¿Cómo explicarle a tu hijo el concepto de la muerte y la falta de un ser querido?

Mtra. Paola Hamui Amkie                                                               
Psicoanalista
Sociedad Psicoanalítica de México
paolahamuiamkie@gmail.com

 

La muerte es parte de la vida, todos incluyendo los niños somos conscientes de ello; sin embargo, no es hasta que se presenta la muerte de un ser querido, cuando nos cuestionamos cómo explicárselos a los más pequeños. 

Lo cierto es que deberíamos hablar de la muerte de la manera más natural posible cuando surja la ocasión: cuando veamos un animal muerto o cuando muera alguien en una película o en nuestro entorno.

Hablar de ello sin la presencia de emociones intensas porque hablamos de algo que no nos toca de muy cerca, puede resultar más fácil que hacerlo cuando muere alguien querido.

Es una triste realidad que la muerte nos alcanzará a todos. Por mucho que queramos proteger a nuestros hijos de este dolor, no podemos hacerlo para siempre. 

Es ideal hablar de la muerte cuando no tienen una pérdida cercana, pero si no lo hicimos en su momento, frente a la pérdida debemos hablarlo. Aunque hablar de ello no resuelve la falta, sin embargo, darle palabras al dolor y expresar lo que sentimos puede ayudarnos a sobrellevar de mejor manera la pérdida, así como a quitar tabúes y ayudar a los niños a entender el significado de la muerte.

Lo primero que hay que saber al enfrentar temas difíciles con los niños como lo es la muerte, es que siempre se debe de hablar con la verdad, ésta siempre resulta más fácil de manejar y evita que los pequeños se formen fantasías que en ocasiones son mucho más terribles que la misma realidad.

A veces hay padres que piensan que si no lo hablan el niño no lo va a “sufrir” sin embargo el niño ve y percibe que algo les pasa a sus padres y gente cercana hablarlo tranquiliza, aunque cause tristeza.

Es importante explicarle al niño lo que sucede, siempre en sus palabras, con explicaciones claras y concretas (evitando detalles innecesarios). Es importante adaptarse a la edad del niño. Un niño sólo puede absorber cantidades limitadas de información por lo que las explicaciones deben de ser claras y sencillas.

  • Los niños hasta la edad de 6 años, no entienden realmente el significado completo de la muerte, especialmente su carácter definitivo y universal.
  • Los niños entre 6 y 8 años comienzan a entender lo definitivo de la muerte.
  • A partir de los 9 y 10 y hasta la adolescencia comienzan a darse cuenta de que la muerte es irreversible e inevitable.

Para hablar de la muerte es preciso explicarles a los pequeños (con lenguaje sencillo y adecuado a su edad) qué quiere decir morir… Se puede explicar que es cuando una persona deja de tener vida, deja de respirar (comer, dormir, hablar, no piensan, no sienten y sobre todo dejan de estar) y ya no la vemos más. (Dr. Earl A Grollman en su libro Explaining death to children).

Por lo tanto, ante la muerte de alguien querido:

  • Hay que decirles que ése ser querido que murió ya no le vamos a ver, que tenemos su recuerdo y la fortuna de haber vivido momentos lindos en su compañía. 
  • Al hablarles de muerte a los pequeños también influyen nuestras propias creencias, sentimientos, historia y experiencias.

No hablar del asunto envía al niño un mensaje equivocado, en primer lugar, no entiende qué sucede, al ver a los padres tristes, y no recibir explicación alguna le confunde, por lo que es importante que los padres no oculten su pena frente al pequeño, él igual percibe que algo sucede. Las ideas equivocadas o el no hablar de la muerte de un ser querido puede generar angustia y a la larga dificultades en el pequeño. 

Es importante explicarles que están tristes y que cuando alguien muere a veces la gente llora, y llorar cuando se está triste está bien; validar las emociones propias ayuda al niño a expresar las suyas con mayor confianza. El niño sabe y siente que algo ocurre, la comunicación y la verdad le ayudan a gestionar sus emociones y las de los demás.

Explicar con opiniones filosóficas y religiosas de cada familia relacionadas con la muerte, ayuda a aceptar y ver la muerte como algo natural.  

Es importante ser muy claros y cuidar el lenguaje: mantenerlo sencillo y adecuado (ya  que hay que recordar que los niños son concretos). “El descanso eterno” puede llevarlos a pensar que están durmiendo (entonces el dormir, o que alguien duerma, se convertirá en algo que le angustie), el “se fue al cielo”, o “se marchó” etc. debe de ir siempre acompañado de lo que acabamos de decir sobre qué es la muerte (ya no lo verás más).

