01_La Observacion de bebes-1434430-sLa Observación de Bebés de Esther Bick
Autor: Adriana Romero
 
La observación de niños pequeños desde el encuadre psicoanalítico inicia en Europa durante los años cincuenta. En América Latina, la inclinación hacia la observación de lactantes comienza en la década de los ochenta en Argentina y Brasil y en los noventa en México. La observación del bebé dentro de su contexto familiar permite a los profesionales de la salud mental efectuar postulados acerca del desarrollo infantil y detectar si hay perturbaciones en el vínculo madre-hijo (también denominado vínculo temprano) para intervenir oportunamente.
“Definimos preliminarmente al vínculo temprano subjetivamente como aquel modo relacional primario entre el bebé y su entorno —en primera instancia, el agente en función materna— en que este último pueda establecer un entonamiento sensorio-afectivo con los procesos internos del lactante” Algunos de los trabajos exponentes en intervención temprana y observación directa de niños pertenecen a Klein, Bion, Meltzer, Winnicott, Lebovici, Bowlby, Freud, Anna Freud, Spitz y Bick. Esta última es la creadora del método de observación de bebés.
Esther Bick, creadora del Método de Observación de Bebés, dejó un legado de una riqueza sorprendente, que nos ayuda a mantener despierta la curiosidad y el afán por el conocimiento.
Les mencionaré algunos datos biográficos para ubicar el tiempo y el espacio en el que Esther Bick vivió. Su nombre original es Lifsza Wander, nació en el seno de una familia de padres judíos adolescentes en Polonia, el 4 de julio de 1902 y murió en Londres en 1981. Su niñez estuvo marcada por la pobreza y la lucha por la educación. Fue la primera hija de la pareja, sus padres de 15 años, y tuvo dos hermanos. Hubo muchos cambios de domicilios diferentes. Muchos cambios de vivienda conectados con los cambios en el status laboral del padre (Director en una compañía de créditos, de un banco…). Cuando nació Esther, su mamá sufrió una fuerte depresión, por lo que residió con su abuela hasta que ésta quedó embarazada; así que Esther regresa a su casa a los cinco años. Su madre también estaba en aquel momento embarazada de su segundo hijo. Su vida estuvo marcada por cambios de nivel socioeconómico y por las consecuencias de la Primera Guerra, como cuando su padre fue trasladado a Siberia, de donde regresó muy enfermo y el estátus social de la familia y su situación económica se deterioraron.
Todas estas circunstancias y sus vivencias forjaron un carácter confrontador, perspicaz, y de un celo enorme por su autonomía. Terminó enfermería y trabajó en una casa para niñas huérfanas de la guerra. Intentó entrar en una Universidad en Cracovia, pero fue rechazada debido al “numerus clausus” en relación a los judíos, es decir, un límite impuesto para el número de estudiantes judíos que podían ser admitidos. Finalmente, se inscribió en la Universidad de Viena, ciudad a la que se trasladó a vivir entre 1924/25 para comenzar sus estudios en el departamento de Leyes; luego de dos años, era ya estudiante del departamento de Filosofía. Se graduó en 1935; Richard Meister y Charlotte Bûlher fueron los supervisores para su trabajo de doctorado, cuyo título fue: La construcción de grupo en el segundo año de vida. Se trataba del estudio de un par de mellizos. Su hermana Helena Maryem murió 1934, por una meningitis en el transcurso de una fiebre tifoidea. Su madre, en febrero 1942 a los 55 años por esclerosis, y el resto sus familiares, murieron en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Esther se casó el 6 de septiembre de 1936 con Phillipp Bick, un judío con quien convivió desde 1933. En peligro