ITPor: Julio Cesar Paredes
Hace tiempo atendí a un adolescente el cual fue traído por su padre debido a que el chico presentaba conductas como el mentir, hacer pelear a sus compañeros, le gustaba exhibirse y jactarse de ser mejor que los demás y justo en ese momento tenía problemas por inventar una historia donde él estaba envuelto en el narcotráfico, robaba dinero del padre y era grosero con su hermano. Es de lamentar que la psicoterapia no duró mucho tiempo, Juan no resistió el irse confrontando consigo mismo “lo que me dices me duele, ya no quiero venir”, esa fue la última frase que me dijo. Sin embargo, durante su proceso, Juan contaba en ocasiones cuánto le gustaba la película de Stephen King “It” (“Eso” en su título en español).
Hablaba de la película y cuanto le gustaba, le gustaba el personaje, al contrario de otros niños que al ver la película quedaban horrorizados, él la veía varias veces y le fascinaba. En ese momento carecía de muchas herramientas y conocimientos para aprovechar tan fructuoso material, pero siempre quedaron en mi mente las preguntas ¿qué es lo que le gustaba tanto de dicha película? ¿por qué mientras hay niños que tienen pesadillas con el temible payaso él estaba encantado con las fechorías de este personaje?.
Bruno Bettelheim en su libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas (2013) explica que los cuentos de hadas le sirven al niño para organizar su mundo interno, buscan que el cuento se repita una y otra vez dado que en el cuento se ven reflejados sus conflictos internos, al escucharlo una y otra vez son capaces de identificar sus propias pulsiones y hallan en ellos una solución a los deseos que pueden sentir peligrosos. ¿Pudiera ser que lo mismo suceda con las películas de terror?
Creo que es indispensable definir tres respuestas distintas que podemos tener ante una situación de angustia, tales estados son: el miedo, el temor y el terror. El miedo “tiene carácter intencional (…) refiere siempre a “algo” limitado, circunscripto, concreto, identificable como un determinado objeto” (Sauri, 2004). El miedo surge ante una amenaza inmediata, nos da miedo lo que el objeto frente a nosotros puede llegar a hacer, su angustia, podríamos decir, es más “real”, el miedo aparece ante la posibilidad de un daño objetivo por parte del objeto.
Por otro lado el temor “va unido al desnivel de una vinculación donde uno de los entes en juego detenta el Poder (…) uno de los participantes es tan radicalmente diferente al otro que solo puede vivirse y nombrarse como lo Absolutamente Otro” (Sauri, 2004). El temor surge debido a la diferencia entre uno y lo otro y ese otro siempre detenta un poder, una capacidad, una agresividad mucho mayor que la que uno puede poseer. Ese otro genera temor porque es capaz de hacernos sentir inseguros, es la posibilidad de ser sometidos, la angustia que despierta la desigualdad y la incertidumbre nos lleva a sentir temor.
Por último tenemos el terror que se caracteriza por dejar “en suspenso toda denominación precisa (…) es incapaz de hacer surgir la seguridad propia al hecho de nombrar algo; por el contrario, consagra la imposibilidad de hacerlo y se queda en el intento de denotar” (Sauri, 2004). Lo innombrable, lo que en términos de Lacan sería aquello que no puede hacerse simbólico, el terror surge del desconocimiento, de la incapacidad de proporcionar una explicación, es aquello que por más que queramos apalabrar no es posible hacerlo. Ante un objeto que provoca terror podemos poner nombre al objeto, pero ese nombre no denota, no representa al objeto en sí, surge una distancia entre el objeto y el nombre de porta.
Considero que para comprender las fantasías que se despiertan a través del cine de terror es necesario tener en cuenta esta definición de terror y también la concepción que Freud nos proporciona acerca de lo ominoso. Para Freud (2012) lo ominoso “no es efectivamente algo nuevo o ajeno, sino algo familiar de antiguo a la vida anímica, sólo enajenado de ella por el proceso de la represión” (p. 241). Aunque parezca que ambos acercamientos pueden diferir entre ellos hay que aclarar que el objeto que produce terror y que tiene la cualidad de desconocido, puede ser entendido que es desconocido por hallarse reprimido.
Esta noción de lo ominoso es de suma importancia, ya que dirige la atención hacía la vida interna de cada uno de nosotros y de los múltiples objetos que con el paso del tiempo y el desarrollo, de pasar de la posición esquizoparanoide a la posición depresiva, quedan enterrados en nuestro inconsciente.
Este paso de una posición a otra es posible gracias a la integración de los objetos, de abandonar los objetos parciales formados por la escisión a formar objetos totales que estarán marcados por la represión. Las fantasías en el cine de terror y lo ominoso hallan su punto de encuentro en aquellos elementos que durante la infancia tuvieron una carga agresiva intensa.
La agresividad dirigida a un objeto tiene como resultado un uso más frecuente de la escisión, en otras palabras, a mayor agresión mayor escisión; es necesario separar las partes buenas de las malas para poder proteger a las primeras. ¿Por qué es necesario hacer esta aclaración? Porque es la intensidad de la escisión lo que determina qué tan bien se puede llevar a cabo la represión, es un proceso previo, y así como de escindidos se encuentren los objetos así de distantes se hallaran de la consciencia, la distancia entre lo inconsciente y lo consciente, entre lo accesible y lo desconocido, entre la seguridad y lo ominoso.
Tras esta disertación teórica he aquí lo que postulo: cuando una persona mira una y otra vez una película de terror es debido a que ha surgido alguna identificación proyectiva, ya sea con un personaje o una situación. Esta identificación consiste en algún dilema del mundo interno que puede haberse resuelto, pero que posee aún fuerza y se halla reprimido, corresponde a las etapas más tempranas del desarrollo. La película de terror moviliza al sujeto de la posición depresiva a la posición esquizoparanoide y las ansiedades tempranas se hallan estimuladas.
El mundo de las películas de terror es un mundo lleno de objetos parciales que se proyectan e introyectan de manera constante, donde el superyó se encuentra en un estado primitivo y tiene un carácter persecutorio que con frecuencia estará asociado al “malo” o al “mal” que se presenta en la obra, así ansiedades tempranas se ven reconocidas y se busca la solución por medio de la repetición. Son estas situaciones tempranas junto con sus objetos reprimidos lo que proporcionan el carácter de terrorífico u ominoso a la película.
Así como en los niños es necesario poner atención a que el cuento que repiten incesantemente se torne productivo, es decir, que en verdad este cumpliendo con su labor elaborativa, también hay que tener en cuenta que el repetir una película de terror varias veces puede surgir de este intento de dominio o en un caso distinto esta se observe con una actitud contrafóbica, defensa que al final impedirá cualquier elaboración del material.
Por los datos que poseo el probable que este haya sido el caso de Juan, Juan sin amor y agresivo que se defendía de su propia agresión proyectada en el payaso, tal vez tratando de convencerse de que no importaba cuán agresivo y cuánto daño hiciera él, al final ese mal podía ser destruido, dejando tras de sí a los objetos buenos y fuertes. Otro elemento que Juan pudiera querer elaborar por medio de la película es la imagen materna representada por el payaso, una madre que él la vivía como odiosa en ocasiones, mientras que en otras era una madre amada, y la única solución para acabar con esta madre es crecer, separarse de ella y aniquilarla.
Para fundamentar este punto a continuación quiero presentar un pequeño análisis de algunos de los elementos de la posición esquizoparanoide que mencione hace unos momentos y cómo se encuentran plasmados en las películas de terror. Iniciemos por la película de Juan.
 