Es importante hablar de la persona que murió, aunque se esté triste, y den ganas de llorar, es mejor explicar a los niños que tras la muerte de un ser querido el recordar a pesar de causar tristeza está bien, se les puede decir, por ejemplo: “Algunas veces al hablar de su padre me salen lágrimas porque lo extraño mucho, pero me gusta pensar en él y hablar de él, ¿A ustedes no?”.

Por otra parte es importante aclarar la causa de la muerte, pudiera ser por la edad, en éste caso acompañar la explicación diciendo que la persona vivió una larga vida y que así sucede después de vivir por tantos años. En el caso de enfermedad, aunque sea el COVID-19, aclarar que es algo que le sucedió a esa persona y no todos mueren aunque se contagien, aclarar que el virus es más peligroso en personas muy muy mayores, o con un sistema inmune más débil (explicarle que los soldaditos que defienden al cuerpo del virus no eran muy fuertes) o con otras enfermedades y que en realidad la mayoría de las personas se curan. Los niños al perder un ser querido temen que esto mismo le suceda a otro ser querido o a ellos mismos, y a veces no lo ponen en palabras, por lo que en este punto hay que ser especialmente claros. Si muere por enfermedad de coronavirus aclarar que no toda la gente que se enferma muere, explicarles que quizá a su ser querido le pasó pero que la gran mayoría de las personas que se contagia se cura y que no todos fallecen (esto para que no se asusten si enferman, o enferma otro ser querido). 

Frente a la muerte generalmente nos confrontamos con el miedo a la propia muerte por lo que hay que bajar la angustia aclarando que no es algo que nos va a pasar a nosotros, es importante tranquilizarlos.

Frente a la muerte los niños se preguntan por sus padres o personas cercanas “¿tú también te morirás?”. Quizás sean demasiado pequeños para comprender que la muerte es permanente, pero lo que realmente les asusta es quedarse “solos”. Es una buena idea confirmarlo, preguntándoles: “¿Te preocupa que no pueda cuidarte?”. Si esa es su preocupación, podemos tranquilizarles diciendo: “probablemente no muera en mucho, mucho tiempo, así que estaré aquí todo el tiempo que me necesites”. Un niño mayor podría necesitar más consuelo y se le puede decir: “si muriera, hay muchas personas que se ocuparían de ti, como la tía y el tío, no estarías sólo”.

Ante una pérdida, saber que al igual que los adultos, el niño pasa también por un proceso de duelo; por lo que es importante el contacto físico, abrazarlos, que los niños sientan que no están solos y que se sientan seguros, que usted, aunque esté triste podrá cuidarlos.

Es de suma importancia brindarles un espacio para que se expresen, si al pequeño le cuesta trabajo hacerlo verbalmente el juego, el dibujo, escribir cuentos o cartas y en general las actividades artísticas son siempre grandes herramientas, compartir las emociones ayuda a que el pequeño no se sienta sólo y que sepa que usted al igual que él extraña al ser que falleció. Al igual que el niño necesita expresar sus sentimientos de dolor frente a la pérdida aparecen de la mano sentimientos de mucho enojo, temor, culpa e inseguridad por lo que es importante permitirle al niño expresarse y validarle lo que siente, no descartar ni ridiculizar ningún sentimiento, escucharlo para reconfortarlo y aclararle que es normal que se sienta enojado, triste así como explicarle que la ausencia no es culpa suya y asegurarle que usted estará a su lado aunque aquel ser querido se haya ido ya. 

Todas las emociones son válidas, nunca niegue de ninguna manera la relación amorosa del niño con el muerto. 

Vivir la pérdida de un ser amado puede ser una época difícil para todos en la familia. pero este tipo de trauma emocional puede tener aspectos positivos y de madurez para sus hijos siempre y cuando se cubran las necesidades básicas como:

– La necesidad de no exclusión, así como de información clara y adecuada a la edad.

– La necesidad de seguridad y amor.

– La necesidad de recordar. 

– La necesidad de saber que todas las personas que enfrentan la pérdida de un ser amado se sienten tristes.

-La necesidad de expresar todos los sentimientos sin temor a burlas o reprimendas.

Finalmente es importante saber que si usted siente que requiere de alguna asesoría, apoyo o ayuda, siempre hay profesionales de la salud que le pueden orientar.   

 

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS: 

Dr. Earl A Grollman “Explaining death to children”

Licia Bravo Robles “Cómo hablar de la muerte a los niños“.

Elizabeth Kubler Ross “Los niños y la muerte”