de ser arrestados por la Gestapo huyeron a suiza, donde separaron en buenos términos; él se quedó en Suiza, pero ella se fue a Inglaterra. Esther Bick llegó a Londres, en donde tuvo muchas dificultades para comenzar un trabajo acorde a su formación. Trabajó en tareas domésticas, sirviendo mesas y cuidando niños Sin embargo, se procuró análisis personal inmediatamente. Cuidar niños en estas circunstancias de guerra afianzó en ella su capacidad observadora y pasó a trabajar en un jardín infantil donde pudo realizar una exitosa labor en ayudar a estos niños a lidiar con estas experiencias. En enero de 1942 comenzó su análisis con Michel Ballint, pero tuvo que viajar a trabajar como enfermera asesora en Yorkshire’s West Riding y en una clínica para ayuda a los niños en Leeds. Conoció a Melanie Klein cuando se preparaba para este trabajo, leyendo sus escritos. Al terminar la guerra, regresó a Londres, Ballint también, y prosiguió su análisis. En 1946 él le propuso trabajar en la Tavistock Clinic y en 1947 la impulsó a iniciar su entrenamiento en el Instituto de Psicoanálisis Británico. Allí fue supervisada por James Strachey, Hedwig Hoffer y Melanie Klein, con quien comenzó en 1948 su segundo análisis. Alentada por Jhon Bowlby comenzó a dirigir el primer curso de psicoterapia infantil en la Tavistock Clinic. Allí introdujo la Observación de Bebés como método de enseñanza y formuló sus principios. En 1950 se convirtió en psicoanalista de niños. En 1953 obtuvo la membresía completa en la Sociedad Británica de Psicoanálisis con su trabajo Ansiedades subyacentes a una fobia de curso sexual en una mujer. En 1954 llegó a ser Analista Didacta.
Una fuerte personalidad, conflictiva, con un enorme celo por su independencia en relevar la experiencia directa y la observación sobre la teoría y la ideología, además de una falta enorme de habilidades diplomáticas, precipitaron su alejamiento del Centro de Melanie klein, y en 1960, Bowlby, su amigo y promotor en la Tavistock Clinic, le prohibió seguir dirigiendo sus cursos. Esther Bick dejó la Tavistock y se centró en su propio trabajo psicoanalítico y en los seminarios que dirigía en el Instituto de Psicoanálisis Británico. Comenzó a viajar intensamente para la comunicación de su método y técnica. Continuó trabajando, en su retiro, hasta 1980. Luego de ello, sus últimos años fueron en una clínica con graves trastornos de memoria. Murió en Londres el 20 de julio de 1983 a la edad de 81 años. Sus restos están en el cementerio de Hoop Lane, el mismo donde yacen los de Melanie Klein. Esther Bick publicó sólo tres artículos en vida: Análisis de niños hoy (1962); Notas sobre la observación de infantes en la formación psicoanalítica (1964) y La experiencia de la piel en las relaciones tempranas de objeto (1968). Sin embargo, son sus escritos de una riqueza tan extraordinaria que gran cantidad de estudios psicoanalíticos acuden a sus planteamientos teóricos.
En 1948, Esther Bick crea el método de observación de bebés en el seno familiar, integrándolo en la formación de los terapeutas infantiles de la clínica. En 1960, el método se agrega al plan de estudios del Instituto de Psicoanálisis de Londres. Esther Bick, a pesar de haber publicado escasos artículos, es pionera en Inglaterra por su modelo de psicoterapia infantil en la clínica Tavistock, el cual incorpora la observación de lactantes en el marco de la formación psicoanalítica y sus supuestos sobre las funciones protomentales de la piel. Esto último hace referencia a las interpretaciones vinculadas al origen y desarrollo del aparato mental. Su gran influencia en el contexto psicoanalítico deriva de su labor en la enseñanza y la supervisión.
 