“It” (“Eso”) 1990

  • Hay que considerar en primer plano la doble identidad del payaso. Por un lado tenemos a un ser que se caracteriza por tener una apariencia cómica, a fin de cuentas es un payaso, un personaje que tiene la tarea de entretener y hacer reír a los niños. En oposición se encuentra su naturaleza sádica y omnipotente, se transforma en un ente con la capacidad de arrebatar la vida en el momento en que él lo desee. En este punto estaríamos hablando de la naturaleza escindida de los objetos, uno bueno y uno malo, no son uno mismo, sino que se transforman de uno en otro, pasa de ser bueno a ser malo, el payaso nos sonríe para después mostrarnos una boca llena de afilados dientes que nos devora.
  • Así como en la posición esquizoparanoide las pulsiones tienen gran movilidad, haciéndose presentes en lo oral, lo anal, lo visual, los orines o las heces, el payaso “Eso” posee esta misma movilidad. Es capaz de devorar, se mueve por las cloacas (nosotros también tenemos una, hay que recordar eso), cambia de apariencia (la imagen especular no está establecida), posee una alta capacidad de movimiento y un factor sorpresa, ya que así de sorpresivas son las pulsiones y reacciones fisiológicas en el niño.
  • Aunque pareciera que el payaso asesino elimina niños de manera azarosa, sería un error quedarnos con esta concepción. “Eso” asesina sólo a aquellos niños que han desobedecido una regla u orden, mata al niño que sale a la lluvia, al que sale a jugar, al que entra en lugares prohibidos. He aquí su papel de superyó primitivo, rígido, persecutorio, un superyó que no perdona la más mínima fechoría.
  • Su papel de entidad superyoica no se limita a estos casos, el payaso también castiga la sexualidad y las fantasías. Castiga el temprano despertar sexual, castiga el incesto, castiga las fantasías parricidas y las fantasías sádicas. En él estan representados los padres sádicos y vengativos.
  • Aunque ya lo mencione “Eso” también es representante de la madre contenedora de los pechos, penes y posibles bebes, esto se puede apreciar en su forma arácnida, siendo la araña un insecto capaz de poner cientos de huevecillos a la vez, un insecto al cual le puedes cortar todas las patas y puede seguir con vida, pareciera inmortal y recordarnos a la madre fálica.
  • Curiosamente nuestro payaso tiene nombre, Pennywise, pero siguiendo la línea de Sauri acerca del terror ese nombre no denota al objeto, su nombre le es ajeno, dado que es un ente mutable, sin una apariencia establecida, no hay otra forma de denominarle más que “Eso”… porque eso es inconcebible, irreconocible.

