09_PicassoAutor: Maite Sainz
Sin lugar a dudas, la obra de Picasso, así como su vida está invadida por la presencia de la mujer. Mujeres, esposas, amantes, madre, son modelo repetitivo de sus cuadros.
Pintaba lo que le gustaba de la mujer, ojos impactantes, enormes senos, vagina dentada, erotismo.
¿Qué significan las mujeres para Picasso? ¿Qué lugar ocupan en su pensamiento, en su capacidad creativa, en su arte? Si algo determina su existencia, son precisamente las relaciones que mantuvo con ellas. Todas y cada una de ellas influyó de manera contundente en su obra. Cada una aportando algo, sin embargo, en el fondo, todas tenían el papel de musas.
 
Entre las principales se encuentran: su madre, la modelo Fernande Olivier, su segunda pareja Eva Gouel, la bailarina rusa Olga Koklova, la joven Marie-Thérèse, la pintora Françoise Gilot, la fotógrafa Dora Maar, la poetisa Geneviève Laporte, y la mujer que vivió con él hasta el final de sus días, Jaqueline. Todas ellas se encuentran en la obra de forma irremediable.
 
Como vemos, son muchas las mujeres que lo acompañaron a lo largo de su vida, la mayoría estaban obsesionadas por ser amadas, miradas y pintadas por él.
 
Jaqueline se suicidó tras la muerte de Picasso.
Marie Therese, tras la separación con Picasso, iba a cortarle el pelo y las uñas con frecuencia para poder verlo. Terminó ahorcándose.
Dora Maar, se internó en el psiquiátrico y después se aferró a la religión como salvación.
 
¿Cómo influyó Picasso en estas mujeres? ¿Habrá algo en común entre ellas? Me encantaría saberlo.
 
Olga Koklova
La entrada de Olga Koklova en la vida del pintor malagueño supone un cambio altamente notable en su obra. Picasso deriva desde el mundo de la abstracción a un clasicismo que puede ser considerado conservador. Este conservadurismo tendente a lo clásico se puede ver también en la propia personalidad de Olga, quien a pesar de trabajar en una de las compañías de ballet más vanguardistas del momento, es una mujer de mentalidad burguesa, que persigue escalar puestos hasta la cúspide social, siendo uno de los motivos por los que se interesa por Picasso desde el primer momento, ya famoso y rico pintor. Así, durante los años que dura su matrimonio (de 1917 a 1929), la pareja vive en un mundo de lujo y postura -el deseado por Olga- hasta que Picasso conoce a los surrealistas, y a través de ellos consigue salir de ese círculo, dando rienda a toda la frustración acumulada y liberando toda la tensión inconsciente. En julio de 1918, deciden contraer matrimonio en Paris, momento en el que Olga deja definitivamente de ser Khokhlova para convertirse en Picasso. Si bien volvió una vez más a los escenarios en Londres, poco después terminaría con su carrera como bailarina. Olga no tuvo ocasión de triunfar profesionalmente, y su matrimonio con Picasso resultó ser una unión difícil, que le marcaría durante toda su vida. “Soy Olga Koklova. Soporté al genio con cariño durante más de doce años. Fui legalmente su primera esposa y, como a casi todas, me abandonó.”
 
 
Marie-Thérèse
Joven, alegre, de trato suave, casi despreocupada, nada exigente, afectuosa, desinteresada y anticonvencional… Pese a la similitud que muchos han establecido entre todas sus amantes, Marie-Thérèse era la antítesis de Olga, quien entonces no era nada más que una etapa artística ya pasada de Picasso. La joven fue para él un viento de frescura (a pesar de sus ya casi cincuenta años, pues el propio artista decía: un hombre tiene siempre la edad de la mujer a la que ama). Marie- Thérèse se transformó en algo más que su modelo y su amante: era la fuente de inspiración que Picasso necesitaba. No obstante, él no estaba hecho para la vida hogareña, y el llanto de un bebé. Una cosa era la aventura prohibida inicial y otra aquello en lo que Marie-Thérèse se había convertido. Una vez más, Pablo Picasso necesitaba un cambio.
 