Método de observación de bebés según Esther Bick
El método y la técnica como tales se fueron creando paulatinamente durante el desempeño de Esther Bick, cuidando y atendiendo niños, desde sus años en Viena. En 1948, en Inglaterra, lo ofrece ya como un método configurado y aplicado en la Tavistock Clinic. Desde 1968 es indispensable en la formación de psicoterapeutas y psicoanalistas en Inglaterra. Desde 1970 la Observación de Bebés llegó a ser parte de los cursos de observaciones más amplias para varias otras profesiones, como trabajadores sociales, psicólogos clínicos, médicos y otros. La intención es comprender la relación Madre-Bebé, por un lado, usando un método científico, y por otro lado, como una práctica para el conocimiento del desarrollo evolutivo y clínico del ser humano y todas sus relaciones.
El método consta de tres etapas:
 

  1. La observación del bebé.
  2. El registro de las observaciones.
  3. La discusión grupal.

 
Básicamente, el método exige una práctica semanal durante una hora, idealmente a la misma cada semana, en la casa de un bebé recién nacido y su familia. La experiencia se extiende durante uno o dos años. La observación sistemática del desarrollo de un niño provee al Observador la oportunidad de ponerse en contacto con estados emocionales primitivos, tanto en el bebé como en la madre y la familia, y aun, con su propia respuesta a este entorno. El Observador comparte el espacio físico y emocional de madre y bebé y se vuelve el receptor de algunas de las proyecciones que van y vienen entre la díada y entre los otros miembros de la familia. Esta es una observación sin intervención, cuyo objetivo es asistir al desarrollo emocional del bebé en su medio natural con su madre y su familia. El énfasis está puesto en lo que se ve y lo que se siente, la consigna sería: ver lo que está allí para ser visto, y no, mirar lo que el Observador piensa que debe haber allí o debe ser visto.
Éste, una vez finalizada cada experiencia, realiza protocolos fieles a los sucesos, y se realizan básicamente en sentido descriptivo. El registro cuidadoso y el análisis de sí mismo generan, con todos estos datos, insights de los estados mentales de madre y bebé primordialmente. Inferencias, especulaciones, y aun las reacciones personales de quien observa, no son parte del material que se consigna.
 
La observación incluye lo observado, los sentimientos, pensamientos y asociaciones del observador. Es indispensable que este último desarrolle algo semejante a la atención flotante del psicoanálisis, es decir, que mantenga una atención equilibrada sin privilegiar una escena observada en detrimento de otra, por lo cual sus notas las toma una vez finalizada la sesión o hasta 12 horas posteriores. Estas notas deben ser un registro minucioso de la conducta del lactante y de aquellos que lo rodean, además de ser ateóricas y sin interpretación psicológica. Luego, este registro es cambiado a lenguaje teórico y el terapeuta le da sentido. Finalmente, es necesaria una reunión semanal con un grupo de observadores y un coordinador para leer y discutir las observaciones de cada cual y, de esta manera, ir armando los patrones de comportamiento significativos. Según Neborak, Weis, Fernández & Reingold: “Para rescatarnos como observadoras necesitamos la labor desintoxicante del grupo de discusión”.
 
En la discusión grupa se trabaja bajo la supervisión de un experto en Observación de Bebés., se leen los protocolos y, con un background psicoanalítico, se comprenden los sucesos en la hora de práctica, se hacen inferencias acerca de las emociones comprometidas en el bebé, la madre, la familia y el Observador. Además, se accede a la comprensión de los aspectos inconscientes del comportamiento y se detectan patrones de comunicación, que se van haciendo evidentes a medida que se analizan los sucesos y movimientos emocionales que se llevan a efecto en todos los personajes que intervienen en la experiencia de observación.
 
El fundamento primordial del método ha sido pedagógico. Esta experiencia, o formación para la clínica, intenta enseñar a los Observadores cómo Observar. Desde el vértice psicoanalítico esto quiere decir, pensar acerca de las interacciones entre madre y bebé o sus cuidadores, observar el desarrollo, reflexionar acerca de estados mentales diversos, emitir hipótesis que nos ayuden a comprender y a contemplar posibles consecuencias.
 
