Homoparentalidad
Autor: Lorena Correa
 
El tema de la homparentalidad ha generado muchos debates y controversias a partir de que la legislación de muchos países ya contempla la posibilidad de adopción para parejas del mismo sexo.
Además, las cifras mundiales indican una tendencia creciente. Un estudio realizado en Estados Unidos (2005) estimó que cerca de 14 millones de niños en los Estados Unidos están viviendo con padres del mismo sexo.
En el Distrito Federal, a partir del 2009, se permite a las parejas integradas por hombre/hombre y/o mujer/mujer, la adopción, ya que al contar con el carácter de cónyuges o concubinos se encuentran legitimados para acceder a ella.
Sin embargo, la posibilidad de adopción no es el tema del presente trabajo, ya que la homoparentalidad puede surgir no únicamente de la adopción, sino como fruto de una relación heterosexual anterior, por medio de técnicas de reproducción asistida, relaciones sexuales para tal fin, entre otras.
Hablar de homoparentalidad es un terreno desconocido. Es un tema no sólamente controversial, sino de gran complejidad. La actualidad, los avances, la realidad sociocultural y los nuevos modos de filiación han desordenado las ideas convencionales psicoanalíticas y han cuestionado ciertas ideas clásicas.
Como era de esperarse, existen diversas posturas y opiniones respecto de la homoparentaliad, así como diversos cuestionamientos en el campo psicoanalítico, en relación al desarrollo del infante.
Haremos un breve esbozo de algunos de ellos, como la influencia de la sexualidad de los padres, la diferenciación sexual, la identificación y filiación; así como la información obtenida de algunos estudios al respecto.
En cuanto a la homosexualidad de los padres
El tema de la homoparentalidad se encuentra muy ligado al tema de la homosexualidad. Algunas posturas en contrario se relacionan con el cuestionamiento de si esta última es una patología o perversión.
También posturas en contrario hablan de la identidad sexual de los padres y la influencia de la misma para con el infante. En este sentido, es importante diferenciar entre la elección sexual de objeto y la identidad sexual, ya que una elección sexual de objeto homosexual no implica ni significa un trastorno de identidad de género.
Como sabemos, en los últimos años la concepción de la homosexualidad ha cambiado. No hay una posición unificada ni conclusiones claras al respecto, pero hablamos cada vez más de una elección homosexual de objeto. Tampoco es aquí la intención ahondar en el tema ni dar una explicación a la misma.
En cuanto al tema que nos ocupa, parece que la paternidad y la capacidad para ello va más allá de la elección de objeto de una persona, involucra muchas otras aptitudes y capacidades, como veremos más adelante.
Desarrollo Psicosexual del Niño
Existen muchas interrogantes en cuanto a la identificación del infante, si se encontraría frente a una no diferenciación sexual de los padres, cómo vive el Complejo de Edipo, la influencia en sus identificaciones, en su elección sexual de objeto, entre otras.
En cuanto a la identificación, recordemos que la identificación primaria, según Freud, se lleva a cabo indistintamente con el padre o la madre de la prehistoria personal, con la imagen que por mera presencia posibilita la humanización del infante (Freud, 1923). Padre y madre no se distinguen entre sí antes del establecimiento de la diferencia sexual.
Algunas posturas en contra hacen hincapié en los peligros psíquicos a los que el niño estaría sujeto frente a una no diferenciación sexual de los padres. Se cuestiona cuales serían las consecuencias psíquicas provenientes de la falta de un cuerpo biológico acorde con el desempeño de determinada función.
Hemos visto que, en primer lugar, la diferencia anatómica de los padres no da garantía de salud mental. En segundo lugar, las funciones materna o paterna no pertenecen necesariamente a los actores que tradicionalmente las han ejercido.
También se cuestiona cómo se lleva a cabo la identificación del infante en el Complejo de Edipo, ya que como sabemos, el papel de la identificación en el Complejo de Edipo prepara la triangulación. Es decir, el niño se sitúa en el triángulo edípico tomando al padre como ideal y tomando a la madre como objeto de amor.
Aquí ya estamos hablando de la identificación secundaria, la cual, para Freud, depende de la renuncia edípica en estricto sentido, dando origen al superyó.
Ahondando un poco más en este carácter triangular de la situación edípica, nada indica que el carácter triangular deba ocurrir con dos personas de diferente sexo. Afirmar lo anterior sería decir que los niños criados por un solo progenitor, o criados en instituciones, o aquellos que perdieron a uno de sus dos progenitores, o aquellos que crecieron en una familia matriarcal donde no existe la presencia masculina, todos ellos serían incapaces para la resolución del Edipo.
Además, debemos recordar que el niño no se identifica al objeto real, sino a los modos representacionales.
En esta época del Complejo de Edipo estamos hablando en específico de la transmisión del adulto de ordenadores, moldes, ideales y prohibiciones, que bien pueden ser transmitidas por el adulto más allá e independientemente de su sexo.