Dora Maar
Dora Maar fue  una de las artistas más originales de la primera mitad del siglo XX. Su prolífica obra abarca pintura, fotografía y poesía. Dora era una mujer melancólica, inteligente y emocionalmente compleja.
Dora Maar tuvo una activa y prolífica vida antes de conocer a Picasso. Estudió en la Academia de Fotografía liberal de París,+ y se codeó con importantes personalidades de la fotografía. En 1936 comenzó su relación con Picasso. Animada por Picasso abandona la fotografía, aquello en lo que comenzaba a ser importante, para retomar la pintura y convertirse en una pintora mediocre.
Picasso consiguió extraer hasta la última chispa de personalidad y creatividad que Maar conservaba; su mirada crítica, su sensibilidad y su pasión por la fotografía, estuvieron sentenciadas el día que lo conoció.
En 1945 su relación con Picasso concluyó, cayó enferma y su carrera artística también, tras lo cual inició un periodo marcado por un fuerte carácter religioso. A mi parecer, me da la impresión de que aquello era esquizofrenia paranoide.
 
“Después de Picasso, sólo Dios”- Dora Maar
 
Arrojada por Picasso a la pintura, pues el artista menospreciaba la fotografía, comenzó en 1949 a pintar. Pero tras su ruptura ninguna de las vías artísticas que ella dominaba servía para dar consuelo a su dolor. Tras su muerte se descubrieron en su casa centenares de picassos que guardaba en una especie de cripta-altar al dios más adorado de su panteón: Picasso.
 
Dora fue quien retrató paso por paso el como pintó el Guernica.
 
Françoise Gilot

“Todos nos parecemos a un animal, menos tú, tú te parces a una flor”. Y así quedó inmortalizada, Françoise Gilot, como La mujer flor. Picasso y ella habían ido a visitar a Matisse a su estudio, y este quedó tan impresionado por Françoise que manifestó sus ganas de pintarla. Picasso sintió celos y se apresuró a dibujarla antes que el pintor francés. Picasso y Françoise se habían conocido en París en la primavera de 1943. Picasso decía que era algo mágico, como cuando los primitivos pintaban un bisonte esperando que este apareciese para poder darle caza, de esta misma manera Françoise venía a él. Françoise Gilot  nació en Francia en 1921. Hija de un agrónomo, hombre de negocios y de una artista que se dedicaba al trabajo en acuarela. Fue estudiante de  literatura inglesa en la Universidad de Cambridge y en el Instituto Británico de Paris  y se graduó con una licenciatura en Filosofía y en inglés .
Mientras intentaba convertirse en abogada, tomó clases de arte y descubrió que no estaba equivocada, que el arte era su verdadera pasión, por lo que inmediatamente buscó a Picasso como profesor. El pintor no sólo le acepta como alumna sino que la convierte en su modelo y en su amante.  Ella tenía apenas 21 años y el 61 y fueron pareja desde 1944 hasta 1953.
Cuando comenzaron su relación, Picasso aún estaba comprometido con Dora Maar por lo que esta nueva relación con Gilot causa a Dora graves problemas emocionales, que terminan por volverla loca.
Gilot no sólo se convierte en modelo del Pintor sino también en madre de dos de sus hijos: Claude y Paloma.
 
“Pablo pintó una serie de caballeros medievales con armadura, de cinturas finas, a caballo, todos ellos son yo. Se quejaba de que yo nunca me quitaba mi armadura. ¡Sí, porque no quería resultar muerta! También pintó muchas langostas, también son yo, con esa coraza protectora.” 
 
Gilot fue la única mujer que dejó a Picasso y pudo seguir adelante con su vida.
 