Se espera que toda esta labor la procese internamente cada profesional con el apoyo de su supervisor y el grupo de Seminario. No habrá intentos de comprender e interpretar mientras se lleva a cabo la actividad, ya que es material para digerir en el Seminario. Esta técnica aporta una oportunidad para aprender acerca de las propias respuestas a la Observación y sus vicisitudes. Nos ayuda a entender cómo cada investigador encuentra un lugar para sí mismo en la familia, sus respuestas a la ansiedad, la incertidumbre, la desesperanza y la exposición de sus problemas personales como consecuencia del gran impacto emocional de la Observación. Es crucial el trabajo en el Seminario de Observación, pues además, surgen contundentemente, al descubrimiento gradual de los estudiantes o practicantes, los fenómenos de Transferencia y Contratransferencia en la situación de Observación.
 
Didier Houzel (1999) resalta, como un enorme valor del método de Bick, el hecho de que el Observador enfoca sus esfuerzos sobre los aspectos de su receptividad mental. Y señala tres de éstos, a saber:
 

  1. Receptividad a nivel perceptivo; lo que pueda ser objetivamente observado sobre la conducta del niño y su entorno (cambios en el tono muscular, gestos, imitación…).
  2. Receptividad empática y emocional, que permite al observador experimentar, dentro de sí mismo, aquello que el niño o los que lo rodean pueden estar sintiendo.
  3. Receptividad inconsciente; se manifiesta en la Contratransferencia por medio de sentimientos, representaciones, ideas, incluso manifestaciones físicas, que en ese momento pueden aparecer vacías de sentido, pero que en el análisis más profundo que se lleva a efecto en el Seminario de discusión de la observación resultan plenas de sentido.

 
Es bien importante la sugerencia de Houzel acerca de cómo, más allá de la atención consciente hay una atención inconsciente, receptividad pasiva que permite que las comunicaciones latentes del analizado se reúnan y tomen forma en la mente del analista.
 
La Observación de Bebés muestra mejor que ningún otro método la importancia de esta función de atención para el desarrollo psíquico. Para lograr todo esto el Observador, como el analista, debe estar abierto a las comunicaciones implícitas que lo alcanzan sin su conocimiento y que reúne con lo que este autor llama atención inconsciente.
 
El psicoanalista se presenta a la familia como interesado en el estudio del desarrollo de los bebés en su medio familiar, como parte de su formación, idealmente desde antes del nacimiento, por medio de una o varias entrevistas. Se advierte a los practicantes no dar más información de la absolutamente necesaria para establecer una cómoda posición como Observador en la familia. Desempeñan su rol como receptores, más que como quienes acepten o sigan los requerimientos de la madre, el bebé o la familia. Es muy útil, no sólo como aprendizaje, sino como conocimiento propio para el practicante, distinguir entre las ansiedades que tienden a afligirlo como consecuencia de esta nueva tarea y rol en medio de un ambiente nuevo y diferente, de las ansiedades expuestas, tanto de la madre como del bebé, también en sus primeras experiencias juntos en el período post-natal.
 
El contexto de las Observaciones puede prestarse para el acting-out por parte del observador, a menos que tenga lugar un gran compromiso de pensamiento cuidadoso, ya que su self infantil puede ser dolorosamente estimulado por esa experiencia de la observación de la díada madre-bebé. Pueden salir a flote e invadir la experiencia, por ejemplo, sentimientos de ser una madre rival, un hermanito rechazado, un padre compitiendo, una abuela benevolente o simplemente ser ese tercero excluido. Evocaciones de sus propias experiencias como bebé, miedos y deseos acerca de sí mismo, de su madre, actuales o potenciales, pueden ser removidas. El Observador varón es particularmente sensible a los primeros días de amamantamiento, y ambos, él y la madre tendrán que encontrar la forma de manejar esta intimidad física. Es importante tener presente que la presencia de quien observa, en la intimidad de los hogares, no se realiza como una visita social, sino como un testigo del cuidado que se da al pequeño infante, a la vez que de la intimidad de madre y bebé. Ahora bien, todo este peso emocional que recae sobre él, puede ayudar a clarificarlo una cuidadosa y detallada secuencia en la elaboración de los protocolos. La contención de las ansiedades del Observador es función del Seminario de Observación. Así mismo, es ideal el análisis personal acompañando toda esta experiencia.
 