 
“Child’s Play” (“Chucky el muñeco diabólico) 1988

  • Aunque el resultado es el mismo, el que el muñeco diabólico sea un ser terrorífico puede ser explicado por vías distintas. En primer lugar hay que considerar que el muñeco es prácticamente del tamaño de un niño, surge así un envase apropiado para la identificación proyectiva, Chucky ocupa el lugar en ese momento de la representación de los deseos sádicos que los niños poseen en sí desde un inicio. Otra explicación puede ser dada desde el punto de vista donde el muñeco es el representante de los bebes futuros o de los hermanos reales o fantaseados a los cuales se ha atacado en la fantasía y que ahora en retaliación atacan al niño protagonista de la película, niño con el cual el espectador puede identificarse.
  • En la película podemos observar la ausencia del padre y el muñeco esta poseído por el espíritu de un hombre adulto, entendido de esta manera puede considerarse que el muñeco es el medio de retaliación paterno que surge de los ataques realizados contra él en un esfuerzo del niño por poseer por completo a la madre.
  • Es claro que con base en las observaciones anteriores el muñeco asesino es la materialización del superyó persecutorio. La hipótesis de ser un representante paterno se vería clarificada en este papel y en el arma preferida de Chucky: un gran cuchillo con el cual corta y penetra a sus víctimas. A final de cuentas no hay tarea más importante para el papá que cortar la relación entre madre e hijo.
  • A pesar de su tamaño y sus pequeñas proporciones el muñeco demuestra tener la misma fuerza, e incluso mayor, que los personajes adultos en la película. De igual manera parece invulnerable es un ser omnipotente como los padres que el infante, hasta el momento, ha introyectado.
  • Otra característica del muñeco es que con el paso del tiempo se va tornando humano, es sólo en este momento donde puede ser eliminado. La única forma de acabar con el padre omnipotente es que sus características se integren y se viva como un ser humano común y corriente.

Género Slasher: “Friday the 13th” (“Viernes 13”) 1980; “Halloween” (“Halloween”) 1978

  • Lo primero que sale a relucir en ambas películas es la ausencia de un rostro. Tanto Jason como Michael Myers usan máscaras, el primero puede ser recordado por su famosa máscara de hockey, mientras que el segundo usa una máscara blanca completamente inexpresiva. Esta ausencia de rostro remite a etapas tempranas del desarrollo en las cuales el contacto visual juega un papel importante en la formación del yo, hablo del estadio del espejo según Lacan o al proceso de reconocimiento facial de Spitz. Ante un rostro que nada devuelve, que mira y no mira a la vez, el niño no tiene forma de re-conocerse, impide que se desarrolle una imagen corporal así como la falta de significante, se forma un vacío, este queda ejemplificado en la descripción del rostro de Michael Myers donde lo único reconocible de él son un par de ojos, oscuros, donde sólo puede residir la maldad.
  • La ausencia de rostro también activa la angustia que el niño puede sentir ante la falta de reflejo de sus acciones. Esta ausencia de respuesta por parte del otro instauran en su mente la pregunta eterna acerca del deseo del Otro.
  • Ambos protagonistas comparten otro rasgo: el castigo por lo sexual. Estos asesinos castigan a aquellos que realizan el acto sexual, sin embargo no lo castigan por ser impuro, sino porque es la relación sexual la que los separa de su objeto de amor, que en el caso de ambos es la hermana que cumplía la función materna. Se entiende entonces que el homicidio es una manifestación de las fantasías sádicas que se dirigen a los padres dada su unión, se castiga la exclusión que siente el niño de la pareja parental.
  • La mayor sensación ominosa de estos personajes proviene una vez más de la omnipotencia y la inmortalidad. Son seres indestructibles y que con creces rebasan la fuerza de un ser humano común, comunican la impotencia que siente y sufre el niño ante el cuerpo y la fuerza de los padres quienes son vividos como seres todo poderosos, protectores y destructores.

