El Vínculo en el embarazo
Autor: Karen Eskenazi
 
Brazelton menciona que en el momento del nacimiento se juntan tres bebés. El hijo imaginario de sus sueños y fantasías, y el feto invisible pero real, se fusionan con el recién nacido real, que ahora puede ver, oír y tomar en sus brazos. El vínculo con el recién nacido se construye sobre relaciones previas con un hijo imaginario y con el feto en desarrollo, que ha formado parte de su mundo durante nueve meses.
 
Las fuerzas biológicas, ambientales que llevan a las personas a desear un hijo y las fantasías que estos suscitan, pueden considerarse como la prehistoria del vínculo. Más adelante durante el embarazo, hay una progresión de etapas que se podrian describir como la etapa inicial del vínculo.
 
El embarazo de cada mujer refleja toda su vida previa a la concepción. Las experiencias con su propia madre, padre , el triángulo edípico y la separación con su progenitores influye en su adaptación a este nuevo rol. Ciertas necesidades insatisfechas de la niñez y la adolescencia, son parte del deseo de quedar embarazada.
 
El deseo de una mujer de tener un hijo es motivo de distintos impulsos.
1.- La identificación: La niña aprenderá por imitación cómo se comportan las figuras maternas, las personas que la rodean le reforzaran y fortaleceran su identificación inconsciente con la madre. Y también a partir de sus propias vivencias de ser mecida, abrazada, etc. (a partir de su segundo año de vida juega con sus muñecas). A medida que su necesidad de independencia se alterna con su deseo de ser tratada como un bebé, la niña representa cada uno de estos roles: madre independiente y bebé desvalido.
Más adelatnte expresará la ambivalencia de su identidad en desarrollo, en cierto momento  el “bebé bueno” que ella quiere ser, y en otros “bebé malo” que también quiere ser. El juego con el bebé pone en evidencia que la niña está incorporando partes importantes de su madre.
 
2.- El deseo de ser completa y omnipotente: Entre los motivos narcisistas que fomentan el deseo de tener un hijo, se cuentan el deseo de conservar una imagen idealizada de una mujer completa y omnipotente. El embarazo ofrece ofrece una oportunidad de ser plena, de ser completa, y experimentar su cuerpo como potente y productivo.
El deseo narcisista de completarse una misma a través de un hijo es más diferenciado; la madre contemplará al hijo como una extensión de su sí-mismo; la niña realza su imagen corporal.
 
3.- Deseo de fusión y unidad con otro: Junto con el deseo de ser completa está a fantasía de la simbiosis, fusión de una misma con el hijo. Y ju to con este deseo está el deseo de volver a la unidad con la propia madre.
 
4.- El deseo de reflejarse en el hijo: Uno tiende a amar su propia imagen reproducida. El deseo de tener un hijo incluirá la esperanza de que ella habrá de duplicarse, ésta mantiene viva una sensación de inmortalidad.
El término reflejar se emplea para describir una función de la madre, proporcionarle al bebé una imagen de su propio sí-mismo, los bebés ven en el rostro de su madre los efectos de su propia conducta, aprendiendo así algo sobre ellos mismos. (Winnicott, 1958)
 
5.- Cumplimiento de ideales y oportunidades perdidas: Los padres imaginan que su futuro hijo tendrá éxito en todo aquello en que ellos fracasaron. El hijo imaginario entraña el ideal del yo del progenitor. El hijo no solamente es una extensión del cuerpo de la madre, sino una extensión de lo que Kohut (1977) denominó la autoimagen grandiosa de ella. El hijo de fantasía, debe ser perfecto. Estos deseos ayudan a la madre a prepararse para el vínculo, debe ver a su hijo como algo único.
Después del parto, la madre debe dejar todas sus necesidades narcisistas para depositarlas en el bebé.
 
6.- Deseo de renovar viejas relaciones: En una situación de análisis, diríamos que el futuro hijo es objeto de transferencia, los sentimientos y relaciones inconscientes de los padres serán transferidos al hijo (reparador).
 
7.- La oportunidad de reemplazar y separarse de la propia madre: Una forma de doble identificación. Se identificará con su propia madre y con su feto, y así representará y elaborará los roles y atributos tanto de la madre como del bebé. Ahora estará a la altura de su todapoderosa madre, trastocando su sometimiento a ella y su sensación de inferioridad en la rivalidad edípica. Incluye un deseo de restaurar imágenes de la madre, a la que la mujer siente haber dañado debido a su envidia.
 
Fantasías y realidades durante el embarazo y la maternidad.
Uno de los principales rasgos que se encuentran en análisis de embarazadas es la reemergencia de fantasías previamente reprimidas.
Se reviven conflictos de etapas anteriores del desarrollo, las cuales la persona debe lograr una posición adaptativa dentro de su mundo interno y  el mundo de los objetos externos. Así mismo un equilibrio estable entre sus fantasías inconscientes, sueños diurnos, sus deseos y la realidad de su relación consigo misma, con su pareja y su hijo.
 
Aunque el niño es una extensión de la representación del self de la madre y de su pareja sexual, tiene que ser visto como un individuo separado. Cuando el bebé se mueve la madre se retira del mundo externo para meterse en su mundo interno sin importarle el tiempo.
 
El embarazo es el punto de prueba de la relación madre.hija. La embarazada debe de tomar el rol de madre para su hijo, mientras tiene que seguir siendo una hija para su madre. Se despiertan tempranas identificaciones con su propia madre.
Pueden aparecer identificaciones con el feto, como si ella estuviera siendo concebida en fantasía, como si fuera un bebé por nacer.
 
En la situación analítica el material del embarazo puede ser suprimido y negado, como si exponer al bebé ante el analista implicara cierto peligro.
 
Hasta en las pacientes mas racionales pueden ocurrir fantasías en donde el feto puede ser potencialmente dañino o bien una criatura devoradora. Pueden aparecer ansiedades fóbicas (no comer ciertas cosas, o dejar de hacer actividades por miedo a dañar al bebé), aunque no exista una explicación racional para eso. La racionalidad aquí no tiene ningún valor, hasta la mujer más racional entra en el mundo mágico infantil.
 
Las fantasías del embarazo y hasta las dificultades del parto son reprimidas y olvidadas. En algunas pacientes se observan desviaciones de la normalidad, como rasgos patológicos en las relaciones tempranas madre-hijo, Esto se debe en parte a que las fantasías continuan siendo actuadas en vez de haber sido reprimidas; o  por otra parte, a conflictos pasados no resueltos. Se puede dar una escisión de diferentes aspectos de la representación del self, que tienen la apariencia de síntomas de despersonalización.
 
La mujer idealmente debe lograr en el embarazo y la maternidad una integración de la realidad con la fantasías inconscientes, sus sueños diurnos y sus deseos.
 
Conclusiones:
El analista debe de estar pendiente del cambio en el vínculo por la entrada de un tercero al consultorio, tenerlo como material a interpretar.
La paciente, al depositar mayor cantidad de energía en su embarazo, puede desconectarse de su proceso analítico. Incluso algunos autores se cuestionan acerca de la analizabilidad de este tipo de pacientes.
Me pregunto ¿qué sucede con la contratransferencia?
 
Bibliografía:
– Brazelton, T. “La relación más temprana”. Paidós, España 1990.
– “Some considerations of the psychological process in pregnacy”. Grete L. Bibring
– “Pregnacy and Motherhood, Interaction between fantasy and reality”.Dinora Pines.
– “Pregnacy during analysis” . Marianne Goldberger, M.D
 
IMAGEN: sxc / bsilder