Centrándonos en qué es Observar un Bebé habría mucho qué decir. Entendamos con Winnicott, que no hay algo como, un bebé, sino una pareja madre-bebé de la cual va emergiendo el lactante como un ser separado. Es posible hacer demostraciones fundadas acerca de las contribuciones psíquicas de la madre al desarrollo del bebé, y estas Observaciones nos permiten emitir hipótesis sobre la respuesta del lactante a su madre. Este vínculo primordial es, pues, el objetivo de la investigación en la Observación de Bebés.
 
Y una vez establecidos nuestros primeros contactos seremos observadores, testigos de la identidad en desarrollo del lactante. Las evidencias centrales en este método están constituidas por el Material de Observación.
 
Centrarse en categorías por ser observadas no ha sido esencialmente el objetivo primordial de este método. Es parte de sus desarrollos actuales realizar la práctica con alguna o algunas categorías focalizadas. Profesionales ya formados encuentran ahora experiencias de niveles más depurados de la Observación, ubicando categorías importantes de observar; por ejemplo, se destacan las experiencias de Stephen Briggs (1998) quien se ha centrado en las dificultades del desarrollo en situaciones de riesgo y ha generado hipótesis acerca de los tipos de “contención” parental, en términos psicoanalíticos, que podrían estar asociados con esas dificultades. Investigaciones sobre el autismo (Susan Reid, 1997b) combinan la evidencia clínica y la observación de lactantes para explorar mecanismos psicológicos en niños autistas con resultados impactantes.
 
Aunque el método de Observación de Bebés es in-estructurado y no está organizado por mediciones o convenciones de información codificada tiene, sin embargo, un abordaje bastante consistente: la Observación tiene una duración determinada, 1 hora; se realiza en un ámbito también determinado, la familia; una regularidad semanal; y un período de uno o dos años. Genera informes escritos, descripciones narradas sin teorizaciones. Un encuadre observacional confiable y consistente. “Encuadre” con similitudes con el del psicoanálisis clínico. Se alcanzan algunos propósitos del análisis clínico, por ejemplo, en ambos las características constantes posibilitan tanto a terapeutas como a observadores identificar variaciones significativas en lo que observan, y pensar acerca de las posibles causas e inferencias de estas variaciones.
 
No es posible observar una familia sin que la presencia del Observador produzca alguna diferencia en el encuadre; la neutralidad que se le pide sufre varios embates, que se convierten en materia de reflexión y comprensión. Comprender que él genera una diferencia sólo por su presencia nos ha llevado a darle usos prácticos y preventivos a la Observación de Bebés. En estos momentos del proceso del método se plantean experiencias para el desarrollo de utilidad diagnóstica y preventiva en el campo de la salud mental infantil, manteniendo el concepto cardinal de una presencia observacional no intrusiva y de sostén.
 
Se señalan cuatro aspectos sobre los cuales oscila el analista:
 

  1. Fragmentos de discurso como evidencia primaria.
  2. Estructura mental del paciente.
  3. Procesos observados en la interacción.
  4. Modelos teóricos usados para descifrar los fragmentos y comprender los patrones que conducen la vida mental del analizado.

 
Este proceso de descubrimiento nos ilustra el movimiento inductivo que hace el analista desde el material clínico a los conceptos y las teorías: se reinterpreta el material como va emergiendo a la luz de un marco perceptivo existente.
 
La Observación de Bebés no trata de una reconstrucción, sino de la observación de la formación original de las estructuras psíquicas tempranas. Hay que tomar en cuenta, pues, problemas de muestreo, ética y técnica. Utiliza, además, este método de Observación las mismas inferencias de la práctica clínica, desde la descripción superficial hasta los conceptos teóricos.
 