 
Género posesión demoniaca: “The exorcist” (“El exorcista”) 1973; “The exorcism of Emily Rose” (“El exorcismo de Emily Rose) 2005; “The possession (“Posesión satánica”) 2012.

  • Si algo es notable en este género de películas de terror es que la víctima de la posesión demoníaca siempre es del género femenino. Sin duda hay películas donde un hombre es la víctima de la posesión, sin embargo son los menos de los casos, en general las mujeres son las “poseíbles”. Esta particularidad surge de la misma constitución física, es decir, fisiológicamente las mujeres poseen un órgano que es capaz de contener otro cuerpo: el útero. Es en la película “The possession” en la cual se le da más énfasis a este órgano por medio del desplazamiento a “la caja” con la cual está obsesionada la niña de la película: “No toques mi caja”, “mi caja es sólo mía”, “lo que está dentro de mi caja nadie lo puede tener” son algunas de las alusiones que se realizan en este largometraje.
  • La fantasía de introyectar todos los objetos malos y que estos objetos sean los que rijan el mundo interno son el modelo que siguen las películas del género posesión demoníaca, la envidia que pueden sentir las niñas hacía la madre poseedora de todos los objetos se revive por medio de esta temática, y es que hay que recordar que la envidia busca poseer los objetos buenos que le pertenecen a otra persona, se les ataca para destruirlos y por medio de la introyección busca hacerse de ellos, arrebatarlos, sin embargo una vez poseídos se transforman en objetos internos persecutorios.
  • Un tema que siempre se encuentra en el fondo de estas películas es la sexualidad. Tanto Regan como Emily, protagonista de la película “The possession”, provienen de hogares donde hace falta un padre, en ambos casos los padres están divorciados, es posible que en ambas se despierten fantasías incestuosas que el superyó primitivo busca castigar y el castigo siempre es corporal, ya sea apuñalando la vagina con un crucifijo (un objeto fálico con denominación de bondad se transforma en un pene dañino) o por la invasión del cuerpo por un ente extraño que se encarga de destruir internamente.
  • En el caso de la película de Emily Rose no existe la condición de divorcio, pero sí hay una separación de los padres, de una casa donde no hay otro hombre más que el progenitor y la llegada a un mundo donde la sexualidad queda al descubierto y las posibilidades de cumplir las fantasías incestuosas pueden tomar gran intensidad. Esto tiene como resultado la deformación corporal y la anorexia que presenta el personaje negando cualquier posibilidad de ejercer una sexualidad normal.

Es claro que las fantasías que se ponen en juego durante las películas de terror pueden ser mucho más variadas y confrontar con muchas otras vivencias infantiles y la riqueza en el material que nos aportan puede ser abundante.
A pesar de todo este recorrido queda una incógnita aún más por responder la cual es: ¿por qué este género de películas puede ayudar a la resolución de conflictos infantiles? La respuesta radica en el mismo final de las películas, ya que como los cuentos de hadas, no importa el mal que se presente, no importa lo terrorífico, horroroso, espantoso o terrible que sea un mal, siempre se puede resolver por medio de un acto reparatorio, donde se sane al objeto agredido y se le restablezcan sus partes dañadas.
Así que cuando veamos una película de terror y nos espantemos, sintamos que no tiene sentido, que nos provoca aburrimiento o sueño hay que recordar que estas son reacciones que provienen de aquellas lejanas situaciones, de aquellos ancestrales objetos, de aquellas viejas fantasías que de niños nos angustiaban y que una vez más se asoman, nos llaman, nos invitan a mirar una vez hacía el abismo, a nuestra propia obscuridad.
 
 
Bibliografía.

  • Bettelheim, Bruno (2014), Psicoanálisis de los cuentos de hadas, México: Critica.
  • Klein, Melanie (2009), Notas sobre algunos mecanismos esquizoides en Envidia y gratitud y otros trabajos, México: Paidós México.
  • Klein, Melanie (2009), Sobre la identificación en Envidia y gratitud y otros trabajos, México: Paidós México.
  • Klein, Melanie (2009), Sobre el desarrollo del funcionamiento mental en Envidia y gratitud y otros trabajos, México: Paidós México
  • Sauri, Jorge (2004), El conjunto miedo, temor y terror en Las fobias, Buenos Aires: Nueva visión.

 
Imagen: Película “It”
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