Algunos autores han hablado de estos modos representacionales. Heineman, por ejemplo, (2004) plantea la existencia de una representación mítica universal independiente de la realidad del sexo de cada progenitor.
También se plantea que lo principal no es quién o quiénes, sino cómo se ejerce la función de la parentalidad.
Parece más importante que el adulto reconozca y responda a la masculinidad o feminidad del niño/a y la incorporación por parte del niño de una relación más que de una figura. De modo que cuando un niño se identifica con su madre internaliza como núcleo de su identidad la relación que ella tiene con él como persona de otro sexo. Es decir, la identidad ya sea masculina/femenina es mayormente construida a partir de la identificación con las actitudes conscientes e inconscientes del adulto hacia su masculinidad/feminidad.
Filiación
La base de la filiación surge de la unión legitimada, de la imposición de un nombre, es la filiación legal, íntimamente ligada a la filiación biológica o genética, que a su vez, podría confluir en el logro esperable de la filiación psíquica y afectiva.
Esta devendrá del deseo del hijo, del afecto amoroso y de las investiduras por parte de una pareja suficientemente estable y coherente que pueda constituir los vínculos parento-filiales y de grupo familiar, a la par que pueda transmitir, en el momento adecuado su origen biológico/genético. Es una posición de transparencia ante el origen de los hijos, clave para la construcción de la filiación.
Es central para la constitución de la psicosexualidad del niño, el conocimiento que brinde la pareja homoparental con respecto a la existencia de los dos sexos y sus funciones.
En el niño transcurrirán, con su propia singularidad y la que adquiera la pareja en cuanto a roles y funciones, las configuraciones edípicas y las vicisitudes identificatorias en relación a los padres o madres, amigos, abuelos, etc.
La filiación se verá enriquecida con una mayor apertura de la familia a parientes próximos y/o amigos.
Otra de las preocupaciones y cuestionamientos es la elección sexual de objeto de los niños que crecen en una familia homoparental. A pesar de lo anteriormente expuesto, parece importante y son de gran ayuda las investigaciones que se han hecho en este sentido.
Un estudio realizado en Francia (2002), por Stéphane Nadaud, llamado “Aproximación psicológica y comportamental de los niños que viven en un medio homoparental”, realizado a 58 niños criados por padres homosexuales, arrojó resultados interesantes: Según este estudio, los niños educados por padres homosexuales no hacen necesariamente elecciones de objeto de la misma naturaleza que sus padres.
Algunas posturas al respecto
La Asociación Estadounidense de Psicología, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, la Asociación Psicológica Canadiense, La Asociación Psicológica Australiana, entre otras, se han declarado a favor del reconocimiento de derechos a padres del mismo sexo.
De acuerdo con la Asociación Estadounidense de Psicología:
No existe evidencia alguna de que la buena parentalidad esté relacionada con la orientación sexual de los padres, ya que padres homosexuales son capaces del mismo modo que los heterosexuales de proveer ambientes sanos para sus hijos.
Los estudios e investigaciones han probado que la adaptación, desarrollo y bienestar psicológico de los niños no está relacionado a la orientación sexual de los padres.
Los resultados de algunos estudios sugieren que las habilidades como progenitores de madres lesbianas y padres gays pueden ser superiores a los de progenitores heterosexuales equivalentes.
Conclusiones
Como vimos, el tema de la homoparentalidad desafía el concepto de parentalidad tradicional. Pero también la experiencia clínica nos enseña que dicha parentalidad está muy lejos de ser la ideal, lo que nos sugiere que va mucho más allá del sexo de los progenitores.
Si fuera así, cualquier forma de paternidad que escape al modelo tradicional traería consigo perturbaciones psicosexuales y estudios realizados han demostrado lo contrario.
Desde mi punto de vista, la paternidad va más allá de ello. Va acompañada de la capacidad del ser humano de libidinizar a un semejante, de construir vínculos filiales y parentales significativos e investiduras y afectos amorosos.
Se trata de construir una familia interna suficientemente satisfactoria para el desarrollo simbólico del niño.
 
Bibliografía

  • APA Policy Statement on Sexual Orientation, Parents & Children, American Psychological Association, July 28 & 30, 2004.
  • Freud, S. (1923) “El yo y el ello”. En: Obras completas, Tomo II, Cap III, Madrid, Biblioteca Nueva.
  • Freud, S. (1923) “Tres ensayos sobre la teoría sexual”. En Obras completas, Tomo I, Madrid, Biblioteca Nueva.
  • Heineman, T. (2004) Reconstructing Edipus? Considerations of the Psychosexual Development of Boys of Lesbian Parents. En :Motherhood in the XXst Century, London, Karnac.
  • Rotenberg, E. (2000) Homoparentalidades. Nuevas Familias. Buenos Aires. Lugar Editorial