La madre puede parecer en un principio más útil para los procedimientos interpretativos en la Observación cuando el Observador-investigador busca describir el estado mental de ella, ya que el estado mental del lactante realmente sí está más sujeto a conjeturas. Sin embargo, el objeto disponible más importante para la observación y la inferencia es la madre-en-relación-con-su-bebé, la pareja madre-bebé. Es posible hacer referencia a las contribuciones psíquicas de la madre al desarrollo del lactante, y observar y construir hipótesis de la respuesta del lactante a ella. Este vínculo en desarrollo es el objeto primario de la investigación en Observación de Bebés durante las primearas semanas, pero la identidad en desarrollo del pequeño surge como un objeto de estudio en sí mismo.
 
Las evidencias nucleares en este trabajo las constituye el material de observación, igual que la evidencia clave del trabajo clínico la componen los ejemplos del discurso psicoterapéutico y de la observación clínica. Es necesario, sin embargo, optimizar rangos de normalidad y anormalidad, la descripción de estados mentales, y procedimientos de inferencias desde las observaciones, para reconocer cómo estos patrones típicos nos ayudan a identificar las diferencias significativas y las variaciones que deben ser tenidas en cuenta para formalizar la existencia y la autonomía del método como instrumento para la investigación. Contenidos y sucesos transferenciales, aunque utilizados como recursos terapéuticos, están disponibles para la investigación en la Observación de Bebés. Proveen datos significativos acerca del estado mental de la madre, su vulnerabilidad y su historia psíquica.
 
La presencia de la Contratransferencia es realmente fuerte. El Observador se vuelve el receptor de las proyecciones de la familia completa, no sólo del bebé y la madre, lo que puede convertirse en una experiencia fuerte y dolorosa. Todos estos datos cuidadosamente registrados y el análisis describen la generación de una teoría fundada como resultado del método que acompaña el proceso del contraste permanente de los hallazgos en la investigación, con modelos de teorías consistentes, para permitir la generación de nuevas comprensiones, y por lo tanto, el crecimiento teórico e investigativo de sus propias emociones por parte del observador generan insight de los estados emocionales de la madre y del bebé. Algo no disponible como fuente de investigación, en este caso en particular, es el resultado del diálogo terapéutico clínico y la respuesta del analizado al proceso analítico. Esta “falta” es la que sustenta el escepticismo de muchos psicoanalistas con respecto a las contribuciones esperables de esta práctica en el desarrollo de una nueva comprensión del desarrollo del sujeto.
La Observación de bebés en la formación psicoanalítica
La observación de bebés, tal como fuera propuesta por Esther Bick, se inserta en el contexto teórico Kleiniano y post-Kleiniano de las relaciones de objeto tempranas. Esta tiene como correlato clínico a la denominada transferencia temprana (Etchegoyen, R. H., 1999).
 
La técnica kleiniana se basa en la exploración de la transferencia temprana con su concomitante correlato contratransferencial. La observación de bebés es un instrumento adecuado para ayudar a desarrollar la receptividad para dichas transferencias en el trabajo clínico tanto con pacientes niños como con adultos.
Esther Bick creó este método integrando su formación previa como psicóloga experimental con su amplia experiencia como psicoanalista y docente en este campo. Su intención era afinar el instrumento psicoanalítico de los candidatos, particularmente en lo que se refería a las dificultades en el contacto con la contratransferencia.
 
En la experiencia y reflexión acerca de la importancia de este método, hay otros factores que podrían ser agregados a los objetivos planteados inicialmente por Esther Bick. Entre estos factores se encuentra uno al que algunos autores se han referido como actitud analítica. Los componentes de la actitud analítica son la receptividad, la disposición a la observación, la tolerancia tanto al misterio como al desconocimiento y la inclinación a tratar de reflexionar antes que actuar.
Durante la observación, el observador se encuentra expuesto a emociones intensas que se recrean en el momento de la reunión grupal. El trabajo en el seminario permite la exploración de las situaciones que en un tratamiento psicoanalítico se desarrollarán como fenómenos de transferencia-contratransferencia. Se piensa que este método así planteado, permitirá al candidato en formación ponerse en contacto con las dificultades que presenta la experiencia de cercanía con la vida emocional temprana a la que lo expondrá su práctica como psicoanalista.
 
