciente, cada uno de ellos regido por sus propias leyes de funcionamiento.

Por otro lado, siguiendo la configuración temporal y en comparación con la transferencia, se puede observar que un conflicto no resuelto de la infancia puede crear un nuevo universo de relaciones que se repiten infinidad de veces, esto con la esperanza de poder entender el conflicto original. 

Siguiendo la tercera configuración de los multiversos. La interpretación de varios mundos, el psicoanálisis se divide en diferentes ramas, cada una de ellas propone diferentes teorías, enriqueciendo así la teoría global, el psicoanálisis. 

Por último, en el multiverso modal, existe toda una gama de síntomas, si los catalogamos cada uno dentro de un conjunto, podemos encontrar un número infinito de expresiones de cada uno de éstos, por ejemplo, podemos encontrar un número infinito de síntomas obsesivos, más específicamente, un número infinito de personas con situaciones y formas de expresión de éste conflicto y al mismo tiempo un número infinito de interpretaciones y tratamientos dirigidos a éstos. 

Lo anterior me lleva a pensar que las leyes que rigen la naturaleza, a las que se les ha podido dar un sentido y categorización desde la ciencia, siguen los mismos principios que nos propuso Freud hace ya más de un siglo. No obstante, lo inherente a la mente, el alma y su funcionamiento, parece seguir en incógnita para la humanidad, por lo que en lo que respecta al tratamiento de los conflictos humanos emocionales y esenciales, se sigue dudando sobre su autenticidad y eficacia, y se sigue apostando al estudio y comprensión de la mente a través de la investigación científica a partir de su base neurológica, la cual es medible. 

Cuando [Freud] abandona el ‘Proyecto’ fue precisamente porque las teorías neurobiológicas del siglo XIX no cumplían la tarea de fundamentar sus hipótesis psicológicas… Sería tristemente regresivo si, después de abandonar el ‘Proyecto’, Freud hubiera abandonado también la creencia que yacía detrás: que cualquier teoría sobre la operación de la mente que se proponga apuntar a la verdad deberá algún día ser sustentada por la neurociencia. (Wilkes, 1975, pp. 120 y 123 citado en Cely. F., 2015) 

Si bien resulta difícil crear una única teoría capaz de describir todos los fenómenos de la mente o la naturaleza humana, el psicoanálisis desde el inicio planteó una amplia teoría sobre el funcionamiento de la mente. Sin embargo, se ha visto forzado a dividirse en distintas teorías para así lograr explicar de lo que sucede en el momento actual en una sociedad particular, pero que al mismo tiempo busca hacerse universal para la humanidad.

Por lo anterior, desde mi punto de vista, dividir el psicoanálisis en teorías parciales resulta más sencillo y fructuoso que mantener una sola teoría que explique el funcionamiento que la psique, ya que no se trata de un sólo problema o tratamiento para determinado conflicto psíquico, por ello resultan valiosos los aportes de cada una de las escuelas ya que amplían el modo de ver, e incluso de pensar, los conflictos. Quizás en la actualidad, resulta difícil encontrarnos con una persona que presente las características de un diagnóstico de histeria conversiva o bien el de un neurótico obsesivo tal como lo describió Freud en su teoría; sin embargo, hoy en día contamos con más elementos y mejores herramientas para su estudio, esto complementado con las ciencias médicas. 

En la actualidad, la ciencia, es, por llamarlo de alguna manera, la cosmogonía por la que nos hemos regido en los últimos siglos. A ojos de muchos, es lo que brinda validez a una teoría. Pero ¿se puede considerar el psicoanálisis como una ciencia?. Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), se denomina ciencia al: “conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento sistemáticamente estructurados y de los que se deducen de principios y leyes generales con capacidad productiva y comprobables experimentalmente”.

Si tomamos como base esta definición, el psicoanálisis queda excluido de esta categoría debido a que sus hipótesis no pueden ser establecidas como verdaderas o falsas con el mismo rigor de las ciencias exactas como la física o las matemáticas que invariablemente llegan a un mismo desenlace. De igual forma, al ser un método que aborda los síntomas creados a partir de vivencias y/o experiencias de una persona, la etiología de cada síntoma resulta distinta en cada caso y aunque se puede reducir a alguna entidad nosológica, resulta difícil pensar en que dos personas tengan exactamente el mismo síntoma y que éste sea ocasionado por el mismo hecho, o bien que bajo la misma interpretación tuviera el mismo desenlace, aunque no descarto que pudiera existir el caso. 