Jacqueline Roque
Jacqueline Roque nació en 1926 en París. Cuando cumplió dos años, su padre les abandonó, obligando a su madre a trabajar largas horas de portera, en un lujoso edificio cerca de los campos elíseos. A los 18 años su madre sufrió un derrame cerebral y murió. Dos años después contrajo matrimonio con un importante ingeniero, con el que fue a vivir a África. Cuatro años más tarde, Jacqueline decidió regresar con su hija a Francia y divorciarse, sospechando que su marido le era infiel. En 1953, a los 27 años conoció a Picasso. La segunda vez que se vieron Picasso tenía 72 años y Jacqueline 45. Seis meses después decidieron casarse en secreto. Desde el comienzo de su relación, Picasso pintó en numerosas ocasiones a Jacqueline. Era la única persona cuya presencia toleraba mientras pintaba en el taller.  Estaban tan unidos que rara vez uno salía de casa sin el otro. Durante los últimos años de vida del pintor, Jacqueline comenzó a beber de forma excesiva. Se veía muy afectada por su marido, y la complicada relación de ambos con los hijos y nietos de Picasso.
En abril de 1973 Picasso falleció. Jacqueline cayó en una profunda depresión que no consiguió superar. Se suicidó disparándose en la sien.
De acuerdo a varios estudiosos del arte, Jacqueline Roque es la más odiada de las musas de Picasso. Dicen que fue la que encerró al minotauro, la que prohibió la entrada de sus herederos a su funeral. Quien aisló a Picasso hasta su muerte.
 
Y qué curioso aun así que asumiendo numerosos roles-responsabilidades y cuidando al hombre (porque una buena mujer debe cuidar a su hombre), la mujer es el sexo débil, la que necesita protección. Una protección por la que pagamos un precio muy caro, incluso el más alto posible. Y después de todo, la única virtud de Jacqueline, como la de todas las musas de Picasso (excepto la audaz Françoise) fue aguantar. Aguantar a Picasso y sus locuras, infidelidades, manipulaciones, maltratos.
 
 
Conclusión
Picasso es uno de los genios más deslumbrantes del siglo XX. Detrás de este genio podemos ver una personalidad controvertida y apasionada, así como una historia de relaciones con distintas mujeres que lo acompañaron a lo largo de su vida y que fueron permeando de manera importante su obra. Al mismo tiempo que estas mujeres quedaron marcadas por el carácter del pintor.
 
Dicen que era imprevisible, tiránico pero tierno, con grandes cambios de humor, en ocasiones sumamente destructivo, contradictorio, apasionado, trabajador, artista. Si algo determina la personalidad de Picasso era su afán ilimitado por experimentar, no sólo con la pintura, sino también con el ser humano. 

Podía convertirse en un romántico insaciable cuando se enamoraba de una mujer, pero tal era su necesidad de seducir que, incluso cuando más enamorado estaba de una mujer, no podía limitarse a ella, sino que seguía buscando el reconocimiento en brazos de otras.
 
Todas las mujeres, en un primer momento, producían en él un entusiasmo creativo, casi maniaco. Las pintaba compulsivamente aunque, como en una ocasión confesó que cuando se acostumbraba a los rasgos de una mujer le resultaba difícil domar la mano para expresar las facciones de la nueva amante.
 
Todas sus amantes o mujeres fueron objeto de su arte, y a través de sus retratos podemos conocer los que éstas le inspiraban y le hacían sentir. Es impresionante como se puede observar a través de las pinturas de sus mujeres, el momento de la relación por el que pasaba. Es decir, comenzaba pintándolas completas, totales; y poco a poco, al pasar del tiempo y de las pinturas, las fisonomías femeninas comenzaban a distorsionarse, inclusive a fragmentarse; y entonces esto indicaba el fin de la relación.
 
En sus pinturas, al igual que en sus relaciones, Picasso pasaba del erotismo a la agresión, de la idealización a la devaluación. Vemos como con cada mujer representó una etapa de su vida y su carrera, cada una de ellas una musa nueva para su propia inspiración.
 
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Imagen: Mujer llorando, Picasso