La experiencia de la observación de bebés proporciona modelos para pensar y modular la práctica analítica particularmente con pacientes que pasan por momentos muy regresivos. Desde otro punto de vista, también es cierto que la observación de bebés desarrolla en quien la practica la capacidad de construir modelos, conjeturas imaginativas, que pueden dar significación y sentido a los vínculos emocionales tempranos actualizados en la transferencia, en el caso de la práctica psicoanalítica. La exposición a sentimientos intensos, el impacto de sentirse atraído hacia un campo emocional de fuerzas, y la lucha por mantener
el propio balance y el sentido de uno mismo, son aspectos valiosos del entrenamiento psicoanalítico. Estos aspectos del aprendizaje están ligados con la distinción que hace Bion entre aprender acerca de algo como experiencia intelectual y aprender de la experiencia emocional, que implica un proceso de transformación con cambios en la personalidad.
Un breve ejemplo
Esta observación presentó características especiales por distintos motivos. En relación con la observadora, ella era el miembro más joven y más nuevo del grupo; había entrevistado a la madre al final del embarazo y nada podía hacer prever la dramaticidad de lo que ocurrió luego. La beba –hija de una joven pareja de médicos– nació con un angioma cavernoso que no sólo deformaba su cara, sino que ponía en riesgo su vida y le provocaba mucho dolor al amamantar. Al comienzo la observadora tenía que ponerse barbijo para acercarse a la beba. Por lo tanto se trata de una experiencia que puso a prueba la capacidad de contención de la observadora y del grupo frente a la ansiedad de muerte, la ambivalencia y la culpa de la mamá, presentes en los primeros meses de esta beba. La observadora retoma sus visitas después de un intervalo de meses por vacaciones. Tomaremos dos aspectos puntuales de esta observación y del modo en que fue procesada en el grupo.
 
– “Veo a Sandra linda por primera vez”. El angioma, que abarcaba la nariz y boca de la beba, parecía significado por los padres más como una deformidad que como una malformación, y había una intención de intervenir quirúrgicamente a la beba al año, “antes de que ella se diera cuenta de lo que tenía”. En este reencuentro, la observadora comenta lo linda que es la beba, con “una sonrisa tan brillante que esconde la enfermedad”. El grupo se conmueve con estos comentarios y se siguen dos líneas de pensamiento. Por un lado se piensa en la noción de belleza ligada al conflicto estético de Meltzer y en las ideas de Piera Aulagnier acerca de la importancia para un bebé de ser “catectizado” libidinalmente. Se sugiere que ha habido una identificación de la observadora con la madre y la abuela, que han podido rescatar los aspectos hermosos de esta beba, ligados a su lucha por el desarrollo y por sobreponerse a las serias dificultades que ha enfrentado. Por otra parte se reflexiona en el grupo acerca de que el contacto con el desarrollo de los bebés promueve una sensibilidad hacia los aspectos del paciente que tienden al crecimiento más que la mirada dirigida hacia la enfermedad.
 
– Se prosigue la lectura y en otro momento la observadora describe cómo la mamá toma a Sandra en brazos y la arroja hacia arriba “como en un vuelo cortito”, juego que la beba parece disfrutar mucho, pero que causa “un poco de espanto” en la observadora, porque “parece un típico juego de hombres, de padres, hacer volar a los hijos”.
 