Como plantea Roudinesco en su libro ¿por qué psicoanálisis? (1998/2010):

Si nos atenemos a lo que precede, resulta que el psicoanálisis es claramente una ciencia del hombre. Y si Freud tuvo la tentación permanente de integrarlo a las ciencias de la naturaleza, no dio jamás el pago y terminó por elaborar un modelo más especulativo que susceptible de dar cuenta de una conceptualización que no está directamente vinculada a la experiencia clínica. A ese modelo dio el nombre de metapsicología en referencia a la metafísica, rama de la filosofía que trata cosas especulativas, el ser o la inmortalidad del alma. En esta metapsicología, incluyó, entre otros, el inconsciente, las pulsiones, la represión, el narcisismo, el yo y el ello. (Roudinesco, E., 2010, pp. 102-103). 

Entonces, podemos decir que el psicoanálisis sigue sujeto a correcciones y ampliaciones. Incluso, es posible que al pasar de los años, pueda surgir una nueva teoría o ciencia que pueda unificar el concepto de lo psíquico con lo fisiológico y con ello, quizás podremos obtener elementos que permitan hacer el psicoanálisis un método comprobable científicamente. 

Si perdemos de vista que la teoría psicoanalítica puede ser aún complementada corregida o enriquecida, corremos el riesgo de quedar estancados en una teoría del Siglo XIX , que a pesar de ser rica y funcional, con el paso del tiempo, puede quedar obsoleta debido a que la humanidad, como la materia, se encuentra en constante cambio. 

Como pudimos ver en este pequeño recuento histórico, teorías de personajes de la talla de Newton fueron cuestionadas, enriquecidas y ampliadas, a la luz de los descubrimientos posteriores apoyados en nuevas herramientas que permitieron darles un nuevo sentido. 

Al igual que el universo, la mente parece un espacio obscuro y muchas veces sin sentido; no obstante, así como los astros brillan en esta inmensa nada, lo inconsciente, está plagado de destellos, que en medio de esa obscuridad se hacen presentes con un brillo sutil, y aunque quizás la fuente de éste haya muerto tiempo atrás, siguen emitiendo luz a años de distancia, permitiéndonos observar e interpretar fenómenos aun cuando estos ya no estén vigentes o quizás, vivos. 

Bibliografía 

  • Cely, F. E. (2015). Razones y causas en el psicoanálisis freudiano. Eidos, 23, 135-156. doi:10.14482/eidos.23.190
  • Freud, S.(2012). Introducción al Narcisismo (1914). En Sigmund Freud Obras completas: Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico: Trabajos sobre metapsicología y otras obras: 1914-1916. (Tomo XIV, pp.65-98) Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, S.(2012). La Interpretación de los sueños (1915). En Sigmund Freud Obras completas: La Interpretación de los Sueños (primera parte )(1900) (Tomo IV, pp.99 -104) Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, S.(2012). Lo Inconsciente (1915). En Sigmund Freud Obras completas: Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico: Trabajos sobre metapsicología y otras obras: 1914-1916. (Tomo XIV, pp.153-214) Buenos Aires: Amorrortu.
  • Freud, S.(2012). Psicopatología de la vida cotidiana (Sobre el olvido, los deslices en el habla, el trastrocar las cosas confundido, la superstición y el error) (1901). En Sigmund Freud Obras completas: Psicopatología de la vida cotidiana (1901). (Tomo VI, pp.1-270) Buenos Aires: Amorrortu. 
  • Freud, S.(2012). Pulsiones y destinos de pulsión (1915). En Sigmund Freud Obras completas: Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico: Trabajos sobre metapsicología y otras obras: 1914-1916. (Tomo XIV, pp.105-134) Buenos Aires: Amorrortu.
  • Hawking, S. & Sagan, C. (2017). Historia del tiempo: Del “big bang” a los agujeros negros. Madrid: Alianza.
  • RAE.  Ciencia: Diccionario de la lengua española. Recuperado el 20 de octubre, 2020, de https://dle.rae.es/ciencia?m=form
  • Rubenstein, M. (2014). Worlds without end: The many lives of the multiverse. New York: Columbia University Press.
  • Roudinesco, E., & Plon, M. (2008). Diccionario de Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.
  • Roudinesco, E. (2018). ¿por qué el psicoanálisis? Ciudad de México: Paidos.
  • Segal, H., (2008) Fantasía. En Introducción a la obra de Melanie Klein. (pp. 15-28) Barcelona: Paidós