Cuando la observadora lee este fragmento, se produce un momento de intensa ansiedad en el grupo que parece interrumpir o mejor dicho irrumpir en la tarea. Las participantes del seminario comienzan a traer ejemplos personales y acaloradamente se superponen hablando –situación no habitual en el grupo. Comienzan a tomar partido a favor o en contra de la madre, criticando o apoyando esta práctica de “hacer volar” y se inicia una discusión que parece desenfocada de la observación. Cuando las coordinadoras señalan este momento de ansiedad, el grupo puede volver a pensar sobre la observación y surgen una serie de conjeturas que permiten profundizar la discusión generando nuevos aportes. Parecería que en este momento hubo una identificación de las integrantes del grupo con un bebé en riesgo de ser alejado de la madre por un aspecto paterno: “ese es un juego que hacen los hombres, los padres”, dicen críticamente los miembros del grupo. Esta conjetura se confirma cuando se continúa con la lectura del material en el que más adelante la madre relata que la beba ya duerme sola en su propia habitación y que fue el padre quien a los cuatro meses de la beba tomó esta decisión pese a las dudas de la madre. La beba había requerido cuidados nocturnos por su angioma hasta ese momento, pero ya no eran necesarios desde el punto de vista médico. Desde esta perspectiva, surgieron hipótesis complementarias, así como la beba duerme fuera del cuarto de los padres, al haber terminado el período de riesgo vital, la madre tenía en el horizonte su regreso al trabajo y por lo tanto podía incluir en el juego la idea de la separación.
Conclusiones
En conclusión, el método de observación de bebés es útil en la medida en que facilita al terapeuta la detección de inconvenientes en la relación entre la madre y su hijo, generando posteriormente el establecimiento de un vínculo sano. Además, ayuda a diagnosticar trastornos en el bebé, ya que favorece la comprensión de los procesos del desarrollo psíquico temprano. Es importante destacar que, generalmente, los trastornos de los bebés están ligados al sueño y a la alimentación, pero asimismo pueden tener su base en problemas del vínculo con los padres o un origen orgánico. Un vínculo sano implica una madre suficientemente buena y con capacidad de rêverie, es decir, una madre que sabe interpretar y responder a las necesidades tanto físicas como psicológicas de su bebé y que se centra y se identifica con él.
Se enfatiza que la observación de bebés es un método riguroso que implica tiempo y dedicación. La Observación de Bebés ha facilitado el acceso a una etapa del desarrollo que, de otra forma, es difícil de estudiar clínicamente, salvo por inferencias retrospectivas. Esther Bick y su genialidad para desplazarse de un lado a otro, entre la Observación de los Bebés y la comprensión psicoanalítica pre-existente, nos abrió la posibilidad de pasar desde la información de una anomalía específica del desarrollo hacia un insight teórico más profundo.
 
Cada bebé observado nos descubre profundidades sorprendentes de la psique humana. Cada experiencia de Observación es una experiencia viva de conocimiento.
 
Una función relevante de la observación de bebés en la formación de futuros analistas es la de permitir el contacto con las propias dificultades para observar; la práctica de este método permite la posibilidad de desarrollar la capacidad de observación.
 
Si hacemos un paralelo con la situación analítica, al formular la regla fundamental al comienzo de un análisis, sabemos que la capacidad de asociar libremente no existe casi en ese momento inicial y que se va a desarrollar a lo largo del proceso analítico. Del mismo modo, la capacidad de observación también va a evolucionar, sostenida por la tarea grupal.
 
Estas reflexiones nos llevan a enfatizar la importancia del análisis personal del observador así como el valor de esta práctica, sobre todo en la etapa del comienzo de la formación psicoanalítica. También que podríamos considerar a la práctica del método como un elemento de ayuda para detectar las inclinaciones vocacionales erradas.
 
El método de observación de bebés implica una disposición a observar, un compromiso a registrar en detalle la experiencia incluyendo las emociones que genera y a dedicar un tiempo de reflexión grupal en el seminario. Es por esto que pensamos y proponemos que el Método de Observación de Bebés deviene en una herramienta invalorable en el camino de la adquisición y consolidación de la actitud analítica.
 
La observación de bebés es, sobre todo en personas que cuentan con la continencia de su análisis personal, una disciplina idónea para el desarrollo de la función psicoanalítica de la personalidad como la describiera Bion. Para este autor, la observación es una de las dimensiones que va a esclarecer el objeto psicoanalítico. Insiste en el peligro de los analistas que teorizan indiferentes a los hechos que surgen en la práctica y propone una teoría de las transformaciones “que no se puede aplicar sino a aquellas situaciones en las cuales la observación es esencial”
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